Se abre en Serbia un período de contradicciones y nuevos alineamientos. Finalmente, y contra todo pronóstico, fue Tomislav Nikolic quien resultó victorioso en la segunda vuelta electoral del 20 de mayo por un 49,7% de los votos. Con apenas un 47% de presentismo, primó entre el electorado serbio la fragilidad de la coyuntura económica, por sobre la voluntad integracionista.
Como sostiene el analista político Srdjan Bogosavljevich, votaron sólo aquellos que deseaban un cambio en el statu quo. En efecto, Nikolic —haciendo gala de su retórica nacionalista, aunque con sutilezas— hizo de la crisis económica y del desempleo el foco de su campaña política y su principal caballo de batalla en contra de la gestión anterior de Boris Tadic, quien se vio obligado a dimitir en abril y adelantar diez meses las elecciones presidenciales, para hacerlas coincidir con las legislativas.
La ajustada victoria de Nikolic sobre Tadic, de todos modos, complejiza el panorama político serbio. Como había señalado en la última nota, el Partido Progresista Serbio del ahora presidente obtuvo 73 bancas en el Parlamento, mientras que el Partido Democrático de Tadic, 67. Frente a estos resultados, es fundamental recurrir a los terceros y cuartos partidos para construir coaliciones ganadoras, que eviten la parálisis. En ese sentido, Nikolic deberá recurrir al Partido Democrático de Serbia —cuarta fuerza en el Parlamento, que obtuvo el 7% de los votos— y a otros partidos menores, puesto que se le hará verdaderamente difícil hacer frente a la coalición entre el partido de Tadic y el Partido Socialista de Serbia, quienes juntos suman un 44,4% del escaños en el Parlamento serbio, con un total de 111 bancas sobre 250.
El resultado en las elecciones presidenciales y parlamentarias arroja fuertes dudas sobre las posibilidades de integración de Serbia a la Unión Europea, una de las grandes victorias de Tadic, quien logró que se le otorgara el estatus de candidato a su país a principios de 2012. Si bien Nikolic afirmó que continuaría con el curso europeísta ya emprendido, hay importante evidencia que demuestra que, aunque no vaya a revertirlo, puede que el nuevo presidente sí lo desacelere. Parte de esta evidencia está en sus declaraciones recurrentes de que preferiría ver a Serbia como una provincia rusa, más que como un Estado Miembro de la Unión Europea.
Pero, más importante aún que la retórica, es la coyuntura política. La componente nacionalista del PPS de Nikolic se hace particularmente evidente respecto de Kosovo, ex provincia Serbia, cuya independencia Serbia (y el PPS en particular) no reconocen. En su discurso reconociendo la victoria, Nikolic ya afirmó que “Serbia no se desviará de la vía europeísta”, pero a la vez “protegerá al pueblo serbio en Kosovo”. Dichas políticas, en principio ontológicamente contradictorias, pueden generar importantes contratiempos en el accionar del gobierno, si es que se desea llevar adelante ambas, con cierto nivel de profundidad. Asimismo, el resultado electoral parlamentario, y la necesidad de Nikolic de aliarse con el PDS, pueden actuar como un fuerte catalizador antieuropeo. Para agradar a los miembros menores de su coalición, puede que Nikolic deba endurecer su retórica en contra de la integración, hecho que haría peligrar una vez más las negociaciones por el acceso, y esta vez desde la perspectiva de la coyuntura política doméstica.
Repercusiones políticas
Los funcionarios europeos Ashton, Barroso y Van Rompuy ya han expresado sus felicitaciones al nuevo presidente, si bien con cautela, y destacando la importancia de la continuación del proceso de incorporación, así como las negociaciones y el acercamiento con Kosovo. No todos los eurofuncionarios recibieron la elección del mismo modo, sin embargo. Hannes Swoboda, presidente del bloque Social-Democrático dentro del Parlamento Europeo calificó la victoria de Nikolic como “un duro golpe a la política europea en los Balcanes y a la estabilidad de la región”.
Si bien la Unión Europea tiene importantes incentivos para ofrecer a Serbia —como es la asistencia, a través de múltiples fondos estructurales y el desembarco de empresas transnacionales—, también supone grandes problemas. Por un lado, Serbia estaría ingresando a una UE que no es la misma del año 2000, cuando la integración era abrazada por todos, y la primavera del euro gobernaba las mentes en Bruselas. Por otro lado, Europa se ve en la dura encrucijada de dejar caer a sus miembros más pobres —o afrontar la necesidad de ir a “dos velocidades”—, al tiempo que el ascenso de partidos de derecha en los gobiernos y parlamentos de varios Estados Miembro contaminan las discusiones de xenofobia y euroescepticismo. En este sentido, y a pesar de la importancia histórica de los Balcanes para la pacificación y consolidación de Europa, puede que las naciones eslavas no se encuentren del todo a gusto en el bloque regional, con el agravante de que la crisis parece ser un fantasma que acechará a Europa por lo que queda de la década.
En Kosovo, sobre todo, la situación es álgida. El Presidente de la República llamó a su par serbio y le solicitó el “coraje para construir una buena y pacífica relación con Kosovo”. Los medios kosovares, incluso, han tipificado la victoria de Nikolic como un “terremoto electoral”, que puede poner en serio riesgo los escasos acuerdos a los que Belgrado y Prístina habían llegado, sobre todo teniendo en cuenta de que —a pesar de su presente aggiornado— el nacionalismo de Nikolic se remonta a los tiempos en los que era funcionario del gobierno de Milosevic.
