En política, rara vez se habla de teoremas. Sin embargo, hay uno muy conocido en el ambiente político que fue enunciado en 1985 por el diputado nacional radical Raúl Baglini. En síntesis, sostiene que “cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven”.
El año pasado el senador justicialista Eric Calcagno postuló el «teorema de Néstor Kirchner«, que dice que «cuanto más cerca se está del poder -por ejemplo cuando se ejerce el gobierno- más deben afianzarse los principios por los que se luchó y profundizarse las reformas deseadas (debe recordarse que cuando el establishment domina la economía, el acceso al gobierno no significa la toma del poder, sino que sólo es un importante instrumento para lograrlo)«.
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Esto viene a cuento porque hoy Hugo Moyano parece encontrarse atrapado entre ambos teoremas; a raiz de lo cual nos atrevemos a postular el que aquí llamaremos el «Princípio Basurero de la Política», basado en el «Princípio de Peter también conocido como el principio de incompetencia de Peter, nacido del «estudio de las jerarquías en las organizaciones modernas», o lo que Laurence J. Peter denomina «hierachiology» («jeraquiología»). Afirma que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas a puestos de mayor responsabilidad, hasta que alcanzan su nivel de incompetencia. Este principio, formulado por el catedrático de ciencias de la educación de la Universidad del Sur de California en su libro The Peter Principle, de 1969, afirma que:
En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia: la nata sube hasta cortarse.»
Ahora sí, vayamos a nuestro humilde pero pretencioso Princípio Basurero de la Política.
En política, todo dirigente tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia, la nata sube hasta cortarse.
¿Pero cuál sería ese nivel de incompetencia? Es aquel nivel en el que el dirigente político no acierta en el uso del poder logrado, es incompetente para ejercerlo o amenazar con hacerlo. Allí comienza su ocaso, desaparecen sus apoyos, sus seguidores y sus aliados; y es entonces cuando se licúa su poder. Algunos ejemplos de este princípio fueron los recorridos de De la Rúa, Duhalde, Cobos, Carrió y De Ángelis (y siguen las firmas).
Para graficar el «caso Moyano», es decir cómo su ascención desde el puesto de simple delegado camionero hasta convertirse en jefe de la CGT terminó en lo que aparentemente es el actual comienzo de su caída, recordemos el cenit en el que se encontraba hace un año nada más (cuando pretendía colocar el candidato a vicepresidente junto a Cristina Fernández, el candidato a vicegobernador de Buenos Aires y muchos candidatos a diputados nacionales y provinciales) y analicemos ahora algunos párrafos de los comentarios sobre los actos en Plaza de Mayo y en Ferro. Veamos:
Muchos bombos y algunas cacerolas.
José, joven licenciado en administración de empresas, se acomodaba el saco azul y saboreaba su choripán en las escalinatas de la Catedral, mientras al lado de él una señora hacía sonar su cacerola. Frente a él, y pasando el puesto con el tentador aroma del chorizo, corrían de mano en mano la cerveza y el fernet, mientras militantes de la Corriente Clasista y Combativa y el MAS propalaban consignas contra la Presidenta.
«No hay mal que por bien no venga. Le agradezco a la Presidenta que nos haya unido por primera vez a todos los que estamos acá», dijo José a La Nacion con un leve temblor en la voz, tapada por el ruido de los bombos. Fue una postal de lo que ayer fue la Plaza de Mayo, un heterogéneo mosaico de organizaciones, dirigentes y -aunque en menor medida- gente sin identificación partidista que dejó de lado sus diferencias para acompañar a Hugo Moyano en su cruzada contra el Gobierno. Más allá de la abrumadora mayoría moyanista, la plaza exhibió casi sin incidentes el agua y el aceite en materia sindical y política.
Cacerolas y opositores.
Frente a la Catedral se ubicó un nutrido grupo de personas sin banderas ni consignas. La mayoría vestidos como para salir a cenar y varios con cacerolas en las manos. Mariela, docente de Caballito, contaba: «Soy docente jubilada y me descuentan el impuesto después de 45 años. Esto no da para más», decía.
