Cuando volvió a casa,sus ojos ya estaban muertos.Ocho meses después Tim se dio un tiro el Día de Gracias», dijeron hace un año Kim y Mike Browman al canal CBS sobre la muerte de su hijo luego de regrersar de irak donde sirvió como soldado a Estados Unidos.
Ellos, como alrededor de 120 familias por semana, sufren la dura realidad de vivir la consecuencia del desorden de estrés post traumático (PSTD)que soportan una gran parte de los veteranos del Ejército y la Marina Norteamericana, según datos que recopiló la cadena televisiva en 45 de los 50 Estados de ese país.
Por otro lado, el documental La Cruda Verdad de Patricia Foulkrod tambìén se dedica al tema en base al testimonios de varios soldados que relatan sus experiencias desde el reclutamiento, el combate en Irak hasta la vuelta a “casa”. Todos en el film destacan lo mismo que los “Browman”: “Nunca volveremos a ser lo mismo”.
Los abusos contra iraquies, la presión de no saber quién es el ”enemigo”, atropellar a una persona que se interpone contra un conbow para evitar un posible “ataque” y matar por error a un civil son algunas de las situaciones que los han afectado para “toda la vida”.
Además, eso se suma a que, como detallan en el film, el Ejercito les da a elegir en su regreso entre volver con su familia o internarse en una Base por un mes para rehabilitarse si poseen problemas psicológico. “Nadie duda en elegir la primera opción”, afirma uno de los entrevistados.
Para paliar este problema,por otra parte, la Secretaria de Defensa estadounidenses ,amparada en la ley de Psicología Kevlar, aplica “el uso de substancias para evitar” este tipo de estrés. Es por eso que, según el periodista y poeta Juan Gelman, muchos de los soldados norteamericanos utilizan propanolol, una “pastilla para el día siguiente que atenúa o apaga la memoria de los horrores vistos y cometidos”.
“Esta técnica de congelación de la sensibilidad y la memoria explica el miedo de las familias que se instala en los hogares cuando los veteranos vuelven y ejercen una violencia indiscriminada. También el número de violaciones dentro de las fuerzas armadas de EE.UU : ascendieron a 2374 casos en el 2005, un incremento del 40 por ciento respecto del año anterior, y se trata apenas de los casos denunciados”, analiza Gelman en su artículo la lobotomía Moral publicado en el diario argentino Pagína 12.
Aunque esto parece no menguar demasiado el problema ya que las autoridades del Pentagono informaron ayer que a lo largo del año pasado se suicidaron al menos 128 de sus combatientes en el frente. Un número que sobrepasa a los 115 de 2007 y a los 102 de 2006 y es el mayor desde 1980 cuando se desarrollaba la guerra de Vietnam.
Un dato que deberá ser tenido en cuenta por el presidente Barack Obama si se piensa en su idea de trasladar las fuerzas de la Coalición de Irak a Afganistan en un contexto de mayores suicidios y menor porcentaje de reclutamiento.
Otras voces«Tenemos que actuar rápidamente con el fin de hacer todo lo posible para revertir esta cifra… perturbadora», dijo el subjefe de personal del ejército, el general Peter Chiarelli.
«En lugar de aprender las lecciones de Vietnam, el presidente, el vicepresidente, el secretario de Defensa y su subsecretario de Defensa nos han metido en un desastre en el desierto», escribio en el Atlanta Journal Constitution Max Cleland, ex senador, ex director de la Administración para Veteranos y veterano de la guerra de Vietnam
«No hay duda de que el estrés es el factor en la tendencia que estamos viendo «, afirmó a la BBC General Peter Chiarelli, vicecomandante del ejército
Sintomas del estrés post traumatico, según la periodista Jeanette Becerra Acosta—Continuos intentos de adquirir pastillas, armas de fuego y otros objetos para hacerse daño.
—Hablar o escribir sobre la muerte y llegar a morirse o suicidarse.
—Vivir en la total desesperanza.
—Actuar con rabia incontrolable, siempre en busca de venganza.
—Vivir siempre en busca de situaciones de peligro o riesgo.
—Sentirse atrapados, sin salida, como si no existieran puertas por donde escapar hacia la búsqueda de la paz y la felicidad.
—Llamadas frecuentes a viejos amigos, en especial a camaradas militares para despedirse.
—Limpiar compulsivamente un arma que tienen como souvenir.
—Visitas a cementerios.
—Obsesión por la cobertura de noticias de la guerra en la TV y diarios y por el canal militar de televisión.
—Usar su uniforme o parte de ese como botas, saco, camisetas, gorras.
—Insistir en todas sus conversaciones en cuán honroso es ser soldado.
—Dormir demasiado. Algunas veces la decisión de suicidarse conlleva un sentido de paz mental y duermen más de la cuenta para retraerse.
—Hacen guardia, quizá mientras la familia duerme para vigilar sus casas, echando llave obsesivamente a puertas y ventanas.
—Si están bajo tratamiento médico, dejan de tomar las medicinas.
—Se convierten en adictos al alcohol o a ciertas drogas.
—De pronto son compradores compulsivos que no dejan de gastar dinero en regalos para sus seres queridos con la idea de que “nunca lo olviden”.
—Rehusarse a hacer contacto visual con las personas con quienes conversa