Viendo el debate entre Carlos Heller y Ricardo López Murphy queda evidenciado de manera incontestable que cuando a la oposición se le responde con argumentos, no tiene desarrollo para sus titulares. La actitud de López Murphy, uno de los cuadros más capaces del neoliberalismo criollo, fue de libro: Iba huyendo de “Titulo en titulo” mientras Heller, cual perro de presa, lo corría, lo encerraba y destruía cada uno de los copetes del ex ministro de De la Rúa.
Esto me hizo acordar a las reuniones familiares o a esas conversaciones cotidianas con algún vecino o un conocido en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, que está poblada en su mayoría por sectores medios que PROceden de la misma manera que López Murphy. Es la cultura del titular, de la noticia de último momento. Cotidianamente TN confecciona los títulos que cierta clase media repetirá hasta el cansancio durante toda jornada. Y son sólo eso, títulos, enunciados que generalmente no resisten una re-pregunta. Parientes, vecinos y amigos varios nos ametrallan con títulos pero cuando les decís “Vos pensaste lo que estás diciendo” abren los ojos con un gesto de pánico y desconcierto, como sintiendo que los cagaste y que no tienen nada para fundamentar la gansada que dijeron, lo mismo que cuando les respondés un spam basura del SEPRIN y les preguntás si realmente avalan lo que te reenvían, silencio. Y si no, la emprenden con otros titulares que tienen guardados por las dudas: El tren bala, las carteras de Cristina, que el peor enemigo de la presidenta es su marido, que el intento de amordazar a la prensa con la nueva ley de radiodifusión, etc, etc.
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