De las discusiones políticas que se mantienen en terreno verbal, considero que las que tienen el caracter de la reversibilidad se encuentran entre las menos auspiciosas. Me refiero, con reversibilidad, a un aspecto de las críticas que tienen como finalidad devolver una previa con direccionalidad opuesta, o bien remontarse hacia un hecho anterior que invertiría la dirección hacia la cual debiera dirigirse. Mas en general, se trata de las discusiones en la que se dan imputaciones recíprocas con el mismo contenido.
Un ejemplo es el actual de la libertad de expresión. Mientras que unos acusan a otros de restringirla a su favor, reciben de ellos una crítica análoga. Independientemente de la posición que se pueda tener en este caso concreto, es evidente que semejante desacuerdo solo puede proliferar en bases poco firmes, con una equívoca definicion de los que es la libertad y la expresión, por lo menos. Un avance, en este sentido, son las alteraciones en el seno de la discusión que producen una bipártición detérminos y comienzan a hablar de «libertar de expresión» y «libertad de empresas», y más recientemente «libertad de prensa» y «libertad de expresión». Estas diferenciaciones nos parecen una rectificación de las bases del diálogo que conducen a la posibilidad de definición: definiéndose (aproximando a una definición) los términos del problema, la definición de éste último pasa a ser concebicle. Y lo que esto muestra es que solo la ley, en cuanto socialmente establecida, da solución duradera a estos episodios del conflicto (que en varias oportunidades son sustituídos por otros).
Hay, sin duda, pluralidad de ejemplos. Dentro de poco, la Corte Suprema tendrá que decidir respecto del destino de la ley de medios y se nos informó (claro que el hecho hasta fue negado en su momento por algunos periodistas de Radio Mitre, cosa que yo escuché), a través del diario Perfil (que, casi más fervientemente anti-K que Clarín, se opone a su vez a éste último; cabe recordar aquí que Fonteveccia lo califico’de «pro-cíclico«) que el presidente de la Corte Suprema se reunió con Magneto. Lo que quería destacar de esto es que viendo 678 escuché la crítica siguiente: ¿qué pasaría si en cambio se hubiera reunido con Kirchner?, apuntanto al tema de la dobre vara, tema que no es más que una forma de reversibilidad.
De todas formas, lo que interesa para el post está vinculado con los argumentos que hizo valer la jueza Olga Pura de Arrabal y la Cámara Federal mendicina, es decir, que supuestamente hubo «vicios de ilegitimidad, arbitrariedad y gravedad institucional que aconsejan mantener el estado de suspensión en la aplicación».
Es decir, se dice que la ley no sería legítima porque el Poder Legislativo no la sancionó conforme a la ley. Ahora bien, acá viene el tema: hace poco, la oposición logró que los Senadores enviaran a la camara baja una reforma de la ley del cheque siguiendo procedimientos que clara y manifiestamente son contrarios a los que establece la CN.
Esta claro que en un caso, la ley fue promulgada legalmente mientras que la otra no. También parece que la ley de medios sale o sale. El tema es qué pasaría en caso de que también lo hiciera la modificación al impuesto cheque. Supongamos que desde el oficialismo se critique su «vicio de ilegitimidad» ¿no estará la oposición lista para hacer uso de la reversibilidad, y con ella la población que simpatiza con ella? En fin, esto muestra que la reversibilidad es un recurso bien limitado.
En el caso de que saliera la coparticipación de la ley del cheque no es necesario apelar a los vicios de origen para vetarla. Basta con apelar a los recortes a los subsidios, planes sociales y previsionales que dicha mengua provocaría. Y a que es un mecanismo constitucionalmente válido, claro. Total, con sólo juntar los 2/3 en ambas cámaras pueden superar el veto :) ¿O no?
Acuerdo cabalmente. Lo que decís demuestra que la oposición no se ha puesto a pensar en una eventual gestón propia; o bien no puede exhibir a la sociedad lo que planea, lo cual es peor por poco democrático, o, como diría Laclau, poco populista.
Peter, me confundo o vos terminaste usando la reversabilidad en el ultimo parrafo de tu blog?
Yo creo que la reversabilidad (repito tu termino) no es desdeñable cuando se habla de juicios en politica. Porque como en politica la clave es la comparacion (no asi en una discusion moral o religiosa), cuando alguien quiere utilizar como soporte a un juicio una definicion moral, la reversabilidad permita refutar ese soporte moral en esa persona. Ejemplo: alguien podria decir que no pueda apoyar a un partido que no da cuorum a una sesion legislativa. (Seguramente esconde su rechazo a la voluntad politica de ese partido en una frase casi moral, sin importar para que, ese solo hecho lo hace reprobable). Aqui el uso de reversabilidad, recordandole que tal partido, que el apoya, tambien quito quorum en alguna votacion, es util basicamente para encarrillar la discusion a lo netamente politico.
Pero coincico con vos que si se esta discutiendo politica, no deberiamos caer en la reversabilidad. Porque como dijo mi parroco vergoglio, la viga en el ojo ajeno no deberia ser argumento para no ver la paja en el propio. (Pero que dificil es no mencionarla al menoPr
No, no hay un uso de la reversibilidad en el último párrafo. En realidad es al contrario, y Eduardo después muestra formas de escaparle eventualmente a la reversibilidad en ese caso.
Reversibilidad no implica mostrarle al hablante que falta en aplicar a sí su propio discurso normativo (que desea aplicar sólo al otro) sino más bien verse ambos envueltos en una discusión o debate que pierde de vista la resolución de una cuestión que se supone es de lo que se trata, privilegiando el encontrar aquella viga que mencionás en el otro, a costa de correr el eje del asunto y convirtiéndolo en un mero medio.