A confesión de parte, relevo de prueba. Así reza el dicho jurídico que significa que si la parte acusada de un delito confiesa ser el autor, ya no es necesario presentar pruebas en su contra… Así es que de las propias palabras de los principales economistas del establishment surge cuáles son las políticas económicas que se aplicarían si asume la derecha a fin de año.
Una pequeña introducción que sitúa las afirmaciones de los economistas, y luego la palabra de cada integrante del trío más famoso de economistas neoliberales:
Un debate sobre cómo ajustar la economía incomodó a empresarios.
Broda, Espert y Melconian trazaron escenarios críticos y propusieron varias salidas para los desequilibrios; la mayoría coincidió, pero algunos juzgaron duros los conceptos.
El diagnóstico más crudo posible sobre la situación argentina, a cargo de un trío de economistas sentados desde hace rato en las antípodas del pensamiento del Gobierno, desencadenó ayer miradas incómodas, respaldos culposos y críticas por lo bajo durante un almuerzo que reunió a empresarios en el hotel Alvear.
No es que la mayor parte del auditorio, convocado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), que conduce Eduardo Eurnekian, no aprobara el escenario que trazaban los tres invitados, Miguel Ángel Broda, José Luis Espert y Carlos Melconian, sino que algunos juzgaron duros los términos para plantearlo y otros no coincidían con las soluciones propuestas. «¿No estamos exagerando?», le preguntó en la antesala del baño uno de los asistentes a Eurnekian, que se apuraba a volver a las mesas. «Puede ser, pero es bueno plantear el debate», contestó el anfitrión.
Pero dejemos que hablen ellos mismos ya que, como reza el título, a confesión de parte… para qué presentar más pruebas.
Dijo Miguel Ángel Broda:
Había definido como «analgésico y antiinflamatorio» el plan de Axel Kicillof, al que le atribuyó relativo éxito. «El PBI dejó de caer, se desaceleró la inflación, se achicó la brecha y las reservas dejaron de bajar», empezó, y juzgó el programa como «astuto y perverso» porque, explicó, «compró beneficios de corto plazo que sin duda van a afectar el proceso electoral a favor del oficialismo y generar desequilibrios de mediano plazo».
«Debería empezar hablando de 2017, porque este plan ha hipotecado 2016: ahí va a ser difícil que baje la inflación y que el crecimiento sea superior al de este año», dijo, y remató a lo Broda: «Esta orientación marxista de la política es un programa que dificulta el triunfo de la oposición».
«Como lo que viene para el próximo gobierno son decisiones políticamente incorrectas, tenemos que tener muy poco miedo a lo que queda del Frente para la Victoria y su camada de militantes. Señores, lo que hay que hacer es lo políticamente incorrecto».
«La verdadera solución pasa por el shock, pero va a haber gradualismo -dijo Broda-. Ya estoy más allá de todo, lo voy a decir: necesitamos un equipo como el de Cavallo, de 200 profesionales. Yo disentí mucho de él. Pero no veo a los equipos capacitados para salir del cepo el primer día. Y tenemos a los militantes del antiajuste oponiéndose a todo lo que sea racionalidad. Necesitamos sabiduría, paciencia y consensos: la agonía de un ACV es peor que si uno se hubiera muerto».
«El ajuste es inexorable. No va a ser planeado, sino que será a los golpes», estimó el economista, en el «Debate sobre perspectivas económicas» que presenció Infobae. Y destacó: «El (Gobierno) que venga va a elegir el gradualismo, pero se debería tomar el camino del shock».
Para salir de la agonía, Broda propuso «que Argentina tiene que ser un país normal, no inventar nada. Mejor copiar a los exitosos» e invitó a implementar un «plan fotocopiadora».
Hizo referencia al atraso del tipo de cambio ya que según sus cálculos para recuperar la competitividad el tipo de cambio multilateral «el dólar ahora debería estar a $ 20,40».
El economista, con la tranquilidad de no tener que hacerse cargo de la herencia que dejará el kirchnerismo, sostuvo que «tenemos que tener muy poco miedo a lo que quede del FVP y a los militantes del antiajuste».
«El déficit fiscal, la política monetaria, la restricción externa y los desequilibrios de precios relativos hacen inexorable el ajuste. Las crisis son el paraíso para el próximo ministro de Economía que plantee un programa creíble».
El economista justificó su posición con algunos datos de la realidad que permitieron lograr una mejora en la imagen del Gobierno: la desaceleración inflacionaria, la reducción de la brecha cambiaria; el freno en la caída de la actividad y la suba de los bonos.
Dijo Carlos Melconian:
Melconian a su turno fue el más moderado, quizás porque sabe que sus palabras pueden generar un revuelo que le signifique un llamado airado de su jefe, Mauricio Macri, como ocurrió cuando salió a relativizar que el 11 de diciembre se iba a levantar el cepo.
Melconian aclaró que su condición de asesor de Macri lo obligaba a ser más cuidadoso en el análisis: la vieja diferencia entre el posible funcionario y el librepensador. Contó, por ejemplo, que había estado comprando ropa en el Patio Bullrich, donde el vendedor le transmitió urgencia porque se terminara el kirchnerismo pero, al mismo tiempo, que si ganaba Macri mantuviera el plan Ahora 12. «Acá el crecimiento es vital», dijo.
