Menudo revuelo se armó en torno a la foto de Spinetta en tapa de la revista “Caras”, tras el anuncio de su enfermedad. Expone, creo, un aspecto de nuestra cultura ─que no comparto─, aún muy extendido sin importar “palos” ideológicos. Me refiero a la mentalidad corporativa que hace ver bien todo lo que venga de los amigos, y mal lo de los otros, sólo por eso, por ser “amigos” o “enemigos”, sin ningún motivo ni fundamento real.
A menudo, ante declaraciones histéricas o “sunescandalosas” desde alguna “otra vereda”, me pregunto “¿de qué hablan? ¿De DÓNDE sacan eso?”. Me cuesta entender cómo se pueden hacer afirmaciones ─y denuncias─ tan contundentes, basadas en puras simpatías o antipatías subjetivas.
No leería la revista “Caras” ni regalada, ni había visto la foto de marras. Pero, a raíz del revuelo, la busqué, encontrando ésta junto a un texto de Cynthia García, columnista de Víctor Hugo Morales y flamante panelista de “6-7-8” ─es decir, “de las nuestras”—.
Y me asombra. Me asombra cómo, aun perteneciendo al mismo campo, se puede percibir la misma cosa de formas tan distintas.
Escribe Cynthia: «La última tapa de la revista Caras mostrando a Spinetta saliendo de alguna vivienda en algún lugar de la ciudad de Buenos Aires, ofende» (mi resaltado).
Y añade: «muestra un Spinetta demacrado, flaco como siempre, con un rictus gestual de enojo o malestar que seguramente tiene porque vio el disparo del flash; hay algo más. Es lo que la foto quiere significar, que Spinetta está enfermo y tiene una enfermedad grave«.
Vamos a ver: El cáncer de pulmón ES una enfermedad grave, y el propio Spinetta ha dicho que lo sufre. Y ES noticia. Que le deseemos que logre superarlo, no cambia esta dura realidad.
Pero permítaseme detenerme en que esta periodista VE en la foto “un rictus gestual de enojo o malestar que seguramente tiene porque vio el disparo del flash”.
Pues yo veo todo lo contrario. Que la foto «ofende», no alcanzo a entender muy bien por qué. Y que su expresión sea «un rictus gestual de enojo o malestar que seguramente tiene porque vio el disparo del flash», es un disparate. ¿Cuál flash? Es evidente que no lo hay, es luz ambiente, suave, seguramente en la calle. Y lo que para Cynthia García es «rictus de enojo o malestar», para mí no es ningún “rictus” sino un gesto noble, que puede denotar tanto cierta dosis de resignación como determinación, una actitud estoica, de resistir y enfrentar la enfermedad. Demacrado, sí lo está ─un poco, dadas las circunstancias podría ser mucho peor─. ¿Y? ¿“Ofende”, eso? Para mí, repito, la foto muestra a un Spinetta digno, MUY digno ante la adversidad.
Pero sigo buscando, y aparece esta otra foto del mismo momento —fracciones de segundo más o menos—, en la que el flaco mira a cámara esbozando una sonrisa. ¿Dónde va a parar, entonces, todo el análisis escandalizado de esta periodista?
Y hay más: Al continuar buscando, con el título “Dante Spinetta cuestionó al periodismo, encuentro una tapa más de “Caras”… ¡Y la foto es otra!
Que en ésta (abajo), un Spinetta distinto, con barba, en remera y posiblemente en su propia casa, esté obviamente posando, no obsta para que se diga que “el joven músico trató de buitres a los periodistas de la publicación Caras. Las fotos que tomaron de su padre desataron la furia de Dante”. ¿Qué pasa, CUÁL es la del «escándalo»?
No importa: Hasta aquí, opiniones, sensaciones personales, subjetivas. Esto NO es lo grave.
Grave, creo, es que la asociación de reporteros gráficos (ARGRA) se haya visto obligada a difundir un comunicado rechazando pedidos de “sanciones” ¡al fotógrafo!
