La irreversible «chavización» del kirchnerismo.

Antes de explicar el título de la entrada, analicemos el contexto actual que nos lleva a postular esta polémica aseveración. Como decíamos hace poco, Cristina Fernández de Kirchner es hoy en día una potencial candidata con alta imagen positiva y alta intención de voto, con un sólido partido detrás y muchas posibilidades de elegir aliados que aumenten su base de apoyo. La economía ayuda con un boom de consumo y una renegociación de la deuda externa adecuada, junto con el ascenso social de los más necesitados, además de la incipiente apertura del cerco mediático opositor, para conformar un escenario favorable a la elección de un gobierno kirchnerista por tercera vez.
La oposición política o “grupo A”, cada vez más fragmentado y huérfano de un discurso creíble y figuras aceptadas, se enfrenta a un gran desafío: sobrevivir la muerte de su principal referente (un faro a quien oponerse) más importante: Néstor Kirchner. A su vez, la oposición mediática y el establishment económico ya mostraron sus armas y comenzaron a usarlas. Ante este panorama ya parece alumbrar el argumento a utilizar para enfrentar a este monstruo que acecha a esta oposición anti-kirchnerista-cristinista (hay otra oposición que no lo es, pero es más débil y menos potable mediáticamente), y ese argumento es la «chavización» del kirchnerismo.
Repasemos ahora los argumentos o factores que se esgrimen para asemejar al gobierno con el chavismo y sus supuestos males populistas:
* Si analizamos los editoriales de los medios de difusión cartelizados opositores al gobierno, veremos que desde la muerte de Néstor Kirchner se trata de crear una imagen de la presidenta más cercana a la de mujer sumisa, obediente a su marido, y que ahora se encuentra sola ante el poder, carente de estrategia y muñeca para manejar tanto el gobierno como el poderoso y rebelde partido de la que es miembro. Se trata de utilizar el inconsciente colectivo para asemejar lo más posible a «Cristina Kirchner» con «Isabel Perón» (borrando su apellido «Fernández» para usar el de su ex marido, como se hacía con el «Martinez» de María Estela, viuda de Perón; algo que hacen hasta los mismos oficialistas). También se trata de crear la imagen aggiornada de un López Rega a medida, ahora en la figura del mismo presidente Chávez; incluso se asocia a la «violenta JP» con «La Cámpora». Se trata así de aventar o resucitar la sombra violenta de «los setenta».
No es muy difícil demostrar que la JP no es La Cámpora con sólo contabilizar los años de trayectoria que tenía la JP en 1973 y compararlos con la edad y trayectoria de La Cámpora; de la misma manera que es fácil demostrar ya sean los años luz que separan tanto las ideologías, las capacidades políticas como las trayectorias de López Rega y el presidente Chávez, como la impertinencia de la misma comparación de sus posibilidades de influencia.
* Se utiliza el argumento de que vivimos una supuesta democracia autoritaria; el que se hace pedazos cuando se analiza que desde el 2009 el Congreso está en manos de la oposición, los medios hegemónicos repiten hasta el hartazgo las críticas de toda la oposición (aunque no aparecen los logros políticos de la misma), la que incluso dejó al gobierno sin presupuesto para este año, además que decenas de jueces fallan en contra de los deseos del gobierno y son los grupos concentrados quienes consiguen fallos o medidas cautelares para no cumplir con las leyes de la democracia. Igualmente, se sigue con la cantinela de una supuesta «hegemonía» gubernamental que se intenta asemejar a la hegemonía chavista, aunque nunca se demuestra cabalmente de qué se trata o de qué se deriva, tanto la local como la del presidente Chávez.
* La falta de libertad de prensa o de expresión, las embestidas contra los medios y periodistas opositores, la imposición de la Ley de Medios («Ley Mordaza K, según el Grupo Clarín) y el imperio del «discurso único».
No es difícil contrarrestar este argumento: con sólo leer todos los diarios y todas las revistas, escuchar todas las radios y ver todos los canales de TV de aire o de cable para darse cuenta que la inmensa mayoría de ellos dicen y muestran cualquier cosa contra el gobierno, justificado o no, verdadero o falaz, sin que se sepa de represalias gubernamentales. Lo que sí se comprobaba hasta hace un par de años es la hegemonía de un discurso único, que no era el oficialista precisamente; el mismo que se ve debilitado hoy en día por la aparición de voces distintas en los medios y en la calle. Todo esto contradice al modelo chavista que supuestamente reinaría en Venezuela. Y en cuanto a la denostada Ley de Medios de la democracia, basta con decir que fue elogiada y recomendada para otros países por las mismas Naciones Unidas, a través de su Relator por la Libertad de Expresión.

