San Pablo. Corresponsal – 29/05/12
La economía brasileña tendrá este año un desempeño aún más “moderado” que en 2011. Lo dice un informe del Banco Central, el boletín Focus, al revelar que el crecimiento estará por debajo de 3% . Los datos del primer trimestre respaldan esa visión poco optimista. Según el propio Ministerio de Hacienda, entre enero y marzo últimos el Producto Bruto Interno del país tuvo una expansión de apenas 0,3%. La industria demostró ser el sector más castigado, con un PBI que aumentó apenas 0,15% en ese período.
La presidenta Dilma Rousseff y su ministro Guido Mantega están en alerta máximo. Hace 10 días lanzaron una serie de medidas destinadas a alentar el consumo interno, entre ellas la reducción de impuestos que gravan la industria automotriz. Pero los analistas afirman que esta vez el paquete de Dilma para estimular la demanda tendrá un efecto muy limitado , especialmente en la industria. Ese sector, que es el foco de las preocupaciones del gobierno, resultó ser el más sensible al contagio de la crisis internacional.
El deterioro del escenario externo, ya sea por el abismo que se abre ante Grecia o por la fragilidad del sistema financiero de España –que está al borde de la quiebra— frenó en forma abrupta los proyectos de las empresas multinacionales de inversión productiva en Brasil. “Fue lo que menos anduvo”, reconoció Mantega, pero confió que la actual retracción en las inversiones “será temporaria. Después siempre vuelve”.
Ayer, el ministro Mantega sostuvo que el gobierno hará hasta lo imposible para promover la inversión privada . Consideró que la devaluación del último mes, que llevó la cotización de la moneda brasileña a 2 reales por dólar, “será muy beneficiosa” para la economía y no provocará inflación, en gran medida por la caída de los precios internacionales de las commodities (básicamente agropecuarias) que en Brasil suelen empujar la inflación. Justamente otro dato corrobora la sensación de una economía en cámara lenta. La inflación está por debajo de lo estimado por el gobierno y por el mercado financiero.
El funcionario, el único que se reúne a diario con Dilma –y hasta dos veces por día–, dijo que llegado el caso, habrá nuevas medidas para evitar una brusca desaceleración o, inclusive, una caída. Mantega pidió paciencia en un encuentro empresarial latinoamericano. “Precisamos tener un poco de paciencia porque la economía no es un automóvil que uno gira hacia la izquierda o la derecha con una vuelta en el volante. En realidad es como un transatlántico de gran porte, que por más que acelere demorará tiempo en alcanzar la velocidad de crucero”.
Para la Argentina, el impacto de un reflujo brasileño puede ser significativo, y en algunos sectores hasta dramático . Todo va a depender de la efectividad de las medidas de Dilma para mantener su país relativamente blindado respecto de la crisis mundial. Lo que más puede perjudicar al país es que la demanda interna brasileña decaiga: eso significa menor demanda de los bienes argentinos. La influencia es casi inmediata.
Mantega dijo que, aun en situación de estrés adicional como la que puede provocar la salida de Grecia de la zona del euro, Brasil deberá crecer al menos lo mismo que en 2011, que arrojó un aumento del PBI de tan solo 2,7%. Al mencionar la situación internacional, este economista que lleva 9 años y medio en el poder (8 con Lula más el año y medio de Dilma) dijo que Europa tiene solo una alternativa: combinar la austeridad con el crecimiento.
La economía brasileña tendrá este año un desempeño aún más “moderado” que en 2011. Lo dice un informe del Banco Central, el boletín Focus, al revelar que el crecimiento estará por debajo de 3% . Los datos del primer trimestre respaldan esa visión poco optimista. Según el propio Ministerio de Hacienda, entre enero y marzo últimos el Producto Bruto Interno del país tuvo una expansión de apenas 0,3%. La industria demostró ser el sector más castigado, con un PBI que aumentó apenas 0,15% en ese período.
La presidenta Dilma Rousseff y su ministro Guido Mantega están en alerta máximo. Hace 10 días lanzaron una serie de medidas destinadas a alentar el consumo interno, entre ellas la reducción de impuestos que gravan la industria automotriz. Pero los analistas afirman que esta vez el paquete de Dilma para estimular la demanda tendrá un efecto muy limitado , especialmente en la industria. Ese sector, que es el foco de las preocupaciones del gobierno, resultó ser el más sensible al contagio de la crisis internacional.
El deterioro del escenario externo, ya sea por el abismo que se abre ante Grecia o por la fragilidad del sistema financiero de España –que está al borde de la quiebra— frenó en forma abrupta los proyectos de las empresas multinacionales de inversión productiva en Brasil. “Fue lo que menos anduvo”, reconoció Mantega, pero confió que la actual retracción en las inversiones “será temporaria. Después siempre vuelve”.
Ayer, el ministro Mantega sostuvo que el gobierno hará hasta lo imposible para promover la inversión privada . Consideró que la devaluación del último mes, que llevó la cotización de la moneda brasileña a 2 reales por dólar, “será muy beneficiosa” para la economía y no provocará inflación, en gran medida por la caída de los precios internacionales de las commodities (básicamente agropecuarias) que en Brasil suelen empujar la inflación. Justamente otro dato corrobora la sensación de una economía en cámara lenta. La inflación está por debajo de lo estimado por el gobierno y por el mercado financiero.
El funcionario, el único que se reúne a diario con Dilma –y hasta dos veces por día–, dijo que llegado el caso, habrá nuevas medidas para evitar una brusca desaceleración o, inclusive, una caída. Mantega pidió paciencia en un encuentro empresarial latinoamericano. “Precisamos tener un poco de paciencia porque la economía no es un automóvil que uno gira hacia la izquierda o la derecha con una vuelta en el volante. En realidad es como un transatlántico de gran porte, que por más que acelere demorará tiempo en alcanzar la velocidad de crucero”.
Para la Argentina, el impacto de un reflujo brasileño puede ser significativo, y en algunos sectores hasta dramático . Todo va a depender de la efectividad de las medidas de Dilma para mantener su país relativamente blindado respecto de la crisis mundial. Lo que más puede perjudicar al país es que la demanda interna brasileña decaiga: eso significa menor demanda de los bienes argentinos. La influencia es casi inmediata.
Mantega dijo que, aun en situación de estrés adicional como la que puede provocar la salida de Grecia de la zona del euro, Brasil deberá crecer al menos lo mismo que en 2011, que arrojó un aumento del PBI de tan solo 2,7%. Al mencionar la situación internacional, este economista que lleva 9 años y medio en el poder (8 con Lula más el año y medio de Dilma) dijo que Europa tiene solo una alternativa: combinar la austeridad con el crecimiento.