Cerró a u$s 31,09. Morgan Stanley compró los papeles y luego los vendió
Por: Silvia Peco
La acción de YPF subió ayer el 10,33%, a u$s 31,09, tras confirmarse que Repsol vendió el 11,86% de la participación que seguía reteniendo en la petrolera argentina a Morgan Stanley y que esta entidad a su vez transfirió inmediatamente los títulos a fondos de inversión.
El mercado reaccionó positivamente frente a la operación porque despejó las dudas sobre una salida desordenada de los papeles al mercado y al mismo tiempo evitó el riesgo del ingreso de un único inversor gravitante que entorpeciera los planes del titular de YPF, Miguel Galuccio, para valorizar la compañía y desarrollar las reservas de Vaca Muerta.
Repsol vendió a Morgan Stanley el 11,86% del capital social de YPF, equivalente a 46,64 millones de acciones por u$s 1.255,3 millones, a u$s 26,91 por título, lo que implica un descuento del 4,5% sobre la cotización de cierre del martes en Nueva York que fue de u$s 28,18. La española comunicó que la operación le generará una ganancia de u$s 622 millones antes de impuestos, lo que supuestamente se refiere al valor en balance de las acciones transferidas.
Por su parte, Morgan Stanley vendió a varios fondos de inversión la participación adquirida a Repsol. La entidad se desprendió de las acciones a u$s 27,8, de modo que obtuvo una ganancia de u$s 41,9 millones por su rol de intermediario. Durante el día circularon versiones de que algún fondo buitre habría comprado títulos de YPF, pero en el Ministerio de Economía descalificaron esa posibilidad.
A Repsol le quedó una participación residual en YPF , inferior al 0,5% del capital social, pero el diario El País de España informó que ese porcentaje no se incluyó en la operación porque se adquirió recientemente mediante un proceso de ejecución y todavía no es transmisible. Según la misma publicación, «se venderá en cuanto sea posible».
Como anticipación de la operación que iba a realizar, el miércoles 30 de abril Repsol había desistido de nombrar representantes propios en el directorio de YPF, luego de haber mantenido dos miembros desde la reestatización del 51% de las acciones en 2012, en virtud del porcentaje accionario que seguía en su poder.
En el Gobierno y en YPF la venta de las acciones fue interpretada auspiciosamente. Según las fuentes oficiales, el Estado pagó «barato» por el 51% del capital social. Si se toma el precio al que Repsol le vendió a Morgan Stanley el 11,86% de la petrolera, tiene un valor de u$s 1.255,3 millones, mientras por el 51% el Gobierno reconoció un valor de u$s 5.000 millones en bonos de distintos plazos, el último a 19 años. De este modo el valor que paga el Estado sería u$s 398 millones inferior al de la operación, y si se toma el valor de la acción el Estado abona u$s 24,95, lo que significa casi u$s 2 menos por papel.
Con la venta de la participación accionaria, el desistimiento de las acciones judiciales entre las partes, y la entrega de los bonos que hará hoy el Gobierno de Cristina de Kirchner, se cierra definitivamente el capítulo de Repsol en YPF que comenzó en 1999.
El modelo de petrolera que queda es ahora el más parecido al que planteó en 1993 el expresidente de YPF José Estenssoro, con participación mayoritaria estatal y el resto flotando en la Bolsa, aun cuando algunos fondos, como el del mexicano Carlos Slim, llegan a tener una participación superior al 5%.
La libertad de acción que le queda a Galuccio con respecto a los inversores privados se revela en el hecho de que en el directorio nombrado la semana pasada, sobre 18 miembros, sólo un integrante, Nicolás Piacentino, representa a algunos fondos de inversión. El titular de YPF cuenta además con fuerte respaldo oficial como se demuestra en la recuperación de precios en combustibles y gas.
Por: Silvia Peco
La acción de YPF subió ayer el 10,33%, a u$s 31,09, tras confirmarse que Repsol vendió el 11,86% de la participación que seguía reteniendo en la petrolera argentina a Morgan Stanley y que esta entidad a su vez transfirió inmediatamente los títulos a fondos de inversión.
El mercado reaccionó positivamente frente a la operación porque despejó las dudas sobre una salida desordenada de los papeles al mercado y al mismo tiempo evitó el riesgo del ingreso de un único inversor gravitante que entorpeciera los planes del titular de YPF, Miguel Galuccio, para valorizar la compañía y desarrollar las reservas de Vaca Muerta.
Repsol vendió a Morgan Stanley el 11,86% del capital social de YPF, equivalente a 46,64 millones de acciones por u$s 1.255,3 millones, a u$s 26,91 por título, lo que implica un descuento del 4,5% sobre la cotización de cierre del martes en Nueva York que fue de u$s 28,18. La española comunicó que la operación le generará una ganancia de u$s 622 millones antes de impuestos, lo que supuestamente se refiere al valor en balance de las acciones transferidas.
Por su parte, Morgan Stanley vendió a varios fondos de inversión la participación adquirida a Repsol. La entidad se desprendió de las acciones a u$s 27,8, de modo que obtuvo una ganancia de u$s 41,9 millones por su rol de intermediario. Durante el día circularon versiones de que algún fondo buitre habría comprado títulos de YPF, pero en el Ministerio de Economía descalificaron esa posibilidad.
A Repsol le quedó una participación residual en YPF , inferior al 0,5% del capital social, pero el diario El País de España informó que ese porcentaje no se incluyó en la operación porque se adquirió recientemente mediante un proceso de ejecución y todavía no es transmisible. Según la misma publicación, «se venderá en cuanto sea posible».
Como anticipación de la operación que iba a realizar, el miércoles 30 de abril Repsol había desistido de nombrar representantes propios en el directorio de YPF, luego de haber mantenido dos miembros desde la reestatización del 51% de las acciones en 2012, en virtud del porcentaje accionario que seguía en su poder.
En el Gobierno y en YPF la venta de las acciones fue interpretada auspiciosamente. Según las fuentes oficiales, el Estado pagó «barato» por el 51% del capital social. Si se toma el precio al que Repsol le vendió a Morgan Stanley el 11,86% de la petrolera, tiene un valor de u$s 1.255,3 millones, mientras por el 51% el Gobierno reconoció un valor de u$s 5.000 millones en bonos de distintos plazos, el último a 19 años. De este modo el valor que paga el Estado sería u$s 398 millones inferior al de la operación, y si se toma el valor de la acción el Estado abona u$s 24,95, lo que significa casi u$s 2 menos por papel.
Con la venta de la participación accionaria, el desistimiento de las acciones judiciales entre las partes, y la entrega de los bonos que hará hoy el Gobierno de Cristina de Kirchner, se cierra definitivamente el capítulo de Repsol en YPF que comenzó en 1999.
El modelo de petrolera que queda es ahora el más parecido al que planteó en 1993 el expresidente de YPF José Estenssoro, con participación mayoritaria estatal y el resto flotando en la Bolsa, aun cuando algunos fondos, como el del mexicano Carlos Slim, llegan a tener una participación superior al 5%.
La libertad de acción que le queda a Galuccio con respecto a los inversores privados se revela en el hecho de que en el directorio nombrado la semana pasada, sobre 18 miembros, sólo un integrante, Nicolás Piacentino, representa a algunos fondos de inversión. El titular de YPF cuenta además con fuerte respaldo oficial como se demuestra en la recuperación de precios en combustibles y gas.