Lo que tenia de «aburrido» De La Rúa era en definitiva su incapacidad de producir hechos subjetivos. Men·m de esto sabía mucho.
Si el peronismo es antes que partido, un movimiento, se debe a que por su fragmentación pasa una característica que lo hace poderoso y perdurable como una rareza sublime: el cuento populista en el país europeizado.
Estos retazos de relatos políticos e ideológicos que conforman el peronismo se mantienen unidos por sus mitos y por sus sueños – tener el Gobierno, Evita, la Resistencia, Perón Vuelve – y constituyen las piezas fundamentales de un dispositivo que opera sobre la subjetividad, guardia fundamental de su unidad inquebrantable. Y esa subjetividad constituye – aparte de la guardia de su unidad – la base de su potencia.
Supongo que una de las múltiples razones por la que en el espectro de la representación política puede existir una izquierda delirante y desencajada de los reales y verdaderos resortes de la gestión, radica en el carácter de «re – presentación» con que la producción de subjetividad política es abordada. La izquierda hace como que tiene un partido, hace como que puede ganar un diputado, hace como que tienen peso político, hace como que tienen un programa. Este vicio – el juego infantil de la clasemierda – es producto del carácter teatral que todo hecho político trae como marca, de ahí a lo literario hay un solo paso, pero no es tan fácil de describir, ni es lo que de verdad contiene el relato, mucho mas espeso y elaborado. Esto en todo caso es el camouflage del relato.
Pero la Política , como sabemos, es mucho mas literatura que teatro.
Se tendría que hablar de «producción de subjetividad» y entonces tendríamos que referirnos al kirchnerismo como una maquina literaria que produce…choripaneros.
Si la escritura no abandonara aun el estado de cuneiformidad que encarcela los significados, seria mas fácil entender el carácter literario que tiene todo relato político. Y cuando hablo de relato, incluyo al oral como una narración que viaja por otros flujos, mas cuidados, como si llevaran el valor de una enseñanza -al fin y al cabo la clave de un mito – cuyas herramientas de análisis no son similares a las que ofrece la escritura, pero que explica lo que ese relato literario no permite liberar.
Ese relato oral también es literatura.
La producción de hechos políticos acaecidos este año pueden ofrecernos así – vistos como un relato – un espectro mas amplio para entender esa subjetividad que nos mueve hacia la adhesión y la defensa del Gobierno de Cristina.
O su repulsa, como efecto colateral.
Supongo que la intención de dar vuelta algunas hojas, así como reescribir otras y escribir nuevas tiene que ver con literatura en el mejor sentido.
Supongo que la nuestra es pasión por un tipo especifico de literatura, una manera de leer la Historia, un modo de contarla.
Supongo que el kirchnerismo es un genero literario que apasiona.
Supongo que es la intención permanente de tener la hoja y la lapicera -esto es «marcar agenda»- lo que justifica la fuerza de la encarnadura como un sustrato del kirchnerismo que contiene la fuerza del tatuador, del que marca para dejar grabado.
Supongo que el carácter épico viene a ser la gravedad del tatuaje, de lo que te va haciendo kirchnerista.
O peronista, como gustes llamarlo.
Es un relato con vida propia y que tiene una particularidad notable: no busca receptores, sino que esta a la caza de emisores. Y vaya si los encuentra.
Frente al relato neoliberal, frente al relato destituyente, frente al relato carriotista, frente al relato de la izquierda antiperonista, todos ellos escritos con una tinta critica que intenta a fuerza de viejas palabras organizar lo inorgánico sin ningún éxito debido tal vez a su falta de encarnadura, emerge un relato novedoso, moderno, ágil, contenedor, popular y compasivo que es eso que llamamos populismo.
