Adiós al dinero contante y sonante

Los países nórdicos llevan años dándole vueltas a la idea de eliminar el dinero físico. El Gobierno de Dinamarca acaba de lanzar como propuesta preelectoral una iniciativa para acabar con el dinero en efectivo en tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes. Sería la primera fase de un plan con objetivos a largo plazo que convertiría a este país en el primero en prescindir de las monedas y los billetes.
La medida pretende eliminar costes administrativos y financieros y responde a la realidad del día a día de una sociedad en la que uno de cada tres ciudadanos utiliza ya MobilePay, una aplicación para smartphone que permite transferir dinero de forma digital a otros teléfonos o cuentas. Volcada en el proceso, Dinamarca dejará de acuñar moneda en 2016. Pero una cosa es Dinamarca, con 5,6 millones de habitantes, y otra muy diferente Alemania, el motor europeo e inevitable referente para el resto de los socios del euro. «Por supuesto que tiene sentido también en Alemania», afirma Peter Bofinger, uno de los Cinco Sabios, el elitista equipo de economistas que asesoran al Gobierno de Berlín. «Con las posibilidades técnicas de las que disfrutamos hoy en día, las monedas y los billetes son de hecho un anacronismo», aventura, «y si prescindiéramos de ellos podríamos luchar de forma más eficaz contra la economía sumergida y el comercio de la droga, por ejemplo».
Según explica Bofinger, prescindir del dinero ayudaría, además, a que los bancos centrales realizasen más eficientemente su política monetaria, con menos distorsiones, y eliminaría gastos de gestión, por lo que aumentaría la competitividad de la economía. Sus alumnos de Economía en la Universidad de Würzburg escuchan estas ideas con bastante menos resistencia que el público alemán en general, al que le gusta sentir los euros en la cartera y en la mano, es una cuestión generacional. Aun así Bofinger ya ha trasladado esta sugerencia al Gobierno federal. «Sería un tema estupendo para debatir en la agenda del G-7 este fin de semana», ha propuesto.
El dinero cuenta todavía con firmes defensores en el Bundesbank. Un miembro de la directiva del banco central alemán, Carl-Ludwig Thiele, ha admitido que «la idea es técnicamente aceptable, pero los ciudadanos alemanes deben poder elegir la forma en la que quieren seguir pagando, de forma que si el dinero finalmente es abandonado como forma de pago, será por falta de uso, no por una reforma ni por ningún tipo de restricción».
Según datos del Bundesbank, el 80% de las compras minoristas en Alemania se siguen pagando con dinero contante y sonante. Las compras por debajo de los 20 euros se pagan casi en su totalidad en efectivo, mientras que las compras por cantidades entre los 50 euros y los 100 euros son pagadas con tarjeta de débito en un 43,1% de los casos. En el conjunto total de las compras minoristas en Alemania, alrededor del 30% se pagan con tarjeta y «sólo si el uso del dinero fuera abandonado por dos tercios de los consumidores el Bundesbank pondría en marcha políticas activas para propiciar la transición por completo al dinero digital. Pero mientras tanto debe permanecer neutral», explica el banquero, que reconoce que es una cuestión de tiempo.
Sin embargo, es un error pensar que los países más desarrollados serán los primeros en prescindir del dinero. «La mitad de los adultos en el mundo, unos 2.500 millones de personas, no tienen servicios bancarios pero pueden acceder fácilmente a un teléfono móvil y en su gran mayoría ya lo llevan encima», anota Jonathan Morduch, profesor de Economía Pública de la Universidad de Nueva York, que anota que en Ecuador, por ejemplo, el 40% de la población activa no tiene acceso a una cuenta bancaria pero el 100% de los hogares dispone de un teléfono móvil, lo que ha llevado al banco central de este país a hacer fluir las transferencias y los pagos en comercios o en los sistemas de transporte por esa vía, abriendo una cuenta desde el teléfono sin necesidad de internet y con solo marcar el *153#.
Casos ejemplares son también el de KGFS en Tamil Nadu, India, o el de M-Pesa en Kenia, con más de 12 millones de clientes y que demuestra que las microfinanzas están tomando un camino diferente al que ofrece la banca tradicional. El último recuento arrojó casi 300 millones de clientes registrados en cuentas de dinero móvil en 2014, y sólo es una pequeña parte del mercado potencial.
En España, el pago móvil avanza gracias a la tecnología NFC. Los operadores con red propia como Vodafone y Movistar permiten pagar a través de las aplicaciones de los bancos, de las apps o desde los monederos virtuales, en los que el usuario puede crearse una tarjeta propia de la compañía a la que transferir dinero y operar con mayor seguridad. Vodafone y Orange ofrecen monederos propios: Vodafone Wallet (Vodafone SmartPass) y Orange Cash. Movistar, por su parte, trabaja en Cartera NFC.
La decisión de prescindir del dinero, por lo tanto, está ya en nuestra mano. Los expertos cuentan con que nuestros hijos ni siquiera lleguen a planteárselo.
Menos pagos en efectivo
Los partidarios de dar este paso insisten en que la medida ayudaría a rebajar el montante de la economía sumergida, que en países nórdicos como Suecia o Dinamarca alcanza niveles del 15% del PIB. Además de Dinamarca, Austria, Bélgica y también Irlanda están estudiando el abandono del dinero. En el caso del Ejecutivo danés, confía en ahorrar unos 13,4 millones de euros hasta el año 2020, sin contar los beneficios que obtendrá en términos de productividad. La desaparición del dinero no nominativo o al portador supone, a su vez, que todas las actividades ilícitas que se llevan a cabo en el mundo, y que se financian en su gran mayoría con billetes al portador, perderían su anonimato y, en muchos casos, dejarían de llevarse a cabo. En 2014 tan sólo el 25% de las compras realizadas en Dinamarca se pagaron en metálico y la tendencia parece imparable. Casi un tercio de la población danesa paga con MobilePay, una app para teléfonos inteligentes desarrollada por Danske Bank, el principal banco del país, y que sirve tanto para pagar en tiendas como para transferir dinero a otras personas.

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