Ahora bien, desde el año pasado, la oposición mediática y del establishment se había entusiasmado con el ascenso de los presidentes Piñera en Chile y Santos en Colombia, que supuestamente marcaban el final de las improvisaciones populistas en Latinoamérica y que esperaban se repetiría aquí. Pero, en realidad, los números de las últimas encuestas contradicen estos deseos, y parece que estos ejercicios de profundización del M. A. D. (Modelo Antikirchnerista de Desestabilización) no estarían dedicados totalmente a forzar un retroceso en las intenciones gubernamentales (salvo mediante algunos “jueces independientes”), ni a lograr la abdicación de la presidenta o la derrota electoral del cristinismo (aunque a esos objetivos dedican las 24 horas del día) sino a prepararse para limar el gobierno K que surja en 2011. Y con ese horizonte desde hace tiempo se está estructurando un falso paradigma de “chavización” del kirchnerismo cristinista, también llamado por algún adlátere de la oposición como post-kirchnerismo o kirchnerismo póstumo. El propósito es dejar de lado lo bueno que ya la mayoría de la población le reconoce al kirchnerismo (que se trata de atribuirlo solamente a Néstor Kirchner) para aislar a la presidenta de los logros del gobierno 2003-2007. En pocas palabras: el gobierno próximo sería entonces un «chavismo cristinista» o un «cristinismo chavista», con su secuela de autoritarismo antidemocrático y anticapitalista.
Una manera simple de desterrar definitivamente este argumento falaz y simplista es apelar a la historia comparada entre los procesos chavista y peronista (antes que kirchnerista o cristinista). (Comparemos brevemente la historia y la economía de Venezuela con la historia y la economía de Argentina y veremos la improcedencia de esta pretendida semejanza).
Vemos de esta manera que se caen todos los argumentos esgrimidos, ya que si analizamos bien veremos que Venezuela está transitando un período parecido al primer peronismo (mejor dicho: tratando de hacerlo), cuando una economía primarizada trata de elevarse hacia un incipiente industrialismo y abandonar su dependencia de los «comodities». Sería más preciso decir que el gobierno de Chávez está transitando los primeros pasos de una “peronización”, ya que la sociedad venezolana dista mucho de la sociedad que encontró Perón en 1943-45, tanto en materia gremial, política como económica. Es decir: el gobierno de Chávez es pre-peronista. A lo que podríamos estar asistiendo en estos años sería, por el contrario, a la peronización del chavismo, obviando por supuesto los distintos contextos socioeconómicos, tanto locales como mundiales de ambos procesos y la dificultad de traspolar modelos políticos entre países.
Pero, entonces, ¿a qué se debe el título de la nota? No se debe, por cierto, a que el kirchnerismo-cristinismo en esta coyuntura vaya a desembocar irremediablemente (en forma voluntaria o no) en su chavización ya que, como hemos visto, se trata de un proceso imposible por lo contradictorio en sí mismo. Lo que el título postula es que el poderoso polo opositor mencionado, debido a su carencia de alternativas políticas y discursivas, “irreversiblemente” terminará construyendo un relato que sólo apele a la demonización del gobierno: a su “chavización” (en los sesenta y setenta era el cuco socialista “castrista” o “guevarista”, hoy es el cuco «populista» y “chavista”). La chavización provendrá de la coalición oposicitora: no es un proceso interno del kirchnerismo sino un «sambenito» colocado por sus censores político-mediáticos. Se tratará, en definitiva, de diferenciar ideológicamente al kirchnerismo-cristinismo del peronismo, desarraigarlo de esa tradición nacional y popular para despojarlo del poco o mucho prestigio que tiene el movimiento fundado por Perón en amplias capas del pueblo. Para ello, el cartel mediático-político, alianza efímera o “U.T.E. (unión transitoria de empresas) antikirchnerista” apelará a su poder tanto espacial como humano, a sus emisores convencidos, a los meros obedientes e incluso a los funcionales, y tratará de imponerlo como relato hegemónico.