Eso es no entender nada del tema.
Comencé mi vida laboral como reportero gráfico, y aunque de eso hace décadas, no creo que haya cambiado el hecho de que el jefe de redacción ordena hacer una nota, y el fotógrafo tiene la obligación de hacerla. De hacer, ante lo imprevisible, cuantas tomas pueda (promedio 15 o 20 en un simple “caramanos”), y es en la redacción donde finalmente ELIGEN cuál publicar ─o no─. ¿Qué podría hacer el fotógrafo al respecto? Poco y nada. ¿Autocensura, es lo que exigen?
Cuidado… si se sostiene que alguien, porque nos gusta y lo queremos ─porque “es de los nuestros”─, debe ser fotográficamente “intocable”, y otros no (nos gusta que algunos sean “escrachados”, ¿sí o no?), no sólo se establece el uso de distintas varas, sino una muy seria limitación al derecho a la información. Y un refuerzo de la mentalidad o cultura “corporativa” ─eso sí, a mi juicio, algo que deberíamos ir desterrando─.
Por todo ello, no puedo menos que expresar mi solidaridad y completo acuerdo con el documento de ARGRA, rspecialmente cuando dice que “ni la obra, ni la condición moral de una persona, ni la empatía que nos pueda suscitar, pueden ser una medida de sus derechos. Es en otro lugar donde debemos buscar los límites a nuestra tarea profesional”.
P.D. La misma Cynthia García, en «6-7-8», agregó un concepto sorprendente: Admitiendo que la Corte Suprema dictaminó que cuando entran en conflicto el derecho a la intimidad y el «interés público», es este último el que prevalece, pero agregando que no es lo mismo el interés que «la curiosidad» del público… ¿Cómo se separa la curiosidad, es decir las ganas de saber —que también se llaman «interés»—, y el derecho a la información, de ese interés público?
¿Y cuál intimidad se ha violado, teniendo en cuenta que es obvio que el propio Spinetta no sólo consintió sino que hasta «se vistió para» las fotos? —Véanlas de nuevo, por favor—.
En la misma emisión de 6-7-8 pasaron un clip de Víctor Hugo Morales, igualmente molesto por esta «violación de la intimidad». Respeto muchísimo a VHM, casi siempre concuerdo con su visión, pero esta vez creo que se equivoca.
Ricardo Moura.
¿esa era la foto del escándalo?
ja! yo de tanto que rompian las pelotas me lo imaginaba agarrado in fraganti, con una msuculosa manchada de salsa de tomate mientras se asomaba a sacar la basura.
tal cual, opinionado. no seamos pelotudos!
yo veo un tipo entero y digísimo en esa tapa.
me gustó el texto.
saludos,
¿Verdad que sí? Bueno, al menos somos dos que vemos «distinto».
No me parece que sea “no entender nada del tema” pensar de la forma que lo hacen Víctor Hugo y Cynthia Garcia en relación a este tema. Simplemente es una forma distinta de verlo.
Yo creo que lo primero que habría que tener en cuenta es la opinión del Flaco ¿El quería que le sacaran la foto?. Si no lo quería entonces VH y CG tienen un argumento fuerte para sostener sus pareceres. Y aquí podría corrérseme con que, a Videla, pongámosle (elijamos un ejemplo extremo para ser bien gráficos) no le vamos a andar preguntando si podemos o no sacarle una foto, que en ese caso a nadie le importara la opinión del genocida y a todos les parecerá bien que lo escrachen donde y en la situación que sea. ¿Hace falta decir que una cosa es el Flaco y otra Videla?. Entonces no vale el argumento de la “distinta vara”. Para aplicar la Justicia no corresponde la “distinta vara”, pero para un juicio ético la “distinta vara” es un elemento primordial.
En la foto no es evidente que el Flaco este posando (no me lo imagino eligiendo una remera así para una sesión de fotos!!! (acépteseme la humorada)) y su actitud histórica ante la prensa hacen pensar que no quería que le sacaran la foto, entonces, en este caso, lo que corresponde es que no se la hagan.
