(Este post fue publicado originalmente en el blog «Lo que no se ve«)
Con el polvo en los pies, las dos delegaciones salieron a vender lo que habían acordado en la mesa de negociaciones con el intermedio de la Unasur y el Vaticano.
La primera en hablar fue la fracción mayoritaria de la Mesa de Unidad Democrática, que con su secretario,Guillermo Aveledo, a la cabeza comunicó que rechazaban “cualquier tipo de violencia, venga de donde venga”, y que todos los conflictos se “dirimen en el marco de la constitución”.
Después fueron al grano: Acordamos sumarnos a la ley de pacificación (acordada en las reuniones institucionales entre las partes antes de La Salida), buscamos nuevas formas de atender a las personas fuera del país o prisioneras por lo “que consideramos como luchas cívicas”y el gobierno ve de otra manera, escucharemos a las víctimas del golpe de 2002 por la acción de la policía metropolitana dirigida por el comisario Simonovis antes de que una junta médica imparcial le realice un examen para ver cuál es su condición, nos sumaremos a la comisión parlamentaria que decidirá la renovación de los poderes públicos (Consejo Nacional Electoral, Tribunal Supremo de Justicia, Contraloría General) y se ampliará la Comisión de la Verdad para que su informe no sea rechazado por ninguna de las dos partes.
Luego, las cámaras pasaron de ver a la comisión de la Mud de siete personas a observar a los cuatros de Miraflores, que con una sonrisa en la cara saludaron el avance en la mesa de diálogo, pidieron a la MUD que presente las pruebas “de torturas o tratos crueles” en la Comisión de la Verdad (algo que el vicepresidente Jorge Arreaza desestimó), anunciaron que no habría contemplaciones para los integrantes de las fuerzas de seguridad que lo hubiesen hecho, y por último volvieron a pedirle a la oposición que se sumase a la Conferencia de Paz Económica para que deje ahí sus propuestas antes de enfatizar que era necesario escuchar a las víctimas de Simonovis, que son las principales protagonistas del pedido de excarcelación que hace a la oposición respecto a la condena que tiene en relación a los asesinatos ocurridos durante el breve golpe de 2002.
¿Pero qué significa este aterrizaje de acuerdos?
Los resultado a la vista muestran un nivel de análisis raso y sin adjetivos: Una parte de la oposición avala de nuevo a la constitución, tan duramente resistida a principios del siglo, condena la violencia como herramienta para la toma de poder, lo que pedía Maduro desde que lanzó la Conferencia de Paz con una parte del sector político y económico que adversa a la revolución. Que lo digan ya es un triunfo político del gobierno y además significa que por lo menos, momentáneamente, se suben al puente de la paz
Luego, el lenguaje cambia súbitamente al pasar de hablar de “presos políticos” a “prisioneros o exiliados por luchas cívicas”, reconocer que el comisario a cargo de los policías que dispararon a manifestantes en el 2002 tiene víctimas y que hay que escucharlas es otro ganar-ganar del gobierno. Incluso si esos testimonios se transmiten en cadena nacional, bajara de un solo hondazo la matriz de que Simonovis es un preso político y volverá a poner en la mesa nacional e internacional el descaro de la oposición en este pedido simbólico, tan caro al chavismo.
En tanto, que ampliar la Comisión de la Verdad, dotarla de mayor legitimidad, es un arma de doble filo para los dos lados, pero aún mayor para la oposición porque se va a poner de relieve a nivel mundial la gravedad de los hechos de violencia realizados por los manifestantes de La Salida, se van a caer varias mentiras montadas y se pondrá de relieve lo que sucedió en sí, que no fue ni más ni menos que un intento de golpe de Estado moderno y mediático, más cerca a las primaveras árabes y revoluciones de colores que a lo que sucedió en 2002.
El mayor daño político que puede sufrir el gobierno es fácilmente asumible porque penar a integrantes de fuerzas de seguridad, o chavistas sueltos que no respondieron a ordenes directas y cayeron en enfrentamientos, es una acción(o costo) que ya Maduro había asumido ni bien comenzó la agudización de la disputa política en el país, y que para afuera y dentro ya fue transferido con esa mecanización homogénea de la industria de la información.
Mientras que el otro pedido , el más importante, de la renovación de poderes públicos ya había sido concedido por Miraflores luego de las recomendaciones de la primer visita de la Unasur al país, que fue recibida con sabotajes eléctricos mediante, y sigue representando nada en comparación al “respetamos la constitución, condenamos la violencia” y el bájale dos de la MUD.
¿Entonces para dónde vamos?
Después de dos meses de una violencia irracional, focalizada, selectiva e insurgente, la MUD tuvo que sentarse en una mesa de diálogo porque eso era mejor que no sentarse, y eso para Maduro es una revalidación de su condición como presidente, aunque haya dado gestos simbólicos interpretados como ceder por analistas opositores y chavistas, como lo fue la transmisión del primer encuentro en cadena nacional.
