Sarlo, comentábamos en Puan cuando yo empezaba a cursar allí, era la persona con la poronga más grande, si no de la Facultad de Filosofía, seguro sí de la carrera de Letras.
En esa voluntad polémica –que junto con su voracidad cultural la transformó en la gran profesora que fue– reconozco su carácter y, también, algo, de la labor de su maestro: David Viñas, quien, por cierto, también fue mentor de la invitada de hoy de 678, la compañera María Pía López.
Nada… siento como que lo extraño al viejo David. Acá, su última intervención pública (si son ansiosos, ver el «epílogo»).
En tal sentido, la frase que más repercusión tuvo (“conmigo no, Barone”), es virtud de esa fe polemista que enhorabuena ha llegado no sólo a la televisión sino también a Twitter.
Y en eso también ha contribuido, y mucho, 678.
La emisión del martes, con Mariotto, Forster y Sarlo, seguramente fue la mejor de este año. Yo puedo afirmarlo porque me dejó preguntas para hacer, incluso a Sarlo. Por ejemplo, si sólo el 30% de la población conversa sobre política, la incidencia de los medios (es decir, su capacidad para formatear la «psicología de las masas»), ¿hay que confrontarla con la población general del país o sólo con la gente que compra diarios y noticieros, que es luego la que después más interés tiene en ser generadora de conversaciones políticas?
El tema, me parece, es el uso que se hace del consumo mediático: si como disparador de la conversación social posterior o simplemente como «tema». La cuestión es: ¿somos público o somos target?
Por otro lado, Sarlo (Beatriz Sarlo Sabajanes, podría decir Viñas, ambos hijos de Jueces de la Nación Argentina) no es un representante magnettista, o al menos es algo más que eso. Uno no es su patrón. Y si hay algo que podemos buscar como devenir de este debate es que Sarlo salga mejor parada que sus patrones, La Nación o radio Mitre o la domincal Viva. Rescatar a la persona, ponderar la función subjetiva de la producción social de la comunicación. Porque sólo allí cabe la responsabilidad.
Quiero decir: aunque creamos o incluso “sepamos” que es una representante de la Corpo, no es por allí por donde obtendremos nuestra ganancia.
Complementariamente: cuando Barone se pregunta “por qué a mí” o cuando Russo –de quien leí mucho y con placer sus columnas El Arquetipo y La Arquetipa, en Las 12– menta la soberbia de la Sarlo, a mí, muy personalmente, me da ganas de preguntarles: “Y por casa, ¿cómo andamos?”.
Barragán anduvo bien en general y, en particular, cuando del libro dijo que lo había leído. Y Nora, que ni habló del libro, también estuvo muy bien, pertinente, apropiada (en el buen sentido, no como “Marcela” y “Felipe”), porque confrontó información.
Con esto no quiero ponerme en la oprobiosa situación de enjuiciar a los “““nuestros”””. Pero me viene a la mente el chiquito (10, 11 años) que, hablando de historia patria con Montenegro, lo dio vuelta como tres medias, y además le dijo cuántos pares son. Porque la percepción que perdura, detrás de este panorama alborotadamente trazado, es la impresión de que buena parte de la gente que está en la televisión vive en su propio raviol umbilical y que por eso les cuesta, ya no la polémica (oficio arduo si los hay) sino tan siquiera la conversación. Que es gente que tiene una centralidad mediática que ellos mismos proyectan hacia sus propias personas, y que por eso se creen más que el resto (o menos, en el peor de los casos).
A las otras personas que les pasa lo mismo son los académicos.
Finalmente, LA noticia, a mi humildérrimo entender, de la semana no fue que Sarlo y Mariotto se hayan crispado frente a las cámaras de 678, sino que la autoritaria prepotencia macrista embista, una vez más, los derechos y la propiedad gremial. Nuevamente contra los trabajadores de prensa. En este caso no fue su intento de prohibir el accionar gremial por decreto, sino que lisa y llanamente clausuró la sede de la Fatpren, donde por otra parte funciona la sede de su obra social, en plena noche, cuando unas cincuenta o cien personas festejaban su día: el Día del Operador de Radio.