En el gobierno y en sus partidarios y defensores reside la responsabilidad de oponer un contrarrelato que le dispute mano a mano los espacios mediáticos y de significado, más allá de la gestión del estado en sí. De esta manera será posible cambiar el paradigma político que está vigente desde hace décadas (aunque hoy bastante cascoteado) y profundizar el modelo de país que se está consolidando desde el 2003.

Acerca de Basurero

Soy un basurero interesado en Antropología, Historia Argentina, Política, Economía Política, Sociología, idioma Inglés, Fotografía y Periodismo, y culpable confeso de ejercicio ilegal de estos temas en mi blog.

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33 comentarios en «La irreversible «chavización» del kirchnerismo.»

  1. es cierto:confundir el kirchnerismo(y me alegra que algunos hablen de cristinismo)con chavismo es otra arma ideologica de la oposicion basaca en el error y apuntando al pensamiento superficial.

  2. Más que construir un contrarrelato, asunto en el que son expertos pero que de poco vale, podrían mostrar en los hechos que el modelo K no tiende al chavismo. Para empezar, hay unos cuántos K que quieren ser chavistas y a mucha honra. Pero por el momento es un final abierto, ya que no se sabe cuál es el modelo K.

    1. Si es así de fácil, estoy de acuerdo. Pero con eso estaría de acuerdo casi todo el espectro político, empezando por Duhalde. Y también Chávez, por qué no. Me parece que es un poco más complicado.

      Ahora, ocurre que la producción no aumenta demasiado ni el empleo tampoco. Al menos no en la medida necesaria para que haya inclusión social en serio. Es un problema.

      1. Sí que aumenta, desde 2003 que viene aumentando. Yo no sé si Duhalde estaría tan de acuerdo, teniendo en cuenta que fue vicepresidente durante un gobierno que hizo exactamente lo contrario.

      2. Vamos, Duhalde fue presidente con el mismo ministro de economía de los primeros años de la recuperación. Kirchner fue gobernador, etc., etc. No empecemos.

      3. Sí, y a ese ministro lo cambió justamente Kirchner. Usted no empiece con lo mismo, por favor. Podemos volver a la misma discusión de siempre o ir para adelante: ¿qué candidato (candidata en realidad) propone un modelo que promueva el desarrollo nacional y la inclusión social en las próximas presidenciales?

        Porque usted dice que la producción aumenta (quizás no tanto como para generar inclusión social en serio) y también hay inclusión social (no tan en serio como a usted le gustaría, pero la hay). Entonces, ¿a quién puede votar usted Quintín, además de Cristina, para seguir en esta senda de crecimiento?

      4. Ah, qué lástima que la soja no estaba a buen precio en los ’90, sino nos seguiría gobernando el Turco.

      5. Vamos eltano. Kirchner, con Lavagna, siguió durante sus primeros años de gobierno con la misma politica económica de Duhalde.

        De hecho, hoy sigue siendo la misma.

        Y te digo una cosa y no te lo tomes a mal. Los argentinos tenemos tan alto concepto de la democracia y la libertad que, si la soja hubiera estado a este precio en 1982, no habría habido Guerra de Malvinas porque el gobierno hubiera estado firme en su lugar; todavía nos estarían gobernando milicos y Barone estaría cantando loas a Videla.

  3. Y no te queden dudas que con este viento de cola Menem iría por no se que número de relección. De la Rua era tan bobo que igual lo hubieran volteado.

    1. Todo es por la soja, no? Cuánto dinero ingresa a la economía nacional por exportación de soja? Ustedes saben? Cuánto representa del PBI? Cuánto trabajo genera? Seguramente deben tener todos estos datos ustedes para apoyar su afirmación. Espero que los compartan con nosotros.

