El quiebre de la CGT lo consumo Moyano, construyo una tribuna donde intenta romper el esquema entre practica sindical y practica política electoral, su amenaza de pensar la orientación el voto en las elecciones legislativas del año 2013, es parte del conjunto de medidas que comenzaron con el bloqueo de YPF, su acto en Plaza de Mayo, aunque también puede rastrearse hasta la construcción de listas en el 2011, donde a partir de un conjunto de medidas de carácter sindical intenta configurar un espacio de oposición política contra el actual gobierno.
El acto del Moyanismo, no se da en cualquier contexto político, las fracciones de la derecha nacional no lograr constituir un arco opositor claro, desde la centro-izquierda no kirchnerista las figuras no lograr instalarse como figuras que puedan aglutinar a espacios de las clases medias urbanas, la movilización en la ciudad de Buenos Aires de sectores medios altos, no pueden constituir un espacio político, sus reclamos inorgánicos, están marcados por sus pertenencias de clase, y no pueden interpelar al conjunto de la sociedad, y en los aliados políticos conservadores dentro del kirchnerismo, la posible figura de un Scioli mediador se ve cuestionada por la crisis económica de su provincia.
En este contexto, para ciertos sectores dominantes de la Argentina, la figura del sindicalista aparece como un mediador en este desequilibrio catastrófico entre las oposiciones políticas, sociales y económicas, un sujeto con aspiraciones políticas que intentara trascender más allá del espacio sindical.
Si bien el conjunto de reclamos constituyen parte de una agenda que el kirchnerismo debe tomar para la profundización del modelo, Moyano ha articulado un conjunto de alianzas que no hacen visible un horizonte superador, por un lado, la izquierda troskista, por el otro, figuras sindicales del carácter del Momo Venegas, que tiene un sindicato donde la mayoría de sus trabajadores el reclamo de elevación impositiva seria como una utopía, ya que lo primero que debería preguntarse es como sacar a los trabajadores rurales de las condiciones laborales en que se encuentran.
El líder sindical de UATRE, no es solo un represente de un gremio, sino un interlocutor valido con los sectores patronales y oligárquicos de las entidades rurales, algunas de cuales apoyo la movilización del líder camionero en la Plaza de Mayo.
El lanzamiento del paro general ante las cámaras de televisión del principal grupo hegemónico económico nacional, muestran también el entramado de alianzas que esta construyendo Moyano, la cobertura del acto de Plaza de Mayo, adquirió el carácter de “cadena nacional”, por el nivel de penetración que los medios de comunicación del grupo Clarín tienen en la sociedad.
Este acto simbólico del lanzamiento del paro en un canal privado, muestra el grado de “democratización” que poseen la mayoría de los sindicatos, las elecciones adquieren un carácter ficcional, cuando las bases son excluidas de la tomas de decisiones sobre las medias a llevarse a cabo, una practica común de las burocracias sindicales.
Conflictos que nos llevan a la necesidad de repensar la relación entre burocracia sindical y política, y comenzar a buscar nuevos medios de democratización en los sistema gremial argentino, que de cuenta de las nuevas generaciones incorporadas al mundo laboral, a partir de la recuperación del trabajo desde el 2003 hasta la fecha, una discusión que coloque en el centro la necesidad de legalizar puestos de trabajos, que nos ubicaría en un enfrentamiento de intereses contra ciertos sectores de la burguesía dependiente nacional.
Dentro de este contexto, tenemos que tener en cuenta lo planteado por J.W. Cooke respecto a la burocracia, que “la diferencia entre un burócrata que está en la conducción y otro burócrata que aspira a suplantarla es de situación y no de calidad.” (COOKE: 2007; 35), es decir, tenemos que trasladar hacia los espacios laborales una nueva concepción de democracia sindical, que permitan dar el salto de la situación a la calidad, por lo cual es necesario pensar la necesidad de modificaciones de los métodos internos.
Porque si bien el análisis del Moyanismo como practica político-sindical, corremos el riesgo de personalizar, que hay que hacerlo en los momentos necesarios, pero tomando como central que, parafraseando a Cooke, la critica de los burócratas de turno a menudo oscurece la critica a la burocracia, como sistema de conducción del sistema sindical, lo que hay que buscar cambiar no son los equipos burocráticos sino cambiar los métodos (Ver COOKE: 2007: 36-37), ya que muchos dirigentes aparecen y son absorbidos por las practicas, los estilos de conducción, los sistemas internos de promoción.
El actual Moyano, es quien logra ser mediador de las histerias de las clases dominantes contra el kirchnerismo, como una expresión viva del movimiento nacional, popular y democrático, y contra la actual conducción de Cristina Kirchner, quien representa a los ojos de los señores bien de la City , de la Sociedad Rural y de los medios hegemónicos, la ruptura del status quo neoliberal.
La relación entre la mandataria y las clases subalternas es la expresión política de las convicciones de modificar la estructura de dominación de nuestro pueblo ante la dominación oligárquica interna y la dominación imperialista externa, relación que da a los sectores mas humildes de nuestra patria la convicción de poder lograr la victoria.
