Aunque a cuatro meses de la muerte de Nisman aún no se esclareció cuál fue la causa de la misma, ya se sabe bastante
sobre el contenido de su denuncia, su trabajo en la fiscalía, su vida y sus contactos como para hacer un repaso al llamado «caso Nisman» que alteró el verano de los argentinos de manera sorpresiva y que dejó varios interrogantes:
¿Por qué Nisman presentó la denuncia en enero, mes de feria de Tribunales? ¿La denuncia tenía fundamentos jurídicos? ¿Nisman tenía una conducta ejemplar como fiscal de la Nación? ¿Tenía algún tipo de contacto con los “fondos buitre”? Para dilucidarlos, comparemos el comienzo con el fin de esta historia; pero comencemos al revés, repasemos en primer término el final, lo que sabemos hoy, y luego pasemos al comienzo, a lo que se dijo en los primeros días o semanas, de esta manera resultará evidente qué papel jugaron los medios masivos hegemónicos en el esclarecimiento de la denuncia. Eso es lo que analizaremos al final de la nota. Advertimos desde ya que, aunque es un resumen de lo publicado, no es un texto corto, pero sí abrumadoramente revelador de la trama de este relato, digno de una novela o película pero, lamentablemente, muy real, tanto que la historia no dejará de mencionarlo cuando repase estos años.
Vayamos, ya, a lo que se dijo y publicó y despejemos algunas dudas y mitos sobre el tema :
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* ¿Por qué presentó la denuncia en enero, mes de feria de Tribunales?
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El misterio sobre la data de muerte del fiscal Alberto Nisman ha sepultado uno mayor: el de la fecha original para denunciar a la presidenta de la Nación y al canciller por el
presunto delito de encubrimiento
por la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Miradas al Sur está en condiciones de revelar con carácter de exclusividad que el plan original del fiscal Nisman era lanzar la denuncia contra la Presidenta y el canciller en el mes de octubre próximo, lo que hubiera significado un escándalo político y mediático de proporciones mucho mayores y con mucho menor margen para ser desmentido, en el contexto de las elecciones generales convocadas para ese mes.
Los colaboradores más cercanos del fiscal Nisman –que participaron en la elaboración de la disparatada denuncia que ya fue desestimada por el juez Daniel Rafecas y por la Sala I de la Cámara Federal–, han declarado ante la fiscal Viviana Fein que el plan original de Nisman era lanzar su denuncia en octubre, lo que hubiese obligado a los argentinos a acudir al cuarto oscuro acompañados del fantasma del encubrimiento ya que la Justicia no hubiera podido expedirse antes de los comicios.
Más allá del testimonio de sus colaboradores de mayor confianza, el propio Nisman admite en el mensaje de WhatsApp que mandó a sus amigos previo a emprender su aventurada denuncia contra la Presidenta, que ésta estaba pensada para más adelante, pero que debió adelantar la jugada. Allí escribe: “A veces, en la vida los momentos no se eligen. Simplemente las cosas suceden. Y eso es por algo. Esto que voy a hacer ahora igual iba a ocurrir. Ya estaba decidido. Hace tiempo que me vengo preparando para esto, pero no lo imaginaba tan pronto. Sería largo de explicar ahora… Me juego mucho en esto.
Todo, diría. Pero siempre tomé decisiones. Y hoy no va a ser la excepción. Y lo hago convencido. Sé que no va a ser fácil, todo lo contrario…”.
La cuenta regresiva para la maniobra de Nisman comenzó el 17 de diciembre pasado, cuando la Presidenta decidió el relevo de Héctor
Icazuriaga, Francisco Larcher y Jaime Stiuso de la cúpula de la ex Side, que desde hacía tiempo venía operando como una quinta columna contra el Gobierno.
Nisman comprendió entonces que la caída de Jaime Stiuso lo arrastraría a él que se definía como un incondicional del espía. Si quería preservarse en el cargo debía actuar y pronto. La feria judicial le brindó la ventana de oportunidad que necesitaba: por una parte, debía realizar el viaje a Europa para festejar el cumpleaños de 15 de su hija; por la otra, ni el juez de la causa AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, ni la Procuradora, Alejandra Gils Carbó, iban a pedir su apartamiento antes de que concluyese la feria. Pero tampoco podrían hacerlo después de que echara a rodar su denuncia.
Los documentos de WikiLeaks que muestran a Nisman informando por anticipado a la embajada de EE.UU. sobre cada medida que pensaba
toma, han hecho suponer a varios investigadores que lo que precipitó la
denuncia del fiscal contra la Presidenta fue la necesidad de Israel de
torpedear el acuerdo nuclear entre Irán y EE.UU.
A esta altura, es más que evidente que el interés de Nisman no estaba en esclarecer la causa AMIA, sino en utilizar el tema del Memorándum como un ariete político y mediático para perjudicar al Gobierno, autopreservarse y, al mismo tiempo, dinamitar la causa para terminar de sepultar la cadena de encubrimientos. En un frenético intercambio de mensajes de texto, vía WhatsApp y llamados telefónicos con la diputada macrista Patricia Bullrich, Nisman le advierte que cuando compareciera ante Diputados no tendría otra cosa para decir que lo que ya había dicho en el programa A dos voces de TN: “Tiene que ser reservada porque si no, no puedo hablar, voy a decir lo mismo que en TN y no va a parecer serio”, le escribió el asediado fiscal a la diligente Bullrich.
El venerado Jaime Stiuso, por quien Nisman profesaba una admiración a prueba de balas, le había prometido munición gruesa que dejaría fuera de combate al Gobierno y lo preservaría en su cargo hasta el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, pero ahora el espía que lo tenía identificado en su teléfono como “Ministro”, no atendía sus desesperados llamados porque –mientras el tema ardía en los portales–, Stiusso había colocado su celular en vibrador. En lugar de una bala de plata o de un miserable As en la manga que hiciera creíble su denuncia, el fiscal sólo tenía a mano una vetusta pistola Bersa, calibre 22.
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* ¿Nisman tenía una conducta ejemplar como fiscal de la Nación?
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Nisman: la familia pide el pago de vacaciones adeudadas al fiscal.
El fiscal Alberto Nisman tenía, al momento de su muerte, unos 235 días de vacaciones no gozadas, acumuladas a lo largo de diez años. De acuerdo con los registros, prácticamente nunca había hecho uso de sus licencias anuales. Periódicamente le pedía a la Procuración General de la Nación que le acumulara esos días para no perderlos (…)
Nisman argumentaba que la complejidad de la investigación por el atentado contra la AMIA le impedía tomarse vacaciones. Sin embargo, en el marco de la investigación que lleva adelante la fiscal Viviana Fein por la muerte del ex titular de la UFI Amia, aparecen varios tours al exterior que difícilmente puedan justificarse como «viajes de trabajo»: México, Jamaica, Chile y, el último, el recorrido por Europa para celebrar los15 años de su hija mayor.
Nisman cobraba en bolsillo un salario de unos 92 mil pesos mensuales. Un rápido cálculo matemático arroja que la Procuración General de la Nación le adeudaba más de un millón de pesos por vacaciones supuestamente no gozadas.
Previo a cada viaje al exterior, Nisman obtenía (porque alguien lo confeccionaba) una suerte de guía turística con lugares a visitar, comidas y bebidas típicas, costumbres y otras cuestiones vinculadas con el esparcimiento. La modelo publicitaria Florencia Cocucci reconoció que estuvo con Nisman en Cancún, pero dijo que se encontraron allá. No fue ese el único viaje del fiscal a México. También hay registros de alojamiento en un lujoso penthouse de Puerto Vallarta.
Para un viaje a Chile, pidió a la Procuración que se le habilitara un teléfono Nextel con conexión internacional porque debía mantenerse en comunicación permanente con la UFI Amia para no desatender la investigación. Ese viaje es el que compartió con el empleado informático Diego Lagomarsino. El propio Lagomarsino declaró que el objetivo de Nisman en ese viaje fue comprar un traje.
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Piden informes sobre las propiedades de Nisman.
