«Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es casa. Eso es nosotros. En él se encuentra todo aquel que amas, todo aquel que conoces, todo aquel del que has oído hablar, cada ser humano que existió, vivió sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz del sol.» – Carl Sagan
Matrimonio Gay, Religión, Evoluciones
[…] You’d have good people doing good things and evil people doing bad things, but for good people to do bad things, it takes religion. – Steven Weinberg
Las parejas homosexuales y sus familias constituidas de forma diferente existían antes de que el proyecto de ley se empezara siquiera a escribir, como existían los trilobites engarzados en la roca antes de que nos demos cuenta que la Tierra tenía más de varios millones de años. La teoria de la Evolucion de Darwin tambien desafio la moral religiosa; esto lo decían los clérigos de la época, no yo, porque confrontaba al hombre con su naturaleza animal y la relatividad de la moral; que no es la de la ética.
Incluso un acérrimo creyente admitirá que al menos casi todas las religiones son un esquemas morales rígidos, no están hechos para que le pidamos cambios ni evolucion, que cuando los tiene, es a costo de una crisis enorme: Lutero, Enrique IIX, Mahoma, Jiddu Krishnamurti o Jesus Nazareno, en distintos momentos fueron reformistas, sectarios y separatistas, para mal o para bien, segun quien lo mire.
Así es que asumir que descendemos de los monos, que tenemos diversas formas de vivir la sexualidad, o que nos gustan las costillitas de cerdo (no todos comemos kosher) desordena el orden de ideas que estaban establecidas. Le resultó dificil al movimiento vestido de Naranja sostener mediáticamente el repudio que sentían por dentro, y lo transformó en defensa, de esa familia, y en definitiva, de esa cosmovisión que se ve amenazada todos los días por una sociedad que se empecina en cambiar, en dejar atrás prejuicios y en salir de varios placares de distinta índole, algunos deseables, otros no tanto: Hay placares de la inclinación sexual, hay placares de las preferencias raciales o ideológicas; como dije en un comentario, cada uno se hace responsable por sus declaraciones y de lo que dice de lo que piensa. Eso es la política.
Sin embargo, los no creyentes tenemos que mejorar nuestro discurso, me incluyo, para no caer en el absolutismo y el desprecio que algunos creyentes demuestran, y rescatar la sanidad mental de tipos como Nicolás Alessio, el cura expulsado de la Iglesia por manifestarse a favor del matrimonio homosexual. No estamos obligados a respetar a la creencia, pero sí al creyente, en tanto y en cuanto no intente imponer su modo de vida a la sociedad, ni decirle a los demás como tienen que vivir. También será medida de nuestra maduración como sociedad el que no permitamos que un sector le diga a otro como debe llevar su vida privada o cómo constituir una familia si no daña a nadie con ello. Nos queda ahora el debate sobre el aborto, el alcance de la objeción de conciencia en algo irreversible como la muerte, y si tiene validez aplicar el mismo concepto para incumplir una ley votada en democracia.
Es importante el lugar que le damos al hombre en el mundo: Aqui vemos con la biología o la cosmología le ponen contexto a nuestras ideas; si realmente somos el pináculo de la creación, la medida de todas las cosas, si somos tan importante como para que nuestras acciones ofendan al universo (que vale decir, a Dios) o lo que hagamos sólo nos afecta a nosotros, a nuestro medioambiente prestado y a nuestros derechos humanos en sociedad. Como dijo Victor Hugo Morales, la Tierra gira alrrededor del Sol, nos guste o no.
Leonardo: si el «anticlericalismo» se manifestara siempre en estos términos seguramente sería más fácil ponernos de acuerdo.
La objeción de conciencia debe ser permitida.
Como yo la entiendo, el estado debe otorgarla a todo aquel que rechace convertirse en brazo ejecutor de la aplicación de una ley, pero al mismo tiempo debe garantizar que la ley de todos modos sea aplicada.
Llevado al caso de la jueza de paz pampeana, se le puede otorgar el amparo por objeción de conciencia (no debería hacerlo de prepo, sino a través de una presentación judicial la señora), solo si al mismo tiempo se puede garantizar el derecho de la pareja en cuestión a contraer matrimonio tal es su derecho.
Es decir, la objeción de conciencia es solamente de alcance individual, y solo tiene lugar si no hay afectación del bien colectivo, consagrado como derecho en la ley en cuestión.
Ahora, convertir esta situación en una batalla terminaría siendo contraproducente, creo.
Un abrazo
¿qué va pasar cuando todos los médicos del país se transformen en objetores de conciencia y no quieran practicar abortos?
No la podemos obligar a la jueza a ir contra sus principios pero tampoco podemos aceptar que negarse a cumplir la ley no tenga consecuencias serias.
En general, cuando tenés un trabajo y no querés hacerlo, siempre está la posibilidad de renunciar.
Está bien lo que decís. Muchos de nosotros, no creyentes, a veces terminamos siendo casi tan absolutistas como algunos de los creyentes que escuchamos hablar por estos días.
Yo, siendo más chico, no podía hacerlo, pero hoy reconozco el importantísimo papel que tiene en la vida de muchas personas la Fé y que eso es -ahora si absolutamente- respetable.
En cuanto a la objeción de conciencia, no me parece mal, siempre que, como en el caso de los médicos, haya otro que pueda atender la situación sin provocar daño a la persona involucrada.
Para Camilo: el último médico no podrá plantear objeción de conciencia. Sólo puede hacerse en caso de que haya alguien más que pueda hacerse cargo.
De todas maneras, insisto con algo que dije antes. El discurso religioso ha sido ultimamente su propio enemigo, porque nosotros los ateos, los putos o los bolches, no los obligamos a sacar los trapitos al sol, usando frases tan poco felices como las de Bergoglio, «guerra de Dios», y que la ley la habia hecho «el padre de la Mentira», por referencia a Satanás. Eso se lo decían a Giordano Bruno, ahora estamos en el 2010.
Totalmente. Un craso error hablar del Demonio en pleno siglo XXI.
Por encuestas que leí hace mucho (realizadas no recuerdo dónde, pero pongamos que algo puede extrapolarse) no eran tantos los creyentes que a su vez creyeran en El Diablo.
Pero no hay que quitarle méritos a la comunidad homosexual que se movió e hizo política de manera brillante (la CSJ estaba a tiro de cañón), al oficialismo que le puso el cuerpo a la pelea (eso fue otro error de quienes se oponían, presentar al tema como K vs. Bergoglio) y hasta los mismos opositores que votaron favorablemente.