Hace poco leí en algún blog, no recuerdo bien cual, que la militancia no debe perder espíritu crítico. Y la verdad que me encantó ese concepto, hay que repetirlo todas las veces que sea posible y necesario.
Estrategia es conducir todas las líneas tácticas, ordenarlas, porque hay muchas, en función de un mismo fin. Pero lo táctico, el detalle, la instrumentación de lo estratégico, nunca debe sustantivarse, porque ello crearía una nueva conducción estratégica. Estrategia es totalidad, pero que debe estar compuesta por lo táctico, que es contenido, a los fines de que no se produzca un vacío, una conducción de la nada.
Se lo leo a J.P.Feinmann en su libro sobre el peronismo, a propósito del ingreso, vía Clausewitz, de Hegel en Perón, y como el General desarrolló su conducción del movimiento siempre en función de la dialéctica, hegeliana, entre el todo y las partes, mecánica que alguna vez quiso abandonar Vandor, con su traidor intento de totalizar una línea táctica, con los resultados por todos conocidos.
Sin perder de vista la necesidad de fomentar la conciencia crítica, concepto que, reitero, quiero reivindicar, pero a la vez, sin perjuicio de él, marcar que veo, de parte de la militancia, algo así como un estado de intranquilidad y exigencia para con Cristina, que, insisto, no me parece correcto, estratégicamente hablando.
Observo últimamente la proliferación de revisiones completas del proceso iniciado por Néstor que surgen a partir de cualquier acto de gestión, el llamado al Pacto Social, por ejemplo. Y digo, ¿hay necesidad de estar pidiéndole a Cristina que nos confirme quién es y de qué se trata su conducción, que nos confirme que nos quiere, cada cinco minutos?
Si durante este tiempo hubiésemos vivido queriendo sacar de cualquier particularidad las características generales del proyecto, pues entonces deberíamos haber deplorado, por ejemplo, el esfuerzo por el sostenimiento de los superávit gemelos, bandera derechosa si las hay. O no alegrarnos por los lugares de privilegio que ocupamos en el G20 y UNASUR.
Pero resulta que todo sirve, sin el superávit fiscal, por caso, muchas de las cosas que después sí festejamos por ser más “puras”, quizás no hubiesen sido posibles.
Y desde que se murió Kirchner estoy viendo, y me preocupa, que de cualquier pelotudez se quiere sacar una conclusión general y concluyente, valga la redundancia.
Que nos corra por izquierda Victoria Tonta, que critica al Gobernador Scioli, enganchada de cuya misma boleta electoral ella fue electa diputada nacional en 2007, cosa de la que parece que recién ahora se ha dado cuenta, vaya y pase. Me divierto viéndolos exaltados y molestos a ellos. Me encanta verlos mal, equivocados siempre en los diagnósticos, lo disfruto. Sobre todo disfruto de ver enojaditas a las Donda, los Tumini, los huevo Ceballos, los Alberto Fernández.
Pero no entiendo esto de creer que CFK ha “virado a la derecha”, a “la racionalidad” porque reabre el canje, le paga la deuda al Club de Paris, pide una revisión técnica del FMI para el destruido Indec o llame al Pacto Social; y al rato hincharse de orgullo de nuevo porque se designó a Garré en Seguridad (cinco minutos después de putear porque se crea ese nuevo ministerio); para, al momentito siguiente, nomás, de vuelta preguntarse si se ha terminado todo porque… ¡se lanza Boudou de candidato a Jefe de Gobierno y eso parece que es ir en contra de Filmus! Y terminar de rematarla con éxtasis y alegría de nuevo por el discurso que da la Presidenta ante el Consejo nacional del Movimiento Peronista. Me da muy bipolaridad.
No tiene, me parece, ni pies ni cabeza. Es como un poco mucho.
Yo estoy orgulloso de bancar a un gobierno que ha sido capaz de “robar banderas” a diestra y siniestra, articulándolas en función de su propio proyecto, de conducción independiente, porque eso implica un modo perfectamente válido, legítimo y, vamos, democrático de dejar sin argumentos al rival. Algo parecido intentaron ellos, aunque les salió el tiro por la culta, cuando impulsaron el proyecto de ley de quiebra del estado y promoción del retorno de las AFJP (el mal llamado “82% móvil”), cuando nos quisieron, aunque no pudieron, dejar como insensibles sociales.
Creo que Cristina tiene que tener tiempo, por la dificultad personal que atravesó, pero además, y sobre todo, porque tiene que asumir la conducción total del proyecto (del gobierno, que ya la tenía a pesar de lo que dicen algunos imbéciles; y del partido, la que ahora tiene que afrontar ante la ausencia de Néstor), e intentar el necesario reciclaje que la muestre como la mejor alternativa para lo que viene sin mostrarse repetitiva en la enumeración de resultados, sino ofreciendo una alternativa de futuro que nos sea agradable a los que creemos que el kirchnerismo es como una bicicleta, que solamente funciona si va para adelante, siendo que el que viene, de ganarlo, sería su último período constitucional, y no va a ser fácil encarar lo que viene con lo acomodaticios que son algunos, una vez que se compruebe que Cristina no tendrá nada que ofrecer más allá de 2015. De hacer la estrategia, digamos.
