Se dice. Y mucho es cierto. Lo que se dice menos o se oculta, es la vitalidad de un proceso político y social inédito que, en parte, explica el resto de los fenómenos que se llevan los carteles de neón en los grandes medios. Y es que Brasil no vive una casual sumatoria de eventos favorables. Tampoco, como muchos periodistas sostienen, se ha vuelto un ejemplo de república deliberativa dónde ordenadamente, el gobierno, la oposición y los distintos sectores sociales se dieron cuenta que la mejor forma de avanzar era con “políticas de estado”.
Volvimos. Y están todos invitados.