«No estoy de acuerdo, yo quiero que Cristina termine su mandato», le contestó Sofía, empleada del Edificio Libertad. Con una sonrisa, aclaraba: «No comulgo mucho con Moyano, pero es el único que puede frenar a esta gente», abundó. Esas opiniones eran compartidas delante del Cabildo, donde abundaban camperas de estilo inglés y anteojos Ray Ban. Por ese sector pasó el ex carapintada Aldo Rico y recogió saludos afectuosos, al igual que el senador Nito Artaza, que llegó con la columna de la Organización de Trabajadores Radicales.
Muchos aprovecharon el acto para ganarse unos pesitos. Fabián, por ejemplo, llegó con su carrito desde Avellaneda a vender panchos a $ 8. «Me gustaría ser camionero, ¡si ganan 12 lucas!», se reía. Las hamburguesas se cobraban $ 10 y los choripanes, $ 15. «¿Ese precio para un trabajador? Me voy a McDonalds», dijo un hombre.
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En un acto que ocupó media Plaza de Mayo, en su mayoría manifestantes del gremio de Camioneros, Moyano arremetió contra el Gobierno y criticó a los dirigentes sindicales que se oponen a su continuidad como líder de la CGT
En el marco de un paro nacional que sólo se sintió en el gremio camionero, pero con media Plaza de Mayo llena, matizada de banderas verdes por el impresionante despliegue del aparato de los mismos camioneros, el titular de la CGT, Hugo Moyano, criticó al gobierno nacional, reclamó la eliminación del Impuesto a las Ganancias y el tope para las asignaciones familiares y sumó a estos reclamos la estatización del Banco Hipotecario. Y, por supuesto, vaticinó que será el próximo secretario general de la CGT. De esta manera, el jefe sindical opositor logró realizar una demostración de fuerza previa al congreso de la CGT del próximo 12 de julio, en el que deberá renovar autoridades, y para el que Moyano perdió el respaldo de los gremios más grandes. De hecho, tanto el paro como el acto de ayer se asentaron en forma casi exclusiva en la fuerza del gremio de Moyano, con una participación bastante menor de otras agrupaciones.
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“Pocos gremios acompañan la política personalista de Moyano”
El secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de Edificios, Rentas y Horizontal (SUTERH), Víctor Santa María, aseguró que “son pocos los gremios que acompañan la política personalista y de poco diálogo de (Hugo) Moyano” luego de la movilización de ayer en la Plaza de Mayo.
“Está prácticamente solo con su gremio”, agregó en diálogo en Radio América y dijo que el secretario general de la central obrera cumplió con su objetivo que era movilizar “a su propio gremio”. “Ha roto la unidad sindical que reclama”, cuestionó.
En otro orden, el sindicalista criticó que “haya anunciado el paro desde un estudio de televisión” al referirse a la presencia de Moyano en el canal de noticias TN, señal que eligió para anunciar los pasos a seguir.
Consideró que “calificar de dictatorial a este gobierno democrático es jugar con nafta en medio de un incendio y afirmó que “este Gobierno ha transformado a la Argentina en los últimos años”.
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Un acto con color peronista, pero con ausencias y apoyos contradictorios.
Hugo Moyano se rodeó de respaldos tan heterogéneos como la ex macrista Cynthia Hotton y “Pino” Solanas. El faltazo de Héctor Recalde.
La Plaza de Hugo Moyano, la que iba a aclamarlo como nueva síntesis del descontento, ocupó por varias horas el centro simbólico de la política argentina. La concentración se extendió, con claros en ciertos lugares y posibilidades de caminar sin problemas, desde la valla que atraviesa la mitad de la Plaza de Mayo hasta las calles Perú, por Diagonal Norte, y Piedras, por Avenida de Mayo. La convocatoria reunió en un mismo espacio físico a los gremios alineados con Moyano (la parte central de la multitud) con los sindicatos que forman parte de la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, Barrios de Pie (vinculado a Libres del Sur y el FAP) y los partidos de izquierda.
