3.- ¿Cuál es el vínculo entre intelectuales y política en la Argentina? ¿Puede modificarse ese vínculo?
Los intelectuales en todas partes del mundo están metidos en la política. Esas preguntas tendrían que ser más bien: 1) la muy clásica pregunta de la relación entre intelectuales y Peronismo y 2) la relación entre intelectuales y lo que me gustaría llamar el “sistema de partidos” argentinos pero que en realidad es el espacio político argentino tal como es estructurado (¡y lo es!).
Sobre lo primero, se ha escrito mucho y no creo que tenga mucho que añadir –en todo caso para un público argentino-. Pero volviendo a la pregunta anterior, lo llamativo en la Argentina es el corte entre los intelectuales establecidos y la orientación política general de los sectores obreros. En los países que conozco, esta convergencia se da a travís de lo que se llama diversamente “izquierda”, “progresismo”, “socialdemocracia”, “democracia participativa”, etc.
De un cierto modo, el viejo Laborismo inglés de izquierda no era peronista precisamente por la presencia “masiva” de los intelectuales de izquierda dentro del partido, así que no había mucha ocasión para la gente en política de bailar sobre las mesas de los pubs o de meter metáforas futbolísticas.
Hay que decir que en la Argentina se intentaron prácticamente todas las alternativas lógicas para cambiar esta situación –y sin resultados-. Se intentó, incluso desde el centro-izquierda, “desperonizar” las masas a fines de los 1950; los intelectuales de izquierda intentaron meterse a fondo en el peronismo para cambiarle la naturaleza a principios de los 1970; se intentó “desperonizar” al peronismo con la Renovacion a mediados de los años 1980; pero seguimos siempre en lo mismo (que obviamente para un peronista, ¡no esta mal!). Y no todo fue extremismos al estilo de Borges. La revista Unidos era sin duda una revista de intelectuales; estallaban con su estilo informal la rígida división alto y bajo; pero pasó con «los 8» lo que pasó con ellos, como ahora es bien sabido.
Para mí, el fenómeno más extraño del todo es en realidad el fenómeno Ernesto Laclau. No hay a mi entender una persona más intelectual que Laclau y comprende perfectamente —y de un cierto modo con simpatía y positivamente, aun sin el “sentimiento”— al populismo peronista, en contraste con muchos intelectuales. Pero por cierto, vive en Inglaterra, no muy cerca del Consejo Nacional del P.J.
En breve, con un espacio bidimensional y lo que he llamado en muchos escritos el “doble espectro político argentino”, es muy factible tener una izquierda no peronista, como ya se sabe, y un peronismo (a nivel de movimiento) no muy definido en el espectro izquierda-derecha, como tambiéen se sabe. Supongo que la pregunta es si se puede cambiar eso.