El juez federal Marcelo Martínez De Giorgi envió un pedido de informes al Colegio de Escribanos para que se remitan a la justicia los datos de profesionales que hayan intervenido en escrituras vinculadas al fallecido fiscal federal Alberto Nisman, suscriptas por él, su madre o hermana o por el técnico informático Diego Lagomarsino, informó Tiempo Argentino. La medida fue dispuesta al ordenarse parte de las pruebas pedidas por el fiscal federal Juan Pedro Zoni en la causa por supuesto lavado de activos donde están imputadas la madre de Nisman, Sara Garfunkel, su hermana Sandra Nisman y Lagomarsino.
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Piden investigar si eran de Nisman inmuebles a nombre
de familiares. Se trata de terrenos en Punta del Este y parte de un fideicomiso para una torre que podrían haber sido comprados con dinero del fiscal; están imputadas la madre y la hermana.
En paralelo con la causa por la muerte de Alberto Nisman, en los tribunales de Comodoro
Py avanza el nuevo caso por presunto lavado de dinero contra el entorno del fiscal. Los imputados en este expediente son Sara Garfunkel y Sandra Nisman (hermana del fiscal) y Diego Lagomarsino, el hombre que trabajaba para él y es dueño del arma con la que Nisman apareció muerto. Ellos tres son cotitulares de una cuenta en el banco Merrill Lynch, en EE.UU., cuyo descubrimiento sustentó la denuncia por lavado.
Los tres dijeron haber integrado la cuenta a pedido de Nisman y desconocer qué había en ella.
Los datos de los nuevos inmuebles surgieron de la investigación de la fiscal Viviana Fein en la causa por la muerte de Nisman. Era información que estaba en las computadoras del fiscal, relató a LA NACIÓN un funcionario que trabaja en el expediente.
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Sara Garfunkel fue la primera en llegar a la escena tras la muerte de su hijo, tenía las claves de las dos cajas fuertes que había en el departamento de Le Parc, y supuestamente era cotitular de la cuenta bancaria en Nueva York.
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Lluvia de pesos y dólares en la computadora
El día que la fiscal Viviana Fein le preguntó por propiedades familiares en Uruguay, la madre de Alberto Nisman, Sara Garfunkel, dijo que si bien recordaba que había ido a
firmar unos papeles a Montevideo, no sabía ni de qué se trataba, ni en carácter de qué figuraba, ni a qué escribanía fue. Todo se hizo –contó la mujer– a pedido y por orden de su hijo el fiscal y ella sólo tuvo que firmar.
El análisis de la computadora de Nisman reveló que él monitoreaba importantes inversiones en Uruguay, en Argentina y al parecer en Estados Unidos, puestas a nombre de ella. En Punta del Este, tres terrenos en el complejo Pueblomío, por los que aparecen pagos de expensas de 4249 dólares en un trimestre. En Estados Unidos, de la computadora surgen informes de análisis de inversiones en bonos, acciones y fondos. Hay resúmenes de tarjeta, a los que accedió Página/12, de una cifra sideral, 131.000 pesos en un solo mes; pero el promedio no baja de 70.000. Los datos muestran su participación en un fideicomiso para la construcción de dos departamentos con cochera en Palermo, por el cual hay cuotas de hasta 67.100 pesos. Un cálculo casi elemental hace pensar, teniendo en cuenta sus viajes de placer, en que Nisman gastaba no menos de 300.000 pesos por mes, monto que no concuerda con su declaración jurada.
Por el hallazgo de los datos sobre las propiedades en Uruguay, más el fideicomiso de la calle Dorrego al 1700, los elevados gastos con tarjeta y también las operaciones a través de dos cuentas en el país vecino (una en el Banco Francés y otra en el Itaú), el fiscal Juan Pedro Zoni pidió nuevas medidas de prueba en la causa por posible lavado, que se extiende sobre quienes conformaban el entorno de Nisman. La sospecha principal es que las inversiones se hayan hecho con fondos de origen dudoso ligados al fiscal que dirigía la Unidad AMIA.
(…) la última declaración jurada del fiscal Nisman sólo mencionaba como propia, a medias con su ex esposa Sandra Arroyo Salgado, una casa en un country, pero nada más.
Según documentación de su computadora, además de ser apoderado de esa cuenta, aparecen informes sobre acciones, bonos, fondos de inversión e incluso participación en operaciones de compra de petróleo y granos.
Por su cargo como fiscal, con rango de camarista, Nisman ganaba cerca de 95 mil pesos, y no pagaba ganancias.
Quien sacó a la luz la cuenta bancaria en Nueva York fue Arroyo Salgado en una declaración testimonial en la causa sobre la muerte de su ex marido. Lo hizo para sugerir un conflicto económico con Lagomarsino, a quien apunta a vincular con un plan criminal. Dijo que le habían avisado la madre y la hermana de Nisman. Al declarar, ninguna de las dos recordaba mucho. Sara dijo que ni sabía que era una cuenta lo que correspondía a los papeles que había firmado en inglés a pedido del hijo.
En la computadora de Nisman hay informes y fotografías sobre la evolución de la construcción del edificio de Dorrego 1771 (“ONE77ONE”), de Inversora Libertador, donde dos departamentos y dos cocheras están a nombre de Garfunkel. Es un edificio ultraconfortable con pileta de 20 metros y spa. En el expediente hay detalles de los pagos de cuotas por la participación en el fideicomiso. Por ejemplo: uno del 5 de enero de este año por 67.104, 48 pesos; otro de octubre de 2014 por 64.800; otro de agosto por 59.965 pesos.
Los gastos con la tarjeta de crédito de American Express que surgen en la pesquisa son exorbitantes (en la declaración jurada Nisman agregaba una tarjeta Visa). La facturación al 23 de febrero de 2014 era 29.109 pesos; el saldo anterior había sido de 63.842 pesos y 6532 dólares (o sea unos 132 mil pesos); al 27 de abril de 2014, el gasto era de 64 mil pesos más
417 dólares (casi 70 mil pesos). El saldo anterior era 49.739 peso y 809 dólares (cerca de 60 mil pesos). ¿En qué gastaba la plata? Los pagos más altos corresponden a hoteles, agencias de viajes y pasajes en avión, varios de ellos abonados en cuotas. De acuerdo al resumen de la tarjeta, el viaje que hizo Nisman en noviembre último con la modelo Florencia Coccuci no habría sido el único a México del año pasado, ya que también tiene gastos en ese país en marzo del año pasado para donde sacó pasaje en Aeroméxico, pagó el hotel Westin en Puerto Vallarta y paso por el Spa Desertika. El 6 de abril gastó 7491 pesos en el free shop del aeropuerto de Ezeiza. Otro pago fuerte es la escuela de las hijas, por 17 mil pesos. Y hay gastos suculentos en tiendas como Prune, Paruolo, Chocolate y Etiqueta Negra.
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Con el pasaporte sin lugar para más visas.
El fiscal Alberto Nisman realizó nada menos que 59 viajes al exterior mientras estuvo a cargo de la Unidad Fiscal de Investigación AMIA, con un record de 17 visitas a Estados Unidos. Sin embargo, lo llamativo es que hubo años en que estuvo más de dos y hasta tres meses fuera del país: en 2009, pasó 98 días lejos de Argentina; en 2010, 74 días afuera y la marca máxima fue en 2011, con 100 días de viaje, incluyendo seis periplos a Estados Unidos, donde pasó 65 días. El total es escalofriante: en los últimos cinco años estuvo 411 días en el exterior, el equivalente a un año y dos meses. El informe de la Dirección Nacional de Migraciones parece encajar con lo señalado durante años por los familiares de las víctimas del caso AMIA agrupados en Memoria Activa, que varias veces dijeron públicamente que “Nisman viaja mucho y trabaja poco”. Un análisis de los periplos
demuestra que una mínima parte tuvo que ver con trabajo: de los últimos
seis viajes, dos fueron a México con modelos; dos a Brasil –obviamente de
vacaciones–, uno a Chile de compras y el viaje a España con su hija. Pese a estos datos, la familia presentó el pedido de liquidación de cien días de vacaciones, por un millón de pesos, alegando que el fiscal nunca se tomó las licencias correspondientes. El pedido lleva la firma de su ex esposa, Sandra Arroyo Salgado, en representación de sus dos hijas.