Con la presencia más visible de Gastrónomicos, Barrionuevo movilizó una columna por Avenida de Mayo: la integraban el sindicato de la carne, los conscriptos que fueron movilizados pero no combatieron en 1982 y grupos de jubilados que reclaman por el 82% móvil. Aparte de la logística de Camioneros, que está imbricada con las empresas del sector, como Covelia (se vieron chalecos, camperas y vehículos con la inscripción de la empresa), los manifestantes desplegaron el cotillón lleno de color de todo acto peronista, aunque con algunas innovaciones: uno de los camioneros se paseaba con su rostro tapado por una máscara verde de la lucha libre mexicana.
Allí convivían dirigentes gremiales del moyanismo, diputados del peronismo disidente encabezados por Enrique Thomas, ex legisladores del PRO, como Cynthia Hotton, famosa por su oposición al matrimonio igualitario, que se codeaban con Juan Carlos Alderete, de la CCC, y Fernando “Pino” Solanas y Mario Cafiero. Entre la multitud, caminando al frente de la columna del MST, se pudo ver a Vilma Ripoll y al legislador porteño Alejandro Bodart.
El palco mostraba una notoria ausencia para el espacio incondicional a Moyano. Estaban sus hijos, Pablo y Facundo, su esposa Liliana Zulet, los gremialistas Omar Plaini, Julio Piumato, Gerónimo “Momo” Venegas, Ricardo Cirielli, Amadeo Genta y Jorge Pérez Tamayo. Faltaba el abogado laboralista Héctor Recalde, quien un día antes estuvo sentado en la primera fila del acto de Cristina.
Las referencias al kirchnerismo mostraban elementos contradictorios: mientras que Moyano acusó a Néstor Kirchner de haberse exiliado en el sur para enriquecerse con la circular 1050 de José Alfredo Martínez de Hoz, una bandera gigante de la Juventud Sindical, que encabeza su hijo Facundo, mostraba los rostros sonrientes de Kirchner y Perón. Nadie pidió que la bajaran.
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Recalde se quedó en su banca.
El abogado de la CGT y diputado del Frente de la Victoria, Héctor Recalde, estuvo en el centro de las miradas durante la sesión de ayer por la tarde en la Cámara baja, convocada por el oficialismo. A diferencia de Facundo Moyano y el canillita Omar Plaini, Recalde prefirió mantenerse en su banca para defender una serie de proyectos laborales de su autoría antes que sumarse a la manifestación convocada por el camionero Hugo Moyano.
El enfrentamiento del moyanismo con el Gobierno incomoda a los legisladores relacionados con el camionero. A su modo, todos se pronunciaron a favor de permanecer dentro del bloque oficialista, pero desde el entorno de Recalde fueron los más contundentes: “No se va del bloque”, aseguraron.
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Un adelanto de la fractura que se viene.
La movilización del sindicato de Camioneros a la Plaza de Mayo cristalizó la fractura de la CGT antes de llegar al congreso del 12 de julio, en el que elegirán autoridades, objetado por casi una veintena de sindicatos de los 35 miembros del consejo directivo. “Se pudo ver que el apoyo de otros gremios fue muy pobre. Moyano está cada vez más aislado dentro del movimiento obrero”, aseguró a Página/12 un dirigente del espacio político que impulsa la renovación en la cúpula sindical.
“Se vio claramente que la movilización fue de los camioneros. No pudieron traccionar ni siquiera al resto de sus aliados”, sostuvo en diálogo con este diario un dirigente gremial opositor mientras observaba los títulos de los diarios en el teléfono de un asistente. “Veinticinco mil personas dice Clarín, fue una movilización bastante pobre”, agregó luego de leer las estimaciones de la asistencia a la Plaza de Mayo. La interna política electoral que atraviesa la central obrera está llegando a un punto del que no se puede volver. Los dirigentes gremiales agrupados bajo la idea de cambiar la dirección que tomó la CGT bajo el mando de Moyano ya casi no hablan de unidad, sino más bien de la formalización de la fractura de la organización de trabajadores, “Sabemos que el 12 va a quedar fracturada la CGT por culpa de los gremios que no pueden aceptar que Moyano les va a ganar”, puntualizó el moyanista acusando a la oposición de rupturista.
