Lúcido analista de la realidad nacional, Edgardo Mocca dialogó con Tiempo Argentino. Critico de la impugnación judicial a la candidatura de Macri, el politólogo y docente argumentó que “eso sólo lo ayuda a victimizarse, que es el único recurso que tiene”. Analizó con agudeza y optimismo la designación de Daniel Filmus como candidato del kirchnerismo porteño y la resonante victoria de Agustín Rossi en la interna del peronismo santafecino. Además, desmenuzó la nueva maniobra pergeñada por los medios de comunicación concentrados y explicó las razones que llevan a que tanto la vertiente nacional y popular como la progresista sean elementos indisolubles del proyecto iniciado hace exactamente ocho años.
–¿Qué opina de la impugnación a la candidatura de Mauricio Macri que realizó el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat?
–Elegir el camino de atacarlo judicialmente a Macri sería un grave error estratégico que no creo que el Frente para la Victoria encare. No hay que perder de vista que la cuestión es disputar la voluntad popular. Por eso mismo, no se debe victimizarlo porque eso es lo que espera Macri como único plan para recuperar su alicaída imagen. El juicio abierto por la causa de las escuchas ilegales, que lo tiene entre los procesados, forma parte de la insostenible situación de Macri frente a la sociedad y no hace falta darle otros elementos que le sirvan para correrse de ese lugar impresentable en el que se encuentra. El anuncio del juez Oyarbide de procesar a Mariano Narodowski, en la misma causa, demuestra el compromiso de la justicia por develar los roles de Macri y sus secuaces.
–¿Cómo analiza el triunfo de Agustín Rossi y Antonio Bonfatti en las internas santafesinas?
–El triunfo de Rossi tiene que ver con el impresionante cambio político que se vivió en Santa Fe, núcleo del lockout patronal de 2008. Era prácticamente inimaginable este triunfo en los tiempos en los que predominaba la beligerancia contra Rossi y el oficialismo. Ahora, el objetivo principal va a pasar por contener a todos los que participaron en las internas del peronismo. Es imprescindible que se elabore una capacidad de contención y seducción dirigida al electorado de Perotti porque la derecha va a presionar para que sus votos se fuguen hacia la candidatura de Miguel del Sel. En relación a la otra interna, es obvio que Binner se consolidó y Giustiniani derrapó. Habrá que ver lo que hará Binner de ahora en más. La opción por la variante más atractiva y pura, en apariencia, que supone liderar una coalición nacional de centroizquierda, sin el radicalismo, puede traerle muchos problemas en el armado provincial.
–¿Cuál es su mirada respecto a la designación de la fórmula Filmus-Tomada en la Ciudad de Buenos Aires?
–La decisión de la presidenta es razonable y audaz. Demuestra la voluntad de ir a fondo en la pelea por el gobierno porteño. Es importante que exista un equilibrio inteligente entre los problemas locales y la proyección a nivel nacional que garantiza respaldarse en la figura de la presidenta. La campaña debería estar centrada en la discusión sobre lo conveniente que es para la Ciudad formar parte del proyecto nacional. Hay que dejar en claro que no hay ninguna problemática de los porteños que tenga una estricta solución en las fronteras de la Ciudad si no se articula con la provincia y con el gobierno nacional. Digo esto porque si gana otra vez el neoliberalismo burdo de Macri vamos a tener cuatro años más de una ciudad que marcha a contramano de la tendencia favorable que recorre al país.
–La demonización que realizan los medios de comunicación concentrados a la figura de Hugo Moyano, ¿apunta al sindicalismo en general o busca desgastar la alianza estructural que el gobierno nacional mantiene con la conducción del movimiento obrero organizado?
–El ataque es, sin dudas, contra el kirchnerismo. Es evidente que existe un prejuicio antisindical cultivado minuciosamente por el periodismo hegemónico en las últimas décadas. Lo que ocurre ahora es que atacarla a Cristina Kirchner supone un problema a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner, si bien el cambio a favor del gobierno había empezado desde antes. El Bicentenario y el fracaso del Grupo A conforman un proceso favorable, que con la muerte de Kirchner se acelera. Actualmente, atacar a un gobierno que tiene una imagen positiva que bordea el 60% y a una presidenta que está acompañada de una corriente de solidaridad muy fuerte, estabilizada y duradera, no parecer ser un método propicio. Y Moyano ofrece la cara, los rasgos, el estereotipo social estigmatizado exitosamente por las corporaciones mediáticas. Los medios concentrados buscar instalar la idea de que Moyano acumula poder, instalan el fantasma del poder del sindicalismo y plantean que Cristina Kirchner no puede limitarlo. Entonces el filo mediático, al igual que antes, termina apuntando a la presidenta.
–¿Es real el antagonismo que se quiere instalar, desde algunos sectores, entre el ala progresista y el ala peronista del kirchnerismo?
–Los comunicadores delw Grupo Clarín y de los sectores conservadores trabajan de la siguiente manera: A los peronistas se les dice, por ejemplo, que los progresistas están tratando de sacarle poder a los intendentes del Conurbano para dárselo a La Cámpora; y a los progresistas se les pregunta, casi ridiculizándolos, de dónde sacaron que este gobierno es de centroizquierda. Existe una doble discursividad que pretende hacer estallar las diferencias legítimas e inevitables que pueden tener los distintos actores que integran al kirchnerismo. El kirchnerismo es un movimiento heterogéneo, complejo, pero marcado por ligaduras y vínculos estructurales como los que existe entre el gobierno y la CGT. Es bizantino y mezquino moverse pensando que existe una parcialidad que quiere colocarse en el centro tanto desde uno u otro lugar justamente porque son partes de un proyecto que las contiene en la diversidad. Asimismo es inútil discutir sí el kirchnerismo es peronismo a secas o es un progresismo que pasó por el peronismo porque sería lo mismo preguntarse si Perón representaba la línea nacional del radicalismo de Forja o la línea militares o el movimiento sindical. Perón fue un emergente político apoyado en la confluencia de las tradiciones populares que existían en la Argentina de ese entonces.<
–¿Qué opina de la impugnación a la candidatura de Mauricio Macri que realizó el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat?
