Siempre me pregunté por qué la POLÍTICA es vista como una actividad sospechosa. Sin dudas, es producto de una multiplicidad de factores. Pero ¿Cúales son? Para cualquier habitante de nuestro país, no hay demasiados ejemplos de políticos ilustres. La política tiene mala prensa, está estigmatizada como una actividad cuasimafiosa e irrecuperable. Mira qué mal que estaremos que muchos reivindican a Illía porque no tenía vivienda y dormía en el sofá del living de su hermano. O la reciente muerte de Alfonsín, que despertó tanta admiración democrática sobre su persona (un rosquero típico, político de comité, que tuvo un paso por la gestión bastante criticable) debido a que seguía viviendo en su depto de avenida Santa Fe.
En la historia reciente, se encuentra la peor lacra que ejerció el poder en nuestra amada patria. La segunda mitad del siglo XX nos encontró desunidos y dominados. Los engendros de la dictadura y los de la democracia se encargaron de profundizar la enorme grieta que separa la política de la estima popular. Nuestros muertos ilustres tuvieron y tienen eternas tertulias discurriendo sobre las renovadas cagadas terrenales…
Los militares patriotas que lucharon por la independencia vomitaban indignados desde el purgatorio, mientras espiaban entre nubes, a los asesinos de civiles, secuestradores de bebes, torturadores y sádicos. San Martín se volvía a exiliar, por las dudas, porque Merceditas le contó que había visto un falcon verde en las cercanías del cielo.
Perón y Evita discutían con Don Hipólito y Moisés Lebensohn acerca de la frustración alfonsinista, los pollos de Masorín, el plan Austral. El chino Balbín quería meter palabras pero no lo dejaron, no entendés nada, callate, le decían todos al unísono.
La cosa se puso linda, allá arriba, cuando salió el tema menemista. Perón dijo: No lo conozco, ese tipo es un infiltrado, los anticuerpos del movimiento lo van a expulsar. La verdad sea dicha, el sistema inmunológico anduvo para la mierda, y tardamos más de 10 años para bajar la fiebre y eliminar los granos de pus. Y el viejo se comió muchas chicanas, aunque con La Alianza, se despachó a gusto y tuvo su revancha. Nosotros tenemos algunos descarriados pero ustedes, amigos radicales, están llenos de inútiles y ladrones comunes. ¿Por quiénes lo diría el general? ¿Por De la Rua, Stubrin, Storani, Nosiglia…? ¿O por Carrió, Gerardo Morales, Cleto cobos…?
Toda esa película de terror parece que pasó hace un siglo, aunque todavía nos quedan los tembleques y la angustia por esos malos momentos. Nuevos personajes políticos se encargan de enlodar la noble herramienta de transformación social, la única manera de mejorar la vida de todos nosotros y que sistemáticamente es atacada para que perdamos la fe en ella y sea manejada por los poderosos de turno.
Así como es normal abrir la canilla y que salga agua, apretar la llave y que se encienda la luz, así tambien es normal encender el televisor y escuchar denuncias irresponsables, sospechas imaginarias, críticas infundadas. Puf… apago y voy a la radio: denuncias, sospechas, críticas, presentaciones judiciales, anuncios de catástrofes… ¡Basta! Me cansé, me tiro en el sillón y agarro el diario: más denuncias, más sospechas, más críticas, otra presentación judicial, se viene el cometa Halley desbocado…
NI una sola idea superadora. Nada. Mi amigo que se sicoanaliza dice que la oposición está proyectando sus propias miserias en el gobierno. ¿Será así? No tienen propuestas, sólo eslóganes propagandísticos, frases cortas, lugares comunes, generalidades del tipo: trabajemos para la institucionalidad, para tener una verdadera república. What? La gente quiere trabajo, quiere políticas inclusivas, quiere un Estado que los defienda de las grandes corporaciones, de las arbitrariedades del mercado, de la crisis del capitalismo global. Los opositores quieren volver para atrás, pedir plata al FMI, volver a los tiempos de la precarización laboral, ¡Qué palabra! Nadie que sufrió los 90 quiere quedarse afuera, la ñata contra el vidrio. Sí, debemos quedarnos afuera de la timba financiera, como lo venimos haciendo. Así que, no deberíamos suicidarnos ni escuchar los cantos de sirena.
Los políticos que realmente merecen un monumento y la honra pública, están en la lista negra (el che no tenía estatua), han sido olvidados por los historiadores oficiales y la prensa canalla (que en estos tiempos que corren, ha devenido en robusto cuarto poder con ínfulas de primero). A los políticos muertos, la historia oficial los llama próceres, siempre y cuando tengan el visto bueno de las clases dominantes: Rivadavia, Mitre, Sarmiento, Roca, Urquiza… la mayoria de las calles porteñas (y de otras ciudades) llevan el nombre de personajes de dudosa honestidad, o si no, de dudosa benevolencia. Los tenemos en los billetes y en la puerta de las escuelas. Están presentes a través de las sucesivas generaciones dando continuidad a la sagrada casta oligárquica del olimpo nacional. Es un virus como el de la influenza, que muta y muta pero no muere.
El año pasado discutí con la directora del jardín de mi hija porque festejaban el «Día de la Raza» con los nenes. Cómo le explico a los 4 años que los españoles nos chuparon la sangre y riquezas desde 1492. Es una batalla desigual, aunque me ponga en casa a hacer un curso de formación de cuadros para toda la familia, antes de almorzar y cenar, los «medios» me ganan por afano.
