Dices:
La causa de la justicia no avanza hacia buen fin.
La oscuridad aumenta. Las fuerzas disminuyen.
Ahora, después de tantos años de lucha,
estamos peor que cuando comenzamos.
En cambio, el enemigo es más fuerte que nunca;
ostenta su poder con mayor fuerza
y mira a todos lados con ojos invencibles.
Sin embargo debemos reconocerlo:
Fueron nuestros errores los que lo hicieron fuerte.
Cada vez somos menos;
las consignas son confusas.
Nos robaron las palabras y las han retorcido
hasta volverlas irreconocibles.
Preguntas hoy:
¿qué está mal de lo que dijimos entonces?
¿una parte o todo?
¿con quién se puede contar aún?
¿y nosotros, estos pocos que permanecen en la vigilia,
hemos sido expulsados del río de la vida?
¿quedaremos atrás,
sin entender a nadie ya,
sin que nadie nos entienda?
¿se trata de tener suerte o no?
¿o de tener razón o no?
Así preguntas. Espera…
Sólo tendrás la respuesta de tu conciencia,
frente al sufrimiento de la mayoría.
Y al dejar el mundo,
no te preocupe saber si fuiste bueno,
sino si el mundo que dejas es mejor.