La Fiesta de Casamiento

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No importa qué posición política ideológica tenga cada quien, es claro que estamos en un fin de ciclo, pero sobre todo del ciclo económico, más allá de las verdades o falsedades del Modelo. Y en Argentina, quizá más que en otros países  el fin del control económico, del crecimiento y del bienestar (real o ficticio) precipita todo lo demás.

 

Mientras la economía responde, los modelos son exitosos, de lo mucho que hay para repartir, algo se reparte, y hay una sensación, real o no de bienestar, a nadie o quizá a pocos les importa la corrupción. Como tampoco a muchos les preocupa la inflación, es más,  se puede escuchar decir a jóvenes preparados, gracias a nuestra educación púbica, que afirman «un poco de inflación está bien, no es malo y lo importante es que a los salarios, los suben con la inflación»Lo cierto es que la inflación, según el Indec es de un 10,2% anual y Lorenzino antes de «irse » décima más décima menos, lo confirmó. Pero los convenios de salarios, aún las actualizaciones de Jubilaciones, las dos anuales sumadas, todos tienen otorgados incrementos de entre el 25 y 30%.

 

¿Si la inflación es del 10,2 y el promedio de los últimos años fue de un 9%, cómo los incrementos de salarios (formales) y planes sociales, también los últimos años, fue superior al 25%?

 

En Argentina, ya no afortunadamente en Latino América, los porcentuales de 2 dígitos no asombran, pese a haber tenido durante los 90′ una década completa de baja inflación (pero de pésima distribución de la riqueza) y luego del crac de 2001, desde 2002 a 2008, también un indice razonable y comparable con nuestros vecinos y con el primer mundo.  Pero es evidente que los procesos inflacionarios, dejan más huella en la memoria social, que los no inflacionarios y a nadie le asombra hablar de valores superiores al 10%. Cómo tampoco espantan tasas de interés bancario del 25% (piso, porque en realidad son más altas) en tarjetas de crédito de 30% o más y que las grandes empresas calculen su porcentaje de renta, en productos por encima del 15% y en servicios, aveces sin ningún valor de referencia, aunque parezca insólito en el mundo empresario, pero así es. Telefonía celular por ejemplo (que nunca estuvo congelada su tarifa, como si, la fija y otros servicios) sus costos «reales» son estructurales y operativos, sumados al presupuesto publicitario (antenas, aire), pero si a esos costos (salarios, estructuras, impuestos, mantenimiento, publicidad etc.) los dividimos por los millones de usuarios, que tienen cada una de las tres compañías que controlan el mercado, aún sumándole una importante renta, jamás llegaríamos al precio de $2 + iva promedio el mensaje de texto o el minuto, como hoy tienen de costo piso estas empresas. Los planes con factura mensual y más todavía, los que usan tarjetas y cargas prepagas de servicio, pagan valores (en dólares y en euros) comparables al primer mundo, pero con ingresos mucho menores, traducidos en divisas, que los salarios promedios de esos países.

 

Se pagan, no hay asombro, no hay protesta.

 

Pero definitivamente no es normal, ni es bueno para ninguna economía.

 

En Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Bolivia y hasta en Paraguay, si una cadena de Supermercados, cargara sus productos con una ganancia de 15% piso, sería el fin comercial de la cadena, ya que sus competidores, ninguno se atrevería a calcular su precio a consumidor final con más de 4 o 5% de renta sobre el costo. Lo llamativo, es que por eso de la «globalización» en todos los países vecinos, están varias de las cadenas de supermercados, dependientes de los mismos grupos económicos que operan aquí y mientras en las otras economías tienen una tasa de renta por debajo del 5%, en la economía nacional, en algunos casos las mismas cadenas, cargan los productos con más del 15%. Lo van a negar, al igual que lo negará la Secretaria de Comercio, pero es suficiente con analizar facturas de compras de comercios minoristas y Pymes comerciales, que tienen costos por arriba de los que tienen los supermercados (por eso de los canales de venta, algo que la Ley de la Competencia cuestiona, pero sucede) y ver la diferencia que estos valores tienen con los precios de góndolas.

 

Pero, no solo los consumidores, el indice de precios y la capacidad de compra se ve afectada por la concentración , la competencia y el desarrollo de los pequeños comercios de proximidad, que son los que pueden funcionar como equilibrio, está diezmado.

