Mientras los socialistas franceses se muestran molestos con la prensa de su país por publicar las fotos de Dominique Strauss-Kahn esposado («lamento que no hayan respetado la ley Guigou», ha afirmado su líder, Martine Aubry), los medios galos se hacen eco de las críticas en los diarios anglosajones, que subrayan la responsabilidad de Francia en el escándalo. Especialmente duros con la «cultura del secreto» y «la fascinación por los políticos seductores» en el país de Sarkozy, medios británicos y estadounidenses también se preguntan por las leyes que defienden con uñas y dientes la vida privada de los acusados.
El periódico británico The Guardian recuerda que sus aliados llaman a Strauss-Kahn seductor. Y se pregunta: «si, como señala la ultraderechista Marine Le Pen, todos conoceN su patológica relación con las mujeres, ¿por qué callan en París? Ya fue reprendido por el FMI por un affaire con una subordinada en 2008». Para el diario, el escándalo DSK pone sobre la mesa «una incómoda cuestión, la de los mundos paralelos de los medios y la política francesa: lo que se publica y lo que está detrás, los cotilleos y lo que no debe ser dicho».
The Guardian subraya que el sexo extramarital consensuado no es un escándalo en Francia, donde forma parte de la vida privada y está protegido por leyes que defienden esa esfera. «¿Cuántos poderosos políticos galos no son sobones, infieles, flirteadores o seductores en serie?», apunta un periodista. «Francia todavía mantiene la moral de la aristocracia del siglo XVIII. El rey tiene sus amantes».
«La ley del silencio»
También el conservador Daily Mail le dedica duras palabras al asunto en su sección de «debate», en una pieza titulada: «Una sátira sexual, una conspiración de silencio y por qué nosotros JAMÁS debemos tener leyes como las francesas». Un texto contra la «ley del silencio» que asegura que «si Strauss-Kahn fuera británico o estadounidense, su apetito sexual habría sido aireado en los medios». El periodista continúa: «puede que me equivoque, pero no creo que los británicos quisiéramos a DSK como primer ministro, o los americanos como su presidente».
La complicidad de los franceses
Bajo el título: «Cuestiones sobre el código de silencio», The New York Times se pregunta sobre la «complicidad» de los franceses respecto a las aventuras sexuales: prefieren cerrar los ojos a la vida privada de los políticos. El rotativo neoyorquino repasa los escándalos que Francia ha tolerado, desde la hija secreta de Mitterrand a la defensa de los políticos galos del affaire Lewinsky (Christine Boutin llegó a decir que el asunto demostraba que Bill Clinton estaba «en buena forma»). El diario concluye que en Francia, «un político que revela sus proezas sexuales demuestra su vigor y que es plenamente capaz de dirigir el país».
El periódico británico The Guardian recuerda que sus aliados llaman a Strauss-Kahn seductor. Y se pregunta: «si, como señala la ultraderechista Marine Le Pen, todos conoceN su patológica relación con las mujeres, ¿por qué callan en París? Ya fue reprendido por el FMI por un affaire con una subordinada en 2008». Para el diario, el escándalo DSK pone sobre la mesa «una incómoda cuestión, la de los mundos paralelos de los medios y la política francesa: lo que se publica y lo que está detrás, los cotilleos y lo que no debe ser dicho».
The Guardian subraya que el sexo extramarital consensuado no es un escándalo en Francia, donde forma parte de la vida privada y está protegido por leyes que defienden esa esfera. «¿Cuántos poderosos políticos galos no son sobones, infieles, flirteadores o seductores en serie?», apunta un periodista. «Francia todavía mantiene la moral de la aristocracia del siglo XVIII. El rey tiene sus amantes».
«La ley del silencio»
También el conservador Daily Mail le dedica duras palabras al asunto en su sección de «debate», en una pieza titulada: «Una sátira sexual, una conspiración de silencio y por qué nosotros JAMÁS debemos tener leyes como las francesas». Un texto contra la «ley del silencio» que asegura que «si Strauss-Kahn fuera británico o estadounidense, su apetito sexual habría sido aireado en los medios». El periodista continúa: «puede que me equivoque, pero no creo que los británicos quisiéramos a DSK como primer ministro, o los americanos como su presidente».
La complicidad de los franceses
Bajo el título: «Cuestiones sobre el código de silencio», The New York Times se pregunta sobre la «complicidad» de los franceses respecto a las aventuras sexuales: prefieren cerrar los ojos a la vida privada de los políticos. El rotativo neoyorquino repasa los escándalos que Francia ha tolerado, desde la hija secreta de Mitterrand a la defensa de los políticos galos del affaire Lewinsky (Christine Boutin llegó a decir que el asunto demostraba que Bill Clinton estaba «en buena forma»). El diario concluye que en Francia, «un político que revela sus proezas sexuales demuestra su vigor y que es plenamente capaz de dirigir el país».