Por otro lado “entender del tema”, ¿es aceptar la sumisión lisa y llana del fotógrafo al jefe de redacción?. ¿Es esta relación vertical incuestionable la que debemos “entender” aquellos que no estamos en el mundo de la prensa grafica?. ¿No le decimos nosotros a la policía y a otras fuerzas de seguridad que no tienen la obligación de obedecer a sus superiores cuando la orden es moralmente reprochable?.
¿Que podría haber hecho el fotógrafo?. No hacer la foto, simplemente. ¿Qué lo hubieran echado?. Si. ¿Y?. No sería el primero que sufre las consecuencias de actuar con ética. De hacer las cosas bien.
Por supuesto que la cuestión no es para hacer un mundo, la foto no es terrible, parece una exageración haber denunciado al fotógrafo al ARGRA pero todo esto no invalida lo que ya di como mi opinión más arriba.
Saludos.
Javier Blanco
javier,
no sé nada del tema. pero de haber escuchado tantos comentarios me sorprendí al ver en la tapa esa foto, que para mí es una foto más entre las fotos.
no sé cuál era el morbo que le imputaban a caras. sinceramente.
saludos
Tapones,
Tenes razón. Las últimas líneas de mi escrito marcan una coincidencia con tu parecer. Mi discrepancia es con algunos argumentos dados en el post.
Saludos.
Javier Blanco
No sé si leíste todo el post, pero igualstás mezclando cosas. Lo de “no entender nada del tema” se refiere únicamente a los pedidos de sanción al fotógrafo (no a la publicación o su jefe de redacción). Lo de «pensar de la forma que lo hacen Víctor Hugo y Cynthia Garcia en relación a este tema» No tiene nada que ver con eso. A ellos los menciono porque se escadalizan de una foto que no tiene nada de escandalosa, asumen que el flaco está enojado o molesto a pesar de que en otra tomada en el mismo momento (mismo lugar, luz y ropa), mira a cámara esbozando una sonrisa.
¿Que el fotógrafo podría abstenerse de hacerla ? Sí, claro —arriesgando su trabajo, que, claro, para vos parece no valer nada—, pero ante la evidencia de que Spinetta no quería, que NO parece ser el caso. ¿Por que sonreiría directamente al lente, de serlo?
Y la otra (en remera y bermudas, es más que obvio que está posando —ya hasta parece que hizo pasar al fotógrafo a su casa.
En cuanto a la comparación con Videla, por favor, leé el párrafo que cito del comunicado de ARGRA —o mejor pulsá el link para leerlo completo.
Opinionado,
Claro que leí todo el post. Jamás le hubiera escrito una sola línea sin haber leído el texto completo (y más de una vez). Me extraña su supuesto. Solo me permití disentir con usted en algunos tramos que me parecieron, haciendo uso de mi subjetividad, de importancia. Y creo, no se si le parecerá lo mismo, que decir “el jefe de redacción ordena hacer una nota, y el fotógrafo tiene la obligación de hacerla” es un tramo destacable de su post.
En relación a este tema, su conclusión: “¿Que el fotógrafo podría abstenerse de hacerla ? Sí, claro —arriesgando su trabajo, que, claro, para vos parece no valer nada” me parece equivocada. Yo creo que al contrario, vale muchísimo, entiendo que alguien no pueda actuar como corresponde por miedo a perder su trabajo, no voy a condenar esto, pero tampoco lo voy a destacar. Si voy a destacar al que hace lo correcto y por hacerlo pierde su trabajo (o cosas peores). Por suerte, ejemplos de esto último hay a montones, incluso entre los fotógrafos.