  4. Un par de acotaciones que vienen al caso. 1) Cuando hablo de modelo de país, me refiero al que está especificado en el link de la nota, por lo que no me voy a extender acá, sólo acotaré que la economía en tiempos de Duhalde estuvo más regida por las disposiciones del FMI que presionaba con lobistas desde afuera y desde adentro, que del gobierno; y el Lavagna de Duhalde (después que estalló la devaluación 1 a 1.40 y se fué Remes Lesnicov) era bastante distinto del Lavagna de Kirchner. 2) Decir que el precio de la soja (un simple commodity) determina una política económica es un argumento demasiado pobre como para considerarlo, porque entonces los países árabes serían súper desarrollados y su población nadaría en riquezas y lujos porque el petróleo tuvo precios récords durante décadas…
    Según el prestigioso economista Aldo Ferrer, si dependiéramos no sólo de la soja y de la poca mano de obra que utiliza sino de todo el complejo agroganadero, en Argentina sobrarían 20 millones de personas. La soja, bienvenida, todo el agro bienvenido, pero sin industria nacional (y el empleo que significa) ningún país se desarrolló, empezando por quienes hoy son potencias.

    1. Dependemos de la soja, claramente. Podrá ser un argumento pedestre, pero es fuckin` real.

      La industria nacional no le interesa a nadie, tampoco a este gobierno.

      Las pymes producen el 75% del PBI y dan el 80% del empleo, y enfrentan el nuevo «1 a 1» con su acelerada pérdida de competitividad. .

      Por eso el PBI crece 9% y el empleo 1%. Si pensamos que el crecimiento vegetativo es 1,7%, estamos en vías de desempleo. Son datos oficiales pero en el gobierno ni se enteran. Y si se enteraran no sabrían qué hacer.

      Y bue, debo coincidir contigo en que en este momento sobran unos cuántos millones de personas que no están (ni estarán) dentro del sistema productivo.

    2. Algunos números

      PBI año 2007: $359.189
      Sector agropecuario año 2007: $19.030 (5,3% de la economía), e incluye a todos los productos, no sólo la soja.

      Crecimiento PBI 2002-2007: $123.953 (un 52,7%)
      Crecimiento sector agropecuario 2002-2007: $4.660 (es decir, aportó un 3,76% de ese crecimiento)

      Para que se dejen de hablar pelotudeces.

      Fuente: Ateneo Jauretche

  5. ¿Antes de existir la soja transgénica la economía argentina no existía? ¿Dependíamos entonces del trigo, o de la vaca? La historia dice otra cosa.
    Que a la minoría liberal y a la Mesa de Enlace no les importe la industria no quiere decir que a los demás que viven o dependen de la misma no les interese.
    ¿El aumento inédito de la industrialización del país significa que al gobierno no les interesa? ¿O las industrias nuevas o revitalizadas salieron de un repollo?
    Lo del «nuevo 1 a 1» lo tomo como un chiste. Afirmarlo es económicamente un error (horror).
    Después de 5 millones de personas que recuperaron su empleo, afirmar que estamos en vías de desempleo es otro chiste, o desconocer este crecimiento y pensar que la crisis mundial más importante de los últimos 70 años fue un chiste de Tinelli y que la disminución del crecimiento de nuestra economía se debió a la distracción de los industriales y consumidores.
    Decir que realmente sobran 20 millones de personas (además de no entender lo que dije) es despreciar a la mitad de la población… y un índice de que uno no pertenecería a esa mitad. Somos 40 millones y gracias a las industrias que siguen creciendo es que no tenemos 4 ò 5 millones de desocupados como España, por ejemplo.
    El real valor de la soja en nuestra economía lo aclaró bien eltano343.
    Nadie puede afirmar seriamente que somos un país desarrollado, salvo Menem en los noventa, cuando decía que habíamos «entrado en el primer mundo». Lo que sí somos es uno de los pocos países del mundo que crece desde hace varios años a «tasas chinas», incluso más que Brasil, y que nuestro PBI creció inusitadamente desde la crisis del 2001, algo que destacan hasta muchos de los economistas extranjeros. Negarlo es estar mirando otro programa…

  6. Eltano:

    El PBI actual es mucho mayor que el que indicaste, acercándose a los U$S 350 mil millones. Un poco más que el de 1998. O sea que en 13 años apenas superamos el PBI del maldito menemismo.

