Desde hace tiempo se viene discutiendo por los blogs el plan anti crisis del gobierno y su conveniencia, sobre los principales beneficiarios de las medidas, y la utilización de éstas, por parte del gobierno, para acercar a sectores sociales fuertemente opositores.
Sin embargo, las lecturas sobre las medidas me resultan muy parciales:
El gobierno definió la estrategia central para afrontar la crisis: Sostener el nivel de actividad industrial, elemento crucial para mantener los niveles de empleo, lo que permite resguardar el mercado interno y el poder de compra de los asalariados. De este modo se incentiva el consumo, y por ende, la actividad industrial dirigida a ese mercado. Dicha estrategia intenta romper con un círculo vicioso que, a esta altura, se presenta como el camino natural, a saber: Existen malas perspectivas de crecimiento industrial, se reduce personal, esto impacta en el mercado interno, las malas perspectivas se concretan.
Las medidas del canje de heladeras o automóviles o la modificación de la tablita apuntan en este sentido. Si bien son bienes destinados a la clase media, el trabajo que éstos generan, son ocupados por las clases populares. Manteniendo así el nivel de consumo general
Se podría decir que el plan del gobierno busca incentivar el consumo de la clase media para resguardar el trabajo de las clases populares. Y esto no debería ser cuestionado por el espacio nacypop, que me parece, confunde el análisis de la estrategia oficial para enfrentar la crisis, con la correcta demanda de una política social mas activa para los sectores marginados y de bajos ingresos.
En todo caso lo interesante para debatir del plan anti crisis, es si la mejora de los salarios de las clases medias y medias altas que se beneficiaron con el fin de la tablita, serán volcadas al consumo o al ahorro.
– Con ese mismo dinero se puede incentivar el consumo en los sectores populares ya que para esos sectores no hay ahorro posible, todo va al consumo – me podrán decir ustedes.
Sin embargo los puestos de trabajo que están por detrás de los artículos consumidos por estos sectores, no están en riesgo por la crisis.
En definitiva, no todo es tan simple, no todo es tan feo. Como dice Zamba: “Tenés que elegir mi amor, todo no se puede tener”.
Es muy sensato su análisis, Leandrog.
Del mismo modo los $200 a jubilados y pensionados contibuyeron fuertemente (¿que duda puede caber?)a evitar la caida en los consumos navideños.
De hecho, y no tan sorprendentemente, el desempeño de los supermercados en diciembre (previo a las fiestas) superó la marca del periodo correspondiente del año anterior.
No es tan difícil ver que para sostener el empleo y la producción hay que sostener el consumo. El efecto multiplicador de la industria automotriz, de artículos para el hogar (línea blanca)y de la construcción hace que sean la primera prioridad.
Me parece que las medidas adoptadas por el gobierno son desde la concepción del problema «crisis» -en lineas generales- coherentes, sensatas y correctas, sin embargo el tema pendiente todavía sigue siendo su implementación. He aquí el mar de dudas que a muchos los invade. Se trata de un buen resumen de un aspecto común de la política económica kirchnerista: buenas intenciones mal implementadas.