La comparación que hago con Videla tiene que ver, justamente, con el extracto que usted hace del comunicado de ARGRA. Hago la aclaración de que el extremo ejemplo que tomo es para invalidar la afirmación sobre la no importancia de la calidad del personaje y que para ARGRA merecen el mismo trato Videla que el Flaco. Creo que el ejemplo está bien tomado en este caso porque hace evidente un concepto que considero nefasto.
Ahora me referiré a su otro mensaje para mi. Yo no mencione la “Obediencia Debida”. Aclaremos que esa es una interpretación suya. Yo hablo de “ordenes moralmente cuestionables” y no ilegales con toda intencionalidad. Muchas veces lo legal no tiene nada que ver con lo correcto. Ni hablar en tiempos de dictaduras o totalitarismos donde se redactan y promulgan leyes, decretos, ordenanzas y/o constituciones ad hoc. Lo fuerte de lo moral, justamente, es su subjetividad. Para mi es incorrecto sacarle una foto al Flaco si él no quiere que se la saque. Usted me dice que si quería. Lo asegura. Si es así entonces no hay nada que decir. Si al Flaco no le molesta, entonces a mi tampoco.
Por último decir: “Quieran que no, artistas o personajes populares deben dicha popularidad —al menos en no poca medida— a la prensa, fotógrafos y camarógrafos” pareciera una especie de chantaje. Los medios pueden hacer lo que quieran con los artistas porque “les deben su popularidad”. No me parece. Yo no voy a negar la trascendencia de los medios en estas cuestiones, está más que probada su influencia en otros aspectos como la formación de opinión, pero en el caso de los artistas, la calidad de su obra también colabora. Creo. Y de última, aunque usted tenga razón, no me parece que las formas sean del tipo: como yo te hago famoso hago lo que quiero con vos. Al menos pareciera haber una relación ahí no del todo sana.
Saludos
Javier Blanco
1º El informativo «Muy» publica que Spinetta está gravemente enfermo. No nos dice -no le interesa- de qué está enfermo, cuáles son sus fuentes. Lo importante es que el músico está enfermo y está grave.
2º «La Nación», con la seriedad que lo caracteriza, se limita a reproducir sin más la noticia: «Muy» dice que Spinetta está grave. Una vez más, lo que menos importa son las fuentes, la precisión o el tacto en la divulgación.
3º Spinetta, vía redes sociales, se ve obligado a esclarecer las intrigas y chatura promovidas por los medios.
4º «Clarín», se hace eco de las palabras del músico, diciendo que Spinetta se decidió por declarar que está enfermo. Pasa por alto olímpicamente el detalle de que Spinetta no decidió nada: simplemente se vió obligado a frenar la vorágine desencadenada por «Muy» que, pura coincidencia, es del Grupo Clarín. Será por eso que «Clarín» omitió una partecita del breve mensaje de Spinetta: «no tomen en cuenta las noticias que han generado los buitres de turno”.
Cuando parecía que todo esto era demasiado, inesperadamente se suma «Caras». Sí, «Caras», de Editorial Perfil, publicando en su tapa una foto donde se captura de improviso a Spinetta de entrecasa y sin presentar un buen aspecto. Estamos ante un golpe preciso y deliverado. Cualquiera diría que se trata de un ajuste de cuentas esperado con paciencia. Con mucha, mucha paciencia.
Hay una foto del flaco que va a encarar al fotografo y se lo ve recaliente. Aguante Flaco.Los buitres se mueren igual.
Y dale… «Spinetta de entrecasa y sin presentar un buen aspecto»… ¿Cuál mal aspecto? Yo en ésa lo veo bien —algo distinto, con barba, pero bien, con remera y bermudas perfectas para «entrecasa»—. Lo cual, dicho sea de paso, significa que dejó entrar al fotógrafo, ¿cómo podría ser «de improviso»?—.
«que va a encarar al fotografo y se lo ve recaliente»…
¿Y por qué en otra foto de la misma serie, sonríe?
¿Y por qué está tan bien vestido, «como para foto»?
¿Que no nos gustaesa revistucha? ¡Claro que no, a mí TAMPOCO —ni la leo, ni me paro en los kioscos a ver la tapa—.