–Elegir el camino de atacarlo judicialmente a Macri sería un grave error estratégico que no creo que el Frente para la Victoria encare. No hay que perder de vista que la cuestión es disputar la voluntad popular. Por eso mismo, no se debe victimizarlo porque eso es lo que espera Macri como único plan para recuperar su alicaída imagen. El juicio abierto por la causa de las escuchas ilegales, que lo tiene entre los procesados, forma parte de la insostenible situación de Macri frente a la sociedad y no hace falta darle otros elementos que le sirvan para correrse de ese lugar impresentable en el que se encuentra. El anuncio del juez Oyarbide de procesar a Mariano Narodowski, en la misma causa, demuestra el compromiso de la justicia por develar los roles de Macri y sus secuaces.
–¿Cómo analiza el triunfo de Agustín Rossi y Antonio Bonfatti en las internas santafesinas?
–El triunfo de Rossi tiene que ver con el impresionante cambio político que se vivió en Santa Fe, núcleo del lockout patronal de 2008. Era prácticamente inimaginable este triunfo en los tiempos en los que predominaba la beligerancia contra Rossi y el oficialismo. Ahora, el objetivo principal va a pasar por contener a todos los que participaron en las internas del peronismo. Es imprescindible que se elabore una capacidad de contención y seducción dirigida al electorado de Perotti porque la derecha va a presionar para que sus votos se fuguen hacia la candidatura de Miguel del Sel. En relación a la otra interna, es obvio que Binner se consolidó y Giustiniani derrapó. Habrá que ver lo que hará Binner de ahora en más. La opción por la variante más atractiva y pura, en apariencia, que supone liderar una coalición nacional de centroizquierda, sin el radicalismo, puede traerle muchos problemas en el armado provincial.
–¿Cuál es su mirada respecto a la designación de la fórmula Filmus-Tomada en la Ciudad de Buenos Aires?
–La decisión de la presidenta es razonable y audaz. Demuestra la voluntad de ir a fondo en la pelea por el gobierno porteño. Es importante que exista un equilibrio inteligente entre los problemas locales y la proyección a nivel nacional que garantiza respaldarse en la figura de la presidenta. La campaña debería estar centrada en la discusión sobre lo conveniente que es para la Ciudad formar parte del proyecto nacional. Hay que dejar en claro que no hay ninguna problemática de los porteños que tenga una estricta solución en las fronteras de la Ciudad si no se articula con la provincia y con el gobierno nacional. Digo esto porque si gana otra vez el neoliberalismo burdo de Macri vamos a tener cuatro años más de una ciudad que marcha a contramano de la tendencia favorable que recorre al país.
–La demonización que realizan los medios de comunicación concentrados a la figura de Hugo Moyano, ¿apunta al sindicalismo en general o busca desgastar la alianza estructural que el gobierno nacional mantiene con la conducción del movimiento obrero organizado?
–El ataque es, sin dudas, contra el kirchnerismo. Es evidente que existe un prejuicio antisindical cultivado minuciosamente por el periodismo hegemónico en las últimas décadas. Lo que ocurre ahora es que atacarla a Cristina Kirchner supone un problema a partir del fallecimiento de Néstor Kirchner, si bien el cambio a favor del gobierno había empezado desde antes. El Bicentenario y el fracaso del Grupo A conforman un proceso favorable, que con la muerte de Kirchner se acelera. Actualmente, atacar a un gobierno que tiene una imagen positiva que bordea el 60% y a una presidenta que está acompañada de una corriente de solidaridad muy fuerte, estabilizada y duradera, no parecer ser un método propicio. Y Moyano ofrece la cara, los rasgos, el estereotipo social estigmatizado exitosamente por las corporaciones mediáticas. Los medios concentrados buscar instalar la idea de que Moyano acumula poder, instalan el fantasma del poder del sindicalismo y plantean que Cristina Kirchner no puede limitarlo. Entonces el filo mediático, al igual que antes, termina apuntando a la presidenta.
–¿Es real el antagonismo que se quiere instalar, desde algunos sectores, entre el ala progresista y el ala peronista del kirchnerismo?
–Los comunicadores delw Grupo Clarín y de los sectores conservadores trabajan de la siguiente manera: A los peronistas se les dice, por ejemplo, que los progresistas están tratando de sacarle poder a los intendentes del Conurbano para dárselo a La Cámpora; y a los progresistas se les pregunta, casi ridiculizándolos, de dónde sacaron que este gobierno es de centroizquierda. Existe una doble discursividad que pretende hacer estallar las diferencias legítimas e inevitables que pueden tener los distintos actores que integran al kirchnerismo. El kirchnerismo es un movimiento heterogéneo, complejo, pero marcado por ligaduras y vínculos estructurales como los que existe entre el gobierno y la CGT. Es bizantino y mezquino moverse pensando que existe una parcialidad que quiere colocarse en el centro tanto desde uno u otro lugar justamente porque son partes de un proyecto que las contiene en la diversidad. Asimismo es inútil discutir sí el kirchnerismo es peronismo a secas o es un progresismo que pasó por el peronismo porque sería lo mismo preguntarse si Perón representaba la línea nacional del radicalismo de Forja o la línea militares o el movimiento sindical. Perón fue un emergente político apoyado en la confluencia de las tradiciones populares que existían en la Argentina de ese entonces.<