En una negociación, lo que importa es quedarse con la mejor parte, y el gobierno no cede en nada sustancial, si no que en formas, pruritos, y cuestiones que son entregar un peón para llegar a la reina, mientras que la MUD implícitamente invalida las guarimbas, deja de hablar de COLECTIVOS ARMADOS, su principal fantasma, permite que sea cuestionada una de sus banderas, la de “presos políticos”, y deja sueltos a su suerte a Leopoldo López, Corina Machado y todo aquel que continúe en protestas violentas e insurrecionales, lo que a futuro valida una segunda ofensiva coercitiva como se hizo con los alcaldes de San Diego, San Cristobal y la ex diputada vocera de Panamá ante la OEA.
Los 41 muertos no son de adorno, y es por eso que Maduro habla de que estos no son tiempos de “amnistías”, como pide la MUD, sino de “justicia severa y justa”.
Entonces, las cartas en la mesa muestran las consecuencias de haber esperado tantos muertos para sentarse, y también los costos que tiene para la MUD ya no ser reconocida como actor representativo para una parte de su base social, que ve como una derrota política lo que acaba de pasar. Otro triunfo para el chavismo ya que la divide aún más y mantiene a la misma altura a la dirigencia opositora, sin que nadie prevalezca debido a la crisis de liderazgo que atraviesa.
Esto indudablemente representa una nueva batalla perdida para el principal núcleo de su base, la clase media-alta con accesos a consumo importado y que reproduce su identidad anglosajona por intermedio de su comunicación cultural (muy común de las zonas acomodadas en América Latina), que intenta reproducir su visión anti comunista y anti popular sobre los demás, pero no cala en Venezuela.
En sí, todavía están presos de su falta de proyecto de país viable, y el choque de sus visiones producen estos errores, que enfrentaron a la estrategia de desgaste, después de que se cayera el voy por ti de Capriles, con la violenta Salida, que a medida que aparecen más noticias nos enteramos que hasta previa pronunciamientos militares por goteo como hicieron en el 2002 al presuntamente armar una estructura paralela en las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela por alrededor de dos años, según Miraflores.
Ante esto, la resolución de esta crisis de bases opositoras intentó ser contenida por Capriles con su discurso confrontativo en Miraflores(en los que evitó llamar presidente a Maduro), pero lo siguen chiflando donde pueden y ahora lo ven como un entreguista de la primera hora, mientras en ese equilibrio queda muy lejos de aquel centro-derechismo (que había engañado a ex chavistas o ni nis) al que intenta volver para encausar el “descontento popular” contra Miraflores.
No por nada, los asesores de Capriles le dijeron que La Salida fortalecía la cohesión del chavismo, que Maduro aún tiene importante respaldo popular, y que buscaba desplazar su liderazgo, lo que oficialmente ya está sucediendo al quebrarse su estrategia de que lo económico dividiera poco a poco al chavismo y después pasara a recoger el resultado de eso, como también preveían los adecos.
Todo abortado por La Salida, que todavía continúa activa en la violencia focalizada de unos pocos barrios ricos, el lumpenaje pago de los tiros locos de los encapuchados motorizados, el sabotaje permanente en esas zonas, y la construcción de Estado fallido en el imaginario político-social de la mass media, el principal articulador e hilo conductor de la movida.
¿Y el gobierno qué gana?
La estrategia de La Salida, que es la de los republicanos y los sectores que apoyaron la Contra nicaragüense, es el caos, la ingobernabilidad, el Estado Fallido, el schok para después gobernar. Ante esto, Maduro siempre dejó en claro que lo único viable en Venezuela es la paz,y la democracia como mediación a la disputa política, y no una cruenta guerra impuesta.
Sentar en la mesa a una parte de la MUD, que en parte aprovechó la estrategia de López, es un triunfo para
diluir el odio, y bajarle el volumen al ruido en la calle para continuar por la principal batalla en la que está el gobierno, la económica.
Así es que la mesa sirve para exponer la posición oficial y poner en evidencia lo que es y será la oposición, es decir, que se haga también cargo de lo que pasó en el país con los destrozos y daños que hicieron, independientemente si apoyaron más o menos la locura golpista de baja intensidad en la que se metieron, y de alguna manera continúan al seguir convocando a la calle, como hizo Julio Borges de Primero Justicia para malabarear con los cabeza de termo del movimiento estudiantil.
Y en lo económico, el gobierno primero envía a la oposición a la Conferencia de Paz Económica, pero sobre todo da un marco discutido con una parte de lo que es la burguesía “productiva”(básicamente la Polar de Mendoza, a cargo de los alimentos del país) para buscar equilibrios en precios, que vayan en consonancia con la estrategia de estabilizar las principales variables para sustituir importaciones, lo que dañaría principalmente a uno de los artífices de la movida golpista y especuladora, el actor importador-comercial.