Para mí, el debate viene por ahí, por ahí pasa la batalla cultural; y la política.
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PRENSA
INSPECTORES DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD CLAUSURARON
SEDE DE LA FEDERACION DE TRABAJADORES DE PRENSA
BUENOS AIRES, may 25 (DyN) – Inspectores del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires clausuraron con el uso de «la fuerza pública» la sede central de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN), en momentos en que se desarrollaba una reunión de afiliados al sindicato ATRANA para celebrar el Día del Operador de Radio.
El secretario General de la FATPREN, Gustavo Granero, repudió la decisión de los inspectores porteños, cumplida anoche, quienes según afirmó argumentaron que la entidad sindical «no contaba con habilitación comercial para realizar ese tipo de encuentros», lo que calificó como «un planteo insólito y llamativo ante una reunión privada».
El dirigente de la FATPREN había denunciado junto a otros gremios de la Comunicación al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, por un decreto de necesidad y urgencia que incursiona en acciones contravencionales, con días de prisión para casos de acciones sindicales que presuntamente atenten contra la libertad de prensa.
En el edificio de la FATPREN se desarrollan a diario tareas de índole gremial y funciona la sede de la Obras Social del Personal de Prensa de la República Argentina (OSPPRA).
Al respecto, Granero se manifestó preocupado por la acción de los inspectores, ya que «impedir el funcionamiento de la sede pone en riesgo el sistema de salud de los trabajadores».
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FATPREN-MACRI-CGT (1RA. ACTUALIZACION)/
CGT REPUDIA PERSECUCIÓN DE MACRI CONTRA TRABAJADORES DE
PRENSA
Buenos Aires, 26 de mayo (Télam).- La conducción de la CGT,
que lidera el dirigente camionero Hugo Moyano, repudió hoy «la
clausura del edificio donde funcionan la Federación Argentina de
Trabajadores de Prensa (FATPREN) y la Obra Social del sector
(OSPPRA) por parte de inspectores de la Agencia Gubernamental de
Control de Buenos Aires en la noche del martes último».
Un comunicado firmado por Moyano y el secretario de Derechos
Humanos de la central obrera, el dirigente judicial Julio Piumato,
se solidarizó con todos «los trabajadores de prensa».
«Los funcionarios del gobierno macrista irrumpieron con el
auxilio de la fuerza pública en la sede sindical, mientras un grupo
de menos de cincuenta compañeros celebraba el Día del Operador de
Radio. No dejaron notificación por escrito ni citación para
presentarse ante la autoridad para el descargo», explicó.
Moyano y Piumato subrayaron que por todas «esas
irregularidades, es evidente que existe una segunda intencionalidad
del gobierno de Macri en esta acción claramente persecutoria».
«Evidentemente, Macri mide con una vara a los trabajadores y
con otra muy distinta a los dueños de los monopolios», sostuvieron.
Agregaron que resulta «inadmisible» que «esas maniobras
oscuras sucedan en Buenos Aires en el marco de la democracia».
Esta noche el gobierno de la ciudad finalmente levantó la
medida, aunque Moyano y Piumato explicaron que «la modificación de
la clausura realizada hoy es agraviante, ya que ordenó que se
rehabilite el edificio, pero prohibió los festejos gremiales».
«Ello equivale a que en la propia casa el Jefe de Gobierno
porteño prohíba festejar nuestra fiesta de cumpleaños. Por lo que
repudiamos la arbitrariedad de la medida y reclamamos que cese de
forma inmediata la persecución de Macri al gremio», concluyeron.
En la sede de la FATPREN, en Solís y Avenida San Juan, el
gremio realizó -desde la inauguración del edificio en marzo de
1993- decenas de fiestas, cenas y bailes. (Télam)