El próximo lunes se cumplirán 40 años de la muerte de Roberto Noble, aquel voraz empresario que tal vez no haya soñado que su viuda transformaría un ambicioso periódico en el PRIMER PODER de la República Argentina, nos pese o no. Él colocó los pilotes. Y el tiempo le dio la razón, con creces.
Hoy el GRUPO CLARÍN maneja cientos de empresas de todos los rubros.
Hoy el GRUPO está valuado en 3.500 MILLONES DE DÓLARES, o sea, se trata largamente de la mayor fortuna amasada (o el verbo que corresponda) a partir de personas nacidas aquí.
Hoy, sólo dos de sus empresas, la fusión Cablevisión-Multicanal, embolsa sólo por abonos 45 MILLONES DE DÓLARES MENSUALES.
Hoy, en realidad desde hace muchos años, CLARÍN es la voz, la conciencia, la ideología y la voluntad de la CLASE MEDIA ARGENTINA.
Hoy, la conocida frase: «Ningún gobierno resiste diez tapas negativas de Clarín» se explica, por ejemplo, en el odio rayano con el racismo con que la clase media se refiere a la actual presidenta, al ex presidente y a todo lo que ellos representan (más allá de que los hayan votado e inclusive los vuelvan a votar).
Hoy, el GRUPO tiene más poder que las Fuerzas Armadas, las jerarquías religiosas, las fuerzas de seguridad, la Justicia (cuenta entre sus víctimas a un juez federal -Marquevich-) y obviamente el poder legislativo, que ni ahorrando cien años todos sus integrantes juntos igualaría el bolsillo de doña Ernestina y sus muchachos Magnetto, Pagliaro, Aranda y cía.
Hoy, el GRUPO cuenta con una tropa periodística que incluye los mejores profesionales argentinos (en el diario), trabajando cabeza abajo sin la menor autocrítica, y también los más mediocres (locutores de radio, presentadores de noticieros y movileros de TV), idiotas útiles jugando (sin saberlo) al golpismo más desenfrenado (que hoy no requiere ejércitos), a la intolerancia política y a una discriminación social ni siquiera disimulada.
Hoy, el GRUPO CLARÍN hace y deshace en nuestra economía desde su imperio multimediático y especialmente desde la decisión, aparentemente irreversible, de hacer realidad en breve (acaso luego de sumar tv-teléfono-internet) aquel chiste del doctor Noble en una cena de nobles empresarios en la década del 60: «no importa que saquen a los presidentes, nosotros siempre tendremos uno de recambio».
«Nosotros», obviamente, son ellos, el GRUPO (Clarín, canal 13, TN, radio Mitre, etc, etc, etc…….).
Y el país, la colonia propia del visionario fallecido hace 40 años.
Nunca se hizo tanto con tan poco.
Tomate un lexotanil, Mono, te va a hacer bien.
Sin embargo la dueña de semejante imperio no pudo tener hijos de modo natural ni asumir dignamente esa condiciòn, a traves de las distintas maneras que alguien puede elegir para hacer de madre.
Tuvo que apropiarse de dos niños de padres desaparecidos y ocultar ese origen a través de un procedimiento ostensiblemente fraudulento.
No pudo afrontar un juicio que investigara ese hecho y un proceso para devolverle la identidad a esos seres. Màs uso su poder y el de los jerarcas que la secundan, para destituir un juez, silenciar a la prensa y enterrar el tema hasta donde pudo.
No se hizo cargo siquiera de recibir a las Abuelas de Plaza de Mayo que fueron derivadas a su segundo de lujo, Magnetto un todoterreno que maneja hoy el multimedios.
Quien ofreciò a la Sra. Carlotto un trato miserable: informaciòn a cambio del nombre de los
que le habían llevado a la organizaciòn de Abuelas, los datos sobre el origen de los chicos.
En la historia de CLARIN esto tambièn es un mojòn y lo que resumo no es nada, comparado con la pormenorizada investigaciòn de Pablo LLonto, ex-periodista del matutino.