Marteen de Vries encabeza la empresa surgida del joint venture con la china TPV, en el que Philips separó la división de TV del resto del negocio en busca de rentabilidad. De Vries, responsable de esa área, fue quien lideró el proceso y hoy dirige la nueva compañía, que tiene presencia en la Argentina con fábrica propia en Río Grande desde 1982.
El ejecutivo lleva 25 años en Philips y trabajó una década en Taiwán. De hecho, desde el 2005 hasta el 2010, fue miembro del consejo de administración de TPV, que ya era socio de Philips antes del joint venture.
¿Cuál fue la lógica de la asociación con el grupo chino TPV?
Ya van 17 meses de la operación, que se concertó en abril del 2012. La gente de TPV ya era un socio cercano desde el 2005, primero a través del negocio de monitores y después de televisión. El holding chino es líder global en la fabricación de monitores para computadoras y cuartos en el mundo en monitores de televisores planos. En estos momentos, el mercado de la TV es considerado un mercado muy difícil. De hecho, antes ese negocio era parte de un portfolio mucho más grande. Ahora los tiempos cambiaron y buscamos sinergias para bajar nuestros costos. De esta forma, estamos logrando mejorar la performance general.
¿Cuál diría que fue el cambio fundamental en este último año y medio tras el joint venture?
Diría que hoy estamos completamente dedicados al negocio de la televisión. Es lo único que hacemos. Nos levantamos, comemos y dormimos pensando en TV. Creamos foco, velocidad, agilidad y mayor compromiso.
¿Qué importancia tienen hoy los mercados emergentes y especialmente, el latinoamericano, en los negocios de la empresa y qué tanto les preocupa la pérdida de tracción de estas economías?
Es cierto que hay una dinámica de desaceleración de las economías emergentes pero lo cierto es también que en los países de Europa occidental vimos una retracción mayor de la esperada. Por estos motivos creemos que regiones como América latina y Asia son muy importantes porque ayudan a balancear nuestro portfolio. A nivel global, la venta de Smart TV se duplicó en el último año pero en mercados como el brasileño se multiplicó por seis y en el argentino, por cuatro. En Buenos Aires tenemos una gran marca y una posición muy fuerte. Es un gran equipo comercial liderado por Gabriel Gruner y estamos creciendo en el mercado interno de su país. Además, consideramos que el 2014 va a ser un año muy importante para nosotros, sobre todo la primera mitad, debido al Mundial de fútbol que se llevará a cabo en Brasil.
¿Qué se necesita hoy para ser un top player en el mercado de la producción de TV? ¿Hacia dónde cree usted que se encamina la industria?
La velocidad del cambio tecnológico se está acelerando y será todavía mayor. Pero no sólo se trata de la calidad de la imagen y la ultra alta definición sino también del contenido. El rol de la televisión desde la era de blanco y negro hasta ahora cambió por completo. Hoy debe jugar un papel en el ecosistema junto con los smartphones. Nosotros identificamos tres ejes para trabajar de manera sostenida: software, servicios y contenido. Se trata de la transformación desde el contenido de cable como lo conocemos hacia el concepto de TV 3.0, que permite acceder a cientos de canales en la nube a través de Internet. De hecho, acabamos de presentar nuevos servicios de Cloud TV y Cloud Explorer.
¿Cómo diferenciarse y llamar la atención del usuario en un mercado que todo el tiempo crea estímulos nuevos?
En Philips desarrollamos el sistema Ambi-light, que es un sistema propio y único que se está volviendo todavía más interesante en la medida en que las pantallas se agrandan. Se trata de luces que se proyectan hacia la pared y reproducen los colores dominantes en la imagen, permitiendo expandir la experiencia de TV a todo el living. Primero estaban ubicadas en dos lados de la pantalla, luego en tres y ahora en los cuatro. De las encuestas surge que un 75% de los usuarios asegura que se siente más parte de la acción gracias a este efecto, en tanto más del 80% dice que optaría por este sistema en una nueva compra.