La planilla de Migraciones evidenciaría que Nisman estuvo largas temporadas fuera del país, gran parte de vacaciones y en viajes con pocas explicaciones.
Tampoco tenía sentido ir a buscar al exterior datos sobre otra investigación clave de la UFI-AMIA: la causa por encubrimiento. En ese expediente se investiga el desvío de la pesquisa durante el gobierno de Carlos Menem, e incluye como imputados al riojano, la SIDE, el juez, los fiscales y todos los que participaron del primer tramo de la pesquisa. Nada de esa causa se encuentra fuera de la Argentina y, sin embargo, Nisman no dejó de viajar.
En 2009, por ejemplo, el fiscal estuvo 24 días en Estados Unidos; 35 días en España (aunque posiblemente ésta sea sólo una escala hacia Israel o un viaje de placer a Europa); 8 días en Brasil y 31 días en Uruguay. Este resumen indica que estuvo tres meses y diez días fuera de la Argentina. Al año siguiente, 2010, Nisman viajó nada menos que cuatro veces a Estados Unidos y pasó allí 48 días, el equivalente a un mes y medio. Ya en 2011 pasó 100 días fuera de la Argentina.
El segundo dato que asombra es la cantidad de viajes a Estados Unidos desde que se creó la Unidad AMIA: Nisman estuvo 17 veces en suelo norteamericano, con el pico máximo en 2011, cuando viajó a los EE.UU. seis veces y estuvo allá 65 días, más de dos meses.
Los datos surgidos de la organización Wikileaks demuestran nítidamente el vínculo de Nisman con la Embajada de Estados Unidos en la Argentina, al punto de que llevó escritos para que le corrigieran, no les pareció bien y terminó llevándoles otro texto.
En los últimos cinco años, haciendo una sumatoria elemental, Nisman estuvo 150 días en Estados Unidos, el equivalente a cinco meses. El ex director ejecutivo de la DAIA Jorge Elbaum testimonió que Nisman no sólo tenía vínculos con las autoridades norteamericanas sino también con una fundación vinculada con los fondos buitre, la Fundación de Defensa de la Democracia, financiada por Paul Singer. En alguna foto se lo ve a Nisman disertando con el auspicio de la FDD, lo que seguramente explica alguno de los viajes y su relación con la derecha republicana.
Curiosidades
Hay viajes a Uruguay de un solo día, posiblemente como los que mencionó la madre, Sara Garfunkel, a firmar papeles por los tres terrenos en Punta del Este. Garfunkel dice que no recuerda cuándo fue, ni siquiera por qué vía. Las planillas indican que las idas y vueltas a Uruguay se hicieron por Buquebús.
Las escapadas a México, al estilo del viaje con Cocucci, se concretaron todos los años, incluso dos veces por año, desde 2012. Siempre en un plan parecido: diez días a alguna playa del Caribe. Lo que se refleja en este calendario no es una investigación dramática ni vertiginosa ni llena de peligros.
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Después de denunciar a Cristina, Nisman llamó a un representante de modelos.
El 14 de enero fue un día particular para el fiscal Alberto Nisman: ese día, denunció a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y a varios de sus funcionarios por presunto encubrimiento en el atentado a la AMIA. Cuatro días después, aparecería muerto en el baño de su departamento en la Torre Le Parc.
Aquel día, alrededor de las 18, el fiscal federal llamó en dos oportunidades al representante de modelos Leandro Santos, a través de su teléfono Nextel.Quince minutos después, Santos le habría devuelto la llamada y mantuvieron una conversación por 45 segundos, según un reporte de la empresa Nextel incorporado a la causa.
Santos ya había sido vinculado a Nisman cuando se supo que varias de las chicas que integraban su agencia de modelos eran amigas del fiscal, tal como fue el caso de Florencia Cocucci, Constanza Antonaci, Sol Aguilar y Danisa Fernández.
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* ¿Nisman tenía algún tipo de contacto con los fondos buitre”?
La pista del vínculo con los buitres.
El juez federal Marcelo Martínez del Giorgi citó a declarar al ex director ejecutivo de la DAIA Jorge Elbaum en el marco de una causa centrada en una pregunta: ¿de dónde salió la impactante fortuna que tenía Alberto Nisman y que aparece a nombre de su madre, su
hermana y en una cuenta donde figura el informático Diego Lagomarsino? En una nota en Página/12, Elbaum contó que estuvo presente en una reunión en la que Nisman ofreció financiar una campaña contra el Memorándum de Entendimiento con Irán con dinero de Paul Singer, cabeza del fondo buitre NML. Como ahora está claro que el fiscal tenía en el extranjero cuentas, inversiones y propiedades no declaradas, el fiscal Juan Pedro Zoni impulsó medidas para investigar si hubo aportes en negro de Singer y, por lo tanto, el delito de lavado de dinero.
“Estaré ante el juez el miércoles –le dijo Elbaum a este diario–. Fui testigo de reuniones siendo director ejecutivo de DAIA y me consta que Nisman ofreció financiamiento de Paul Singer. También vi cómo cambió su nivel de vida justo al mismo tiempo en que tomaba estrecho contacto con gente relacionada con los fondos buitre. Ahora, si esto implicó transferencia de dinero o si la plata que tenía en las cuentas en Estados Unidos provenía de ese origen, no lo sé. No tengo evidencias. Está claro su vínculo con los fondos buitre. En la página en que instituyen un premio en su honor aparece su foto disertando en un lugar en que, al fondo, está el logo de la FDD, la Fundación de Defensa de la Democracia, un think tank de la derecha republicana que recibió millones de dólares de Paul Singer.”
Nota completa
«Hay una ruta de dinero entre los Fondos Buitre y, de alguna manera, Nisman. Todavía no sabemos si en la cuenta en Nueva York que no estaba declarada o en la caja de seguridad que fue vaciada por su madre», dijo Elbaum poco después a la Agencia Judía de Noticias (AJN).
También identificó a Mark Dubowitz, director ejecutivo de la Fundación por la Defensa de las Democracias (FDD) y presentado como «amigo de Nisman» según la investigación judicial, como receptor de más de tres millones y medio
de dólares del financista estadounidense Paul Singer, el líder de uno de los fondos buitre y lobbista en contra de la firma del Memorando de Entendimiento entre la Argentina e Irán.
Nisman incluso –según dijo el dirigente comunitario ante la prensa– estaba dispuesto a aportar dinero personal en pos de ese objetivo. En ese contexto les habría dicho a sus interlocutores: «Si es necesario, Paul Singer nos va a ayudar.»
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* ¿La denuncia de Nisman tenía fundamentos jurídicos?
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La espectacular «denuncia» del fiscal Nisman contra Cristina Fernández, para la Justicia resultó ser… papel picado.
Así lo determinaron los jueces federales Servini de Cubría, Lijo, Canicoba Corral, Rafecas, Freiler y Ballestero, ya sea al no habilitar la feria judicial para tratarla, no aceptar su presentación en su juzgado o por los distintos fallos en contra que cosechó la estrambótica denuncia porque no le encontraron pies ni cabeza.
En cuanto a las escuchas, Ballestero entiende que Nisman hizo “un pase de ilusionista”: en forma alternativa sitúa los antecedentes del Memorandum en 2006, en 2010 o en 2011 y
pretende que también hay otro documento que probaría la intención de levantar las alertas rojas. Pero como no tiene “una sola prueba” asevera que ese documento “se mantuvo en secreto.
En cambio “existen sobradas muestras de que los sucesos acaecieron de un modo diametralmente opuesto”, como el intercambio epistolar entre la cancillería argentina y la Secretaría General de Interpol y las aclaraciones de su ex Secretario General, Ronald Noble ante el canciller Héctor Timerman. La Argentina siempre pidió que las alertas rojas no fueran levantadas. Se enfrentan así “inferencias versus declaraciones; suspicacias versus documentos; especulaciones versus acontecimientos”.