La “conciliación” de los voceros del establismenth intentar imponer, es para ocultar que esta sociedad esta divida en clases, que pretender realizar un arreglo entre las clases dominantes sin buscar o suprimirlas o una mayor redistribución de la riqueza, intentando hacernos creer que las clases y la opresión por parte de alguna de ellas es lo natural, una forma de organización de la sociedad.
Reconocemos el conflicto como constitutivo de lo político, porque reconocemos que existe opresión de clase, opresión que tiene nombre y apellido: el imperialismo y quienes sirven a sus intereses.
El moyanismo, es una dirección burocrática, ya que por el sistema de alianzas que esta estableciendo, esta operando con los valores y pre-conceptos de las clases dominantes, usa el vocabulario y temática que la dirección oligárquica impone, aunque como buen lector de Cooke, que es, debe recordar: “Que la burocracia ignore los antagonismos fundamentales de la sociedad argentina actual y se desplace hacia los conflictos secundarios entre las fuerzas de la superestructura del régimen, no significa que también va a desplazar contradicciones que son parte de la realidad objetiva y que solo momentáneamente pueden dejar de repercutir en la conciencia de los trabajadores” (COOKE: 2007: 75-76).
Mientras tanto, podrá jugar a ser el mediador de los sectores inarticulados de la oposición, pero los trabajadores, en su conjunto, tienen conciencia de quien va a superar las contradicciones en nuestra sociedad.
COOKE, J.W.; La lucha por la liberación nacional, Editorial Quadrata, Buenos Aires, 2007
El presente texto aparece en la Revista Aktivate No 7 http://es.calameo.com/read/001248065b8d5c8b036a4
Pobre tipo. Ya había amagado en Vélez con «Yo quiero un presidente trabajador», mientras Cristina lo sentó de culo con un soberano «Yo trabajo desde los 18 años».
Se ve a sí mismo como «el Lula Argentino», y no llega a ser un Herminio Iglesias con una pila de ataúdes para incendiar.
Hay varias cosas juntas en Moyano. La primera es bastante jodida: si a mí se me muriera un hijo, me volvería loco, haría cualquier cagada. Bueno, eso le pasó a Moyano: se le murió un hijo y desbarrancó.
La segunda es que Moyano fue un tipo que tenía algo que hacer en los 90: tenía que oponerse al gobierno. Después vino la década K y llegó a la cima. Pero de golpe no tiene nada para hacer, sólo apoyar lo que hace otro. Se lo aguantó un buen tiempo, pero tarde o temprano esto iba a pasar. Si el tipo aspira a algo más que estar sentado aplaudiendo y movilizando colectivos a Plaza de Mayo en apoyo de otro, tiene que oponerse. Desde su puesto no puede adjudicarse ninguna de las concesiones del gobierno, así que no tiene más que tres papeles posibles: sentarse a disfrutar del triunfo y posiblemente del dinero mal habido, como los dirigentes más viejos; marchar a aplaudir lo que haga el gobierno nacional y reclamar en los despachos de los ministros; o bien oponerse. Con razón o sin ella, oponerse. Eso eligió Hugo, y la verdad es que si lo que quería era protagonismo, lo logró; de ninguna otra forma lo hubiera conseguido.
La tercera cosa es que el sindicalismo actual no tiene capacidad alguna para presionar a las empresas privadas. Tanto por un cambio en los sistemas de producción-empleo que utilizan menos mano de obra y de un modo muy distinto, como por un todavía muy alto nivel de desempleo formal que debilita a los sindicatos, como porque en realidad las empresas son bastante indemnes al daño que les puedan causar sus empleados, los sindicatos actuales no pueden forzar a sus empresas a nada. Sí tienen, en cambio, capacidad de hacer mucho daño sobre la sociedad, a través de ella sobre el gobierno y -cuando corresponda- a través del gobierno sobre las empresas privadas.}
En cualquier caso, el sistema sindical argentino actual está diseñado para oponerse al gobierno, a éste o a cualquier otro. No puede hacer otra cosa. Si no se opone al gobierno, se convierte en una nulidad, una estructura insignificante e inoperante que solo puede ser espectadora de los hechos reales (aunque puede elegir si aplaudir o no).
En definitiva, la elección que mencioné más arriba es bastante forzada: o se opone al gobierno o no existe. Moyano no eligió confrontar, eligió existir.
Ahora, ¿existe alguna posibilidad de reconstruir un sindicalismo capaz de forzar a los empleadores privados? ¿De qué depende esa posibilidad? En primer lugar, de que la desocupación visible y la desocupación encubierta bajen bastante más que hasta ahora. En segundo lugar, de sindicalizar a los empleados de empresas que usan gente en forma masiva, por ejemplo los supermercados y los Macdonalds. Pero para eso hay que desprecarizarlos y unificar sus condiciones de trabajo.
Eso sería un buen primer paso, ¿qué otros pasos habría que dar para desarrollar un sindicalismo orientado a la empresa privada?
Dejo la inquietud.
Marcelo, el gaucho