    Por supuesto, está en nuestra honestidad intelectual tomar o no como base el año 2002, pleno pozo de la crisis. Desde ese punto de vista estamos 3 veces mejor… gracias a las “tasas chinas” de los últimos años que nos hicieron volver (felizmente) al punto anterior a la crisis.

    Retornando a la realidad actual: el PBI agropecuario es ciertamente menor que el manufacturero. Pero las exportaciones que nos nutren de divisas son básicamente productos primarios: Soja, aciete de soja, residuos de soja y aceite de girasol. El resto es producción y servicios para consumo interno.

    Como producto industrial de exportación, el único significativo es el automotor (3,5 veces menor que la agroindustria, y además con una tasa impositiva muchísimo menor, peor aún: son actividades subsidiadas por los contribuyentes). Todos los datos indicados están publicados por el Ministerio de Economía.

    Basurero:

    Sí que existía el mundo antes de la soja. Eramos de producción igualmente primaria, pero se llamaba «trigo, maíz, girasol y carne». Y eso lo dice la historia, la cultura y los datos económicos.

    El nuevo «milagro argentino» fue la quintuplicación del precio internacional de la soja en el mercado de Chicago, gracias a los chanchos chinos que gustan del simpático yuyo.

    El único “aumento inédito” de la industrialización es la automotriz, ligada a la estrategia multinacional de las empresas grandes con sede en Brasil.

    El resto de la industria es mercado interno. Por eso está tan perjudicada por la inflación en dólares, especialmente en el caso de las pymes que competimos con productos importados.

    El “1 a 1” actual es muy simple de comprobar (lamento por el “horror”:

    *) Un café cuesta U$S 3.-, como durante el menemato.
    *) Llenar un carrito de supermercado cuesta U$S 250.-, como durante el menemato.
    *) La carne y los departamentos están aún más caros en dólares que durante el menemato.
    *) Un auto de gama media cuesta U$S 20.000, como durante el menemato.
    *) Sin hablar de la medicina prepaga y la TV por cable, y demás consumos de la oligarquía clasemediera de las grandes ciudades.

    No quisiera contradecir tu “relato”, tan atractivo, pero con datos falsos, especialmente si tienen como base el Indec. No importa, con ir a los datos del Ministerio de Economía basta un simple análisis para saber de qué se trata.

  7. David, tenés razón, los precios son en dólares, pero las proporciones son las mismas: en 1998 era de 290 mil millones y ahora es de 430 (no es casi lo mismo). Yo puse el rango 2002-2007 porque era el que me proveía el informe al que tuve acceso (dejo el link: http://ateneojauretche.googlepages.com/Retencionesyconflicto.pps). En cuanto a las exportaciones, es verdad que las principales son productos primarios (no sólo la soja), pero se está exportando cada vez más productos complejos. Y no sólo de las exportaciones se nutre la economía, la tasa de empleo del más del 90% (con el turco no lo vimos esto) te puedo asegurar que no es por la soja.

    Por último, en cuanto al 1 a 1 virtual, te cuento que el salario mínimo en la época del turco era de 200 pesos (200 dólares) y ahora es de 1800 (450 dólares).

  8. Según el Ministerio de Economía el PBI del 2010 fue de U$S 358.000 millones. Y el de 1998 305.000.
    Aceptamos entonces que en 13 años crecimos un 17%, suponiendo que el dolar no perdió valor. No cambia conceptualmente la cosa.

    Lo de tomar como base el año 2002 ya dijimos que es una singularidad que distorsiona el análisis.

    En cuanto a los salarios, no recuerdo cuánto era el mínimo en 1998 ni cuánta gente lo cobraba, lo que sí es comprobable es que el PBI per cápita es menor ahora que en 1998, aunque por una sencilla cuenta sabemos que el valor actual es de $ 10 mil por mes por famlila tipo. ¿Conocés muchas familias que ganen ese dinero? Y si ese es un promedio, y hay tanta pobreza, algo anda muy, muy mal en la «redistribución» del ingreso.

    1. olvidar que ese modelo económico llevó la economía al estado patétcio del 2002 es tener mala fe en el análisis. no su contrario.

      el resto de lo escrito no lo discuto porque cualquier manual de economía elemental lo refuta.

