Argentina
“A la Argentina le conviene devaluar poco a poco”
John Weeks, economista inglés, defensor de los subsidios a la industria y la reforma del BCRA
Weeks: “En el corto plazo, devaluar es inflacionario”
John Weeks. El economista londinense llegará al país para participar de las Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA. Férreo defensor de los subsidios a la industria y la reforma de la carta orgánica, sugirió esperar para retomar las negociaciones con el Club de París.
El economista John Weeks, profesor emérito de la Universidad de Londres y uno de los más reputados teóricos vivos de la escuela de la dependencia, será el invitado extranjero estrella de las Jornadas Monetarias y Bancarias del Banco Central, el lunes y martes próximos. En una entrevista exclusiva con BAE desde Londres, y tras haber publicado un extenso paper de investigación sobre la cotización del dólar frente al peso, Weeks sugiere que una devaluación abrupta afectaría los salarios locales y no acarrearía ventajas en términos de competitividad en un mundo en crisis y con la demanda aplastada.
–Acaba de escribir un paper sobre el peso; ¿cree que está sobrevaluada nuestra moneda, como sugieren industriales y banqueros que impulsan una devaluación?
–Hay que pensar respecto de qué decimos que está sobrevaluado. Los datos estadísticos no indican que haya una sobrevaluación. Yo no asesoro al Gobierno, pero tengo mi opinión. Creo que en el mediano plazo hay que desplegar una política de devaluar poco a poco, en un lapso de entre un año y dos. En el corto plazo, hacerlo es inflacionario. Y más si ocurre bruscamente.
–¿Siempre es inflacionario devaluar?
–En el corto plazo, toda devaluación tiene un impacto inflacionario. En un segundo término, la devaluación tiene efectos sobre la competitividad. Pero esos efectos tardan en llegar, y hay que administrarlos muy hábilmente, combinándolos con otras herramientas de la política económica que no se agoten en lo cambiario. Por eso, creo que devaluar poco a poco es la mejor opción.
–Los economistas ortodoxos dicen que cuando se hace eso, el mercado lo anticipa y termina ganando la pulseada; ¿qué piensa?
–Los ortodoxos tienen un marco de pensamiento equivocado. Sus supuestos incluyen el empleo pleno. Y también toman como insignificantes los movimientos en los precios, que terminan neutralizándose. Por eso primero tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué implica la sobrevaluación. El problema del pensamiento tradicional es que se basa en la noción del tipo de cambio de equilibrio, que es tan ficticio como el supuesto del empleo pleno. Y ese equilibrio no existe.
–Más allá de la velocidad o del acompasamiento, ¿cree que hay que devaluar o no?
–Lo que yo digo es que la devaluación no va a tener un impacto decisivo en el balance de pagos ni en la posición de reservas. Y que hacerla bruscamente es muy peligroso en términos distributivos y de actividad. Las exportaciones argentinas, además, son básicamente primarias. Y no muy sensibles a cambios en el tipo de cambio.
–¿Qué piensa de los tipos de cambio múltiples?
–Yo la última vez que estuve en la Argentina, en marzo, no sentí que hubiera dólares múltiples. Legalmente, cuando una persona va al banco hay un solo precio, ¿verdad?
–Sí, pero no le permiten comprarlo…
–Bien, esas restricciones son más recientes. Tendré que verlas mejor. Pero vale lo dicho: no es importante si uno o muchos, sí que esté controlado.
–¿Qué piensa de las críticas del FMI al INDEC?
–El FMI tiene sus intereses políticos. No es un asesor objetivo ni un amigo independiente, es una entidad que tiene su posición y un instrumento de los gobiernos de los países desarrollados. Hacen falta estadísticas fiables, por supuesto, pero el FMI no es garantía para tenerlas.
–¿Y la deuda que reclama el Club de París?
–Creo que a cualquier gobierno, y no sólo al argentino, ahora, le convendría esperar para renegociar cualquier deuda con el mundo rico. Hoy Europa está muy inestable, sus gobiernos pueden caer de un momento a otro, no hay certezas de que vaya a haber inversiones de ningún tipo en América latina a partir de un acuerdo.
–¿Es optimista respecto de un repunte de la economía mundial?
–No. Con suerte, el año que viene la economía mundial va a crecer el 3 por ciento. Europa está en una gran crisis, no va a mejorar su situación el año que viene; al contrario. Los Estados Unidos tienen la ventaja de que optaron por un plan de incentivo fiscal en vez un programa de ajustes, pero ojalá que Obama encuentre la fórmula para evitarlo y que no lo reemplacen los republicanos, que proponen ir por la alternativa europea. Si tiene resultados tímidos pero positivos es justamente por no haber hecho eso.
