El documento era breve y su texto, conciso y duro, tenía una precisión casi castrense, sólo en algunos momentos una pincelada de adjetivación («cadáveres semiputrefactos»,»oscuridad y soledad propia del cementerio») parecía alterar el pulso firme del autor.
Se denunciaba concisamente, en poco mas de trescientas palabras, un hecho inimaginable: el gobierno hacia desaparecer a sus enemigos políticos arrojándolos al mar desde aviones policiales. La cifra exacta de las víctimas venia avalada por la rigurosidad de su origen: las denuncias, presentadas por familiares que los buscaban, radicadas ante funcionarios del Ministerio del Interior.
Eran, con precisión, 4632, «encontrándose entre ellos 83 mujeres» eso sí «se ignoran cuantos eran estudiantes». La crónica citaba incluso las palabras textuales de un alto jefe de las Fuerzas de Seguridad «en lo sucesivo hay que hacer desaparecer (si,las palabras exactas eran hacer desaparecer) al individuo que señale sin que quede rastro ninguno sobré la tierra» y continuaba «Es por ello que fueron transportados por algún tiempo en un avíon policial y en alta mar lanzados al agua»
Estaba todo allí: Desaparecidos, vuelos de la muerte, familiares que los buscaban infructuosamente, dependencias oficiales donde se negaba «cínicamente» tener conocimiento.
El Estado Terrorista, en suma, descripto con sus mínimos detalles.
La noticia círculo clandestinamente por Buenos Aires entre Junio y Setiembre de 1955. Si, no me estoy equivocando de fecha, ni ustedes han leído mal. Entre Junio y Setiembre de 1955. Evidentemente la Argentina es un país de pasados imprevisibles .
Entendamos; textos son contextos. La «información » sobre los desaparecidos es muy explicable si entendemos que formo parte de las campañas de acción sicológica , (¿sería forzado definirlas como campañas de acción sicológica destituyentes?) que buscaron operar sobre la clase media urbana para convertirla en parte de un consenso opositor al gobierno.
Esa primitiva propuesta de » sentido común democrático «evolucionaría con el tiempo y sucesivas operaciones de construcción de significados, hasta convertirse en la » vulgata antipopular del gorila»
Un sistema profundamente enraizado de generación de valores, identidades, pertenencias y rechazos que, con las adaptaciones del caso, serán utilizados para montar las más diversas aventuras antidemocráticas a lo largo de la historia reciente argentina.
Pero,en ese temprano periodo del 55 su objetivo era mas inmediato, solo se buscaba usarla para contar con una base de maniobras legítimamente que posibilitara realizar las operaciones de los aparatos armados de lo oligarquía (comandos civiles y militares golpistas) Es que entonces aun se subestimaba la potencia del peronismo como sujeto de la experiencia histórica de la clase obrera argentina y se evaluaba que el conflicto social se solucionaba acabando con Perón .
La opinión no es mía, es de Álvaro Alsogaray que en una sesión del programa de televisión Tiempo Nuevo , (dirigido por esos eternos aspirantes al titulo de dadores de sangre intelectual para los dueños del poder , Bernardo Neustadt y Mariano Grondona ) sintetizo,con la seguridad del impune, » En 1955 creíamos que la culpa era de Perón, por eso lo derribamos,en 1976 ya sabíamos que el problema era la clase obrera»
Es interesante ver como continuaba el informe sobre las desapariciones (que por cierto se llamaba «Refinamiento de la barbarie») «Como nuestra Marina se entera de este proceder por medio del Servicio de Informaciones,comenzó por controlar todas las naves aéreas que les fue posible,estableciendo un control especial con aparatos ópticos desde unidades de la Marina especialmente destacadas a este fin,pero como se enteró la Policía de que era observada,cambio de sistema». El cambio de sistema consistió, según prosigue el informe, en llevarlos de noche al cementerio de la Chacarita donde «se procede a cremarlos vivos»
Los golpistas del 55 realizaron una serie de acciones en el plano comunicacional que buscaban construir el marco justificatorio que permitiera realizar una política de control social. Se trataba de esa manera, de retornar a una especie de país pre-peronista. Comenzaron bautizándose a si mismos como Revolución Libertadora y a su enemigo como El Tirano Prófugo . El lenguaje popular (con una fuerte ayuda de la realidad) cambiaría esos nombres por La Fusiladora y El Hombre , respectivamente. Pero, de hecho, las operaciones de construcción de sentido para debilitar al gobierno popular habían comenzado años antes.
