El Congreso nacional se conforma por medio de los resultados de tres actos eleccionarios distintos. Tres momentos que reflejan situaciones disímiles, más en Argentina donde cada vez más un año parece una era geológica. Esto es, en la actualidad, los comicios de 2005 (un tercio de los hoy senadores, los de Buenos Aires, Santa Cruz, San Luis, Jujuy, Misiones, San Juan, La Rioja y Formosa); los de 2007 (la mitad de los diputados y otro tercio de senadores); y, por último, los del reciente pero ya lejano (valga el juego de palabras) 28J09 (la otra mitad de los diputados y el último tercio de los senadores). El primero y último de dichos actos eleccionarios renovaciones parciales, y el de 2007 como parte de la elección general que consagró, además, a la casi totalidad de los actuales gobernadores (todos excepto los de Santiago del Estero y Corrientes, que por motivos internos tienen su calendario electoral interno desfasado del nacional).
Una primera lectura de todos esos resultados nos indica que se trata de una muy buena victoria del kirchnerismo –la de 2005; otra ídem pero mucho más rotunda aún -`07-; y lo de 2009 que es raro por demás. La narrativa dominante respecto del mismo instaló que “un setenta por ciento de la gente votó en contra del gobierno”. Conclusión a la que se arriba sumando la totalidad de alternativas (por así decirles) opositoras, cual si fuese posible y riguroso hacer tal cosa. No importa, es una mirada y es válida. Pero por otro lado, es igual de cierto decir que la sumatoria de las listas que se presentaron a las elecciones bajo patrocinio oficialista fueron las que más votos propios consiguieron, constituyéndose así en primera minoría. Toda esta ensalada le otorga al kirchnerismo una tropa propia bastante fuerte numéricamente hablando: sobre tres resultados posibles, dos lo favorecen, y acéptese que en uno perdió, por poco, pero perdió contra varios, lo que en política es lo mismo que decir que no ganó nadie. Ese “setenta por ciento de sufragios en contra del gobierno” no es directamente trasladable a la configuración del reparto de bancas.
Lo que sí es cierto es que el oficialismo fue derrotado, y claramente, en muchos e importantes de los grandes centros urbanos, de los cuales se nutre y sobre los cuales opera la orquesta mediática para construir humor social y/o agenda. Ahora, cuando uno revisa de nuevo los datos, descubre que tampoco en 2005 ni 2007 ganó en muchos de ellos, y eso no obstruyó la construcción de un poder político impresionante (el capital político con que asumió Cristina en 2007 fue el más grande desde la recuperación democrática en 1983, aunque luego se vio que la consolidación del mismo no era tan importante como su extensión).
Lo que sucede es que, tanto en 2005 como en 2007, las elecciones giraron en torno a la figura de Cristina Fernández (candidata a senadora en la primera, a presidenta de la nación en la segunda). Y como ganó y muy bien en ambas oportunidades, fue más fácil leer todo el resto de los números bajo la guía rectora de que el principio ordenador era la victoria de la principal figura en cuestión. Se sabe, todos buscan al ganador. Más en Argentina, más en el peronismo, más en época de híper fractura partidaria, más cuando ese que ganó tiene equipo, ideas y proyecto armado. Néstor versión veinte cero nueve, centró toda la expectativa alrededor del partido en la provincia de Buenos Aires, su partido, infundiéndole, para colmo, carácter plebiscitario. Perdió, por poquito es cierto, pero fue fácil ubicarlo como padre de la derrota.
Y la verdad es que el gobierno no quedó tan mal parado de lo que resultó de 2009. Era muy difícil que conservara lo que tenía, la victoria tenía que ser muy amplia, tarea no menor a seis años vista de iniciado un proyecto de gobierno. Más aún, el kirchnerismo había visto mermado el número que por derecho le correspondería ya antes de 2009. Es decir, si todos los legisladores nacionales hubieran mantenido fidelidad a los proyectos que los llevaron como candidatos, el gobierno tendría muchos menos problemas de los que hoy tiene. Cuenta con 87 diputados (sin contar aliados, así llega a cerca de 105) y 32 senadores (de nuevo, sin afines, con los que se estira a 35). Si de todos se exigiera lo mismo que se exigió a Borocotó en su momento, los números serían muy otros: 16 diputados más (llegaría a un más holgado casi 120 -y nombres importantes: Daniel Katz, Graciela Camaño, Jorge Obeid, Victoria Donda-); y otros 6 senadores (María José Bongiorno, Pablo Verani, Emilio Rached, Juan Agustín Perez Alsina, Juan Carlos Romero, Sonia Escudero; con los que llegaría al quórum propio, 38 -41 con aliados-). No por nada, en algún momento la estrategia fue intentar deslegitimar los resultados de 2005 y 2007 como caducos (lectura por demás antirrepublicana), tan válidos como los de 2009.