 

Si tan solo el gobierno nacional, generara un programa de descuentos impositivos (IVA, Ganancias, Cargas Laborales y jubilatorias) Para comercios de menos de 100m2 o con menos de 5 empelados o con menos de $1.000.000 de facturación anual, de todo rubro de consumo masivo, esto solo y el nivel de precios que estos comercios podrían ofrecer al público con eso descuentos, obligaría a los supermercados (que hoy comercializan todos los rubros de consumo diario y masivo) a hacer «ofertas» lo que es equivalente a comenzar a bajar la inflación. El fundamento es sencillo, si la gente en su barrio, en los comercios de proximidad, consigue precios parecidos a los que podría pagar en un supermercados, con esos descuentos aplicados en su formación de precios, que de otro modo no podría lograr, por su volumen de compras, indudablemente iría menos a las grandes cadenas de supermercados y estás para seducirlos, tendrían que mejorar esa la propuesta de comprar al lado de casa. Sin embargo muy lejos de eso, el gobierno, su Secretaria de Comercio y demás entes fiscalizadores del estado, en lugar de incentivar la competencia y el desarrollo de los comercios Pymes (hoy en real deterioro) le permiten a cadenas como Carrefour y Coto, que por otra parte son de enormes grupos corporativos y económicos, no solo comprar y absorber otras cadenas y no tener casi competencia, sino también competir por la «proximidad» con  su reciente versión de «Minimercados» .

 

Para las cadenas no hay ley de la competencia, ni ley anti monopolios, ni reglas de juego, ellos las ponen y juegan en todos los canales de venta, tienen: Centros Comerciales, Mall, Hiper, Súper y ahora también Minimercados de proximidad.

 

Los pequeños comercios deberían complementar a las grandes corporaciones, como pasa en las economías que funcionan y no  sobrevivir de los miseros nichos que estas dejan. Las Pymes aquí y en el mundo dan más del 90% de los puestos laborales de modo directo,  y por una cuestión de falta de estructura en cuanto a temas contables y legales, también son las que más empleo registrado producen, para evitarse litigios y las que más impuestos pagan.

 

Lo mismo pasa en el sector productivo, la mayoría de los productos de consumo masivo y diario, todas las primeras marcas, están concentradas, no importa de qué rubro se trate, en no más de 2 o 3 grandes corporaciones, que comercializan todas las marcas. Y en esto hay que decir, que a las multinacionales, ejemplo Kraft, Pepsico, Bimbo,Frigor,  Dadone, Unilever,  entre otras, les permitieron cualquier cosa. La mayoría d esas compañías, que obviamente hace décadas hacen negocios en Argentina, desde mediados de los 90 y en particular esta última década, no solo compraron empresas nacionales, como o hizo Kraft con Terrabusi, por ejemplo, si no además la o las competencias de esas empresas. Frigor cuyos primeros capitales fueron chilenos y multinacionales, cuando desembarcó en el país a través de Nestlé, lanzó su propia marca, pero a continuación absorbió a Noel Helados y mas tarde a La Montevideana, que la sacó del mercado minorista e impulsivo y solo la dejó para el sector gastronómico y a granel. Algo similar hizo Pesico que en los 90 llegó con su marca Kellogs de Snack y cereales, pero luego la reemplazó por Lays y a la vez absorbió a sus competidoras, BUM y Pahuamar.  La Serenisima no solo tiene de rodillas a todos los tambos (hoy cada vez menos, por el avance de la frontera sojera) si no que sacó de competencia a todas las Pymes y Usinas Lácteas en general familiares, que además de venderle su excedente, fabricaban de un modo artesanal, productos manufacturados. A estos pequeños emprendimientos, les impidió la entrada a los grandes comercializadores, condicionando su venta, si además les compraban a esas Pymes, sino que además les exigió un volumen de Leche tan alto, como para que no puedan elaborar y solo produzcan para ella.

 

Los ejemplos abundan y podríamos hacer varias columnas solo citando situaciones así , pero lo cierto, es que,  sin respetar ninguna regla de la competencia y con el apoyo o la anuencia estatal, cualquiera con ese poder económico, se adueña de un mercado.

