Una agonía dispersa en las tinieblas
Beatriz Sarlo y el peronismo
En las últimas horas se han sucedido las repercusiones sobre la intervención de Beatriz Sarlo en 678.Aunque sentí el impulso de participar en ese debate posdebate, creí mejor no hacerlo, esperar a que el tema decantara y no entrar en el juego de Sarlo, que es reposicionar su figura en el universo intelectual, en el que quedó un tanto descolocada luego de reconocer la victoria cultural del kirchnerismo. (lo que a su vez comporta una derrota para ella y para la línea que sostiene en sus columnas de la Nación).
Pero el viernes 27 leí la nota de Jorge Fernandez Díaz en la Nación y me harté, me sentí saturado por el esfuerzo que hacen los sectores del antikirchnerismo para conferir a la palabra de Sarlo una autoridad sin más –exenta de la necesidad de fundamenar sus asertos – para empuñar su figuea como un ariete que hace imputaciones morales –hay que cubrir el hueco que dejó Sábato – y para revestir sus gestos mínimos de una virtud eminente y desmesurada (como caminar por la calle, que la convierte en una heroína urbana)
1ª observación. Fz Díaz recoge el relato acerca de un almuerzo con el presidente Kirchner, a poco de asumir, promovido por Alberto Fernández e inspirado por Julio Bárbaro. Asisten Beti y T. Halperín Donghi. Ella interpela a Kirchner respecto de cual será su relación con el peronismo. Se va fastidiada jurando no volver jamás. Y esto lo ponen, Fernández Díaz y Sarlo, en la cuenta negativa del kirchnerismo. ¿Qué pretendía, que Kirchner abjurase del peronismo, que tirara por la borda una militancia de toda la vida? Ella nunca exigió de Alfonsín nada parecido, ni siquiera en relación con la cordinadora. En cuanto a lo de Halperin no lo puedo creer. Un tipo que ha ordenado su visión de la historia argentina en torno al eje de las facciones dominantes de la clase dominante, que confiesa hacer una historia de base económica no dialéctica –por tanto sustraida al cambio y sometida al poder de las clases propietarias – , que desconoce activamente cualquier configuración colectiva popular ¿qué pòdía decirle a Kirchner?.Era lógico y beneficioso que no los llamaran más
2ª observación. En ese ensayo de ditirambo, Fernández Díaz sostiene que “durante décadas Sarlo fue la más notable profesora de Letras de la UBA..”.Arranco de aquí. Hubo muchos profesores notables, o al menos varios: Josefina Ludmer, Enrique Pezzoni, Noe Jitrik, Bratossevich, David Viñas, Eduardo Romano. Profesores con los que los estudiantes podían aprender, cosa más difícil con Sarlo. Respecto de ella podían tener admiración por su brillantez pero quizás no aprendieran demasiado. Como dijo el filósofo: “lo que brilla no ilumina”. Es bueno preguntar a Fz. Díaz y al coro que celebra al unísono el gran triunfo, su “ desenmascaramiento de la propaganda oficial”, etc , qué aspecto de la realidad quedó esclarecido por Sarlo, que tema fue iluminado por su reflexión o sus observaciones, cual es la entereza moral de alguien que miente y no quiere reconocerlo )Página 12 y el INDEC)
3ª observación: La imagen con la que Sarlo se presenta es la de una intelectual, la de alguien cuyas opiniones tienen un soporte racional y objetivo. Sin embargo sus análisis remiten a un único fundamento.:ella misma y los criterios consiguientes –subjetivos – que emanan de ella. Así, por ejemplo, prefiere a Carrió porque su estilo político es interesante y no a Cristina, cuyo estilo no lo es De manera que lo decisivo políticamente vendría a ser lo que a Sarlo le resulta interesante. ¿Y quién define lo que es interesante? Ella
4ª observación. Pese al individualismo que le hace jugar su subjetividad como criterio de verdad, debemos recordar que ningún individuo, ninguna instancia subjetiva reposa aobre sí misma, se autocrea. Como ya lo señaló un alemán del siglo XIX, de apellido Hegel, los individuos, cada individuo, está constituido por elementos de la totalidad objetiva a la que pertenece, que es el lugar desde el que se mira y se comprende el mundo- Pero en la Argentina, lamentablemente, una cierta línea cultural, en general de los ilustrados, prefiera adoptar un punto de vista exógeno, “universal”, europeo. Esa es la distorsión que afecta los planteos de Sarlo: el núcleo de pensamiento que la constituye nos es extraño.