Ballestero describe incluso la deshonestidad argumental de Nisman, cuya denuncia “va extrapolando distintos pasajes de una conversación para, puntos suspensivos mediante,
engarzar del modo más conveniente su contenido, sin importar su hora ni su fecha, como si, al igual que en ciertas novelas populares de hace algunos años, uno pudiera ir armando la crónica escogiendo la escucha que se desea poner a continuación. O bien se combinan comunicaciones telefónicas con otros discursos distanciados por meses, pero que son exhibidos como parte de un mismo y único contexto, de forma tal que todo remita a una misma alusión: se está hablando del encubrimiento”.
El fiscal une en forma antojadiza elementos de juicio irrelevantes “pero que son encadenados de forma tal que simulen demostrar la hipótesis delictiva sostenida”, de modo de
“arribar a una determinada conclusión que constituye, en realidad, el propio punto de partida del denunciante.
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El círculo rojo de Nisman.
La denuncia de Nisman sólo cobra sentido en un contexto más amplio, que excede las fronteras argentinas. Desde las filtraciones de Wikileaks, está claro que toda la
información que manejaba provenía de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos e Israel, intermediados por la SIDE argentina. Poco se sabe sobre el sentido inverso que esa información recorría, de modo que Nisman terminaba citado como fuente autorizada por los efectores de aquellos mismos servicios, en procura de presionar al tironeado Barack Obama. El fiscal argentino les servía como ariete para forzarlo a que adecuara sus posiciones a las del complejo militar-industrial, bautizado así en 1961 por el general Dwight Eisenhower.
Este círculo rojo incluye a diversos think tanks financiados por el establishment de seguridad nacional e Inteligencia, al bloque republicano en Capitol Hill, al gobierno israelí del primer ministro derechista Binyamin Netanyahu y a algunos de los medios más poderosos de Estados Unidos y de los países latinoamericanos.
En audiencias de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, convocadas en julio de 2013 y hace once días por los legisladores republicanos Jeff Duncan (presidente de la subcomisión de Hemisferio Occidental e integrante de la Comisión de Seguridad Nacional) e Ileana Ros-Lehtinen (presidente de la subcomisión de Medio Oriente) el gobierno argentino fue señalado como cómplice de un eje del mal con Irán, Venezuela y Cuba, por Joseph Michael Humire,
El periodista argentino radicado en La Paz, Andrés Sal-Lari, escribió en el diario del Estado Plurinacional Boliviano Cambio que Humire estuvo en Santa Cruz de la Sierra durante el alzamiento separatista de 2006. Sal-Lari, quien es corresponsal en Bolivia de la cadena iraní de televisión Hispan TV, lo caracteriza como “agente de la CIA”, pero no aporta ninguna prueba en ese sentido.
En su testimonio del 9 de julio de 2013, ante la Comisión de Seguridad Nacional del Capitolio, Humire citó in extenso un dictamen de 500 páginas en el que Nisman describe una red de inteligencia encubierta que Irán habría desarrollado en América Latina durante treinta años y lo singulariza con la mezquita At Tahuid de Buenos Aires y sus imanes Abdel Karim Paz Bullrich y Edgardo Ruben Assad. Al abrir la audiencia, Jeff Duncan dijo que según la investigación del fiscal argentino esas estaciones clandestinas de Inteligencia de Irán estaban listas
para “realizar ataques terroristas cuando el régimen lo decida”, en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guyana, Paraguay y Perú. Nada dice sobre las playas de Cancún, que son la única zona de la región que Nisman conocía de primera mano.
En sus conclusiones, Humire sostuvo que el eje Irán-ALBA era una amenaza a los intereses estadounidenses de seguridad nacional en la región y mencionó a la Argentina como miembro de facto de la Alianza Bolivariana.
(…) el 14 de marzo, Veja publicó una entrevista con tres supuestos desertores chavistas, quienes dijeron que Irán financió la campaña presidencial de CFK en 2007 y que el ex presidente Mahmoud Ahmadinejad tramitó por medio de Hugo Chávez el encubrimiento de la participación iraní en el atentado de 1994 y la cooperación nuclear argentina con Teherán. Cuatro días después, Humire mencionó la nota de Veja para explicar ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara baja en Washington cómo Irán aprovechaba de la corrupción latinoamericana y sus débiles instituciones. Humire se preguntó “en qué medida la nueva ambición nuclear de la Argentina está ligada con el propósito iraní de dominar esta tecnología y si el programa nuclear venezolano y su triangulación comercial con Venezuela tuvieron la finalidad de ayudar a Irán. Tal vez Nisman sabía más de lo que informó. Lamentablemente ya no está con nosotros”. Y el 25 de marzo, Mary Anastasia O’Grady amplificó la denuncia. La columnista del Wall Street
Journal admitió que toda historia con fuentes anónimas es dudosa, pero lo subsanó añadiendo que Veja es uno de los medios “de mejor reputación de Brasil, y una tercera persona en quien tengo razones para confiar me ha confirmado que las entrevistas se llevaron a cabo”. A continuación mencionó a Humire y Nisman.
O’Grady concluyó su bordado con una cita del testimonio de Humire: “Si esto es cierto, entonces creo que todos hemos subestimado la importancia de América latina para la República Islámica. Y, por extensión, ya no podemos permitirnos el lujo de divorciar las actividades de Irán en la región de las negociaciones nucleares del P5 + 1”.
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Un excelente informe de TVR sobre el tema:
Nisman vs Nisman.
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Y ahora repasemos lo que se dijo apenas tomó notoriedad la «denuncia» contra la presidenta, veamos el súper fiscal Nisman de cartón que construyeron sus defensores y exégetas (periodistas, pensadores, políticos) en este relato «republicanista» de moda en nuestro país. Resulta interesante confrontar las palabras que vertieron antes de todas estas revelaciones que surgieron en estos cuatro meses desde su muerte.
Veamos lo que se dijo entonces:
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Santiago Kovadloff, sobre los insultos del Gobierno a Nisman: «Están tratando de matar al muerto».
«Cuando se ataca a un muerto es porque el tipo está vivo. ¿Y que está vivo qué quiere decir? Que Nisman alcanzó un grado simbólico de significación para buena parte de la sociedad argentina que el Gobierno está tratando de decapitar», afirmó Kovadloff en diálogo con Radio Mitre.
«Están tratando de matar al muerto, están tratando de lograr por todos los medios que la figura de Nisman pierda la significación social y, por supuesto, que la forma en que lo hacen apunta al punto que es más débil. El filósofo participó esta mañana del acto que se realizó en homenaje a Nisman en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, al cumplirse dos meses de su fallecimiento.
«Estamos aquí para que la verdad no se convierta en un desaparecido más y por el futuro de los argentinos», dijo Kovadloff al hacer uso de la palabra ante un grupo de personas que portaban carteles con la leyenda «Todos somos Nisman» o la palabra «Justicia» acompañada por el nombre del fiscal.
Ante el grupo denominado «Memoria Nisman», que contó con la presencia de las diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso, Kovadloff abogó por decirle «no» a «las urgencias políticas o electoralistas» y a que el caso sobre la muerte del fiscal a cargo de la UFI AMIA se vuelva un insumo de las campañas electorales».
En tanto, el periodista del Grupo Clarín Nelson Castro sostuvo que la muerte de Nisman «representa un magnicidio institucional».
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Kovadloff, sobre las hijas de Nisman: «Son huérfanas sembradas por la barbarie que contamina a la Argentina».
El escritor Santiago Kovadloff dio un discurso en el último adiós al fiscal Nisman; consideró que la República «vuelve a estar de duelo con este asesinato».
El filósofo Santiago Kovadloff fue uno de los oradores en el entierro de Alberto Nisman , que se realizó esta mañana en el cementerio judío La Tablada.
La ceremonia contó con la presencia en primera fila de los padres del fiscal Nisman, su hermana, su ex esposa y sus dos hijas. A ellas, se refirió Kovadloff cuando señaló: «Son huérfanas sembradas por la barbarie que hoy como ayer contamina a la Argentina con su aliento criminal y su pavorosa libertad de acción.»