Una de las herramientas más importantes que utilizaron fue la campaña de panfletos rumores y versiones ,que alcanzaria su punto más álgido en el tenso interregno entre Junio y Setiembre de 1955
Esa»batalla cultural» para influir sobre el sentir de las clases medias se considero de una importancia tan estratégica por parte de los «libertadores» que fue reivindicada , sistematizada y profundizada en forma inmediata a su toma del poder.
Casi su primera manifestación fue el libro «Los Panfletos, su aporte a la Revolución Libertadora,recopilación y comentarios» sin nombre de autor, con el pie de imprenta de un ignoto Editorial Itinerarium, fue publicado por el editorial Kraft el 30 de Noviembre de 1955. Claramente sólo podía ser un producto del Poder (estudios posteriores señalaron como responsable material de la recopilación a Félix Lafiandra, activista de la Acción Católica Argentina y de la Liga de Padres de Familia ). En sus 542 páginas incorpora 200 panfletos, 17 grabados y 16 poesías que circularon en la clandestinidad de la lucha antigubernamental.
Es allí, en sus páginas 328 y 329, que se publicó el informe sobre desaparecidos que venimos comentando.
El análisis del contenido del libro es un clásico en su modelo de construcción – explicación. Ordenado sobre ejes que describen una serie de «realidades»; tales como el agobiante clima de falta de libertades, la corrupción generalizada, la demagogia, la destruccion de instituciones, el bastardeo de formas republicanas; los termina unificando y articulando en una lógica común: son la responsabilidad excluyente de un mismo núcleo de poder omnímodo: una personalidad presidencial que roza peligrosamente la megalomanía y la inestabilidad psíquica. Es la adaptación (explicita por otra parte) a las necesidades de mediados del siglo XX de la figura del Tirano, piedra central de la estructura de sentido sobre la que se construyo la arquitectura del orden conservador en el siglo XIX.
Tal es la genealogía de esas ideas fuerza que, con mínimos ajustes, se han continuado repitiendo desde hace sesenta años.
La oligarquía no parece muy creativa pero es, claramente, persistente hasta la obsesión. Así les va
Pero volvamos a nuestro análisis del «Refinamiento de la Barbarie» es casi increíble que con veinte años de adelanto se escriba una ficción política con fines propagandísticos que describa,con tan horrenda precisión, lo que seria la página más oscura de la historia de los argentinos. Uno podría interpretarlo como el ejemplo de una inverosímil casualidad, quizas hasta se podría jugar con la banalidad de ese lugar común que postula que la realidad siempre termina por imitar al arte, pero personalmente prefiero construir mi propia interpretación desde una lectura de lo políticamente posible .
Posicionarme desde esa matriz de genealogías en la construcción de dispositivos creadores de sentido. Tratar de usar la anécdota para incursionar en ese continuo permanente, dedicado desde el fondo de nuestras ideas políticas, a la producción de lógicas de orden social. Permítanme que reflexione sobre las características del escritor del panfleto.
