La Hora del Consenso…turururú! (sono el clarín)

Si, obviamente tengo el espíritu al plato de ver las primeras 15/20 páginas del Clarín de lunes a viernes y la imperdible edición del domingo con sus notas  que parecen la versión períodistica razonable de las predicciones lilistas carriocaturescas.

Pensar que alguna vez sostuve con orgullo fundamentalista que no podía irme de vacaciones a un lugar dónde no tuviera el clarín para la hora del primer café…de todos modos esta debacle empezó cuando el gran diario argentino quitó de sus últimas páginas los programas y resultados de las carreras…

Sin embargo, estas reflexiones apuradas apuntan a la línea argumental mas fuerte que el diario viene sosteniendo desde la resolución 125 y que entroncan con el argumento sólidamente mantenido por el variopinto collage de la oposición que construye su discurso a partir de la verba devaluada de blanck, van der koy y kirschbaum. EL CONSENSO, la prístina demanda de la sociedad de que todos nos llevemos bien, que no hagamos olas y que los grandes estadistas ( Lula, Bachelet, Tabaré, Cleto) tan bien expresan en las construcciones políticas que proponen. ¿Cómo no se dan cuenta NyC que la sociedad no quiere mas enojos ni enfrentamientos?, ¿porqué no asumimos que el pueblo argentino quiere vivir en paz, ser derecho y humano, cosechar soja con seguro de cambio y garantizar las inversiones de los buenazos capitales extranjeros que si no fuera, pucha digo, por la mala onda que tiran los pinguinos estarían todo el tiempo trayendo plata para estas playas con el único objetivo de construir el verdadero progreso que la gente reclama?. Es la Hora del Consenso, todos y todas!!!!, si esta es una sociedad unida…, como lo fue cuando hubo que hacer la colecta para los pibes de malvinas, como lo fue cuando algún lugar gobernado por el cebollita subcampeón se inundaba, como lo es ante la tragedia de la inseguridad cotidiana que nos mata uno a uno todos los días (hagan algo!!!!!)

La Argentina Potencia, La Argentina granero del mundo, La Argentina condenada al éxito, LA ARGENTINA DEL CONSENSO, que es positivo y que la historia reclama…

El consenso que piden aquellos que están condenados desde el vientre de sus madres a la marginalidad, el hambre y la violencia, el consenso que piden aquellos que se guardan las cosechas en silobolsas para ver si se arma la corrida/golpe y de paso me gano unos mangos, El consenso que demanda con lágrimas en los ojos marce, su y la vieja ch…, re p… y gorila (gorila en el sentido de negrera de m… que le gusta mostrar en sus programas que la clase social se da en la ropa que la distingue de la mucama y de que ésta come las sobras escondida en la cocina y el ABC1 come en cámara), Consenso y Paz. Consensuemos que todo así como está, está bien y déjenme llegar en paz a mi casa a ver girar el mundo desde las riquezas que he acumulado sin consenso del desposeído.

Que grande Scalabrini que pudo cogotear sobre el consenso que imponía el dominio colonizante sobre la cultura toda de su tiempo y denunció como un pequeño grupo que nadie había elegido por consenso alguno se cargaba con el sólo consenso de los invitados a la fiesta a todo ese patio grande y lleno de riquezas que era la Argentina de principios del Siglo pasado.

Ese consenso es el opio de los pueblos, que adormece el reclamo y nubla la vista de los dominados y sometidos, que se piensan clase media y no son nada mas que capataces de circunstancia divorciados de su origen por las monedas de ocasión.

No es casulidad que el antónimo de consenso sea el verdadero estado de nuestra sociedad, divida profundamente por los caminos que se birfucan a partir de l posesión o nó de un puñadito de riquezas que, vale decirlo, en ningún lugar está escrito que deban ser patrimonio exclusivo de los dueños de la tierra y los grandes grupos económicos.