Y por supuesto que el diseño es importante. Estamos redefiniendo la forma de diseñar televisores con nuestro Designline, sin soporte ni marco visible, que parece estar flotando sobre una superficie de cristal.
El ejecutivo lleva 25 años en Philips y trabajó una década en Taiwán. De hecho, desde el 2005 hasta el 2010, fue miembro del consejo de administración de TPV, que ya era socio de Philips antes del joint venture.
¿Cuál fue la lógica de la asociación con el grupo chino TPV?
Ya van 17 meses de la operación, que se concertó en abril del 2012. La gente de TPV ya era un socio cercano desde el 2005, primero a través del negocio de monitores y después de televisión. El holding chino es líder global en la fabricación de monitores para computadoras y cuartos en el mundo en monitores de televisores planos. En estos momentos, el mercado de la TV es considerado un mercado muy difícil. De hecho, antes ese negocio era parte de un portfolio mucho más grande. Ahora los tiempos cambiaron y buscamos sinergias para bajar nuestros costos. De esta forma, estamos logrando mejorar la performance general.
¿Cuál diría que fue el cambio fundamental en este último año y medio tras el joint venture?
Diría que hoy estamos completamente dedicados al negocio de la televisión. Es lo único que hacemos. Nos levantamos, comemos y dormimos pensando en TV. Creamos foco, velocidad, agilidad y mayor compromiso.
¿Qué importancia tienen hoy los mercados emergentes y especialmente, el latinoamericano, en los negocios de la empresa y qué tanto les preocupa la pérdida de tracción de estas economías?
Es cierto que hay una dinámica de desaceleración de las economías emergentes pero lo cierto es también que en los países de Europa occidental vimos una retracción mayor de la esperada. Por estos motivos creemos que regiones como América latina y Asia son muy importantes porque ayudan a balancear nuestro portfolio. A nivel global, la venta de Smart TV se duplicó en el último año pero en mercados como el brasileño se multiplicó por seis y en el argentino, por cuatro. En Buenos Aires tenemos una gran marca y una posición muy fuerte. Es un gran equipo comercial liderado por Gabriel Gruner y estamos creciendo en el mercado interno de su país. Además, consideramos que el 2014 va a ser un año muy importante para nosotros, sobre todo la primera mitad, debido al Mundial de fútbol que se llevará a cabo en Brasil.
¿Qué se necesita hoy para ser un top player en el mercado de la producción de TV? ¿Hacia dónde cree usted que se encamina la industria?
La velocidad del cambio tecnológico se está acelerando y será todavía mayor. Pero no sólo se trata de la calidad de la imagen y la ultra alta definición sino también del contenido. El rol de la televisión desde la era de blanco y negro hasta ahora cambió por completo. Hoy debe jugar un papel en el ecosistema junto con los smartphones. Nosotros identificamos tres ejes para trabajar de manera sostenida: software, servicios y contenido. Se trata de la transformación desde el contenido de cable como lo conocemos hacia el concepto de TV 3.0, que permite acceder a cientos de canales en la nube a través de Internet. De hecho, acabamos de presentar nuevos servicios de Cloud TV y Cloud Explorer.
¿Cómo diferenciarse y llamar la atención del usuario en un mercado que todo el tiempo crea estímulos nuevos?
En Philips desarrollamos el sistema Ambi-light, que es un sistema propio y único que se está volviendo todavía más interesante en la medida en que las pantallas se agrandan. Se trata de luces que se proyectan hacia la pared y reproducen los colores dominantes en la imagen, permitiendo expandir la experiencia de TV a todo el living. Primero estaban ubicadas en dos lados de la pantalla, luego en tres y ahora en los cuatro. De las encuestas surge que un 75% de los usuarios asegura que se siente más parte de la acción gracias a este efecto, en tanto más del 80% dice que optaría por este sistema en una nueva compra.
Y por supuesto que el diseño es importante. Estamos redefiniendo la forma de diseñar televisores con nuestro Designline, sin soporte ni marco visible, que parece estar flotando sobre una superficie de cristal.