“A la Argentina le conviene devaluar poco a poco”
John Weeks, economista inglés, defensor de los subsidios a la industria y la reforma del BCRA
Weeks: “En el corto plazo, devaluar es inflacionario”
John Weeks. El economista londinense llegará al país para participar de las Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA. Férreo defensor de los subsidios a la industria y la reforma de la carta orgánica, sugirió esperar para retomar las negociaciones con el Club de París.
El economista John Weeks, profesor emérito de la Universidad de Londres y uno de los más reputados teóricos vivos de la escuela de la dependencia, será el invitado extranjero estrella de las Jornadas Monetarias y Bancarias del Banco Central, el lunes y martes próximos. En una entrevista exclusiva con BAE desde Londres, y tras haber publicado un extenso paper de investigación sobre la cotización del dólar frente al peso, Weeks sugiere que una devaluación abrupta afectaría los salarios locales y no acarrearía ventajas en términos de competitividad en un mundo en crisis y con la demanda aplastada.
–Acaba de escribir un paper sobre el peso; ¿cree que está sobrevaluada nuestra moneda, como sugieren industriales y banqueros que impulsan una devaluación?
–Hay que pensar respecto de qué decimos que está sobrevaluado. Los datos estadísticos no indican que haya una sobrevaluación. Yo no asesoro al Gobierno, pero tengo mi opinión. Creo que en el mediano plazo hay que desplegar una política de devaluar poco a poco, en un lapso de entre un año y dos. En el corto plazo, hacerlo es inflacionario. Y más si ocurre bruscamente.
–¿Siempre es inflacionario devaluar?
–En el corto plazo, toda devaluación tiene un impacto inflacionario. En un segundo término, la devaluación tiene efectos sobre la competitividad. Pero esos efectos tardan en llegar, y hay que administrarlos muy hábilmente, combinándolos con otras herramientas de la política económica que no se agoten en lo cambiario. Por eso, creo que devaluar poco a poco es la mejor opción.
–Los economistas ortodoxos dicen que cuando se hace eso, el mercado lo anticipa y termina ganando la pulseada; ¿qué piensa?
–Los ortodoxos tienen un marco de pensamiento equivocado. Sus supuestos incluyen el empleo pleno. Y también toman como insignificantes los movimientos en los precios, que terminan neutralizándose. Por eso primero tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué implica la sobrevaluación. El problema del pensamiento tradicional es que se basa en la noción del tipo de cambio de equilibrio, que es tan ficticio como el supuesto del empleo pleno. Y ese equilibrio no existe.
–Más allá de la velocidad o del acompasamiento, ¿cree que hay que devaluar o no?
–Lo que yo digo es que la devaluación no va a tener un impacto decisivo en el balance de pagos ni en la posición de reservas. Y que hacerla bruscamente es muy peligroso en términos distributivos y de actividad. Las exportaciones argentinas, además, son básicamente primarias. Y no muy sensibles a cambios en el tipo de cambio.
–¿Qué piensa de los tipos de cambio múltiples?
–Yo la última vez que estuve en la Argentina, en marzo, no sentí que hubiera dólares múltiples. Legalmente, cuando una persona va al banco hay un solo precio, ¿verdad?
–Sí, pero no le permiten comprarlo…
–Bien, esas restricciones son más recientes. Tendré que verlas mejor. Pero vale lo dicho: no es importante si uno o muchos, sí que esté controlado.
–¿Qué piensa de las críticas del FMI al INDEC?
–El FMI tiene sus intereses políticos. No es un asesor objetivo ni un amigo independiente, es una entidad que tiene su posición y un instrumento de los gobiernos de los países desarrollados. Hacen falta estadísticas fiables, por supuesto, pero el FMI no es garantía para tenerlas.
–¿Y la deuda que reclama el Club de París?
–Creo que a cualquier gobierno, y no sólo al argentino, ahora, le convendría esperar para renegociar cualquier deuda con el mundo rico. Hoy Europa está muy inestable, sus gobiernos pueden caer de un momento a otro, no hay certezas de que vaya a haber inversiones de ningún tipo en América latina a partir de un acuerdo.
–¿Es optimista respecto de un repunte de la economía mundial?
–No. Con suerte, el año que viene la economía mundial va a crecer el 3 por ciento. Europa está en una gran crisis, no va a mejorar su situación el año que viene; al contrario. Los Estados Unidos tienen la ventaja de que optaron por un plan de incentivo fiscal en vez un programa de ajustes, pero ojalá que Obama encuentre la fórmula para evitarlo y que no lo reemplacen los republicanos, que proponen ir por la alternativa europea. Si tiene resultados tímidos pero positivos es justamente por no haber hecho eso.
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