Familiares y amigos de las víctimas del accidente en la terminal de Once conmemoraron el primer mes desde la tragedia con dos eventos: el “ruidazo” de la mañana, a la hora en que se produjo el choque, y la lectura de un documento conjunto a las 20 horas de ayer. Ante la presencia de unas 1000 personas que se congregaron en la Plaza Miserere, frente a la estación, los familiares aseguraron que todos los responsables serán juzgados y que esperan “con ansiedad” el resultado de las pericias.
“Somos los familiares los principales interesados en llegar a la verdad, lo más rápidamente que se pueda, y los que pedimos entender y respetar los modos y los tiempos de la justicia”, leyó a su turno María Luján Rey, madre del joven Lucas hallado muerto adentro de un vagón días después del accidente. “Esperamos, con la ansiedad lógica el informe final de los peritos puestos por la Justicia Federal, y aunque todos tengamos las mismas presunciones, dejemos que sea la investigación la que nos vaya dando datos certeros. Las pericias darán una parte de los motivos del desastre, pero no todos. Eso será solo el primer paso. Después llegará un largo proceso y allí, y solo allí, surgirá cada cargo, cada nombre, cada cara de los responsables. Tenemos tiempo para encontrarlos, nunca van a ganarnos por cansancio.”
El acto se realizó sobre la Avenida Pueyrredón. Uno de los desniveles de la remodelada plaza hizo las veces de escenario en el cual los familiares sostuvieron fotos de gran tamaño de las víctimas a modo de telón de fondo, mientras otros se alternaban el micrófono para leer trozos del texto consensuado en memoria de los 51 muertos.
“Hay razones para explicar la más grande tragedia ferroviaria de la historia argentina. Las buscamos, las esperamos, las necesitamos”, dijo una joven al leer parte del documento.” Cada día cuando nos despertamos, nos encontramos con ausencias irremplazables, pero en el recuerdo de esas vidas hermosas dañadas por la irresponsabilidad y la inoperancia ajena, encontramos los motivos para seguir.” Más adelante, el padre de Lucas agregó que están “seguros de que todos los responsables serán hallados”. “Entre nuestros muertos y heridos sólo hay víctimas. Ni un solo culpable”, dijo un hombre que levantó una oleada de aplausos.
El acto comenzó con un minuto de silencio, y entre las fotos de las personas fallecidas había carteles con inscripciones como “Basta de muertes” y “¿Hasta cuando la inseguridad?” Los asistentes interrumpieron varias veces la lectura del documento al grito de “¡Justicia! ¡Justicia!”
“La empresa y los organismos de control no nos están haciendo un favor al cuidarnos. No tenemos por qué contar las muertes que no produjeron. No hay por qué agradecer ni resaltar como un logro llegar vivo al final de un viaje en un servicio público”, leyó a su turno una mujer. “Esa es su obligación. Que les quede claro. Contamos, contaremos y les mostraremos a cada uno de nuestros muertos y heridos tantas veces como nos de la gana hacerlo, para que no los olviden.”
El acto duró poco más de media hora. Sobre el final, el documento dice: “Nos caemos, nos levantamos, nos apoyamos entre todos, para no detenernos un minuto. El inmenso valor de la vida nos une y nos fortalece para discernir los desafíos que tenemos por delante. Y mientras estemos así, uno al lado del otro, no habrá tiempo ni poder que pueda con nosotros. Seguros de eso, somos invencibles. ¡Justicia para los muertos y heridos de Once!”
Al finalizar el acto, y antes de que la Plaza volviera a su ritmo habitual de esa hora de la noche, los asistentes se acercaron para dialogar con los familiares. Muchos de ellos se encontraron de manera espontánea contando las historias de sus fallecidos, ante la curiosidad, el asombro y la solidaridad de la improvisada concurrencia. <