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El paro y la marcha a Plaza de Mayo abrieron grietas en el entorno de Hugo Moyano.
La jornada de protesta de ayer evidenció las diferencias que existen en el seno de la conducción de la CGT. Pablo atacó a La Cámpora y Hugo a Néstor Kirchner, pero Facundo Moyano los defendió. Recalde no estuvo en la Plaza de Mayo, y se aleja.
La demostración de fuerzas que intentó hacer ayer no fue todo lo que esperaba Hugo Moyano. Si bien dejó en claro que mantiene el control sobre el gremio de Camioneros, uno de los más importantes en el escenario sindical argentino y con un poder de fuego paralizante, no tuvo demasiado acompañamiento de otros gremios fuertes.
Por si fuera poco, dejó en evidencia que, puertas adentro, también aparecen algunas grietas que pueden resultar amenazantes de cara al futuro. Es que las relaciones que Moyano trazó con el kirchnerismo en los últimos 8 años, y la ruptura y confrontación directa lanzada en las últimas semanas, pusieron en aprietos a algunos dirigentes que mantienen fuertes vínculos con el Gobierno y con el sindicalismo cegetista.
Facundo también contradijo las acusaciones que su padre Hugo hizo contra el ex presidente Néstor Kirchner. “Cuando muchos nos quedamos en el país después del golpe de 1976 hubo dos clases de exilio: los que se exiliaron fuera del país y los que se exiliaron en el sur argentino a lucrar con la 1050 ”, dijo el líder de la CGT.
Su hijo diputado aseguró que defiende el proyecto de la Presidente «en términos generales», y hasta se pudo ver fotos del ex Presidente en la columna de su gremio que participó del acto en Plaza de Mayo, así como un avatar con la foto de Néstor Kirchner en su cuenta de twitter.
«Me siento atrapado entre dos lealtades», había publicado en la red social Facundo Moyano hace algunos días, cuando estalló la confrontación entre su padre y el Gobierno nacional.
Recalde, cada vez más lejos de Moyano
Ya había despertado recelo su presencia en el acto en Casa Rosada del martes, cuando por cadena nacional, Cristina Kirchner cuestionó el paro y la movilización anunciada por Hugo Moyano. Pero la ausencia de Héctor Reclade ayer en la Plaza de Mayo no hizo más que oficializar su alejamiento de las huestes del dirigente camionero.
Abogado de la CGT desde que Moyano es secretario general, Recalde es otro de los diputados sindicales del Frente para la Victoria, y ha sido uno de los principales interlocutores con el kirchnerismo.
Ayer, mientras Moyano contaba los porotos en la plaza, Recalde ocupaba su banca en la Cámara de diputados durante el tratamiento de la ley de fertilidad asistida, y se negaba a bajar al recinto para discutir un proyecto de modificación del impuesto a las Ganancias presentado por la oposición.
Si bien ha mantenido silencio, las últimas fotos reflejan que Recalde, incómodo con la abierta confrontación entre Moyano y el Gobierno, decidió mantenerse cerca de La Rosada, y, claro, cada vez más lejos de la CGT.
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Este jueves, aparecieron más alarmas en el tablero del camión del titular de la CGT por lo sucedido en el estadio de Ferro, lo que ratifica el rumbo «barranca abajo» del líder de los camioneros lanzado a la política, y que constituye una magra cosecha del cambio de alianzas ensayado con vistas a lograr un objetivo personal. Veamos lo que se dijo al respecto:
Con los puentes de diálogo cortados y decidido a enfrentar a la Casa Rosada, Hugo Moyano empujó sus reclamos gremiales directamente al terreno electoral. Después de ser elegido ayer jefe de un sector de la CGT, el camionero condicionó el respaldo al kirchnerismo en las elecciones legislativas nacionales de 2013. Insinuó que podría darle su apoyo a un postulante opositor o hasta presentar sus propios candidatos.
A diferencia de sus últimos ataques retóricos al Gobierno, Moyano se preocupó esta vez por condimentar sus exigencias gremiales con reclamos más amplios. Reiteró sus pedidos de una reforma tributaria y de mejoras salariales, pero también se refirió a la inflación, a la inseguridad y a los jubilados. Hasta protestó por la soberanía de las islas Malvinas. Fue un discurso que cruzó las fronteras de su habitual tribuna sindical y la de sus fieles camioneros.