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Muy bien, tenemos los datos, vayamos por el análisis. La ciencia política suele teorizar (y angustiarse) acerca de los problemas que ofrece el llamado gobierno divido (cuando los poderes ejecutivo y legislativo son de distintos signos políticos). Algo así pasa hoy en Argentina. El kirchnerismo no tiene quórum propio en ninguna de las dos cámaras del Congreso. Pero, claro, una oposición en la que domina, fue dicho, nadie, no da pie con bola. En ese contexto, además, fueron dinamitados los puentes de acercamiento parlamentario. ¿Cómo se puede agitar la bandera del diálogo y el consenso, cuando es nada en realidad lo que se quiere acordar?
Desde principios de año se mueve el escenario político por el tema del pago de deuda con reservas excedentes del BCRA. Supuestamente el problema era la instrumentación de la operatoria por medio de DNU. Pues bien, se elaboró un proyecto de ley al respecto, y sin embargo los principales mascarones del conglomerado opositor en el Senado porfiaron igual su rechazo. Gerardo Morales, comandante en jefe del combinado –seguramente el político más incompetente de la primera plana-, insultó por lo alto al pampeano Carlos Verna y a su compañera de banca en plena sesión. Lo acusó de vender su voto al oficialismo a cambio de dinero para su provincia. Aparte de no reparar en que lo que se estaba discutiendo era un proyecto del propio Verna (quien a diferencia de Morales sí fue sincero en cuanto a su rechazo a las formas del Fondo de Desendeudamiento Argentino -FonDeA-), Morales se pegó un tiro en los pies: dinamitó la precaria supremacía opositora en la Cámara alta, uno cree que para la mayoría de las leyes que se discutan de aquí a 2011. Nadie prestó la debida atención que merece este suceso, no menor. Por otro lado, convendría revisar la distribución de comisiones hecha en el Senado, que fueron copadas por medio de una votación en la que se impuso un colectivo que hoy parece ya no existir, y esto de boca de sus propios integrantes. Que distinto hablaba Morales de los pampeanos, Menem y Roxana Latorre, cuando le sirvieron para asaltar el botín. En la Cámara de Diputados, el sometimiento para contra el oficialismo está mucho más asegurado. Con una cámara no alcanza ni para sancionar leyes, ni para rechazar DNU –la sanción está a cargo de presidencia-.
Adriana Bortolozzi mediante, sesiones habrá siempre. La estrategia de no dar quórum ya fue. Hay que entrar a la cancha a jugar, y se está jugando. Da la sensación de que le iba mejor a “la” oposición cuando el oficialismo faltaba al senado y tenía la chance de robar cámara en clave de ciudadano políticamente correcto. E indignado, por supuesto. Una vez adentro de la cancha, se han enmarañado: tratan mal a funcionarias de probada trayectoria, consiguen medias sanciones dudosas como en el caso de la ley del cheque o quieren imponer recortes a potestades constitucionales como las del artículo 99 inciso 3º -DNU- por medio de leyes comunes. Y el oficialismo todavía no tuvo que usar el veto, cuando se lo acusaba de que haría abuso del mismo casi como Macri ha hecho desde que asumió la intendencia de la Capital. Nada de eso, y más: se llevó la aprobación del pliego de Marcó Del Pont y la media sanción holgada de la ley que crea el FonDeA –holgadísimo 41 a 29 para los tiempos de cerrazón que se viven en el Congreso-, al tiempo que quienes le granjearon esa media sanción le aseguran el no rechazo al DNU hasta no ser ley la por ahora media sanción, alto blindaje jurídico.
Y el gobierno sigue haciendo brochettes de buenas noticias: los impresionantes primeros resultados que arroja la instrumentación de la Asignación Universal por Hijo (el diario Perfil intentó este fin de semana operar para opacar todo ello, nadie la dio mucha bola), calificada como “pronta a ser la medida social más importante en cincuenta años” y cuyo mecanismo de actualización está pronto a anunciarse; las reservas del BCRA que no paran de crecer aún abonados ya cerca de dos mil millones de dólares de deuda; el anuncio de CFK respecto de la problemática de las deudas provinciales.
El futuro está planteado entre lo que es una primera minoría más fuerte de lo habitual ( como dice José Natanson, sólida, estructurada, cohesionada, disciplinada, con horizonte de, al menos, mediano plazo y proyectos de futuro), y nadie enfrente, porque resulta ser que las boletas que se depositan dentro de una urna luego no gobiernan. Y este comentarista copia y pega algo dicho en un post anterior: Suponiendo que el kirchnerismo sea, como se dice, un 35 % de la población, ¿es lógicamente democrático pretender que ese 35 % intenso, sólido, coherente, cohesionado, estructurado en torno a un proyecto y un conductor, deba sentarse y callarse la boca ante un 65 % que no sabe ni a que ni a quienes responde, que es lisa y llanamente un berenjenal? Margarita Stolbizer también lo dijo y sin anestesia, “Kirchner conserva un liderazgo claro”. Convendría mejor revisar el concepto de mayorías en una democracia.