Tiempo para articular lo nuevo, respetando, sí, la esencia. Y no es nada fácil, ya de por sí por lo enunciado en el párrafo anterior, menos lo será si desde sus propias filas se le está cuestionando su fidelidad a la plataforma a cada resolución que firma.
Si Boudou llega a ser el candidato en Ciudad, eso de ninguna manera va a implicar, así, por sí sólo, que se ha renunciado a las banderas. De última, al menos Boudou se ha quedado a aguantar los trapos en la peor, mientras que otros que se dicen muy puros, como Alberto Fernández o la mayoría de los transversales, rajaron del barco ante la primera ola, porque solamente sirven para hacer que se las saben todas en un estudio de TV, los que gobiernan sólo en reportajes.
Si, como dice Jorge Asís, Cristina llega a ser la preferida de cierto sector empresario, que lo sea, ¿qué nos nefrega a nosotros? No digo ir a buscarlos, sé lo que implica, no me chupo el dedo, sino no echarlos si resulta ser que son ellos los que vienen al pie. Acá se trata de ganar el año que viene, y en función de eso, todo lo que sume sin condicionar la gobernabilidad a futuro, bienvenido sea. Yo no quiero ganar a como dé lugar, pero tampoco hacer un culto de la derrota digna. No caigamos en infantilismo, por Dios.
Y tengamos en cuenta que a Cristina como a ningún otro le van a achacar si se llega a ver en riesgo la gobernabilidad a futuro, vean como echan nafta a las ocupaciones, no podemos caer en infantilismos, hay que crear poder para poder ir a por la corrección de lo mucho que se ha hecho mal; y todo lo que falta, que es más todavía. Andar cuestionándonos nuestra propia identidad y conducción ante cualquier boludez, me parece, es un mal comienzo. «Unir y gobernar», lo viene recalcando, gobernar, go – ber – nar. Y go – ber – nar, implica, tragarse algún sapo, pero, sobre todo, paciencia. Y yo ultimamente veo poca paciencia y mucha excitación. Por cualquier boludez, perdón.
Ni siquiera hace falta, aparte, estar remarcando con fluor la columna del debe, Cristina misma lo ha reconocido ante el Consejo del PJ. Y también pidió amplitud.
Entonces, con una mano en el corazón, ¿alguien duda honestamente de cómo será su segundo mandato, si, como todos creemos y anhelamos, llega a obtenerlo? ¿No alcanza con ver que Clarín sigue intentando con todas sus fuerzas (que cada vez, por suerte, son menos) voltearla e impedirle que termine en paz su gestión para entender que se está en el camino correcto?
¿Confiamos o no en Cristina? Esa es la pregunta que, internamente, se tiene que hacer cada uno por estos días.
No
Bueno. Respeto más no comparto. Igual iba dirigida a cierta militancia, noto cierto estado de impaciencia que realmente no comprendo.
Es como que con la tiendita del horror que es el grupo A está todo bien, ahora en cuanto nosotros buscamos un aliado afuera del pj o la izquierda testimonial somos unos vendidos. Vamosss!
Ni siquiera Peron pudo contener a la clase obrera cuando buscaba lograr sus reinvindicaciones, en tiempos del 50/50.
Te imagians que la ahora con 40% de trabajadores en negro, con los «millones de nuevos empleos en blanco» pero de menos de $2000 y terciarizados, con una distribucion del ingreso polarizada que no cambio en un 95%; luego de crecer a tasas chinas durante 9 años el 20 % mas rico acumula el 60% de la riqueza, eso no lo cambias con ninguna asignacion universal ni repartiendo netbooks
No entiendo el planteo.
Claro. Militancia, suena a militar. Los militares no piensan, obedecen. Militar no es la única manera de hacer política, claro.
Personalmente, prefiero estar muerto antes que dejar de ser un librepensador.
Muy feo decir que un militante no piensa y sólo obedece. Aparte yo no estoy diciendo que no se piense. Simplemente noto que en los últimos hay, de parte de la militancia, cierto apuro, por decirle de alguna manera, en querer sacar conclusiones, revisiones generales, de hechos por demás muy mínimos, cosa que a mí no me parece inteligente estratégicamente hablando.
Mi planteo es este, la de la distribucion,del ingreso. Nada minimo
http://www.indec.mecon.ar/nuevaweb/cuadros/4/eph_ing_total_cuadro4.xls
Despues de dos gobiernos «nacionales y populares», en que el viento de cola terminó, ya no va a ser posible que «todos ganen», trabajadores y los empresarios(cuando eso ni siquera paso) y el ajuste bajo en nombre de «pacto social» se prepara para el 2011, alistado al Ministerio de Seguridad. El Estado de Bienestar ya demostro en todo el mundo como termina el cuanto de conciliacion de clases: buruguese mas ricos y trabajadores mas pobres.
Revisa los cuadros del Indec y fijate si te parece muy «general» ese argumento