Seis meses después de haber irrumpido en el tablero político para «desafiar» al PJ, y cuando falta exactamente un año para las elecciones presidenciales, el balance del Frente Amplio-UNEN es un complejo entramado de debe y haber, rojo y verde, postas superadas y muchos pendientes.
Lanzado con toda pompa y sin discursos el 22 de abril último, convivió desde el minuto uno con el fantasma de alianzas por fuera de sus límites: primero con Mauricio Macri y, en las últimas semanas, con Sergio Massa. Lejos de debatirse en reserva, las diferencias estallaron siempre a través de los medios, con cruces verbales fotos o gestos, como el inolvidable «carterazo» de Elisa Carrió a «Pino» Solanas.
De fondo, presiona la irresuelta tensión entre la estrategia para la pelea por la presidencia (donde está firme el acuerdo para definir al candidato a través de las PASO), y el armado electoral en las provincias, donde los radicales con chances de desbancar al kirchnerismo en sus distritos no están dispuestos a resignar votos ni de Pro ni del PJ.
Para el resto del mapa, sigue en pie la incógnita sobre quién será candidato a gobernador en la crucial provincia de Buenos Aires y resta resolver el armado en Córdoba, segundo distrito del país.
Del lado del haber, se destaca el avance, aunque tímido aún, en la definición de una plataforma común del frente, que empezó a tomar forma con exposiciones por áreas, como la presentación de sus propuestas económicas y sobre transparencia en las últimas semanas.
También lograron cohesión en la agenda y en las votaciones en el Congreso. Pero, más allá del terreno legislativo, el espacio no logró instalar temas ni tallar fuerte en la coyuntura.
A la hora de mirar el balance, los protagonistas eligieron el optimismo y expusieron (algo) de autocrítica. Julio Cobos destacó la «buena coordinación» en el Congreso y los «avances» con la plataforma electoral. Consultado sobre el mayor acierto, no dudó: «El 22 de abril, haber logrado consenso para lanzarnos como alternativa», dijo a la nacion. ¿El mayor error? «El lanzamiento en Capital. «No es bueno exponer diferencias en público. Genera desconfianza en la sociedad», se lamentó.
Hermes Binner destacó que el FAU sea «la única alternativa progresista» de cara a 2015 y que ocupe «uno de los cuatro cuartos» en los que ve distribuida a la ciudadanía de acuerdo con sus preferencias electorales. Además, minimizó las tensiones internas. «Hay que ir con tranquilidad. Las cosas van a ir acomodándose con el tiempo», dijo a LA NACION.
Pese a las diferencias que lo separan de Binner respecto de Macri, también Carrió pidió «tener paciencia y bajar la ansiedad electoral». Prefirió no ahondar en las dificultades. «¿Errores? ¿Vos nunca te equivocaste en la vida? Yo me equivoqué mucho», esquivó en diálogo con este diario.
Para «Pino» Solanas, haber constituido el FAU «es un mérito extraordinario. Como cualquier otra construcción joven, necesita ir ajustándose», aseguró a LA NACION. Además, en un mensaje directo a Carrió, añadió: «No se puede borrar con el codo lo que escribimos con la mano hace seis meses. Plantear una alianza con Pro nos hizo mucho daño y seguir haciéndolo no construye». Ernesto Sanz no respondió las llamadas de LA NACION.
Un recorrido sinuoso, con marchas y contramarchas
Lanzado con toda pompa y sin discursos el 22 de abril último, convivió desde el minuto uno con el fantasma de alianzas por fuera de sus límites: primero con Mauricio Macri y, en las últimas semanas, con Sergio Massa. Lejos de debatirse en reserva, las diferencias estallaron siempre a través de los medios, con cruces verbales fotos o gestos, como el inolvidable «carterazo» de Elisa Carrió a «Pino» Solanas.
De fondo, presiona la irresuelta tensión entre la estrategia para la pelea por la presidencia (donde está firme el acuerdo para definir al candidato a través de las PASO), y el armado electoral en las provincias, donde los radicales con chances de desbancar al kirchnerismo en sus distritos no están dispuestos a resignar votos ni de Pro ni del PJ.
Para el resto del mapa, sigue en pie la incógnita sobre quién será candidato a gobernador en la crucial provincia de Buenos Aires y resta resolver el armado en Córdoba, segundo distrito del país.
Del lado del haber, se destaca el avance, aunque tímido aún, en la definición de una plataforma común del frente, que empezó a tomar forma con exposiciones por áreas, como la presentación de sus propuestas económicas y sobre transparencia en las últimas semanas.
También lograron cohesión en la agenda y en las votaciones en el Congreso. Pero, más allá del terreno legislativo, el espacio no logró instalar temas ni tallar fuerte en la coyuntura.
A la hora de mirar el balance, los protagonistas eligieron el optimismo y expusieron (algo) de autocrítica. Julio Cobos destacó la «buena coordinación» en el Congreso y los «avances» con la plataforma electoral. Consultado sobre el mayor acierto, no dudó: «El 22 de abril, haber logrado consenso para lanzarnos como alternativa», dijo a la nacion. ¿El mayor error? «El lanzamiento en Capital. «No es bueno exponer diferencias en público. Genera desconfianza en la sociedad», se lamentó.
Hermes Binner destacó que el FAU sea «la única alternativa progresista» de cara a 2015 y que ocupe «uno de los cuatro cuartos» en los que ve distribuida a la ciudadanía de acuerdo con sus preferencias electorales. Además, minimizó las tensiones internas. «Hay que ir con tranquilidad. Las cosas van a ir acomodándose con el tiempo», dijo a LA NACION.
Pese a las diferencias que lo separan de Binner respecto de Macri, también Carrió pidió «tener paciencia y bajar la ansiedad electoral». Prefirió no ahondar en las dificultades. «¿Errores? ¿Vos nunca te equivocaste en la vida? Yo me equivoqué mucho», esquivó en diálogo con este diario.
Para «Pino» Solanas, haber constituido el FAU «es un mérito extraordinario. Como cualquier otra construcción joven, necesita ir ajustándose», aseguró a LA NACION. Además, en un mensaje directo a Carrió, añadió: «No se puede borrar con el codo lo que escribimos con la mano hace seis meses. Plantear una alianza con Pro nos hizo mucho daño y seguir haciéndolo no construye». Ernesto Sanz no respondió las llamadas de LA NACION.
Un recorrido sinuoso, con marchas y contramarchas