De Amós a Ezequiel, de Isaías a Jeremías, la convocatoria profética en la tradición judía ha sido siempre un llamado a vivir en el marco de la ley. La ley, enseñan los profetas, exige combatir la corrupción, considerar al prójimo, concebir como propios los ideales de quienes aspiran a convivir con equidad y respeto recíproco. La ley, enseñan los profetas, exige enfrentarse al delito, apartarse del desenfreno que implica la riqueza malhabida.
Alberto Nisman supo ser fiel a esa tradición varias veces milenaria.
Quien cumple con la ética, cumple con la ley. Y cumple mucho más con la ley si pone su empeño al servicio de la justicia.
Así procedió Alberto Nisman. Se jugó la vida- y pagó con ella- para impedir, en la medida de sus fuerzas, que el crimen se llevara por delante, sin costo alguno, la verdad, la ética y la República.
Con su trágica desaparición, el atentado contra la AMIA, es decir contra la nación argentina en el cuerpo de esa institución judía, se cobró una víctima más.
Aquí están, ante nosotros, las hijas del fiscal que perdimos. Aquí están, junto a nosotros, estas niñas para las que no hay consuelo porque les han arrebatado a su padre de un balazo. Son huérfanas sembradas por la barbarie que hoy como ayer contamina a la Argentina con su aliento criminal y su pavorosa libertad de acción.
La República vuelve a estar de duelo con este asesinato. Somos millones los argentinos persuadidos de que la muerte de Alberto Nisman abre un interrogante estremecedor sobre el valor de nuestras propias vidas.
La justicia no podrá devolverle la vida al fiscal Alberto Nisman. Pero podrá devolvernos la dignidad a todos los argentinos si se atreve, como él se atrevió, a ir en busca de la verdad.
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«Cristina Kirchner decidió todo».
«Cristina Kirchner decidió absolutamente todo. Es la que le da la orden al canciller Héctor Timerman de limpiar a Irán de este problema. Es la que estableció que exista una diplomacia paralela para manejar estas cosas, además de orquestar la pista falsa», afirmó a LA NACION el fiscal Alberto Nisman. Hiperkinético, verborrágico, delgado como casi nunca se lo vio en estos años, Nisman sabe que camina por la cuerda floja.
(…) cuenta con respaldos de
la comunidad judía internacional, de los servicios de inteligencia israelíes y norteamericanos, y del ex director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) Jaime Stiusso.
-¿Por qué avanza ahora?
–Porque los elementos son de tal contundencia que no pueden esperar. Vengo trabajando en esto desde hace más de dos años.
-¿Teme represalias? ¿Que lo muevan de esta unidad fiscal?
-No tengo miedo. Ojalá no ocurra nada, pero ayer le dije a mi hija que se prepare estos días para escuchar de su papá las peores cosas que escuchó en toda su vida.
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Una bomba de efecto impredecible.
La denuncia de Nisman es un homenaje póstumo a Eliaschev. Un homenaje paradójico porque, cuando el mismo fiscal le tomó declaración, dejó trascender que el periodista no logró justificar el acuerdo con Irán que había publicado.
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Desde la Coalición Cívica, la diputada Elisa Carrió acusó a la Presidenta de vincularse con «una diplomacia paralela que tiene relaciones con grupos terroristas de Medio Oriente», y consideró «obvio» que el Gobierno buscó «el petróleo» de Irán, al avalar la denuncia de Nisman. En declaraciones a radio Mitre, Carrió advirtió que «es terrible la política internacional de Cristina: va a dar impunidad a los iraníes» y también entabla «un acuerdo estratégico con (el presidente ruso Vladimir) Putin, que es un Estado autoritario».
Asimismo, el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández juzgó «absolutamente posible lo que dice» el fiscal Nisman, y se preguntó «con qué cara va a mirar a los familiares después de todo esto que se está sabiendo».
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«El Gobierno eligió el peor camino: abrazar a los violentos del mundo», dijo Sergio Massa sobre la denuncia contra Cristina Kirchner por la Causa AMIA Massa dijo ver la situación con «enorme preocupación», dado que, desde el momento de la rúbrica del tratado con Irán, que motivó la imputación de la presidenta Cristina Kirchner por «encubrimiento», el Gobierno «eligió el peor de los caminos: terminar abrazada a los violentos del mundo», subrayó.
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A fondo.
El pacto. Caso AMIA: un submundo de mentiras, espías y pecados.
El principal desafío que el fiscal tendrá hoy, cuando justifique su escrito ante la Comisión de
Legislación Penal de la Cámara de Diputados, será demostrar que el Gobierno acordó con el régimen de Mahmoud Ahmadinejad el levantamiento de las alertas rojas de Interpol contra los iraníes acusados por el atentado terrorista. Quien fue secretario general de Interpol cuando se firmó aquel memorándum, Ronald Noble, aseguró que Héctor Timerman siempre aclaró que el pacto no implicaba anular esos pedidos de captura. Noble fue más lejos. Dijo que Nisman miente.
Es curioso que Nisman no haya consultado a Noble antes de redactar su escrito. Y que tampoco haya coordinado su posición con Canicoba Corral, el juez del caso. Este magistrado
también se convirtió en un puntal para la posición oficial. Dijo que sólo había autorizado una intervención telefónica: la del miembro de la comunidad iraní Jorge Khalil, con quien se comunicarían el piquetero Luis D’Elía y el dirigente de Quebracho Fernando Esteche. De ser así, Nisman sólo tendría las desgrabaciones de los que se comunicaron con Khalil.
El kirchnerismo se prepara para pedir explicaciones. Sus preguntas más elementales: ¿Nisman informó a Canicoba Corral sobre lo que iba descubriendo a través de las escuchas telefónicas? ¿Esos registros fueron sometidos a algún protocolo que garantice su autenticidad? ¿Aparecen en esas escuchas la voz de la Presidenta y del diputado Andrés «Cuervo» Larroque, que está amparado por fueros,
o ellos aparecen en la trama por dichos de terceros?
¿Por qué Nisman llega al Congreso en una posición tan vulnerable? La respuesta a estas incógnitas es que, como todo el Gobierno y la justicia federal conocen, en los últimos quince años el verdadero administrador de la causa AMIA ha sido Stiusso, a quien Cristina Kirchner ha jubilado.
Esa gravitación de Stiusso explicaría las fisuras que comienzan a advertirse en la denuncia de Nisman. Las pruebas y los argumentos parecen proceder de alguien confiado en que toda imperfección se podrá zanjar en cualquier momento del proceso.
La disertación de Nisman ante el Congreso será hoy una invitación a aclarar cuánto hay en su denuncia de
judiciable y cuánto de impugnación política. En el plano jurídico, la acusación ya sufrió los primeros contratiempos. María Servini de Cubría, que subroga a Ariel Lijo, se negó a habilitar la feria porque el fiscal no tendría pruebas suficientes.
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Quién era el fiscal Natalio Alberto Nisman.
Natalio Alberto Nisman, hallado muerto en su departamento esta madrugada, tenía 51 años y se desempeñaba como fiscal en la investigación del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), que en 1994 se llevó la vida de 85 personas.
El fiscal se encontraba en la mira del servicio de inteligencia argentino, pero también en este tipo de entidades del extranjero -entre ellos las de Estados Unidos, Irán y e Israel-.
Según un cable de la diplomacia estadounidense que reveló WikiLeaks, el fiscal buscó «congraciarse con la presidenta Cristina Kirchner mediante la persecución de sus enemigos políticos».
También tenía vínculos con el -hasta su reciente retiro- hombre fuerte de la SIDE, Antonio «Jaime» Stiusso. Durante la presidencia de
Cristina Kirchner se manejó la posibilidad de que fuera sucesor de Esteban Righi al frente de la Procuración General de la Nación, aunque el oficialismo terminó por nominar a Daniel Reposo -y su currículum fallido-, para luego inclinarse por Alejandra Gils Carbó.
Nisman se alejó del Gobierno a medida que comenzó a trascender el polémico memorándum con Irán. A tal punto que el mientras el Gobierno defendía su política hacia Teherán, presentó un dictamen en mayo de 2013 en el que acusó a Irán de infiltrarse en países de América latina para fomentar actos terroristas.
