Con la designación de Martín Sabbatella en AFSCA Cristina pega una carambola a varias bandas.
Vamos por partes. Contábamos en nuestro último post las intenciones de ciertos elementos del establishment de construir una alternativa poskirchnerista en torno de una hipotética candidatura presidencial de Daniel Scioli. Citamos, a dicho respecto, una nota de Horacio Verbitsky en la que el autor mencionaba como sponsors de dicha intentona a Clarín y a Alberto Fernández. Y que todo ello requiere de obturar la posibilidad de Boudou como posible sucesor de Cristina.
Alberto Fernández suele ser bastante duro y despreciativo para con el vicepresidente. La noche del cacerolazo, en TN, en diálogo con Nelson Castro, gorila de pelo en pecho si los hay, se mostró visible y especialmente empecinado en que quedase sentado que todo aquello ocurría debido al affaire Ciccone. Lo cierto es que observando las imágenes de lo acontecido la noche del 13-S uno advierte con facilidad que Boudou fue mencionado muy marginalmente. Volvamos.
Sabbatella llega a AFSCA con un programa claro, conciso y sencillo: hacer cumplir la ley de medios; no hace falta reincidir en las preocupaciones de Clarín sobre ese punto.
Se ha dicho, y es probable que haya mucho de cierto en ello, que Cristina le niega su guiño a Scioli, entre muchas otras razones, porque el gobernador bonaerense no le puso el cuerpo a la ley de medios, y le escapa a todas las demás contradicciones que se suceden en continuado entre el kirchnerismo y el monopolio mediático. Scioli ha navegado siempre a media agua en dicho diferendo.
Al mismo tiempo, colocar a Sabbatella en un cargo nacional lo retira un tanto del escenario bonaerense, allí donde radican las escasas fuerzas propias con que cuenta DOS, que siempre han visto al ahora titular de AFSCA como una molestia –no se entiende por qué, habida cuenta de que los desempeños electorales de Nuevo Encuentro han sido bastante pobres siempre–.
Así las cosas, a Scioli le interesará la permanencia de Sabbatella en un espacio del que Clarín lo quiere ver afuera cuanto antes, toda vez que preanuncia la voluntad del Gobierno de hacer plenamente operativo el artículo 161 de la ley de medios, a partir del 7 de diciembre conforme lo dispuso la Corte Suprema de Justicia.
Cristina, entonces, mete una cuña entre DOS y Clarín, que le acota, y en mucho, el margen de maniobra al ex vicepresidente si es que acaso éste insiste en privilegiar su pertenencia al kirchnerismo y si su voluntad sigue siendo la de no ser candidato si no es con el concurso de la Presidenta.
Dinamitando ese puente, CFK avanza con su propósito de mantener bajo anestesia total el trámite sucesorio, al tiempo que lo enmarca en los términos que mejor le placen.
Por lo demás, el nombramiento de alguien que carga con fama de honesto –gracias a Clarín, entre otros– implica también una señal para el resto de los actores del mercado infocomunicacional: no habrá, se está diciendo, tutía para nadie. Por ahí anda Cristobal López con la manguera de su trámite de adquisición de Infobae pisada por AFSCA ya desde antes de la asunción de Sabbatella.
E incluso tipos insospechados de oficialismo, como Jorge Fontevecchia, han dicho que esa operación implica más un movimiento defensivo de López ante lo incierto que es el futuro para cualquier “hombre de negocios” en la presente etapa del desarrollo del modelo.
Cuando se dice que el 7D es el eje que vertebra la disputa política nacional, como se ve, no se trata de la gratuidad del aire.