Una alternativa opositora hoy se define por la contraria, por la negativa de las iniciativas oficiales. Principalmente, a través de las tapas de Clarín -que como bien dice Juan Pablo Varsky están bajo emoción violenta-. O, un tono más abajo, aunque no diferentes en cuanto a sustancia, las notas y editoriales del diario La Nación, como en la que se quejan de la detención a Martínez de Hoz; o el editorial del último domingo, en la que cruzan rabiosamente el proyecto de reforma de la ley de entidades financieras abusando de palabras como “estatismo”, “intervencionismo”, “falta de confianza”, “ausencia de seguridad jurídica”. Absolutamente desbocados, parecen hacer ojos ciegos y oídos sordos a la crisis griega y la propia experiencia local de lo que fue la apliación del actual marco de regulación bancario, la 21526, nave insignia del tristemente célebre modelo económico de destrucción nacional ideado por Joe, impuesto a sangre y fuego por Videla y compañía, y del cual como se ve aún quedan resabios. Fuera de todo eso, no hay un soto.
Ni del Consejo de la Magistratura se habla ya en “la” oposición. Se ve que pegó duro el dato de que el 95% de las decisiones elaboradas por el organismo desde la reconfiguración de 2006, lo fueron por unanimidad.
Y es así nomás, a la evidencia cruda no hay, parece, con que darle. La estrategia del gato arañanando caído de espaldas, pero defendiéndose yendo al frente, parece estar dando resultado. Se recupera capital social al tiempo que lo pierden los muchos que no son nadie que exhiben nulos resultados, al tiempo que Cristina tiene una perspectiva de un año y medio de crecimiento, con repunte de los índices sociales y consolidación de un proyecto político de iniciativas constantes que constantemente están moviendo y reconfigurando el escenario.
El camino se va allanando, eso desde ya. Pero es tiempo de redoblar los cuidados y la cautela. En política, cuando no se tiene rival enfrente, no son pocas las veces que uno se termina pisando los callos solo. Remember resolución 125. La experiencia está ahí, con un aprendizaje para no ser desperdiciado. Las ganas, lo primordial a fin de cuentas, están intactas. A darle duro, pues.
La verdad, buen análisis.
En algunos puntos me hizo reír, sobre todo cuando decís que un año en la Argentina es una era geológica.
Por otro lado, a mi lo que realmente me preocupa son los dos dedos de frente que tiene el común de la gente que no se informa y que pareciera que no pueden llegar al pensamiento abstracto al momento de aplicar algo de lógica.
Un ejemplo: Ayer tuve clases de inglés, la profesora indignada con el tema de la asignación universal por hijo.
Nos pusimos a conversar (en inglés del tema…) y dio un ejemplo de lo que ella estimaba que era malo.
Resulta que le compra aceite de oliva a una empresa chica. Ella dice que si uno hace calculo ve que sale más barato comprarlo en cantidad. Cuenta que hizo un pedido por mail antes de semana santa y que le dijeron que tenía que ser luego de la misma.
El asunto es que pasó semana santa y no llegó el aceite; pasó una semana más y el aceite no llegaba, entonces manda un mail preguntando por el pedido.
La respuesta del mail decía algo así: «Pido profundas disculpas, pero por el tema de la asignación universal por hijo no conseguimos quienes nos cosechen las aceitunas para hacer el aceite y estamos atrasados».
Al principio el común de los alumnos (tengo que reconocer que me incluyo) nos vimos indignados, lo primero que dijimos es que los subsidios hacen más gente que no quiere trabajar que trabajadores enserio.
De camino a casa me quedó el tema en la cabeza, algo no andaba bien y no interpretaba por que. Al final apliqué la lógica: Para acceder al subsidio tenés que ser desempleado o trabajar en negro, por tanto la empresa no tenía un solo trabajador en blanco. Por otro lado, el límite de la asignación por hijo es de 5 hijos, 187 por hijo es… 935 pesos. Eso quiere decir que si una persona trabajadora de esa empresa puede suplantar lo que le viene del subsidio con el sueldo (en negro), debe estar cobrando 935 o menos.
Conclusión: En la empresa son unos fucking explotadores de personas y no me sorprendería nada ir a la empresa y haber suplantado esos trabajadores por bolivianos, peruanos o paraguayos. Esclavistas si, gastar mas no.