Pero de ahí a escandalizarse, pedir «sanciones» y autocensura…
Caray, ¿por qué está «mal» decir que un personaje popular «tiene una enfermedad grave», si es verdad?
¿No ES, noticia?
El periodismo amarillo sienpre existió, existe y existirá. Y no me/nos gusta. Pero es mejor que exista, a la alternativa de la censura previa.
Si no se entiende…
Una aclaración cortita. Nadie pide censura acá (al menos yo no lo hago y nadie lo ha mencionado). Solo estamos opinando sobre lo pertinente o no de la nota.
Saludos
Javier Blanco
Pareciera que hace falta aclarar. Lo que planteo es simple. No hagamos nosotros lo mismo que —con razón— tanto criticamos: chillar «sunescándalo» sin motivos, distorsionar, exagerar, sacar conclusiones sin base… y todo porque no nos gusta QUIÉN hizo algo —en este caso, publicar unas fotos perfectamente dignas y muy aparentemente consentidas—.
No digo no tomar en absoluto en cuenta «de quién viene», eso también forma parte del buen análisis. Pero… un poco más de ecuanimidad, por favor, porque una crítica —o peor, denuncia— sesgada y mal fundamentada, es contraproducente. Aquí, por ejemplo, se le dio a esa revistucha mucha más atención de la que merece, y o mucho me equivoco, o el que salió ganando es Fontevecchia.
Javier Blanco: Agrego a lo anterior: ¿De veras vas a comparar la cuestionada y derogada «Obediencia Debida» de los militares, con la orden de hacer fotos a un artista popular?
Quieran que no, artistas o personajes populares deben dicha popularidad —al menos en no poca medida— a la prensa, fotógrafos y camarógrafos.
Pero dejame decir: NO, no es «cuando la orden es moralmente reprochable» —concepto amplio, vago y subjetivo si los hay—, que no hay que obedecerla, sino cuando es ilegal, muy especialmente la de cometer crímenes aberrantes. Tu comparación me parece tan exagerada, que contribuís a lo mismo que critico en el post: «hacer tormenta en un vaso de agua», SIN verdaderos motivos.
Javier Blanco:
Bueno, al menos “alguito», pareciera ─no del todo, claro─, nos vamos entendiendo.
A ver, cito y comento:
Si voy a destacar al que hace lo correcto y por hacerlo pierde su trabajo (o cosas peores). Por suerte, ejemplos de esto último hay a montones, incluso entre los fotógrafos”
Lo correcto”, para el fotógrafo, es obtener las mejores fotos. Y NO TIENE TIEMPO para evaluar demasiado ─no sabe lo que VA a pasar, debe apretar el disparador por instinto y reflejos─. Y además NO DECIDE qué se publica y qué no ─eso, en la redacción sí que tienen tiempo para la intencionalidad─.
”para ARGRA merecen el mismo trato Videla que el Flaco”.
No, no dicen que “merecen el mismo trato Videla que el flaco”. Dicen que la obra y popularidad de alguien no le otorga derechos especiales por encima de todos los demás.
Yo hablo de “ordenes moralmente cuestionables” y no ilegales con toda intencionalidad. Muchas veces lo legal no tiene nada que ver con lo correcto”.
Por supuesto. Pero si hay algo subjetivo y debatible en este mundo, son los conceptos de “moral” y “correcto”
Para mi es incorrecto sacarle una foto al Flaco si él no quiere que se la saque. Usted me dice que si quería. Lo asegura”.
No, ¿Cuándo lo “aseguré”? Dije que toda la evidencia ¬─las propias fotos─ apunta en el sentido de que al menos consintió. En una, al menos, hizo pasar al fotógrafo y posó para él ─salvo que sea un doble (con barba) y no el verdadero Spinetta, ¿no?─.
Ergo, ¿cuál “violación de la intimidad”?
