Lo que está haciendo Massa me hizo acordar a lo que alguna vez realizó Juan Perón. Me explico: Massa no aparece en ningún lado, no hace ninguna declaración, no se pronuncia por nada. Sus candidatos tienen discursos distintos entre sí, no hay una línea homogeinizada. Así, nos encontramos con un Felipe Solá que dice que “hay conquistas que ya están y hay que discutir el futuro”; una Mirta Tundis que dice que el massismo está “más cerca de De Narváez que del Gobierno”; un Gianola que dice que el kirchnerismo “se encamina hacia una dictadura“; un ex FpV como Giustozzi que tiene el discurso de “seguir lo bueno y terminar lo malo” etc. A todo esto, se suma el acuerdo con el PRO y el apoyo EXPLÍCITO de su principal dirigente (y uno de los máximos referentes opositores al kirchnerismo como es Mauricio Macri) que afirma hoy en La Nación que “votaría por Sergio Massa”.
Bueno, todo esto me recordó la época en que el General Perón retornó al país pero no podía presentarse a las elecciones por la disposición de Lanusse de que para serlo los candidatos tendrían que tener una cantidad de años de residencia que él no alcanzaba a tener debido a sus 18 años de exilio. En aquella ocasión, en una de sus tardes en Gaspar Campos, decidió que tenía que volver a España. Esto llamó la atención de muchos dirigentes peronistas, que habían luchado tantos años para que él regresara. Pero no era para asustarse, sólo estaba poniendo en práctica lo que ya había teorizado:
“Si Dios bajara todos los días al la tierra a resolver el problema planteado entre los hombres ya le habríamos perdido el respeto y no hubiera faltado un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque el hombre es así ….”
Bueno, Massa hace eso. No “baja a resolver los problemas de los hombres”, así tampoco se pronuncia y logra sumar a personas con concepciones muy distintas (y hasta contradictorias), cumpliendo de esta forma con otra máxima peronista: “Todo el que viene dice: ‘Nosotros tenemos razón’. Tal vez sí, pero como yo no soy juez ni estoy para dar la razón. . . yo estoy para llevar a todos, buenos y malos, porque si quiero llevar sólo los buenos voy a quedar con muy poquitos, y en política con muy poquitos no se puede hacer mucho. Es decir, que esto tiene una hermenéutica de la cual no se puede salir, porque si no al final fracasa. Hay otros que tienen otra misión, bueno. . . que la cumplan ellos. Esta es mi misión, como digo, es la más ingrata de todas, porque muchas veces llega un tipo al que le daría una patada y le tengo que dar un abrazo. Pero la política es así, es un juego de utilidad, tolerancia y paciencia. Pero ¡qué paciencia que hay que tener!”
Desconocemos si Massa se basó en la doctrina de Perón para esbozar su estrategia electoral, lo que sí es seguro es que, sabiéndolo o no, la viene siguiendo al pie de la letra…
*Publicado también en Pibitopolitico
Lo que más debe admirarse de Massa es como sigue a Perón en la alianza con la embajada. Recordemos: Braden y Perón, un solo corazón
Y si evitita le termina poniendo la banda a Peroncito?
Eso es parte del juego democrático, que los dueños de la tierra (y sus incondicionales seguidores, ya sea por intereses personales o por ser los «quiero y no puedo») jamás aceptaron. Eso sí: llamar «Peroncito» a la nueva esperanza blanca es -como mínimo- un exceso de lenguaje o de imaginación.
Dedicate a regar las plantas.Nadie te llamó a este debate, para el cual te falta mucho
Dale, Mariano. Ya tienen tal quilombo mental que aunque lo tuyo es respetuoso (la chorrita de El Calafate no le llega a la tapita de los tacos a Evita -basta ver las cosas que se ponia Evita, sin entrar a las diferencias en estatura mental), te critican el comentario. Y que Massa es Peroncito, tambien es obvio.
Me hace acordar a la anécdota que contaba Perón del tipo que tenía un perro que se llamaba León:
El tipo lo llamaba «¡León, León!», y el perro venía, pero no era león, era perro.