 

Y pone lo precios, que es lo peor.

 

Nadie, sea oficialista u opositor, puede discutir este escenario porque está a la vista.

 

Sin embargo hay otros escenarios, más ocultos, menos visibles, sumamente técnicos en cuanto a lo económico, que deciden los números finales de la economía, que luego se hacen visibles para la gente y se traducen por ejemplo: en el valor de dólar blue.  Qué en realidad, si queremos ser honestos y a la vez simplistas en la definición, no fija el valor del dólar, ya que esta divisa, al menos en las economías equilibradas, tiene un valor  más o menos estable, sino que fija el valor (o la desvalorización) del Peso frente a otras monedas.   La pregunta evidente, es ¿porqué se desvaloriza el peso? y si bien las causas pueden ser múltiples, la principal es    hay más pesos, que dólares disponibles y la causa, es que los pesos se emiten en el BCRA y en cambio los dólares solo ingresan si hay exportaciones (ya que créditos externos no hay) Los billetes, como cualquier otro bien, valor o producto de mercado, si hay más oferta que demanda se desvalorizan (en el caso de los pesos) y si en cambio hay más demanda que oferta (que la de dólares es exclusiva y compleja) de valoriza.

 

Pero no todo es tan simple, el dólar tenía una creciente demanda previo a las elecciones 2011, a ese ritmo de compras, el gobierno advirtió que los dólares que ingresarían por exportaciones no cubrirían la salida que se producía, como era un año electoral, hizo la «Gran Menen» y no dijo lo que haría luego de ganar por un porcentaje aplastante del 54% esas elecciones. No lo dijo, pero lo hizo y aunque nunca aceptó el termino «cepo al dólar» dificulto tanto a los privados, individuos y pequeñas empresas su compra, que cada vez, aún si quererlo, produjo una mayor demanda. Desde que comenzaron las restricciones, el dólar pasó de una cotización de algo más de $4,30 a la de hoy, récord histórico, aún incluyendo el post crac de 2001, de $10,40 . contra un dólar oficial de $5,30, osea una brecha del 100% entre ambos.

 

100% de diferencia, entre discurso y realidad.

 

Aunque lo más grave, no es el 100% de diferencia, entre lo que se dice y lo que es, si no, que esa restricción fijada por el gobierno y que lo único que consiguió fue, desdoblar el mercado y precipitar la crisis, no era para todos por igual. Las restricciones, fueron clasistas, exclusivas y discriminatorias, porque permitían la venta de dólares (hasta 2 millones diarios) a aquellos que con sus declaraciones y aprobaciones de Afip, podían demostrar capacidad económica para adquirir dólares, osea, les vendían dólares a los ricos, a los grupos de poder económico y a los que hacen de la especulación, su renta. Y no le vendían, a aquellos pequeños ahorristas, trabajadores extranjeros o pequeñas empresas, que querían conservar el valor de su renta (con una inflación real, superior al 25%). Los hermanos latinoamericanos, que trabajando en Argentina ayudaban a sus familias en su país de origen, se vieron imposibilitados de girar esas remesas. Los que necesitaban viajar por trabajo o estudio de un modo individual también. En cambio les dieron posibilidades de efectivo en dólares y de gastos en tarjetas, a los que contrataban viajes de turismo. Poco justo, pero sobre todo, menos progresista el modo de selección de a quien si y a quien no.

 

Sin embargo eso es historia, hoy todo se precipita, el techo psicológico (e irreal ) de $10 fue superado por el blue ( o el peso llegó a lo más bajo de su valoración histórica. Y mientras hasta aquí, a consigna fue «pensar en pesos» para todo, ahora todo el equipo económico, cambiaron el discurso y pensar en dólares no está tan mal, siempre y cuando se lo den al gobierno y a cambio acepten Bonos o Certificados, con intereses y vencimiento en 2016.

 

No sirve caer el lugares comunes, que seguramente ya recorrieron en la prensa de estos días,  por eso no nos vamos a detener en detalles.

 

Es evidente que si los cinco responsables (o no) de la economía nacional, nunca hablan con la prensa y un día, para un anuncio lo hacen, es porque tienen serios problemas.