Si es así entonces no hay nada que decir. Si al Flaco no le molesta, entonces a mi tampoco”
Ni a mí. Por eso el núcleo de este post: ¿Por qué taaaanto escándalo?
”Por último decir: “Quieran que no, artistas o personajes populares deben dicha popularidad —al menos en no poca medida— a la prensa, fotógrafos y camarógrafos” pareciera una especie de chantaje. Los medios pueden hacer lo que quieran con los artistas porque “les deben su popularidad”.
¿Chantaje? Para nada. No digo que “pueden hacer lo que quieran” ni siquiera que ”les deban” su popularidad. Sí digo que podría haber cierto respeto mutuo, colaboración y hasta compañerismo, ya que son algo así como colegas y medio “socios”.
Que NO sea como el “caso Maradona”, que les tiró agua helada en plena mañana de invierno a los fotógrafos que hacían guardia, porque “a las nenas les hacía gracia”. Y a otros, balinazos con rifle de aire comprimido ─podría haberle sacado un ojo a alguno─.
¿Sabés qué?: Creo que el odio a los fotógrafos viene de bastante tiempo de cultura militar ─y gentes a quienes no conviene que se expongan realidades─. Pero, como buena parte del «sentido común» absorbido en tiempos dde dictaduras, se ha metido tanto bajo la piel, que muchos ─demasiados─ lo tienen incorporado sin siquiera darse cuenta.
en el caso de los artistas, la calidad de su obra también colabora”. (a su popularidad)
Al revés: La obra es lo más importante, luego viene la personalidad (ser buena o mala persona, etc), por último, la ”colaboración”─ interesada, claro─, de la prensa. Pero de lo que se trata de es que la calidad de la obra no otorga “derechos especiales”.
“Y de última, aunque usted tenga razón, no me parece que las formas sean del tipo: como yo te hago famoso hago lo que quiero con vos”.
Claro que no.
Una aclaración cortita. Nadie pide censura acá (al menos yo no lo hago y nadie lo ha mencionado). Solo estamos opinando sobre lo pertinente o no de la nota”
ACÁ (en AP), seguro que no, pero resulta que la censura sería la única alternativa para impedir el amarillismo. Por eso, digo que ante esa opción, el segundo es preferible.
P.D. ‘Tá bien que estoy algo jovatón, pero igual podés tutearme, ¿OK?
Saludos.
Opinionado,
OK.
Primeramente agradecerte que te hayas tomado la molestia de analizar tan concienzudamente mi texto.
Tenes razón. En lo medular de tu artículo estamos bastante de acuerdo, creo. Las últimas líneas de mi respuesta original así dan cuenta.
Como para ir terminando y dejándote a vos el cierre si así te parece dos temas:
El primero tiene que ver con si existió o no el acuerdo del Flaco para la nota. Si el Flaco estaba de acuerdo se acaba la discusión. Pero mi pregunta hacia vos y dada tu condición de ex-fotografo la respuesta tiene valor agregado: ¿Vos hubieras sacado la foto igual si el Flaco te hubiera pedido que no lo hicieras?.
Lo segundo se refiere a la frase original que despertó mi necesidad de abrir este debate y es sobre la presunta sumisión del fotógrafo al jefe de redacción y ahora se agrega esta otra tuya en esta última respuesta sobre la imposibilidad del fotógrafo, en el fragor de su tarea, de medir las implicancias de su acción. Y yo descreo un poco de estos eximentes. Creo que hay una obligación, en todos y en algunos más, de ser responsables por lo que pase o se haga con nuestras acciones o dichos. Me parece que hay una tendencia, en especial de periodistas e intelectuales, a no hacerse cargo de lo que otros hacen con sus obras y es este desentendimiento el cual cuestiono. En este punto es que pareciera que no estamos de acuerdo vos y yo.