«Acá no hay ideología: hay capitalismo, reglas de juego, sentido común y el resto lo va a tener que hacer el sector privado«. Agregó que todo el macrismo tenía la orden de eliminar el cepo y propuso revisar el manejo de la Anses. «Tenemos que terminar con la fantasía del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que es como en el circo de Marrone: Pepitito le debía un peso a Scazziota, Scazziota a Firulete, y Firulete a Scazziota, con excepción del 11% de acciones privadas».
Bajo el ala del precandidato Mauricio Macri, Melconian dio un discurso más ligado a la política y buscó sortear la palabra «ajuste» en sus intervenciones.
«Recuperar el crecimiento económico es vital porque venimos de cuatro años de estancamiento», aseguró Melconián. En este sentido, sí hizo hincapié en la necesidad de bajar el gasto público -en torno al 50% del PBI-.
El economista de Macri aseguró que los problemas de la economía se resolverán con un «shock gradual», y aseguró que es necesario volver a organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial.
Habló de retorno a los organismos internacionales, a la «surveillance», lo que puede leerse como un regreso a que la Argentina acepte una revisión del artículo 4° del FMI. Melconian, cauto, igual sólo hizo referencia al BID y al Banco Mundial.
Es más, ratificó que se van a eliminar las retenciones y explicó la decisión porque «tenés que vivir del comercio».
Dijo José Luis Espert:
«El kirchnerismo le ha hecho mucho daño a la cabeza de los argentinos. Me da pena el disco rayado en que se ha transformado la Argentina: cada diez años discute lo mismo. La solución tiene que venir dentro de un plan económico serio con congelamiento del gasto público y, como mínimo, echar a toda La Cámpora». Espert volvió a sacudir cuando, consultado sobre las paritarias, afirmó:
las «paritarias son fascistas» porque a su criterio el «el Estado no tiene que hacer llamando a los sindicatos a negociar. Pero ese es el populismo que tenemos, no nos quejemos», les recordó a los asistentes.
Espert había avanzado algo más. «Como con cerrar la economía no alcanza, para crecer le dan gas a la demanda. Y ahí viene el gasto público: a la larga, los déficits fiscales generan situaciones de quiebre. Si no lo corregimos, vamos a volver a épocas aciagas», dijo, y agregó que la Argentina debía «dedicarse a vivir del libre comercio, sin aranceles ni retenciones», con el Estado devolviendo los impuestos en servicios eficientes.
Más de un empresario se atragantó con el postre el bavaroise de frutos silvestres cuando escucharon que en los últimos 100 años de historia económica imperó en el país un «populismo industrialista».
«Bien o mal, el ajuste va a ocurrir. Se hace bien si es creíble y fuerte; se hace mal… no descarto una nueva crisis», resumió el economista de la consultora Espert & Asociados.
«La mesa está puesta esencialmente para la sustitución de importaciones, con altos aranceles y, entonces, sectores que tienen ventajas competitivas, como el agro, sufren derechos de exportación», empezó.
Espert dijo que no se puede eliminar el cepo sin un «programa económico fuerte». Para el economista, ese escenario requerirá «echar a La Cámpora, una gran devaluación del peso y cambiar la orientación de la política externa de la Argentina. Y hay que hacer un acuerdo con el Fondo para tener reservas». «Es de perdedor decir que para sacar el cepo hay que tomarse un año hasta que se arregle todo», concluyó el economista, mostrándose más cerca de la vereda del shock que del gradualismo.
Pero Espert no dio rodeos y explicó que, a su parecer, la Argentina había armado un complejo de trabas al comercio con el objetivo de desarrollar una industria que, por sí sola, era incapaz de dinamizar la demanda interna.
«Cada 10 años discutimos lo mismo, ajuste, devaluación» dijo a su turno José Luis Espert. Criticó duramente a quienes proponen políticas de gradualismo: «Demuestran actitud perdedora y soberbia». Para acceder a préstamos internacionales propuso volver a tener «un acuerdo con el FMI».
Para el economista la Argentina debe «vivir del libre comercio» y tiene que tener un Estado pequeño.
Más datos sobre estos «expertos» economistas (gurúes ajustólogos de los medios), en nuestras notas:
Aquí están, estos son los gurúes o pronosticadores económicos más confiables…
Premio «Manochanta de Oro 2012»
Premio «Manochanta de Oro 2010»
Fuentes utilizadas para esta nota:
Un debate sobre cómo ajustar la economía incomodó a empresarios
Entre el shock y el gradualismo, economistas ven un camino de ajuste de cara al 2016.
Ante empresarios, Broda, Espert y Melconian coinciden sobre las dificultades de la economía en 2016.
Herencia, confesiones y dólar en cumbre económica.
Herencia, confesiones y dólar en cumbre económica.
Por el desequilibrio fiscal, economistas creen que será inevitable un ajuste en 2016.