No hablo de merecimientos personales que los habrá tenido dentro de los estándar gerenciales de esas empresas. No dudo de los esfuerzos y compromisos con el gobierno que lo designó.
Pero justo en este momento que se discute la ley antidespidos por la realidad de 140 mil familias que les ha afectado la pérdida del trabajo, en la mayoría de los casos con situaciones difíciles de recuperación. En este momento que se niega desde el gobierno a reconocer por seis meses la doble indemnización. Que la inestabilidad laboral sea hoy la principal preocupación de los argentinos. Que hay en estos meses un millón y medio más de pobres…
Justo ahora me suena mal mirando la cara de compañeros y amigos que han sostenido con esfuerzo y militancia el modelo de inclusión y que han sido despedidos en estas semanas. Yo no apoyé durante 12 años un proyecto popular para que existan estas diferencias.
Me suena algo obsceno que el gobierno de Mauricio Macri arregle la salida de YPF deMiguel Gallucio con 72 millones de pesos. Sin pensar que parte de ese monto podría iniciar un fondo solidario de desempleo para familias de compañeros que la están pasando mal.
Más allá de la racionalidad, me cayó mal como mensaje. De como la derrota electoral se disemina brutalmente diferenciada.
