“Cuando sueñas solo, sólo es un sueño; cuando sueñas con otros, es el comienzo de la realidad.”
Helder Cámara
Con anterioridad[1], habíamos planteado que los procesos latinoamericanos han generado la posibilidad de la pregunta sobre el horizonte de expectativas, configurado en torno a la construcción de modelos socio-económicos mas igualitarios, tanto en la esfera de profundización de las potencialidades del modelo de Estado de Bienestar, dentro del capitalismo, como el también la emergencia de la capacidad de preguntarse sobre la facultad de superación, y configuración de una sociedad post-capitalista.
La pregunta que realizamos hacia el futuro, no implica necesariamente solo una proyección de deseos personales o colectivos, implica también la pregunta sobre las tramas sobre lo que se edifica lo político, una visión sobre relaciones sociales que fundan una formación económica-social, la distribución de la riqueza, y por lo tanto, la idea del conflicto social, y sus posibles resoluciones. Resumiendo la pregunta sobre el futuro es una pregunta sobre lo político y es política.
El retorno de lo político como espacio de constituyente de lo común, e instituyente de nuevos mecanismos de participación que recuperan la capacidad de generar diversas lecturas sobre lo real, sobre la temporalidad que confluye sobre el presente y se dispara hacia el futuro, remite des-naturalizar un complejo entramado de nociones construidas desde los espacios hegemónicos como una noción de sentido común para interpretar la realidad, lo político subalterno en los espacios de común instituye una franca re-configuración contra-hegemónicas, tanto en su destino dentro de la esfera del debate del capitalismo deseado como de la probabilidad de lo post-capitalista, ya que retoma la pregunta que se ejerce sobre como se conforma un modelo capitalista, pregunta que puede resumirse en esta otra frase del ex-obispo Cámara:
“Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista.”
La pregunta orientadora esta marcada por las dos visiones posibles en una sociedad capitalista, la de naturalización de las relaciones sociales dentro del capitalismo, y la pregunta, que emerge sobre las causas sobre las consecuencias del mismo, pregunta que no nace de lecturas, sino del enfrentamiento de nuestra subjetividad frente al “otro” explotado, marginado, excluido, ese “otro” se nos presenta como realidad del desarrollo del capitalismo, es una pregunta que nace, y deviene en busca de la respuesta, en su doble efecto: la de desnudar la expansión del capitalismo, y a su vez, la acción para enfrentar la situación.
Porque como afirma Cooke:
“La opresión no es una fatalidad que nos llega del cielo: la opresión es algo que unos hombres le hacen a otros hombres.”[2]
La opresión como situación tiene responsables, girando en torno entre quienes aplican, consienten y se benefician con ella, en nuestros países el principal responsable de la misma, y de sus consecuencias, son el imperialismo y las clases dominantes locales.
Los nuevos regimenes latinoamericanos han venido a tensionar el status quo neoliberal, son expresiones de la crisis del mismo como forma de organizar lo económico-político-social y cultural, y a través de los mismos, las clases subalternas encuentran formas de expresión de sus intereses en el régimen institucional, ya que en estos encuentran interlocutores que median a favor de sus intereses.
Frente al modelo de participación en lo social configurado por el neoliberalismo, es decir, participación autónoma e individual, la recuperación de lo político como acción de reparación por parte del Estado, de las desigualdades construidas a partir de la dictadura cívico-militar, ha generado nuevamente la posibilidad de soñar con y junto a los otros, de esta manera lo individual se funde, en un espacio colectivo subalterno, para elaborar un proyecto en común.
La proyección en común, genera la disputa sobre los intereses rectores de una sociedad, ya que en el conflicto político, tanto en su lógica agonística como en su instancia de adversarios, es poner en tensión como se construyen las instancias de dominación, de distribución de la riqueza, ya que las mismas no son instancias “naturales” de la sociedad humana, sino un pasaje histórico, donde se producen cambios en las fracciones de las clases dominantes, contra-revoluciones, empates hegemónicos, soñar en común es aproximarse a lo real desde el lado izquierdo de lo político, reconociendo la pluralidad de lecturas posibles desde ese intento de acercamiento, lecturas que deben confluir en diálogos, pero tomando punto de partida el momento histórico desde el cual se realiza la lectura-acción.
En nuestro país, gran parte del dialogo esta atravesado en la actualidad, por la presencia del fenómeno del Kirchnerismo, como proyecto político, parafraseando a Cooke, como proyecto vivo, por mas que les disguste a quienes sueñan con la revolución perfecta, cualquier proyecto de construcción igualitario, encuentra al kirchnerismo como parte real e indispensable para su establecimiento, ya que continuando con una lectura desde Cooke, el kirchnerismo, expresa las limitaciones de nuestra propia sociedad nacional, pero a su vez, encierra las posibilidades en este periodo de superarlas colectivamente.