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Patricia Bullrich: «Estaba muy amenazado».
«Estaba muy amenazado», dijo la diputada Patricia Bullrich sobre el fiscal Alberto Nisman ,
quien esta madrugada fue encontrado muerto en su departamento de Puerto Madero
«Hablé dos veces con él el sábado», dijo la legisladora, que había convocado a una reunión de Comisión de Legislación Penal para esta tarde a las 15. Sobre su último contacto con Nisman, la diputada agregó: «Me contó que había hablado con su hija y le había contado que iban a decir muchas cosas de él, pero que tenía la responsabilidad de ética de hacer la denuncia».
En tanto, la diputada nacional por el Pro, Laura Alonso, reveló que, a partir de conversaciones que tuvo con el fallecido fiscal Nisman, sintió que «él estaba bajo amenaza, pero que no tenía miedo».
Alonso dijo sentirse «muy shockeada» por lo ocurrido. «Nadie podía imaginar que pudiera pasar esto», agregó. «Sentí en alguna conversación que él estaba bajo amenaza, pero que no tenía miedo y que iba a hacer lo que tenía que hacer», dijo.
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PARA CARRIÓ, «SE TRATA DE UN CRIMEN MAFIOSO».
Por su parte, la diputada Elisa Carrió aseguró que la muerte de Nisman es «un crimen mafioso».
En diálogo con Radio Mitre, indicó que el fiscal que investigaba la causa AMIA «tiró una verdad que era una bomba y le costó la vida».
«Con su muerte se hace más indubitable lo dicho por Nisman», aseguró Carrió en relación a lo denunciado por el fiscal la semana pasada.
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«Que no nos gane el miedo ni la resignación», pidió Mauricio Macri tras la muerte de Alberto Nisman.
El jefe de gobierno porteño brinda una conferencia para explicar su posición sobre el fallecimiento del fiscal.
«Lo que pasó hoy tiene que ser una bisagra en la historia argentina. Tiene que ser un antes y un después», expresó el líder del Pro, y agregó: «Que no nos gane ni el miedo ni la resignación. Nosotros vamos a poder con esta violencia».
«Si esta muerte termina en más impunidad es un desastre en lo institucional de nuestro país», sostuvo Macri, y remarcó las críticas al gobierno nacional.
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El titular del radicalismo, Ernesto Sanz, advirtió que «pocas cosas han golpeado con tanta dureza a la democracia argentina recuperada desde 1983» como la muerte de Nisman, que había denunciado a la presidenta Cristina Kirchner por «encubrimiento» en la causa AMIA, por lo que reclamó a la sociedad «movilizarse como crea conveniente» para repudiar el hecho.
«Queremos pedirle a la sociedad que se exprese de la manera en que los ciudadanos lo crean conveniente, movilizándose, yendo a participar en un acto, en una actividad, homenaje, una plaza», sostuvo Sanz sobre la postura del radicalismo de «acompañar» y «alentar» las movilizaciones sociales de repudio por la muerte del fiscal.
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Según un allegado a la Presidenta, el Gobierno tiene la certeza de que Stiusso obligó a Nisman a regresar el 12 de Europa a Buenos Aires para presentar su denuncia contra la Presidenta el martes 13.
«Stiusso quería aprovechar el efecto del atentado en París contra Charlie Hebdo y embarrar a Cristina y le ordenó que regrese de urgencia», dijo a LA NACION un alto funcionario, según información oficial.
La versión oficial indicó que a Nisman «le vendieron» que iba a tener un gran respaldo judicial y político, tanto local como internacional.
«Le vendieron que lo iba a respaldar el Partido Republicano e Interpol, que la Justicia habilitaría la feria y que la colectividad judía lo avalaría, y nada de ello se cumplió», decían en Balcarce 50.
«También el juez del caso AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, lo maltrató y lo desautorizó», agregan. «Se quedó solo y sufrió una extorsión de Stiusso o un temor a quedar mal parado en el Congreso», señalan cerca de Cristina.
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Una vida marcada a fuego por la causa que terminó siendo su epitafio.
A los 51 años, el fiscal general Natalio Alberto Nisman apareció muerto en la madrugada de ayer en su departamento de Puerto Madero. Sus últimos 14 años los dedicó a investigar
el atentado contra la sede de la AMIA, período en que acumuló amenazas, enemigos, controvertidos contactos con servicios de inteligencia, acusaciones por su sintonía con los gobiernos de los Kirchner, primero, y de Estados Unidos, después, y muy pocos aliados de verdadera confianza.
Durante los siguientes cuatro años, Nisman pareció darle la razón. Mostró ciertos avances, al mismo tiempo que reforzó su sintonía con la Casa Rosada -en especial con el entonces jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que servía de canal de comunicación con los Kirchner-, con la ex SIDE y con el gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, sus primeros pasos al frente de la Unidad Fiscal levantaron críticas. En particular, por concentrarse en la «pista iraní», es decir, la hipótesis que deja al régimen de Teherán como máximo responsable por el atentado contra la AMIA, en desmedro de otras posibilidades, como la «pista siria». Acaso una de las más tempranas señales sobre su polémica actuación se vio cuando, en noviembre de 2005, anunció que se había identificado a Ibrahim Hussein Berro como el conductor de la Traffic del atentado gracias a los testimonios de dos de sus hermanos en Michigan, Estados Unidos, y la confirmación posterior de una testigo argentina. Al poco tiempo, las sospechas sobre Berro se derrumbaron.
Sus hermanos lo desmintieron -uno de ellos contó que se había reunido semanas después del atentado con el supuesto conductor inmolado-, y también lo relativizó la testigo argentina durante el juicio oral.
La actuación de Nisman tuvo otra polémica en mayo de 2008, cuando pidió la detención del ex presidente Carlos Menem y del ex juez Galeano, a los que acusó de entorpecer durante años la «pista iraní».
Para la embajada de Estados Unidos, la movida del fiscal respondió a razones ajenas a la pesquisa.
Nisman buscó así, indicó en un cable que envió a Washington (según reveló WikiLeaks), «congraciarse con la presidenta Cristina Kirchner mediante la persecución de sus enemigos políticos».
A partir de entonces, sin embargo, el equilibro de alianzas comenzó a cambiar. Tras la salida de Alberto Fernández del Gobierno y la muerte del ex presidente Kirchner en octubre de 2010, Nisman se alejó de la Casa Rosada y reforzó su alineamiento con Washington, según surge de otros cables que ventiló WikiLeaks.
Esos cables muestran que el fiscal llegó a adelantarles a los diplomáticos estadounidenses varios escritos que aún no había presentado ante la Justicia. O a corregir sus borradores sobre la base de los consejos de los delegados en el país del FBI. O hasta pedirles disculpas, repetidas veces, cuando tomó alguna medida importante sin consultarles antes.
Esa comunión con Stiusso -y, a través de él, con los servicios de Estados Unidos, Israel, Francia y Alemania- le valió más cuestionamientos. Se le achacó que se valía en exceso de material aportado por los espías, -por lo general, material opaco, muy difícil de judicializar-, en desmedro de pruebas duras y consistentes.
Para la Casa Rosada, no fue ningún mito y vio los hilos de Stiusso detrás de Nisman cuando, la semana pasada, el fiscal acusó a la Presidenta y al canciller Héctor Timerman, entre otros, de negociar un supuesto encubrimiento de los responsables iraníes a cambio de relanzar el comercio bilateral: petróleo por granos.
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La página más oscura de la nueva democracia.
Es cierto que otro Nisman apareció cuando el gobierno de Cristina Kirchner decidió firmar un acuerdo con Irán. El fiscal anterior era un hombre por lo general comprensivo del
gobierno kirchnerista. Nunca lo decía frontalmente, pero lo insinuaba con claridad.
Un Nisman crítico y decepcionado surgió luego de que se informó sobre el acuerdo con Teherán que nunca nadie pudo explicar.