 

También está a la vista, que la propuesta, no es para beneficiar a la sociedad (por el bien común) si no para sortear la situación y favorecer, justamente a los que no cumplieron antes, con las normas de la sociedad (económicamente hablando)

 

El mensaje fue concreto, salvo por algunas «restricciones» que nadie puede asegurar que se cumplan (el mismo gobierno lo va a fiscalizar) la idea, es «no importa que pasó y qué hicieron antes, ahora traigan su billete dólar», eso si, sin recriminación alguna, sin impuestos y con intereses (una ganga)

 

El problema, para cualquier «fugador de divisas y evasor» es que sus billetes de dólar, se los tiene que confiar a Lorenzino (que aveces se quiere ir) a Moreno (que atropella a todo el mundo) a Kicilliof (que amenaza con quebrar empresas) a Marcó del Pont (que no ha demostrado ni la minima idependencia del Ejecutivo) y a Echetgaray (que persigue más peces flacos, que gordos)

 

Un «Ilegal, fugador, evasor» hasta ayer nomas, debe confiar en ellos y en un modelo, que su futuro depende, primero de esos dólares y luego de que la Corte de Nueva York falle a favor de la Argentina y no de los Buitres, porque si no estaría en default.

 

¿Si hay default, aunque sea técnico, se pagarían esos bonos y en billete dólar en 2016 , con otro gobierno?

 

¿No le podrían aplicar una quita, como pasó con otros bonos de deuda privada?

 

Ahora, ¿no podrían pedir las mismas condiciones que tienen estos ilegales blanqueados, los exportadores de cereales, para sacar su soja de los silos bolsas y exportarla ? (son dólares que están fuera del mercado por ahora)

 

¿Y los exportadores de cualquier otro producto, primario, manufacturado o industrial?

 

¿Todos no podrían pedir que les liberen impuestos, no les cobren retenciones, a cambio de ingresar dólares al Central?

 

Indudablemente el final del Modelo, lejos de alentar la producción, la conducta y el cumplimiento impositivo y el trabajo productivo, premia la evasión, la fuga de divisas (y con intereses) y el origen dudoso de los fondos.

 

Se equivocan los que creen que el blue sube, por los «arbolitos» las Casas de Cambio, y las compras minoristas (de los tilingos) en la City Porteña. A los dólares, los compran a través de la adquisición de «Titulos Públicos» y otros papeles  que se pagan en pesos y se colocan en dólares en el exterior, esa operatoria, se hace con agentes de bolsa, los mínimos son inalcanzables  aún para sectores medios altos y de paso utilizan «giros en descubierto» del mismo BCRA.

 

Es el final (formal) del Modelo, que en realidad, comenzó antes de 2011, cuando CFK con el mayor poder, la mayor imagen positiva e intención de voto (lo demuestran las primarias de ese año) pudo haber sincerado la economía y no lo hizo.

 

Priorizó la falacia del discurso.

 

Levantó como bandera 5 millones de puestos de trabajo, cuando buena parte de eso, era solo asistencialismo. Ella misma destacó «los que cobran planes, ahora no se dejan explotar y por eso no se consigue mano de obra para cosechar».

 

En realidad, esos argentinos, dependientes de planes, muchos de ellos, no tienen ni la mínima capacitación para ser explotados.

 

Hemos creado una escalón inferior en capacidades y posibilidades, al que  mencionaba Marx en «El Capital» porque e este Modelo, los más vulnerables, no son los «proletarios y explotados» sino lo que ni siquiera podrían ser explotados.

 

Este Modelo no redujo la pobreza, solo la subsidio, y la mantuvo pobre.

 

Y hoy, demasiado pronto, con casi dos años hasta el recambio de poder, empezará a pagar otra fiesta, otra vez toda la sociedad.

Pero más, los más pobres. (aunque con inflación, hace tiempo que la pagan)

 

Porque si en 2001  La Fiesta fue de Quince y con todo el cotillón, la que se viene, es la de Casamiento, con música en vivo y canilla libre.

Acerca de pablovillaverde

@pablovillaverde Periodista,columnista free lance. Técnico comunicaciones Cronista de Boca.política2.0. Origen:Bariloche, Temas ambientales,Turismo, ski y montañismo Buenos Aires · http://www.reeditor.com/columnista/331/pablo/villaverde

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