Y entonces se produce una colisión y de ese choque de lecturas, palabras y relatos emerge el kirchnerismo como parte de un dispositivo ancestral, donde sus oleadas por desarticular el andamiaje social de la exclusión constituyen sus capítulos mas relevantes y donde cada parte transcurre según una velocidad, una pausa, un grupo de protagonistas y antagonistas, una arremetida y un agenciamiento puesto al servicio de la intensidad de una disputa entre clases que solo funciona si se desarrolla como una pugna épica, en definitiva, el eslabón que lo protege de su dispersión y el que asegurara la continuación de la aventura y la aparición de nuevos héroes que nos protegerán de los mismos nuevos villanos de siempre.
¿Hacia donde?… parece que no importa pues según marca la conciencia colectiva nacional y popular, lo importante es la dirección del rumbo y que transcurra, que pase, que se mueva, que no se detenga y que lo pueda hacer suave como siesta de bebe o demoledor como bárbaro rabioso.
Que sea una marca, un mapa, un territorio.
Es decir, que pueda ser volcán y porcelana al mismo tiempo.
Mauri K.
Muy bien escrito, es un placer leer con cuidado lo que con cuidado ha sido escrito, y pensado. Me detengo en una frase, que representa algo que quiero discutir:
«…donde sus oleadas por desarticular el andamiaje social de la exclusión constituyen sus capítulos mas relevantes…»
Me gustaría saber en qué análisis de lo actuado por este gobierno y su inmediato antecesor (el de Néstor)basás esa afirmación, Mauri. No veo ningún proceso de masas, ninguna oleada de participación popular, ningún signo de verdadera distribución de la copiosísima riqueza que generamos los trabajadores día a día. Soy peronista de origen, lo digo para calmar a los encasilladores rápidos.
¿Deberemos conformarnos con discursitos y anuncios, ya que la «izquierda» es retrógrada, miope y antipopular, y la oposición liberal se ofrece sin vacilar para administrarle el país a las clases dominantes? ¿Hasta cuándo?
Alejandro, tomemos el ultimo año de gestion aunque sea.
No creo que debamos conformarnos con discursos obviamente, pero me refiero a un sentido en todas las medidas, eso esta mas que claro, y harto discutido y escrito.
Yo tampoco veo un proceso de masas ni una profundizacion de la Organizacion Popular,pero tampoco creo que sea una responsabilidad del Gobierno,ni tienen ambas porque ir en contra.El Gobierno no se oponme a cualquier intento de organizacion popular (al contrario, con tibieza pero las alienta) ni la Organizacion iria en contra del Gobierno. Como se escribio antes aca mismo, marchar contra el hambre no significa necesariamente estar en contra del Gobierno.
Lo que quiero explicar es que si nuestra intuicion ns lleva ahi es porque hay algo interesante, algo que nos conmueve justamente y que esas creencias deben tener su jerarquia cuando analizamos la realidad porque son las que arman la unidad del campo Popular.
Gracias por la respuesta. Yo creo en la unidad del campo Popular, aún como hipótesis. Y, rápidamente dicho (como vos decís, está harto discutido y escrito) también creo que el Gobierno está a la izquierda de los discursos dominantes en la sociedad.
Creo también en una perspectiva amplia como la que proponés. De modo que estamos profundamente de acuerdo, en lo que cuenta, y lo celebro.
Mi anhelo es que pudiéramos asumir aquel «dispositivo ancestral» y asumir una verdadera «conciencia nacional y popular», que pudiéramos organizarnos como pueblo trabajador y buscar un destino, y no simplemente tener que aceptar al menos malo de turno. Y entiendo que no sucederá, entre otras cosas, si no dejamos de una buena vez de fascinarnos con amagos.
Antes de otra cosa también quisiera decirte que creo que si no estuviéramos tan aplastados (por la derrota de los 70/80, por el menemismo, por los medios salvajes que machacan) y si nuestro campo, nuestro pueblo, estuviera más activo en reclamos y movilización, este gobierno sería más audaz y avanzaría mucho más claramente en esta dirección de la que hablamos.
Con lo que, de vuelta, depende de nosotros…
Muy bueno el sitio, muy buenas las discusiones que se proponen.