La decepción de Nisman coincidió (y esto también es cierto) con la rebelión del espionaje argentino, hasta entonces dispuesto a cumplir todas las órdenes (buenas, malas o perversas) de los Kirchner. Nisman tenía una relación casi indestructible con
Jaime Stiusso, el jefe real de los espías argentinos. Esa relación había nacido y crecido a la sombra de la causa sobre la AMIA. A su vez, Stiusso era (¿es?) un espía de confianza para los servicios de inteligencia de las principales potencias occidentales, no sólo de Estados Unidos.
El lado débil de la denuncia de Nisman estuvo en la oportunidad: ocurrió justo después de que la Presidenta ordenó un degüello colectivo en la jerarquía de la ex SIDE.
Nisman le dio un orden a esa información, la nutrió de protagonistas y le adosó inquietantes conversaciones telefónicas. El relato del fiscal muerto era verosímil; faltaba que probara sus afirmaciones ante el juez titular de la causa, Ariel Lijo.
El lunes pasado hablé por teléfono por última vez con Nisman. Me llamó a mi celular. Yo estaba en París.
«¿Qué bomba está por tirar?», le pregunté, medio en broma, medio en serio. «Adivinó. Voy a tirar una bomba muy grande y tengo todas las pruebas en mis manos», respondió. Quedamos en tomar un café a mi vuelta, a fines de enero. «Llámeme no bien regrese», me dijo cuando se despidió.
La bomba era la denuncia más grave que se haya hecho contra un gobierno argentino en democracia. El tono entusiasta de su voz y las promesas de encuentros en tiempos próximos estuvieron muy lejos de delatar a un suicida. Su muerte política, se llame técnicamente como se llame, es, a su vez, la página más oscura e incomprensible de la nueva democracia argentina.
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De duelo y desamparados.
Con la oscura muerte del fiscal Nisman, los promotores y cómplices del atentado contra la AMIA vuelven a reírse de nosotros. Suman a aquel atentado, uno más. Esta vez, contra la ya mermada credibilidad pública de las instituciones fundamentales de la República.
El entramado siniestro que vincula a los servicios de inteligencia con el Gobierno alcanza ahora tal grado de transparencia que la sociedad en su conjunto se siente desamparada en todo aquello en lo que tiene derecho a contar con protección.
Pocas veces, insisto, resultaron tan evidentes el encubrimiento, la mentira y la necesidad de resguardar a los responsables centrales, ya no sólo de ese atentado terrorista ocurrido hace más de dos décadas sino a quienes tienen y tuvieron la responsabilidad de esclarecerlo y no lo han hecho.
En la noche de ese mismo lunes la Nación marchó avergonzada por las calles de la República. Horrorizada por lo mucho que se ha hecho desde el poder político para impedir que se conozca la verdad.
A todos nos embarga la angustia que nos produce la muerte del fiscal Nisman. ¿Lo mataron? ¿Lo indujeron a matarse? Hay algo más radical que las respuestas a estas preguntas.
Alguien necesitaba que desapareciera. Y desapareció. El terror sigue operando entre nosotros. El terror enquistado en el Estado.
Deudos. Todos deudos. Eso es lo que somos los argentinos. Deudos unos de otros. Deudos del ideal comunitario. Nisman nos representa. No como fiscal que iba a declarar sino como víctima que ya no podrá hacerlo. (…) ese terrorismo que en la Argentina sigue en pie. (…) Que se entrama con el poder político. Que lo envuelve y se abraza a él y se confunde con él. De ese terrorismo que mancilla la justicia. Que la somete. Y cuando no la somete, la mata.
Ese terrorismo es mafia. La cara nueva, en la Argentina, de la vieja corrupción.
Marchamos. No le tememos a la muerte porque muerte es la vida que se nos quiere imponer mediante el terror. Muerte es la mentira en la que se nos obliga a vivir. Muerte es el delito con el que se nos quiere avasallar. Le tememos, sí, al poder de los corruptos. Al poder perverso enquistado en la apariencia democrática del poder.
Marchamos para denunciar a los que vuelven a sembrar el horror de los años 70. Para desenmascarar los muchos rostros de ese horror que nos sonríen desde los balcones del poder.
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Una Argentina que mete miedo.
Un fiscal, como en los viejos folletines negros, prepara las pruebas de un siniestro complot de poder, es amenazado por agentes de los servicios de inteligencia y aparece muerto justo en vísperas del día D. Y nadie, por supuesto, puede creer que se haya suicidado.
Aun si efectivamente lo hubiera hecho, tal vez como producto de su hipotética vulnerabilidad frente a las
tremendas presiones y chantajes de que era objeto, el asunto sugiere para la mayoría por lo menos un suicidio inducido.
Sea cual fuere la verdad, el público presiente hoy que se trata de una muerte de orden político. Por lo tanto, infiere que Nisman tenía pruebas certeras. Y en consecuencia, que la Presidenta quiso canjear petróleo por impunidad para los sospechosos de un
atentado terrorista. Esta electrizante secuencia acaso se refuerce el día en que trasciendan las escuchas de Nisman, si efectivamente se oyen con claridad las voces de dirigentes y funcionarios cristinistas negociando la infamia.
Y también que pueden presentarle testigos y papeles, pero que una grabación oculta esparcida por la radio y la televisión es más contundente que un fallo de la Corte Suprema de Justicia.
Una vez más: puede no ser cierto que Cristina haya ofrecido en trueque impunidad a cambio de ventajas económicas. Pero resulta verosímil, puesto que además mandó aprobar el tratado
en tiempo récord y sin el menor consenso con los legisladores opositores ni con las entidades judías. En política, a veces lo verosímil tiene más peso incluso que lo veraz.
El impacto social por la muerte de Nisman sólo puede ser comparado con la conmoción nacional que provocó el asesinato de José Luis Cabezas. Ambos episodios nos estremecen y están tocados por una matriz mafiosa. Son fogonazos dolorosos en la oscuridad de un país que mete miedo, donde todo se compra y todo se vende, y donde el poder se garantiza inmunidad con dinero o con balas. La política argentina es una novela negra, en sus tramas sólo resultan inocentes los muertos y en una guerra de espías, la batalla nunca es entre buenos y malos. Sino entre malos y peores.
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Patricia Bullrich: «Me cuesta creer que la Presidenta haya ordenado que lo maten».
-Dice que Nisman esperaba que le tiren «con todo». ¿A qué cree que se refería?
-Una campaña en contra?
Pienso que se refería a cuestiones como la frase de Conti, que
anticipó que iba a ir «con los tapones de punta» a la audiencia. Pero ¿cómo saltamos de ahí a la muerte? Se cruzó una raya que nunca pensamos que podía pasar. Nunca se me ocurrió, incluso cuando ayer empezó a circular que Nisman estaba muerto, pensé que era un chiste de mal gusto. Él nos dijo que le iban a tirar con todo, pero nosotros estamos acostumbrados acá a que te tiren con todo con operaciones de prensa, desprestigio.
-¿Qué cree que le sucedió al fiscal Nisman?
-El suicidio? qué se yo, es muy raro. La hipótesis del Gobierno, de que se tiró a la pileta [que la denuncia era mentira y eso habría provocado el suicidio], no tiene sentido. Esto nos tiene que llevar a hacer borrón y cuenta nueva con la SI.
-¿Nisman es una víctima de esa interna de los servicios?
-La muerte de Nisman es un punto de inflexión. No se puede comprender la muerte de Nisman sin comprender las causas que manejó. No puedo creer que alguien que hizo una investigación como ésta y la haya hecho pública al otro día se mate, no me entra en la cabeza. Se tiene que entender en un contexto.
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Crisis internacional, institucional y política.
Que el titular del Ejecutivo sea acusado por un fiscal que ha llevado durante una década la investigación de la causa AMIA de encubrir a Irán en su responsabilidad en un grave atentado terrorista ocurrido en su propio territorio, y también de
intentar crear pistas falsas, es un hecho de grave entidad institucional. Pero también lo es que el fiscal haya muerto antes de informar al Congreso y después de haber dicho que su vida corría peligro, si bien será la Justicia la que determine las características y el móvil del hecho, más allá de que desde el
Gobierno se insinuó que se trató de un suicidio.