El resto de los Balcanes contempla expectante el cambio de gobierno, si bien imaginan que las relaciones se mantendrán en un tono similar de cooperación, como venían dándose con anterioridad. El gran interrogante en este juego es Rusia.
El abrazo del oso
Putin fue uno de los primeros en saludar al nuevo presidente electo, si bien su discurso fue bastante moderado, haciendo incluso hincapié en la pata europea que ambos comparten. Sostuvo que sendos gobiernos “fortalecerán la coordinación en el escenario internacional, a favor de nuestros países y en pro de la estabilidad y la seguridad europea”. Ahora bien, cómo se deberá entender la cuestión de la “estabilidad y la seguridad europea”, si como un juego de balance y oposición cautelosa con Europa, o como un juego de cooperación —al menos en cuestiones vitales, como puede ser la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico— dependerá en gran medida de la inclinación que decida tomar finalmente Nikolic, y del termómetro político de las relaciones entre Rusia y la Unión Europea, tan impredecibles y delicadas.
Serbia es el principal socio comercial de Rusia en los Balcanes, con un flujo de intercambio comercial que supera los 4000 millones de dólares. Asimismo, grandes compañías rusas, sobre todo Gazprom, están instaladas en Serbia y, además, ya desde la gestión de Medvedev se incluyó a Serbia dentro del proyecto ruso de construcción del gasoducto South Stream, que llevaría gas desde el Mar Negro hasta el corazón de la Unión Europea, pasando por Bulgaria, Serbia, Hungría, hasta llegar finalmente a Austria. Dicho proyecto está concebido como una alternativa a la construcción de Nabucco, hoy paralizada.
La profundización de la dependencia europea del gas ruso, sumada al impuso que ha recibido la ex economía soviética, como parte del viento de cola de su inclusión en el colectivo BRIC —cuya pertenencia, en algunos aspectos, es discutible—, la influencia rusa sobre su antigua periferia se ve hoy más fortalecida que en las últimas décadas. Asimismo, Putin es un importante aliado de Nikolic en lo que respecta a Kosovo, y la negativa a la concesión de la independencia a territorios autónomos.
Como puede verse, la elección de Nikolic en este contexto de ascenso ruso y declive aparente de la Unión Europea como faro de la economía y civilización liberales —puesto que, desafortunadamente, no sólo son las finanzas las que implosionan, sino sus propios pilares fundamentales, como la libre circulación de personas— patea fuertemente el tablero, en múltiples sentidos. Nikolic se ha comprometido a proseguir en la línea de integración europeísta, que alejará a Serbia de los temores de la desintegración étnico-religiosa, encaminándola por la vía del respeto de los Derechos Humanos y los valores democráticos. Sin embargo, en la decisión serbia pesan muchos otros factores, de índole más inmediata, y de corte más realista, si se quiere. El electorado serbio piensa en la constricción del desempleo y la falta de crecimiento económico.
La elección de Nikolic no necesariamente supone ignorar que la UE puede ser una alternativa interesante a la resolución de dichos problemas; pero sí implica un importante deseo de introspección y concentración en las problemáticas eminentemente domésticas. Estará en la Unión Europea saber actuar con un liderazgo benévolo que atraiga a Serbia con el incentivo del progreso, frente a una tentación rusa —por demás conocida, y hasta aclamada— de beneficios inmediatos, traducidos en apoyo político, militar y económico. Deberemos observar las primeras decisiones de Nikolic como jefe de estado para comprender el destino de Serbia en el mediano plazo, una vez que la polvareda del terremoto político se haya disipado, y el futuro se pueda ver con más claridad.
Relacionado tangencialmente con el post, para aquellos que estén interesados en los aspectos étnico-culturales que conforman la nacionalidad serbia, les recomiendo una excelente película de ese origen: Ko To Tamo Peva(1) (¿Quién canta ahí? (Who’s that singing over there?)).
Es una comedia costumbrista al estilo «Esperando la Carroza» o «El Rey de la Patagonia», pero que transcurre en un bondi destartalado que hace un viaje desde alguna aldea rural serbia a Belgrado, justo entre el 5 y 6 de abril de 1941, cuando la Luftwaffe anza su Operativo Escarmiento. La guerra prácticamente no se ve, sino a través de un fresco costumbrista a la Kusturica, en la que un grupo de perdedores atraviesa la llanura balcánica desde el campo y rumbo a Belgrado.
Cada uno de los personajes que viaja en ese bondi está perfectamente definido: Hay un acordeonista gitano y su hijo, una pareja de recién casados, un germanófilo, un cura, un dandy venido a menos o mediopelo serbio, un veterano de la primera guerra mundial, un enfermo, un cazador, el chofer y su hijo, etc.
A medida que transcurre el viaje, comienzan a producirse situaciones tragicómicas, que van salvando con diversa suerte. La fotografía y los paisajes son ex-tra-te-rres-tres.
Los subtítulos en español están acá(2), y para combinar video con subtítulos puede usarse el VUZE(2)
(1) http://www.veoh.com/watch/v14702927QMFXxgTN?h1=KO+TO+TAMO+PEVA
(2) http://www.opensubtitles.org/es/subtitles/3140263/ko-to-tamo-peva-es
(3) http://www.vuze.com/download/
PD: El cazador es un clon de Cabito :)
se agradece
la peli y el post..
Entrevista(1) a Nikolic en español (Russia Today)
(1) http://actualidad.rt.com/programas/promo/16180-PROMO-Entrevista-con-Tomislav-Nikolic%2C-presidente-electo-de-Serbia