De la elección de alcaldes hasta la fecha, el gobierno ha tomado diversas decisiones en este sentido, como la lucha contra el contrabando, el anuncio de un nuevo sistema cambiario, que significa reconocer una devaluación generada por el mercado, políticas del Banco Central de Venezuela para sacar bolívares de circulación y la puesta en marcha de la ley de Precios Justos, cuyo marco, se presume, es discutido en la Conferencia de Paz Económica, donde los especuladores/la Polar, además, intentan hacer el abrazo del oso para quedarse con empresas estatales no productivas, discutir la ley Orgánica de Trabajo y agilizar trámites administrativos y transferencias de divisas.
De esos pedidos, lo que ha prosperado es una rediscusión de los precios regulados, la agilización de los trámites administrativos y de divisas, y otros elementos prácticos, que no tocan líneas rojas como la inamovilidad laboral que prevé la ley Orgánica de Trabajo, simbólica para el primer presidente obrero de Venezuela por ser una de las últimas grandes leyes sancionada en la presidencia de Hugo Chávez.
Pero en este año de estabilización radical de la economía con medidas complejas y muchas veces grises, la diva es la reforma fiscal “redistributiva que cobre más a los que más tienen”, que significa un seguro enfrentamiento con sectores poderosos de la economía venezolana y oxígeno para las cuentas fiscales del Estado venezolano para entrar a un 2015 electoral con un margen mayor de acción en lo económico.
Esta es la disputa real, y compleja que vuelve a plantear Maduro después de sortear un nuevo intento de primavera venezolana, en la que las complejidades encuadran más en el pragmatismo político del poder que en la ideología de las posturas puras del marxismo ortodoxo.
En este momento, es más importante encontrar una solución a la baja del dólar paralelo(del que no se habla tanto como el año pasado), la escasez inducida y la falta de producción que aplicar un “desenfreno revolucionario” en la banca, la burguesía parasitaria y todos sus derivados por el hecho de una falta de correlación de fuerzas y un fracaso de algunas experiencias, que hacen necesaria una rectificación, renovación de cuadros, y una autocritica sobre viabilidad o no de las propuestas radicales en la mesa.
Ante eso, ceder en el formalismo o dejarse agarrar el brazo de la renta petrolera con un sistema cambiario más flexible en este momento responde a una estrategia más a largo plazo, centrada en un papel regulacionista del Estado en la economía, antes de generar las condiciones para el definitivo salto a un socialismo sui generis (que aún no está muy claro como funcionara) pero que ahora avanza entre asociaciones mixtas entre Estado-privados y un Estado comunal, que está en construcción, y enfocado ,como todas las propuestas de Miraflores, en fortalecer la producción para respaldar la moneda.
El adentro.
Si se empieza de arriba hacia abajo, lo más importante es resaltar que esta tensión de un año no ha impactado visiblemente en el soporte burocrático-militar, visibilizado en la alianza Maduro-Cabello, que se sostiene con pujas internas por espacios de poder, pero firme, desde que se conoció que el sucesor era un civil.
Sobre esto, los analistas internacionales se han dejado llevar por la detención de unos generales de aviación, que en este momento son identificados junto a 30 oficiales como integrantes de un armado opositor, y no como piezas de un poder “militar autónomo”, que esté trabajando bajo las sombras del chavismo.
Cabello, el principal hombre que el establisment intenta tirar fuera del chavismo, ha tenido posturas simbólicas, políticas y militares siempre de respaldo hacia Maduro, y no se ha visto ningún tipo de gesto de militares de peso en las FANB, que permitan pensar en esta posibilidad como cierta.
Sin embargo, es verdad y claro que el presidente de la Asamblea Nacional tiene intenciones de posicionarse y construir una referencia para venir después de Maduro, pero eso no avala lo otro porque el presidente está saliendo fortalecido de esta primavera, y no hay fisuras a la vista. Hasta el momento, la suerte del presidente es la de Cabello, y si pasara eso que dicen, el mundillo de la inteligencia internacional ubicado en Venezuela se habría hecho un festín a través de operaciones psicológicas y mediáticas de todos los colores.
El principal déficit interno del chavismo en este momento viene por otro lado, sus alianzas con el líquido mundo de movimientos populares, partidos aliados, y universos varios de la intectualidad política-cultural, cuyas críticas no están siendo contenidas o convertidas en propuestas, y resaltan aún más la falta de cuadros medios para atajar acciones sueltas en el marco de una estrategia general, que lamentablemente no es visibilizada por la comunicación oficial.
Esto aleja, desmoviliza o crea falsas acusaciones en sectores que deberían estar alejados de la crítica destructiva , o derrotista, e inmersos en una propositiva, que acompañe, por ejemplo, el gobierno de eficiencia en la calle para acercar los problemas del pueblo, al burocratismo gubernamental, tan cerca del saboteo o la apatía, y la estructuración con esa nueva elite naciente no muy lejana al adequismo rentista, como es la boliburguesía.
Continuidad, cambios, grises, renovaciones, conflictos, violencia, organización en la desorganización, todo parte de un mismo menú político en un país tan complejo de entender, como central en los avances de la geopolítica latinoamericana.
Ya a esta altura del partido lo que queda de máscara democrática esta por ser abandonada.