  9. Un poco de historia de le economía argentina de las últimas décadas:

    «En el último cuarto del siglo pasado y primeros años del actual, entre todas las economías que integran el orden mundial, el comportamiento de la Argentina fue el peor. En ningún otro caso se registró, entre 1975 y 2002, una caída del PBI per capita del 10%, y del industrial en 40%, un profundo deterioro de todas las variables sociales y un caos macroeconómico que provocó el default. En cambio, entre 2002 y la actualidad, la economía argentina registra una de las mayores tasas de crecimiento dentro del orden mundial, en un contexto macroeconómico ordenado. El único indicador relativamente negativo es el aumento de precios sin que, de todos modos, existan evidencias de descontrol ni obstáculos insalvables al crecimiento de la producción y el empleo.
    Es necesario explicar por qué la evolución de la economía argentina pasó de ser una de las peores a una de las mejores del mundo. Influye, en alguna medida, la mejora de los mercados mundiales de alimentos y materias primas, que fortalecieron los pagos internacionales y estimularon el crecimiento de los países exportadores de productos primarios como el nuestro. Esto es sólo parte de la explicación porque incluso entre esos países, incluidos los de América Latina, la economía argentina figura entre las mejores. En ningún otro caso se verifica un cambio tan radical de tendencia.
    Los factores externos influyeron positivamente, pero el cambio de comportamiento es consecuencia, principalmente, de los acontecimientos fronteras adentro, y las respuestas propias a los cambios de circunstancias y a los problemas planteados.»

    Hablando de la película de la economía y no de la foto:
    «En resumen, los principales elementos que caracterizan al desempeño de la microeconomía en
    los años noventa son la disminución del número de establecimientos productivos, el aumento del
    grado de apertura comercial (con énfasis por el lado de las importaciones), un proceso de inversiones
    basado la adquisición de equipos importados, el aumento de la concentración y la extranjerización de
    la economía y la caída abrupta del coeficiente de valor agregado. Asimismo, hubo una mayor adopción de tecnologías de producto de nivel de “frontera tecnológica” y de origen externo, un abandono de la mayor parte de los esfuerzos tecnológicos locales en la generación de nuevos productos y procesos, una desverticalización de las actividades basada en la sustitución de valor agregado local por abastecimiento externo, una reducción en el mix de producción junto con una mayor complementación con la oferta externa, una creciente externalización de actividades del sector servicios, una mayor internacionalización de las firmas y la importancia de los acuerdos regionales de comercio en las estrategias empresariales.
    Entre 1998-2001, el retorno a la extrema volatilidad del entorno condujo a que las decisiones
    de producción e inversión se vieran gravemente afectadas y a dudas crecientes respecto a la solvencia de un grupo numeroso de empresas. Los problemas de la economía argentina generaban notables perturbaciones financieras y comerciales. Las consecuencias negativas en el plano empresarial se habían desplegado y no surgía con claridad cuáles serán las respuestas dominantes de los agentes económicos ante el regreso de una elevada incertidumbre macroeconómica.
    A fines de la década de los noventa, el inicio de un largo período dominado por la recesión y la
    deflación de precios generó tensiones crecientes y modificó las expectativas respecto al potencial de
    crecimiento de la economía y la solvencia del sector público. En ese contexto, la crisis por la que
    atravesaba la Argentina terminó expresándose en un progresivo aumento en los índices de desempleo,
    pobreza e indigencia y un moderado proceso de deflación de precios y salarios. La existencia de una
    profunda crisis política, la agudización de la conflictividad social y la casi nula credibilidad en las sucesivas políticas económicas que se ensayaron en vísperas del derrumbe final del régimen agravaron el panorama. Desde entonces, la economía argentina ha experimentado un acelerado crecimiento, a una tasa acumulativa anual promedio del 8,2% entre 2002 y 2007 recuperando, ya hacia el año 2005, los niveles de producto previos a la fase de recesión y crisis. (Fernández Bugna y Porta, 2007).A nivel de grandes sectores de la economía, la industria ha liderado este proceso de reactivación, caracterizándose por una recuperación relativamente temprana y elevadas tasas de crecimiento, revirtiendo el proceso de desindustrialización relativa de la década pasada.
    El proceso de generación de empleo en la industria registra un patrón sectorial similar. Las
    actividades que han generado puestos de trabajo e incorporado mano de obra en mayor medida que el
    promedio son aquéllas que más la habían expulsado entre 1998 y 2002; se trata, fundamentalmente, de ramas intensivas en trabajo y, al mismo tiempo, predominantemente orientadas al mercado interno. La fuerte recuperación de la demanda doméstica desde el segundo semestre del 2003, en el contexto de un tipo de cambio relativamente proteccionista frente a importaciones competitivas, favoreció tal
    desempeño. En cambio, el proceso de generación de empleo ha sido comparativamente menos
    dinámico en el caso de los sectores tradicionalmente exportadores o productores de commodities
    industriales. La inversión acompañó este proceso de reactivación, alcanzando en el tercer trimestre de
    2006 una tasa de 22,8%, superando el máximo registrado a principios de 1998. El proceso de
    inversión exhibe un dinamismo mayor al observado en otros períodos de recuperación post crisis de
    los últimos veinticinco años.»