En una elección con lista única y sin inspectores del Ministerio de Trabajo, el moyanismo se jactó de haber logrado la participación del 54,6% del total de los delegados congresales. En el padrón general se contabilizó, también, a los representantes de los gremios opositores que se ausentaron ayer del comicio por considerarlo «irregular».
Moyano sufrió la fuga de aliados hasta el último momento. Se confirmó ayer la quita del apoyo de la Unión Ferroviaria y la ausencia de Ricardo Cirielli, del Personal Técnico Aeronáutico. Lo de Cirielli fue extraño, ya que acompañó al camionero en su reciente protesta a la Plaza de Mayo y en la del año pasado, en Huracán.
Pero el cantito que más trascendió fue en apoyo a Moyano. Prácticamente, fue un acto puramente de los camioneros.
Venegas será una de las principales espadas de la central moyanista. No solamente aporta poder de movilización, sino que también es un nexo con sectores del peronismo disidente. Es Venegas el que empuja a Moyano a vincularse con peronistas que no comulgan con el kirchnerismo. Algo de esto tuvo que ver con el desafío de ayer al Gobierno.
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Barrionuevo: «No nos gusta el personalismo»
El gastronómico se distancia del camionero
Luis Barrionuevo sigue decidido a navegar lejos de las dos grandes facciones en que quedó dividida la CGT. Decididamente, ayer se alejó de Hugo Moyano, a quien había acompañado -lejos del palco- en la marcha contra el Gobierno de hace dos semanas.
El jefe de los gastronómicos justificó su ausencia en el congreso sindical liderado por Moyano con el argumento de que se ya se había ido de la CGT hace «seis años» por el «personalismo» del dirigente camionero.
«No nos gusta el personalismo de Moyano», afirmó Barrionuevo. Y añadió: «Nunca hay que hablar con el que se va».
Barrionuevo lidera la denominada CGT Azul y Blanca, en la que lo acompañan unos 50 gremios de pequeño y mediano porte. El principal es que él conduce.
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Para finalizar, recordemos brevemente el mito de Ícaro y comparémoslo con lo sucedido con Hugo Moyano:
Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar. (…) y entonces el muchacho comenzó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar.
Cuenta el final de la leyenda griega que el ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. De tanto acercarse al sol buscando el paraíso (el Poder según una interpretación de la leyenda) Icaró cometió el pecado de soberbia y fue más allá de sus capacidades.
Podemos por lo tanto afirmar que Hugo Moyano fue (y tal vez siga siendo) un muy buen sindicalista, lo que lo proyectó de su cargo de simple delegado a jefe casi indiscutido de una poderosa CGT (bien distinta a la fracción actual que parece seguirlo), e incluso llegó hasta la vicepresidencia segunda del partido Justicialista, pero ese fue, al parecer, su cenit. Ese fue el punto de inflexión: su caída comenzó cuando atisbó otros horizontes, otro cielo para su estrella, y al comenzar a ejercer el poder que había acumulado hasta entonces para emprender una carrera política parece que alcanzó su «nivel de incompetencia» o, como Ícaro, voló demasiado cerca del sol, sus alas desaparecieron y comenzó su caída…
Y así es como parecen pertinentes tanto la referencia al mito de Ícaro como al «Princípio Basurero de la Política» que postulamos aquí. Para verificarlo sólo nos resta esperar, porque el tiempo, ante quien todos nos sometemos, pondrá a prueba la validez de esta afirmación. Como siempre.
Cree que puede ocupar el lugar de Cristina, pero como mucho puede aspirar al de Lilita.
Remando muuuuucho…
¿Si HM representa tan poco, por qué tanto ninguneo?
Cómo se explica el apresuramiento en recibir en la rosada a Martinez y cía?
Para tornar (aún más) explícito lo evidente. Que funde el Partido Camionero y ponga su boleta en un cuarto oscuro.
lo que se dice «dar por el pito más de lo que el pito vale».
Ponele.