Pregunta: ¿Qué tan derrota fue la del kirchnerismo en 2009 -más allá de lo que dicen los fríos números-, a la luz de lo que resultó ser la tarea del Congreso tras su reconfiguración a consecuencia del mentado acto eleccionario durante 2010; y a poco de observar que el Gobierno creció en la opinión pública, a partir de, lejos de aceptar las «sugerencias» de «moderarse» y virar a la derecha que promovían los distintos conglomerados opositores, profundizar en las líneas básicas del ideario de proyecto iniciado el 25 de mayo 2003?
Durante la campaña que precedió a los comicios del 28-J-09, se advirtió desde la blogósfera oficialista (de la cual Segundas Lecturas forma parte, si es que por las dudas hace falta recalcarlo) que el relato elegido por el compañero Néstor Kirchner distaba de ser el ideal. Por aquello de que en política la apelación a fantasmas no es buena consejera, más allá de cuan en lo cierto estaba Néstor en marcar lo muy familiarizados que estaban absolutamente todos los candidatos no oficialistas que participaron de aquella elección con las recetas que llevaran al país al estallido en 2001 (basta, para comprobarlo, con echar un vistazo a lo que fueron las iniciativas del autointitulado Grupo A en el tiempo que lleva de predominio en la correlación de fuerzas legislativas), desde estos lados se le reclamó reiteradamente poner el acento, más que en eso, en la oferta de un horizonte que permitiera oponerse a los denunciados por derechosos, pero a partir de contrastarlos con lo ya hecho y prometer por lo que faltaba, más que con solamente con apuntarles con el dedo por cargos de cuya culpabilidad, vale la pena reiterar, eran (y son) absolutamente merecedores toda la peonada establishmentera. En definitiva, renovar la convocatoria a los sueños tan típica del peronismo. No se hizo, y pasó lo que pasó (claro que no solamente debido a eso, que es únicamente el objeto de estudio del presente).
La despedida a Néstor Kirchner estuvo rodeada de una multitud que revela un dato más importante que el cuantitativo (ese, nada más ni nada menos, permite atender a lo fracasado del relato que intentó construir un Kirchner demoníaco, y revela que el acompañamiento de que gozaban tanto su figura como el proyecto que co-conducía con Cristina, era superior a lo que se decía, y que va en aumento -esto último se venía percibiendo ya desde antes del triste suceso-). Desde el costado cualitativo de la imponente manifestación popular que rodeó las exequias del compañero Néstor, surgen dos conclusiones muy importantes: Una, que la mayoría de ese número de personas están fuertemente identificados con el proyecto al frente del que ahora queda CFK en exclusividad (y en torno al cual se estructuran), ideologizados, y muy dispuestos a involucrarse activamente en la vida pública (por joven, no solo, pero sí sobre todo). Segundo, pero conectado a lo primero, el discurso que guía a esa masa fuerza a la reconfiguración del escenario político en clave propositiva, no meramente denuncista (espíritu que inspiraba el mensaje de la suma de minorías inorgánicas vencedoras de 2009). Pero además, que esas propuestas deberán concebir al renacido «pueblo» como sujeto destinatario de las mismas (y como herramienta de consecución, también, ya que para superar los escollos corporativos habrá que armarse de movimientismo popular que se involucre en la lucha por sus demandas): Lo que vulgarmente se conoce como «cosas que cambien la vida de alguien». No hubo en la Plaza, una sola persona que no fuera a despedirse con algo, lo que sea, poco, poquito o mucho, para agradecer. A tenerlo en cuenta.
Sigue… http://segundaslecturas.blogspot.com/2010/11/margenes.html
Muy bueno el post. Tenemos una buena base para batallar por un triunfo el año que viene.
Se me ocurre que hay que buscar una de las causas de nuestra derrota electoral de 2009 en que la oposición había logrado revivir el fantasma de inestabilidad política, y que lo estamos aventando con muñeca y movilización.
Y hay movimientos al interior del peronismo que lo confirman, mi viejo. La clave está en seguir ofreciendo el cielo.
Eso de ofrecer el cielo es un problema: solo hay un redentor y su apellido no es Kirchner, tampoco se llama Néstor o Cristina.
Se llama Juan Domingo Perón, y contamos con su bendición.
Ok. Pero Peron bendijo al mismo tiempo a los sindicatos; a la «juventuda maravillosa» y a la Triple A.
No se a cual grupo perteneces vos. Pero seguro que si sos un ungido.
Tangencial a tu post, pero cuánto debe este presente a la batalla por la 125, no me canso de escuchar ese momento como marca inaugural en la conciencia de muchos (silenciosa y tímidamente), una disyuntiva de hierro que interpeló éticamente. Pensar que se hablaba de errores comunicacionales, de bajar el perfil, de que se tendría que haber arrglado por abajo…