Por tanto la asignación universal ha hecho algo que no se planeó (por lo menos yo no vi), hacer que el trabajo en negro merme y que para que las empresas funcionen van a tener que pagar más o poner en blanco a toda esa gente que tiene subsidios.
Lelale: Tengo dos cosas para decir respecto del ejemplo que planteás:
1. Sí, era totalmente previsible el efecto antiesclavista que mencionás. Y muchos (me refiero a los que lo piensan en términos de «negros vagos de mierda») están como locos. He escuchado a muchos de los que sacan pecho por «romperse el lomo laburando» que ven ésto como un «fomento a la vagancia», cuando en realidad es ponerle un piso al grado de explotación a los que los estaban sometiendo. Propongo que le garpen 5 lucas y en blanco por ir a juntarles las aceitunas. Verán que no hay vagancia, sino ponerle techo al nivel de explotación.
2. El mismo objetivo tiene el plan Patria Grande, por el que se le otorga ciudadanía argentina (y DNI, + todo lo que ésto trae aparejado) a los residentes extranjeros. Sucede que si no se hacía ésto, los indocumentados corrían a cubrir (en su condición de cuasi-esclavos) los puestos que los argentinos documentados dejaban por las condiciones deplorables de los puestos ofrecidos. Y nunca se podía cimentar un piso mínimo de dignidad, porque siempre aparecía un indocumentado que lo hacía por la mitad del precio. Y en negro.
Hay que entender que el plan de gobierno actual eligió no someterse a la falsa opción «Ajuste/Endeudamiento» perforando el techo por el lado del desarrollo. Y el núcleo que sustenta ese desarrollo es el trabajo en blanco. El que aporta a las obras sociales, a la jubilación estatal, etc. Es decir, a sostener todos los demás planes sociales y jubilatorios. Si se fomentara el trabajo en negro, cae la recaudación que la sostiene y todo se desploma.
Recomiendo escuchar el racconto de las políticas sociales en curso, y qué tiene que ver una cosa con la otra, contadas en los 36 minutos que dura esta exposición de Mercedes Marcó del Pont en el Torcuato Tasso. Es de una potencia didáctica poco frecuente, y (al menos a mí) me ha ayudado a «atar cabos» que tenía un poco sueltos. No se la pierdan:
http://centroizquierda.blogspot.com/2010/05/pa-que-entiendan-lo-muchacho-mercedes.html
Estoy escuchando en este momento tu aporte.
Ahora que lo pienso un poco más, tenes razón en los dos puntos tuyos.
Buena información la que diste, te felicito.
Lelale: El lugar común es decir que van a llenarse de hijos para evitar trabajar. Desconocen que el techo de asignaciones está en cinco hijos y que con $ 180, desde ya, no vive nadie.
La asignación recorre el trazo constante que ha recorrido el kirchnerismo desde 2003. Un piso fuerte, que no va a poder ser destruido -no sin sangre al menos, la boca se me haga a un lado- y que arma una red interesante de protección.
Lo importante es advertir como y donde el gobierno elige invertir. A riesgo de quedar victimizado, estamos en presencia de lo que dice Jauretche: nos critican por nuestros errores, pero nos quieren echar por nuestros aciertos. ¿No será que eso -digo, cosas como la AUH- es lo que molesta del gobierno?
Muy bueno el ejemplo que diste. Es de lo más común verse en esas situaciones. No es culpa, no siempre, de la gente. Quizás cuente con poco tiempo para informarse, profundizar, llegar a estos espacios. Y bueno, se opta por lo conocido, lo malo conocido. Por eso es imperioso insistir en la ley de medios, para que a esa persona desinformada le llegue otro enfoque, le llegue siquiera los datos del estudio dado a conocer el fin de semana, que evidencia los excelentes resultados de la AUH, que brilla por su ausencia en los medios.
Gracias por el comentario. Saludos.
Eduardo: Muy bueno el aporte. Y que cuadrazo Mercedes -aparte de que está para ponerla en un cuadro, es un bombón, jeje-. Hay que hacerla hablar más, mostrarla. Tiene un perfil «no-crispado», y una solidez poco habitual.
Gracias por el comentario. Saludos.
a «darle duro»a los bancos-…
Sí. Y también a la actualización de la AUH; de los haberes jubilatorios; la elaboración de una narrativa para el «tema inseguridad» -el foro del año pasado es una puntita-; apurar con gestos en torno a la coparticipación; profundizar las alternativas comunicacionales -lo del videochat de Aníbal el otro día fue glorioso-; en fín, resolverle los problemas a la gente, pero de verdad, no en forma pelotuda como lo dice Macri.
Gracias por el comentario. Saludos.