Parafraseando al improbable Borges, «no se la laya fiel de aquel hombre» pero creo verlo como un joven oficial de la Marina, un cuadro novel del Servicio de Informaciones Naval (el legendariamente maligno SIN) enfrentado a su máquina de escribir, debiendo crear una página de «propaganda negra» para demonizar «al Tirano»; pero al mismo tiempo dejándose llevar por un fascinante e irresistible juego de transferencias. Me lo imagino pensando ¿Qué haría yo si tuviera el poder de destruir a mis enemigos? Los haria desaparecer sin dejar rastros. Y continuando con ese juego ¿Y cómo lo haría? Los arrojaría al mar desde mis aviones…
Hay que reconocerle un elemento de inedita creatividad al diseñar su particular versión del mal absoluto. Los franceses aún demorarían un par de años en arrojar, desde helicópteros, a 3000 patriotas argelinos al Mediterráneo (los tristemente célebres «crevettes de Bigeard»).
Debo aclarar que esta posible autoría que propongo no es un ejercicio de arbitrariedad, ni tampoco un producto de prejuicios. Tiene, me temo, solidas bases de posibilidad real.
Más allá del ya mencionado estilo castrense de redacción, más allá dela participación benéfica que se le asigne en el relato a la Marina, más allá de las precisas referencias al SIN, más allá del contexto marítimo de la metodología desaparecedora propuesta, más allá del innegable olor a servicios del panfleto y del libro, prefiero fundamentar mi perspectiva genealogica en un hecho de absoluta rigurosidad histórica.
El 16 de Junio de 1955 cuando la Marina de Guerra se sublevó contra Perón, realizando los bombardeos sobre Plaza de Mayo, la CGT y la Residencia Presidencial, que masacraron a mas de trescientas personas, su jefe era el contralmirante Aníbal Olivieri. Dado su alto rango se encontraba asistido por tres jóvenes oficiales,seleccionados por sus méritos profesionales,sus nombres eran: Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Óscar Montes.
Olivieri pidió al posterior Consejo de Guerra que lo juzgo «que la responsabilidad en que pueden haber incurrido mis tres ayudantes sea cubierta por mi responsabilidad « El tribunal los puso en libertad, tras el breve trámite de una declaración, sin siquiera considerar su procesamiento. Eduardo Luis Duhalde opinaria sobre ese episodio que «La impunidad suele tener un precio altísimo. «
Los tres continuarían sus carreras y ocuparían puestos protagónicos durante la última dictadura militar; Massera sería, en su calidad de jefe de la Armada, miembro de su Primera Junta. Como comandante de la Aviación Naval, Mayorga sería el responsable directo del asesinato de dieciséis prisioneros en la masacre de Trelew, en Agosto de 1972, y más tarde promotor y planificador del golpe de Marzo de 1976. Y Montes sería el Ministro de Relaciones Exteriores de esa dictadura ( con estrechas vinculaciones con la Fuerza de Tarea 3.3.2). Allí están las Genealogías
En la lección aprendida por esos jóvenes oficiales en la combinación entre violencia extrema e impunidad, en el persistente y sistemático encadenamiento de hombres e ideas, que como un entramado en rojo sustenta a las acciones de la oligarquía a lo largo de nuestra historia, alli esta lo que me lleva a orientar mis serias sospechas acerca de quien pudo haber sido el autor de la ficción ¿o mejor dicho premonición ? sobre los desaparecidos de Buenos Aires en 1955.
Me parece innecesario hacer una última inferencia. La de un autor de ficción al que la historia coloca, ya convertido en Jefe Naval, ante la posibilidad de concretar su propia pesadilla. Prefiero dejarlo allí, que su figura quede difusa en la frontera entre lo posible y lo real.
Quizás el mejor cierre para esta nota sea reproducir una suerte de balance que, con el titulo de El Panfleto, el/los autores que hemos venido comentando cerraban su libro «El mimeógrafo hizo sus impactos con más seguridad que la metralla. La Espada que castiga y el mimeógrafo que le suministra las verdades han sido hermanadas esta vez»
Esas armas, pero fundamentalmente los suministradores de esas ideas han hecho pagar un altísimo precio al Pueblo argentino. Solo la Democracia puede acabar con esa genealogía de Buitres. Esta en nosotros conseguirlo.
Profesor Martin Gras – UNLP