En esa ruta de conspiraciones a la que es tan afecto el inconsciente colectivo compro ésta: la sociedad argentina era, para el año 1950, una sociedad de pleno empleo, de fuerte mercado interno y de importante avanzada en el dominio de tecnologías estratégicas. Naturalmente era también una sociedad ampliamente igulitaria. Como todo patrimonio que tiene uno es porque otro no lo tiene (por eso forma parte de un patrimonio y no del otro, los abogado de poca monta como el suscripto me entederan in totum), ese casi equilibrio de mitad de siglo había sido posible porque los que mas tenían estaban perdiendo posiciones a manos de los que menos tenían. Y esto así no va (no iba) mas. A la mierda Perón fascista y opresor de las libertades civiles y empecemos a reconstruir la Argentina del consenso dónde pobres hubo siempre.

Me hago cargo de mi pensamiento maniqueista, tanto como es maniquea la falacia del consenso.

Mientras la Argentina grande con que San Martín soñó este sepultada bajo la alfombra del país construido por el consenso de los Rivadavía, Roca, Martinez de Hoz y tantas calles que dibujan mapas apócrifos, el único consenso posible es aquel que pueda encontrar una salidera hacia la felicidad del pueblo que, va de suyo, es posible…pero no va a ser por consenso.

3 comentarios en «La Hora del Consenso…turururú! (sono el clarín)»

  1. si todo esto estaria barbaro si el gobierno fuese popular todavia, si a este gobierno lo sigueran fielmente las clases populares, pero no, votaron a alikate.

    no alcanza con que los militantes letrados citen a Laclau y expliquen porque Susana Gimenez es boluda.

  2. cuando se habla de consenso se habla de ceder, el gran «consensista» de cobos lo escribio y lo difundio con su tajante «TODOS TENEMOS QUE CEDER» y yo que si puedo ceder un poco le digo no, TODOS no! que cedan los que tienen con que.

  3. Excelente, nuestros espíritus (yo hubiera dicho las pelotas directamente) están ambos al plato, parece.

    Pero no es sorprendente que el neoliberalismo que nos domina desde Marzo de 1976 pida consenso cuando desde un gobierno se plantea un modelo de desarrollo alternativo al de un país periférico basado en una economía primaria, con baja generación de valor agregado y por ende para poca gente, además bien disciplinada. Obvio, «consenso» en este contexto simplemente es sinónimo de «conservadurismo». No cambiar lo que está.

    El gobierno se equivocó mucho del punto de vista comunicacional en plantear el conflicto por la «125» como un tema de «redistribución». La redistribución no requiere impuestos, requiere políticas fiscales que incluso pueden financiarse con DEFICIT (como de hecho está ocurriendo AHORA), y ese es uno de los talones de Aquiles neoliberales de un gobierno en general bien encaminado, la excesiva atadura al concepto de «superávit fiscal».

    En cambio, lo que sí fue el conflicto por la «125», y así se debería haber planteado (en realidad el gobierno sí lo hizo pero de una forma muy poco clara) es PRIORIZAR EL DESARROLLO INDUSTRIAL POR SOBRE EL SECTOR PRIMARIO.

    Se debería haber dicho con todas las letras: «Si no hubiera retenciones, nos transformaríamos en un monocultivo sojero en apenas 5 años, y si el kilo de BIFE DE CUADRIL (qué lomo) se fuera a 80 pesos, qué salarios tendría que pagar una PyME textil para que no se lo lleven puestos los importados textiles chinos???»

    El conflicto (el «no consenso», si los hay) por la 125 no fue nada al lado de una GUERRA CIVIL como tuvo que tener la madre patria yanky para que el nortre industrial le impusiera al sur agrícola no sólo el fin de la esclavitud sino la suba de aranceles aduaneros que protegieran la industria norteamericana de la británica. Y ese es sólo un ejemplo de un país que se industrializó quitando recursos del sector en que era fuerte hasta ese momento, el agro, para volcarlo al que DEBIA ser fuerte, el que genera empleo, el genera mayor distribución de l ariqueza: la industria. A la propia Inglaterra le pasó algo similar, pero no quiero abundar.

    Entonces, el error es en gran parte del gobierno, al no haber puesto a la idea de «consenso» en el debido lugar de ridículo que se merece, mostrando que dentro de la perspectiva de la historia económica de nuestro país, es imposible realizar cambios de estructuras productivas sin que necesariamente haya debate fuerte y en el peor caso, CONFLICTO.

    Salutti, // MV.

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