    Como bien dice eltano343, la mejora del salario mínimo y el promedio, al igual que las jubilaciones en estos años es innegable, y con las paritarias (inexistentes durante más de una década) y la movilidad jubilatoria por ley el mercado interno seguirá fogoneando la economía.

    Ahh! me olvidaba: las explicaciones y las cifras no son del Indec (aunque lo que se le critica es el IPC) sino de la CEPAL, de la ONU, y de Aldo Ferrer, Economista y profesor de la UBA.
    Más detalles en:
    http://www.uba.ar/popup/index.php?id=53683

    http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/0/39410/DocW45.pdf

    http://www.fide.com.ar/component/content/article/15-informe-especial.html

    1. Basurero:

      Además de que somos «los mejores del mundo», voy a darte parte de la razón planteando un panorama cuasi optimista:

      La próxima crisis será mucho menos grave que la del 2001, porque será una crisis del sistema productivo nacional únicamente, y no de balanza de pagos ni quiebra del Estado.

      Eso sí, la desocupación aumentará, pero no se notará mediáticamente porque:

      1)No lo mostrarán las estadísticas del Indec.

      2)No tocará mucho a las grandes empresas ni al Estado, sino básicamente a las pymes.

      Claramente, el Modelo es imparable, y seguiremos en el mejor del los mundos…

  10. Hablar de la supemacía de la producción primaria me suena a loas al país agroexportador, frecuente en la derecha conservadora argenta. Para no abundar diré: un país principalmente agroexportador es un seguro para ser un país subdesarrollado para siempre, depender del mercado externo y deprimiendo el interno (nosotros), aquí y en cualquier lado, sólo la industrialización basada en el mercado interno (nosotros) con exportaciones con valor agregado nos hará fuertes y mejor distribuidos. Este objetivo se dió siempre en gobiernos populares en nuestra historia, salvo el menemismo. El otro en gobiernos autoritarios y el menemismo.
    Simplificar el «milagro argentino» de los últimos años como el aumento del precio de la soja es una chicana y es falsa:
    La explicación del 1 a 1 es cómica e improcedente. La convertibilidad no es comparar precios en dólares, (nuestra moneda es el peso no el dólar). La convertibilidad es sólo un instrumento para controlar la inflación en un período corto, su extensión fue catastrófica. Para saber qué es la convertibilidad y sus consecuencias ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Uno_a_uno

    1. Nuestra industria manufacturera, tal alabada por los supuestos progresistas, siempre ha sido deficitaria en lo que hace a las inversiones en investigación y desarrollo, con sólo dos excepciones: la industria de la maquinaria agrícola y la de agro-biotecnología. A partir de los 90 en que comienza la nueva revolución del campo, nos convertimos en líder mundial en siembra directa, siendo los únicos fabricantes y exportadores de maquinaria para siembra directa, exportándose igualmente otras maquinarias, entre ellas tolvas y embutidoras extractoras de primer nivel.-
      Fuimos igualmente pioneros en la adopción de la semilla transgénica resistente al glifosato, llegando a ser primer exportador mundial de aceites y harinas de soja. Entre otras actividades de inversión en investigación, superiores al resto de la industria y todo ello a pesar de las intervenciones del secretario Moreno, que no es el de la Primera Junta, sino el de las malas juntas.-

    2. Basurero:

      Hago mía la primera parte de tu planteo.