En un año de elecciones presidenciales, en principio esta crisis parece presentar más ventajas para la oposición que para el oficialismo, y lo electoral no estará ajeno a las alternativas que se han abierto en menos de una semana, pero que llevará tiempo cerrar. Posiblemente, el demorado capítulo final de la historia de Argentina y el terrorismo fundamentalista islámico podrá cerrarse ya con quien gane las presidenciales de octubre, durante el próximo período presidencial.
Finalmente, esta crisis confirma que el año de transición política no será fácil y que quizá la preocupación del papa Francisco por la gobernabilidad de Argentina en este
período no era exagerada, sino una preocupación fundada.
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Más cerca de tocar fondo.
El 18 de julio de 1995, durante la conmemoración del primer aniversario del atentado contra la AMIA, al ver el llanto desconsolado de los familiares, el entonces embajador de
Israel, recién llegado al país, preguntó a una colaboradora: «¿Por qué están tan desesperados? En Israel se producen estas muertes a menudo». La asistente contestó: «Están desesperados porque saben que jamás tendrán justicia».
El cadáver del fiscal Alberto Nisman, encerrado en un baño de su departamento, es una nueva y macabra corroboración de aquella profecía, que ahora parece extenderse a los amigos y familiares del propio Nisman.
Como ocurre con las muertes importantes, es difícil vislumbrar las consecuencias de lo que pasó con Nisman. Lo único seguro es que para Cristina Kirchner se abrió una crisis de difícil solución.
Que Nisman estaba bajo una presión insoportable era fácil de adivinar: quienes lo trataron en los últimos días pueden dar testimonio de esa ansiedad que lo llevaba a hablar con una velocidad que convertía su discurso en algo casi incomprensible. Pero lo que le ocurrió es, por ahora, un misterio. Ni siquiera dejó una carta.
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No era nadie; ahora es un símbolo.
Ahora es un símbolo. «Yo soy Nisman», afirman muchos argentinos. Miles de nosotros lo decimos. Muchos de nosotros no sabemos bien quién era Nisman. Sólo sabemos que era un argentino que cumplió su deber. Era fiscal e investigó. Se arriesgó, hizo lo que debía hacer. Aun a sabiendas de que se jugaba la vida.
Necesitamos confiar en alguien que no nos defraude. La calle, con ese escepticismo que nace del dolor y que bordea el cinismo, lo dice así: «Tenés que estar muerto para que te crean».
Es extraño que el Gobierno no se diera cuenta del valor que tiene Nisman, muerto.
Muerto Nisman, el Gobierno insiste en ensuciarlo. No saben lo que les espera.
Estamos cansados de que nos mientan, de que al futuro de este país lo diriman los servicios de informaciones. Dicen que Nisman dependía de un tal «Jaime» Stiusso.
Siguen embarrándolo. Nadie ha visto nunca a Stiusso ni lo queremos ver.
Por eso, yo también digo: yo soy Nisman.
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Una muerte política.
Las dudas abundan. De lo que no hay dudas es de que el fiscal Nisman murió por la denuncia que hizo. Por estar investigando uno de los temas más complejos del Gobierno. Un tema que no sólo pone al Estado en una situación de traición a la opinión pública, canjeando la impunidad de los asesinos de la AMIA por prebendas económicas. Para alguien, saber que el fiscal Nisman estuviera dispuesto a llegar a las últimas consecuencias le hizo decidir que había que llevarlo a las últimas consecuencias.
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Una muerte que salpica con sangre a la democracia y al Gobierno.
Quienes conocimos a Nisman no podemos dejar de reconocer su profesionalidad, su vehemencia, su pulcritud laboral y su celo funcional en cada actuación que llevaba adelante, en cada denuncia o presentación que formalizaba ante la Justicia o en estrados internacionales. También conocimos su compromiso con la conducción del equipo de trabajo destinado a buscar verdad y justicia por el atentado a la AMIA.
Desde la denuncia por el posible delito de encubrimiento contra la Presidenta y otros funcionarios y allegados a su entorno, Nisman fue sistemáticamente denostado por los medios oficialistas y los voceros del Gobierno. Por lo tanto, es seguro que en la matriz de pensamiento y comportamiento de Nisman debía encajar como indispensable su concurrencia al Congreso para exponer los argumentos y las pruebas de su denuncia.
La concurrencia al Congreso sería la mejor oportunidad para explicar los alcances de su denuncia y, a partir de allí, el mejor lugar para encontrar contención y protección.
La muerte de Alberto salpica con sangre a la República, a la democracia y al propio Gobierno.
La muerte del fiscal Nisman debe ser una bisagra en nuestra realidad. De lo contrario, como ya dijo Mariano Moreno en los albores del nacimiento de la Patria, será nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.
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En un duro discurso, el titular reclamó el esclarecimiento de la muerte de Nisman y dijo: «No vamos a permitir que vuelva a morir otro fiscal, ni que los acosen y les digan lo que tienen que hacer. La gente está cansada de no tener justicia».
Al mismo tiempo, Schlosser pidió a los fiscales que no tengan miedo de avanzar en las investigaciones: «Estamos con ustedes, no tengan miedo. Les reitero, no tengamos miedo».
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La muerte del fiscal.
De Juan Duarte a Nisman, el peronismo bajo sospecha
El peronismo, que en octubre de este año cumplirá 70 años desde que empezó a moldear a su imagen y semejanza la vida de los argentinos, tiene en su haber una colección de muertes
extrañas, nunca del todo debidamente aclaradas, a las que acaba de agregar un
nuevo eslabón: el fin inesperado del fiscal Nisman.
Si había algo más que le faltaba al kirchnerismo para parecerse al menemismo, su primo hermano y antecesor en la escala zoológica de la política, del que, además, heredó a muchos de sus funcionarios reciclados, era prestarse como abono fértil para un nuevo y extraño «¿suicidio?» (así, entre signos de interrogación, como lo puso la Presidenta).
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De «¿por qué se mató?» a «¿quién lo mató?».
El misterio Nisman está cambiando de significado. La pregunta inicial, ¿por qué se mató?, está dejando lugar a otra más inquietante: ¿quién lo mató? Las razones de esa mutación hay que buscarlas en las inconsistencias de las explicaciones y en la irregularidad de los procedimientos que caracterizan el trabajo para esclarecer esta muerte, macabra y estratégica.
(…) ¿existe en el seno de la democracia argentina un dispositivo criminal capaz de recurrir a la eliminación
física para resolver los conflictos de poder? Una sociedad acostumbrada al asesinato mafioso presiente la irrupción del asesinato de Estado.
Para calibrar la dimensión de la crisis política parece más adecuada la distancia. Desde el exterior se atribuye al país un sistema institucional fallido. Diputados chilenos, del oficialismo y de la oposición, pidieron a su cancillería que exija una investigación internacional de la muerte de Nisman. Dijeron que genera suspicacias que no pueden ser despejadas por la justicia local. The New York Times reclamó que la causa AMIA pase a ser investigada por expertos de distintos países.
El presidente de la DAIA, Julio Schlosser, ayer volvió a pedir justicia. Pero desde fuera del país se considera que la Argentina ya no está en condiciones de proveer justicia. Y ya no para emitir un bono. Para resolver un atentado. O un suicidio. El gobierno que había prometido todas las soberanías termina administrando la degradación de una republiqueta.
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* Conclusión.
Paradójicamente, quienes usan el término “relato” para adjudicar al gobierno la creación de una ficción de obras o logros de gobierno que ellos imputan como irreales, montó desde enero una ficción/relato sobre un fiscal Nisman superhéroe republicano anticorrupción que se paraba frente a una presidenta corrupta y traidora de las víctimas del mayor atentado terrorista contra argentina y cómplice del terrorismo internacional…Pero resulta que tanto la trama como el protagonista se diluyeron en un melange de denuncia descabellada, inconsistente, operaciones políticas y héroe trágico de barro, corrupto, fabulador, cómplice de servicios secretos nacionales y extranjeros, y aspirante a James Bond que termina siendo un súper agente 86 tragicómico…
La distancia entre el Nisman que se construyó en los primeros días y lo que resultó ser hoy en día, es la misma que que hay entre Napoleón conquistador de Europa y Galtieri…