Saludos
Hola, Javier:
A tu primera pregunta, digo, yo CREO (o «siento») que sí consintió. De no ser así, no veo por qué en otra foto de la misma serie estaría sonriendo, y para otra habría, aparentemente, permitido al fotógrafo entrar a lo que parecería ser su casa. Pero, ya ves, hay demasiado potencial aquí, no puedo «poner las manos en el fuego».
La segunda es mucho más complicada: En mis tiempos trabajábamos con rollo de película. Lo habitual —eso supongo debe seguir siendo igual— era disparar a la primera ocasión, ANTES de «pensar». Y ya no había vuelta atrás, porque el rollo se entregaba sin revelar, y del laboratorio pasaba a la redacción. O sea, apretado el disparador, el fotógrafo ya no tenía NINGÚN control.
Hoy en día, con cámaras digitales, la cosa cambia, y no poco: Se pueden borrar antes de entregar —pongamos, por caso, que el interesado PIDE que no se publiquen—. claro… ENGAÑAR al jefe de redacción diciendo que «no pude», es medio jodidón, ¿no? Pero, posible, lo es.
¿Si yo, en ESTE caso, las habría hecho —y conservado—? Lo primero, SEGURO que sí. Lo segundo… dado lo que VEO en las fotos, creo que también.
Pero… ¿Quién puede decir lo que HABRÍA hecho o HARÍA en determinadas circunstancias, así, en teoría, sin vivirlas? La vida es compleja, demasiado fácil juzgar y sentenciar sin considerar —ni conocer, ni entender—, DETALLES.
Quizá una anécdota mía personal —no de fotógrafo sino de 2CANA», pueda servir para ilustrar:
Hice la Colimba en la cana —o sea, NO ERA un cana, pero estaba vestido como y tenía las mismas obligaciones que uno—.
Una noche, vi con mis propios ojos como, a 50 metros de donde yo estaba, un cabo y otro colimba iban a pedir documentos a un, digamos, «sospechoso” —había un denuncia de robo a mano armada—, éste sacaba un revólver, empezando a tirar a lo loco…
ANTES de pensar en nada, me di cuenta de que yo ya estaba en cuclillas tras un árbol, había perdido la gorra y la linterna, y tenía en la mano la pistola, amartillada, apuntando en esa dirección.
Entonces perdí a todos de vista, se hizo un silencio extraño… y vi que el chorro, aún arma en mano, intentaba huir… DIRECTO HACIA MÍ.
¿Qué pasó? ¿Los mató y ahora viene para acá? —llegué a pensar—.
Y le apunté. le apunté BIEN apuntado. Quizá unas fracciones de segundo, pero las más largas de mi vida, te aseguro.
En la última fracción, levanté el arma, para tirar, pero apenitas por encima de su cabeza. A ver si así paraba, si se entregaba o huía para otro lado —me daba igual—. Al final, tiré —con los nervios, vacié el cargador al aire—.
No terminó ahí: Reaparecieron los otros (que estaban recargando), y lo cosieron a balazos, estando el tipo ya a un metro y medio mío, jamás olvidaré esa escena —aclaro que NO MURIÓ, este chorro tenía nueve vidas—.
Cuando al fin cayó, malherido, resultó que, escondida a la espalda, el tipo tenía OTRA ARMA, cargada.
Entonces, pasado todo, me puse a pensar:
1- Este tipo no había dudado en disparar a mansalva para no ir en cana —con una pena menor, sólo había robado unos mangos a una pareja—. Si no mató a a nadie, fue de pedo.
2- Tenía otra arma, podría haberme tirado a mí.
3- YO, al tirar hacia arriba —un cargador entero—, justo en el momento en que se había hecho silencio —ideal para que se asomen vecinos curiosos—, podría haberme bajado unos cuantos de los balcones…
Conclusión o «moraleja»: De haberme vuelto a pasar exactamente lo mismo en los seis meses que me quedaban de colimba… ¿qué hubiera hecho?
Como dirían mis amigos mexicanos: ¡Pos quién sabe! Sólo agradezco que nunca más me volvió a pasar algo así.