      Hasta tenés razón en que nuestra moneda es el peso. Ya Perón decía: «¿Quién vió un dolar?».

      Pero lamentablemente, las commodities se cotizan en dólares, para colmo en las bolsas del Imperio, la gente busca refugio en el dólar, la fuga de divisas es en dólares, y las crisis recurrentes del sector externo se miden en dólares, la rentabilidad de los proyectos de inversión internacional se mide en dólares, la competitividad externa se mide en dólares, la factibilidad de la producción para el mercado interno se mide en comparación a los productos provenientes de otros países, medidos en dólares. Y lo más importante es que se mide en dólares el PBI total y el PBI per cápita a nivel mundial, único modo aceptado hasta el presente para medir la riqueza relativa de las naciones.

      Finalmente, también coincidimos en que la convertibilidad (por ley o de facto) tiene consecuencias catastróficas.

      Son las cosas de un mundo injusto, que no comprende que somos los mejores…

  11. Daio y David:
    Idéntico argumento contra la industria nacional se escucharía en las calles de Japón en los años cincuenta y sesenta sobre la industria japonesa, y en los años setenta y ochenta en Corea, Taiwan, Indonesia, cuando esas industrias en pañales copiaban modelos y prácticas extranjeras apañadas por leyes proteccionistas de esos estados. Lo mismo en China en los ochenta, un país que recién salía de una infraestructura agraria, y que aún lo hace. Años después, esas industrias están entre las líderes en el mundo. La historia no se repite ni las experiencias en distintos países, pero las visiones colonialistas y colonizadas de lo propio no se parecen demasiado…
    Un síntoma de esto es el desconocimiento de la historia argentina, y en este caso de la industria nacional. Para no ser pesada y larga la explicación, recomiendo investigar un poco más sobre la industria nacional desde los cincuenta en adelante en el siglo pasado, y no solamente sobre la de autos, sino también pesada, de aviones, barcos, atómica, espacial, textil, etc. etc. El problema principal de los paises «periféricos» «subdesarrollados» «del tercer mundo» o como quiera calificarlos, no es el imperialismo o colonialismo sino la mentalidad colonial de sus poblaciones y dirigencias.
    También sería muy interesante saber lo que piensan los japoneses, coreanos, alemanes, ingleses, italianos, brasileños, etc sobre el dólar y el valor en dólares de lo que compran en sus países: por cierto no lo saben ni les interesa. Que se utilice el dólar como valor comparativo y de cambio entre países no quiere que haya que usarlo como valor de referencia para la economía interna. ¿Por qué no usar el oro? ¿Por qué no el pocillo de café? ¿Por qué no el barril de petróleo? O mejor, la tonelada de soja, maiz o de yerba mate, que son productos que fabricamos nosotros. La riqueza o capacidad de compra o bienestar no se mide en dólares, algo que varía de acuerdo con la cotización de cada país, sino como horas de trabajo necesario para comprar productos, el porcentaje de disribución de la riqueza entre trabajadores y patrones o con el coeficiente Gini, algo en lo que hemos mejorado en la última década. La riqueza de una nación no es su PBI sino la riqueza de su población. ¿Qué paises son más ricos, Macao, Brunei, Kuwait o Noruega, EE.UU., Suecia y Canadá (todos paises con PBI per cápita comparables)? ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Países_por_PIB_(PPA)_per_cápita
    Sin duda los países donde se vive mejor, donde la «riqueza» está mejor distribuida.
    Si usamos el otro criterio diré: el idioma más utilizado es el inglés, entonces escribamos y editemos todo en inglés, hablemos en radio y TV sólo en inglés, adoptemos ese idioma para las cosas «importantes» y dejemos el castellano para lo secundario…
    No somos los mejores, por cierto, no tengo por suerte esa cuota de racismo del siglo pasado que diferencia a los humanos en superiores e inferiores. No somos los mejores ni los peores, la historia y las circunstancias son las que diferencian a los pueblos, no la «raza» o «calidad» de sus poblaciones, y sobre eso sí tenemos injerencia, y de eso se trata, de modificar la realidad. Y eso sólo se hace con política, no con clichés ni prejuicios coloniales.

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