Frente a la ofensiva para sacar a Hugo Moyano de la secretaría general de la CGT, recordé algunas cosas escritas hace algunos años que me parecen oportunas recordar en esta coyuntura que estamos viviendo.
En los años setenta cantaba/cantábamos “se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical”, y entonces me dije/nos dijimos, tenemos que dedicarnos a construir un sindicalismo que “represente realmente” a los trabajadores, porque todos somos trabajadores, y estos tipos que criticamos ni son trabajadores ni representan a nadie, sólo les interesan su enriquecimiento personal, su figuración. No dudan en utilizar cualquier medio para conseguir sus fines inconfesables. Pero no pudimos. Y luego vino la dictadura genocida, y la primavera alfonsinista, y el desastre menemista, y la Alianza disgregadora y… hoy.
¿Y qué pasó con esa burocracia, esa forma de hacer política? Esa burocracia se fue mimetizando, se fue transformando, empezó a utilizar guante blanco, se transformó en “burocracia combativa” según la ocasión. Se acomodó a las políticas de ajuste y del discurso único privatizador y tupacamarizador del Estado, sustentó la flexibilización laboral, bancó la privatización de las jubilaciones a través de las afjp y renegó del discurso simbólico y de las realizaciones del peronismo, bancando la resignación del encuentro con el asesino Rojas y el indulto a los genocidas de la dictadura sangrienta. En ese marco de entrega del patrimonio real y simbólico, de menosprecio por la sangre derramada por los mártires de la lucha popular, se transformó en gerente del ajuste y resignificó del modo más perverso la historia del peronismo, apropiándose de las consignas para difundirlas por celulares y solicitadas, acordándose de Perón y Evita sólo para mostrarlos como iconos vacíos de contenido popular. Con el verso de la caída del Muro de Berlín y la necesidad de actualización comenzaron a comprar campos y caballos de carrera, pareciéndose cada vez más a la oligarquía que tanto detestaba Evita.
Esa burocracia sindical, travestida en fervorosa kirchnerista después del 25 de Mayo y ahora fundamentalista del “cristinismo”, aspira suplantar a Hugo Moyano al frente de la CGT, ya conocemos sus nombres, no necesitamos nombrarlos.
Como canta Serrat:
Probablemente que todo eso debe ser verdad,
aunque es más turbio cómo y de qué manera
llegaron esos individuos a ser lo que son
ni a quién sirven cuando alzan las banderas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
No puede ser secretario general de la CGT uno de esos tipos.
Sería bueno, incluso muy bueno, reemplazar a Hugo Moyano. Su estilo de hacer sindicalismo no se adapta a lo que actualmente necesitan los trabajadores. Se necesita gente nueva, con experiencia en las negociaciones que realmente se están haciendo en las empresas hoy en día.
Pero no es Lescano, justamente, el que debería reemplazarlo. Se necesitan dirigentes más nuevos que Moyano, no más antiguos. Se necesita depurar la CGT de los dirigentes viejos, terminando – de ninguna manera empezando – por Moyano. Que empiecen por irse los Pedraza, Venegas, Cavalieri y cía, los que se doblaron ante el carlo. Uno de los primerísimos que debería irse es, justamente, Ledesma. Cuando todos ellos se hayan ido, se irá Moyano. En ese momento, y no antes, se habrá cumplido su ciclo.
Creo que el problema no es cambiar de nombre sino de modelo,llego la hora de debatir en serio este tema y otorgar la personeria a la CTA.La unica manera que el sindicalismo modifique algunas de sus conductas es democratizando el modelo y con libertad sindical.Cristina es la unica que puede conducir este proceso de cambio en el modelo sindical, mas aun con el respaldo que le damos el domingo.
Si, porque el modelo de sindicalismo de la CTA es requete recontra diferente del de la CGT, je.
Este post ,es casi una respuesta al de Mariano «cuatro años más», es cierto, aquel habla de Grondona y la AFA y este de los gordos, pero la forma de ejercer el poder es similar ,atornillados al sillón ,modificacíon del marco estatutario para eliminar cualquier oposición ,uso personal y antojadizo de los recursos,prebendas, empresas y negocios paralelos en manos de familiares y un largo etcetera.
En ambos casos los que buscan ser el reemplazo de los jefes son más de lo mismo.
Ojalá Cristina despues de las elecciones utilize su poder para tratar de democratizar estas instituciones (en el caso de la Afa aprovechando el futbol para todos) avalando el ascenso de gente joven con ideas y métodos nuevos.
no se si la permanencia prolongada de «lideres»como Moyano o J.Grondona se debe a que son eficaces en la defensa de los intereses de sus representados,o es por prepotencia a la hora de votar,o por falta de voluntad en la gente que puede reemplazarlos,o por comodidad,pues estos «vicios»se estan viendo en todas las instituciones y hacen al fondo de la democracia real.