Esto sí digo: Los restantes seis meses, cuando me mandabam a «pedir documetos» —especialmente de noche—, iba pistola en mano, amartillada…
Sospecho que, si me volvía a pasar, cosía a balazos a quien fuera, sin contemplaciones —y eso que lo que aprendí esa noche —de mí mismo— fue que instinto de matar, NO TENGO.
¿Cómo se juzga, incluso a quien MATA a alguien, sin conocer TODOS los detalles, y EN DETALLE (valga)?
¿Sirve “la aneda”?
Abrazo.
Ricardo Moura.
Me quedé pensando… —siempre me pasa—:
Mucho se habla, aquí y en tantos foros, sobre el periodismo que MIENTE. Pero las fotos —salvo modificadas con Photoshop—, no lo hacen. Sólo muestran pedazos de realidad. Entonces, ¿qué es lo que proponen, algunos? Que, realidad que no nos gusta, HAY QUE OCULTARLA? Peor aún, ¿hay que obligar al periodismo a hacerlo?
¿En nombre de qué? ¿de unos vagos y totalmente subjetivos preceptos «morales»?
Quizás, otra anécdota mía personal, sirva para ilustrar l gran subjetividad que implica el tema —y cómo escapa del «control» del fotógrafo—:
Una vez, con la revista «Gente», me tocó una entrevista a Cosme Beccar Varela, nada menos que en la sede de «Tradición, Familia y Propiedad» —espero que el nombre les diga algo—. Aprovechando lo sombrío y recargado del salón de reuniones, usando sólo la (escasa) luz ambiente, y un lente angular, con él sentado en la cabecera de la gran mesa vacía, parecía un «pequeño Gran Inquisidor» presidiendo a… NADIE. Realmente siniestro —como yo lo vi y seguramente es—.
—»Ésta me la van a tirar por la cabeza» —pensé—.
Pero no: para mi sorpresa, la publicaron desplegada a doble página. «Me gané un enemigo peligroso» —pensé entonces—.
¿Y saben qué? Luego me contaron que el tipo había llamado a la redacción, entusiasmado, agradeciendo que la foto lo presentaba como «alguien con carácter y convicciones firmes» —como se veía ÉL—.
¿Se entiende?
Hace varias semanas muchos de los que amamos al Flaco nos enteramos de esta terrible noticia. Se nos pidió no divulgarla por decisión de Spinetta a fin de no afligir a su anciana madre que desconocía la noticia. Fueron varias semanas de lamentos y tristezas clandestinos hasta que llegó a oídos de los buitres y todo salió a la luz. Esta prensa hegemónica no se detiene ante nada, son carroñeras, donde ven sangre allí van y sacian su voracidad de noticias amarillas. La revista ‘Caras’ nunca publicó noticia alguna de Spinetta (quizá a excepción de su viejo affaire con Carolina Pelleretti) y si lo ponen en tapa ahora no es porque se conduelan de su salud sino porque suponen que dicha ‘primicia’ le hará vender unos numeritos más. Las disquisiciones sobre la foto están de más: el Flaco nunca aceptaría una foto en esas condiciones y los que lo queremos tampoco deseamos verlo así. Esa foto es de y para los que no les importa la salud y la privacidad de los demás.
Carlos Santibañez: ¿Comentás sin haber leído, o eludís el TEMA del post, que es, precisamente, «la disquisición sobre la foto»? Que es, muy aparentemente, consentida, y se lo ve muy DIGNO. Si«el Flaco nunca aceptaría una foto en esas condiciones», cómo es que al instante (foto 2) miró a cámara y sonrió?
«Más flaquistas que el Flaco», me parecen.
Yo te deseo que alguno de tus hijos o nietos, alguien que vos ames mucho, sea muy famoso, que se enferme de un cáncer terminal y le saquen varias fotos,a ver si entendés algo de la vida. Ahí querría ver qué haces con esta boludez que escribiste. Un saludito
¿Seguís pensando lo mismo Ricardo?