Con la mayoría de los muertos puede que sean más indulgentes, aunque manipulan sus biografías, e igual, son criticados, y tan aborrecidos como cuando vivían. Evita es nuestra María Magdalena.
Cómo le explico a mi hijo, que nació en 1987, quién era Perón o la gran impronta de Evita en la historia nacional. De dónde arrancar para contarle que los Montoneros son producto de un proceso histórico, emergentes de las luchas populares por la liberación nacional y social en una determinada circunstancia de nuestra historia, y no simples integrantes de la banda de los 2 Demonios que inventaron los radicales. Cómo develar la importancia del Che Guevara o Fidel o Chaves o los Kirchner…
Es tan grande la catarata desacreditadora, es tan inpregnante el fárrago desinformativo, es tan sutil la uniformización de las opiniones, que a veces, cuando nos ponemos a discutir de política o sobre la realidad social, sus respuestas son estereotipadas y previsibles, es como si estuviera hablando con Ricardo Kirschbaum, con Joaquín Morales Solá, pero a sus 22.
¿A quién no le pasó que el único tema no permitido para hablar en el cumpleaños de la abuela es: «la política»? Podemos hablar de estupros, asesinatos seriales, robos, futbol, autos, cuernos, moda, comida, boludeces varias…. no, no, no… ¡política acá no!
Ahora que se acercan las elecciones y que toda la oposición apuesta a una derrota del kirchnerismo, cabe la reflexión de que uno de los mayores logros de estos 6 años es poner a la política sobre la mesa, en las vidrieras, en la calle, en el aire… Pese a las resistencia, se respira política. El tabú está presente, vivito y coleando, mas la política asoma sonriente como la única protagonista de esta obra en la actuamos todos: la construcción de nuestro futuro venturoso. Gracias a Nestor y Cristina puedo volver a pensar en utopías. Pensé que eso también había quedado enterrado en el jardín, antes del vendaval desaparecedor. Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único…
Totalmente de acuerdo,Daniel.Te despachaste.
No sos el único. Pero debería haber más. Si fuera por méritos, este gobierno debería sacar mínimo el 60% en las próximas elecciones. Pero eso no pasa. Yo creo que principalmente por 3 factores: uno propio del oficialismo: cierta falta de comunicación con la población por parte del gobierno; otro de la oposición: un ataque despiadado y bajo, en conjunción con los medios; y el último, externo: la crisis financiera internacional, que si bien no nos afecta como lo hace en otras partes del mundo, los medios (también aparecen acá) aportan su granito para hacernos creer que así es.
Saludos
Excelente el post.
Debo decir que me sentí muy identificado con lo de la abuela… El domingo pasado estabamos cenando con toda la familia, y la discusión con mi tío gorila terminó con mi abuela golpeando la mesa y gritando como nunca la había escuchado. «¡de Política no!»
Ud es un poeta, Daniel. Me siento muy identificado con sus posts.
Es dura y difícil la batalla que enfrentamos y el enemigo pareciera que tiene todo.
¡Que no tenga nuestra alegría ni nuestra voluntad de vencer!
Excelente post Daniel. Es cierto lo que decís, desde que llegaron Néstor y Cristina, con desaciertos pero con más aciertos, se volvió a hablar de política. Confieso que en la crisis del 2001, casi nos vamos del país con mi mujer. Se había cerrado la fábrica donde trabajaba, y parecía que todo se venía abajo. Decidimos quedarnos, pude conseguir laburo, ví como un Presidente se abrazaba con la gente y vi como se preocupaba por devolvernos la dignidad. Desde ese entonces, fue como un click. Volví a tener esperanza, a pensar en un futuro para mis hijos, pero sobre todo, volví a SOÑAR…Saludos.
Daniel, lamento mucho lo que comentás sobre tu hijo, yo tengo casi su edad, pero hace mucho que aprendí a pensar por cuenta propia. Quizás porque mi viejo siempre me repitió su forma de ver la política.
Lo veo sí, cada vez que me junto con amigos, cada cadena que logra pasar mis cincuenta y tantos filtros anti spam, lo ví incluso en un cumpleaños del que me tuve que ir, el día del último intento de golpe de estado, solo por intentar hacerles ver un poco más allá de lo que dice la tele.
Mientras tanto, acá en «la feliz» (??????!!!!) demaciada gente «sabe que el colo tiene un plan».
Y uno tiene que comerse cada garrón, porque si te pones a dicutír piensan que sos un boludo:
la vieja quejandose de «que se quedaron con la plata de los jubilados»,
la cuarentona apretujada conque «la leche decremada está carísima»,
el gorilón que nunca falta, mucho menos por estos pagos,
y todos esos puntitos que la tele repite mil veces, porque para eso son dueños de la verdad.
En fín, yo creo (o quiero creer) que es algo que se puede revertir, en algún rincon de sus cabezas lavadas, seguro quedo un poco de razonamiento. Será cuestión de buscar bien.
la campaña basada en «nosotros hacemos» me parece la mejor idea que pudieron tener para defender este modelo de país, que en mi caso me permitió pasar de repartir propaganda de supermercado, a tener mi humilde empresita, que de a poco va tomando fuerza.
Por eso insisto, es muy importante hablar con los votantes de mi edad, todavía no puede estar tan firme el lavaje.