Proyecto político que contiene lo viejo y lo nuevo, reinterpretando las capacidades de nuestras tradiciones políticas, intelectuales, nutrido por las experiencias del conjunto de resistencias al modelo neoliberal, generando un nuevo entramado subjetivo con sus imaginarios sociales que construyen una nueva idea de colectividad enfrentada a los poderes reales de poder internos y externos.
La disputa en torno a la búsqueda de definir que se entiende por proyecto nacional y popular, ha comenzado a girar nuevamente, dilemas, preguntas, intentos de responderlos, tradiciones para realizar esos giros interpretativos, re-pensar desde puntos de vista disímiles, pensemos en la disputa sindical abierta por el Moyanismo, abertura política, no solo de intentos interpretativos sobre los contenidos que giran en torno a las palabras.
Si bien el Moyanismo, en su lógica de plantear un retorno a una especie de “Peronismo Puro”, no representante de los sujetos sociales tradicionales, ya que la clase obrera del peronismo clásico, es la rama industrial, implica pensar un proyecto “conservador”, con capacidad de establecer canales de diálogos con los espacios de la derecha neoliberal y conservadora, un proyecto que articula un conflictivo puente en la palabra “popular”.
La construcción burocrática en el espacio sindical y político, siempre dentro de la línea del pensamiento de J.W.Cooke, implica la necesidad de pensar los mecanismos no de cambio de nombres dentro de ese espacio, si implica continuidad de las practicas, reflejadas en estilos de conducción, los sistemas internos de promoción y una visión política sobre los proyectos políticos a ser disputados, sino de pensar nuevos métodos, aparición de nuevas generaciones de “dirigentes”.
Pero esta búsqueda de incorporar, y establecer, un sujeto social dentro del kirchnerismo, también se encuentra en proceso de construcción, no una articulación vertical, sino horizontal, con canales de mediación representacional que son disruptivos en lo institucional partidario, una subjetividad kirchnerista que rápidamente establece conexiones entre las subalternidades clásicas (trabajadores, clases medias bajas) con las nacientes durante la hegemonía neoliberal (desocupados, movimientos sociales), donde el papel de la juventud como motora de un proceso de transgeneracional, implica una apertura de nuevos paradigmas de interpelación política.
Este nuevo paradigma político, reconfiguro el hacer político, en la relación central de la lógica de una negación estratégica de hacer concesiones a los grupos de poder nacionales e internacionales, al ganar en autonomía la esfera política, las reglas de juego, de relaciones con la esfera económica, implica nuevos mecanismos de dialogo, pero partiendo de la base de una relación estrecha previa de lo político con las convicciones, al conjunto de principios rectores sobre lo cual se interviene en la esfera publica.
El proceso abierto, implica una acción enriquecida con el conocimiento, que nace de la compenetración con la realidad, un nuevo espacio ideológico naciente de la relación de dialogo entre los miembros que intervienen del proyecto nacional, popular y democrático, donde las clases subalternas, portadoras de una voz democratizante, puedan dar un nuevo contenido de clase a las instituciones, que antaño eran la cristalización del contenido de la dominación de clase.
Como diría Cooke, respecto a la relación intelectuales-peronismo, hoy aplicable también a ciertos sectores del espacio intelectual en relación con el kirchnerismo:
“De la misma manera que los intelectuales no tienen derecho de exigirle al peronismo que responda a esa imagen ideal que ellos crean en el mundo de las abstracciones perfectas. Deben considerar que las limitaciones del peronismo son las limitaciones de una realidad social determinada, que condiciona a quienes la integran. Los deficits del peronismo son deficits de las clases argentinas que han de construir nuestra sociedad del futuro” [3]
Lo que implica, es avanzar en la disputa teórico-política sobre los obstáculos del desarrollo, tarea que implica la configuración sobre el horizonte político sobre el futuro del devenir del proyecto, donde están en juego los sentidos sobre la Patria, la posibilidad de construirnos como Nación integrante de esa Patria Grande que es Latinoamérica y el Sur geopolítico, siempre sujeto a las presiones del imperialismo del norte.
Muy oportunas sus reflexiones y el rescate del pensamiento luminoso de J. W. Cooke. Me gustó.
Gracias.
he dicho publicamene por una radio local que el peronismo responde a las apetencias sociales como un buen guante a la mano que lo calza.Es otro modo de decir que ese movimiento no existiria si nuestra sociedad no fuera como es,aunque no nos guste,y mas alla de como les cuesta a algunos entenderlo.