Estoy absolutamente shockeado por la noticia que acabo de recibir: Un niño casi muere aplastado por una puerta de hierro apoyada en el sector de juego de chicos en el Parque Chacabuco.
La noticia la recogemos del blog El otro campo. Se incluyen detalles del hecho, una carta de la madre del chico accidentado y fotos esclarecedoras.
No descubrimos nada si decimos que las buenas relaciones comerciales de Macri con algunos sectores de prensa importantes de la ciudad de buenos aires, que se apoyan en licitaciones dolarizadas con precios sobrevaluados y de difícil justificación, que son (esos sectores de prensa) los que de alguna manera «manejan la batuta» informativa al menos en lo que se refiere a base de sustento de la información socialmente distribuida en las campañas políticas, influyen de manera decisiva en que la noticia no sea conocida por los votantes, en general.
Pero, este conocimiento (el de la «cobertura informativa» del que goza la gestión de Macri) puede servir solamente para discusiones microclimáticas. Es una realidad, sobre la que se opera inevitablemente. Ya está dado así, y sobre ese terreno se desarrolló la campaña electoral.
Puede servir además como reproche a cuáles fueron los errores cometidos en el abordaje de la misma.
En el desprecio por la «desideologización» radica una de las puntas del fracaso.
Nadie quiso saltar baches, ni mostrar veredas rotas, ni que la falta de poda de árboles casi mata a una nena. Se despreció lo local, lo cotidiano, en la campaña de una elección de intendente.
Decir que Macri es «fascista», por ejemplo, (aparte de que es mentira), no sirve absolutamente para nada en términos electorales. Al contrario.
Cada vez que se le crea una imagen mitológica de «mano dura», de «mata pobres», de «guardián del orden», se le hace un favor.
Porque se lo convierte en un ícono de derecha, que en la práctica no sabe sustentar.
Porque arruga cuando le critican las «taser», porque crea una policía impotente, porque no sabe desalojar un asentamiento, porque no puede mudar la villa 31, ni vencer la resistencia de los «vecinos de Palermo» para favorecer el proyecto comercial de su ex-socio De Narváez en el predio de la sociedad rural, ni sacar el Borda, el Moyano y el Tobar García para hacer un emprendimiento inmobiliario, ni bajar los contratos del estado, ni torcerle el brazo a los Municipales, ni nada.
En ese «no puede» se debió colocar el énfasis, y no tanto, tal vez, en lo que (supuestamente) «quiere ser».
Es tarde para llorar, pero no para replantear posturas.
una nota brillante, mariano. brillante.
saludos!
Mariano:
Cómo que Macri: «(…)no puede mudar la villa 31 (…, cuando la misma es un ejemplo del desarrollo económico kirchnerista.
http://www.lanacion.com.ar/1263826-elogio-de-cristina-kirchner-a-la-villa-31
No lo hagas equivocar en lo que no debe hacer.
Daio: él le prometió a la gente de Retiro que iba a sacar la villa de ahí.
No cumplió porque no supo cómo hacerlo. Y porque no pudo. Porque era muy difícil de viabilizar. E injusto.
De sus equivocaciones que se haga cargo solo, imaginate que no soy nadie como para hacerlo equivocar.
Un abrazo.
Lo que pasa es que los pobres son incorregibles.
Desprecian los abundantes empleos bien remunerados del campo y se vienen a la villa en la ciudad.
La sustitución de chapas y cartones por material demuestra palpablementte que están mucho peor que antes, claro.
Excelente nota.
Totalmente de acuerdo: lo que se debe enfatizar es el ‘no sabe, no quiere, no puede’.
Es muy interesante visualizar que con las críticas al ‘fascismo’ de Macri estaríamos casi igualando la crítica ‘intencionalista’ de los opos a los K. (todo lo que hacen ‘es con mala intención’).