Como opositor, Oscar Aguad era un furibundo crítico de la ley de medios que impulsó el kirchnerismo. Hoy, como ministro de Comunicaciones lleva adelante la política del Gobierno de Mauricio Macri, que tiende a revertir gran parte de lo hecho en la materia.
En diálogo con PERFIL, el radical dice que Clarín “es un actor de segunda” en las telecomunicaciones, critica el servicio que brindan las telefónicas y anuncia que crearán un mercado mayorista para el espectro. Además, dice que Arsat fue “un acierto” y sostiene que la telefonía móvil e internet “deben ser considerados como un servicio público”.
—Las primeras medidas fueron calificadas de beneficiosas para el Grupo Clarín.
—No. Todas las primeras medidas han sido dirigidas a una apertura del mercado y a lograr que haya una mejora en los servicios. La competencia no es lo que más se destaca y como consecuencia de eso la calidad del servicio es mala. Clarín, al lado de las telefónicas, es un actor de segunda categoría. Necesitamos calidad y otro sistema tarifario. Y también buscamos conectividad en todo el país.
—Clarín sería de segunda categoría en telecomunicaciones, pero deja de lado los medios audiovisuales.
—Cuando las telefónicas se metan en ese terreno Clarín va a ser un jugador de segunda categoría. Por las inversiones que hay que realizar, frente a las multinacionales es un actor pequeño. Pero estamos ideando mecanismos para que en el futuro los pequeños actores, donde Clarín probablemente sea el más grande, también puedan brindar el servicio y competir. El espectro que tiene Arsat lo podemos alquilar, concesionar, pero también podemos crear un mercado mayorista.
—¿Qué opinión tiene de la compra de Nextel por Clarín?
—En las telecomunicaciones hay tres actores principales, que son las telefónicas. Si podemos conseguir que grupos más pequeños compitan en ese mercado sería ideal. Por eso estamos pensando lo del mercado mayorista.
—Hay rumores de que podría darse una fusión entre Clarín/Nextel y Telecom.
—Por eso tiene que funcionar la Comisión de Defensa de la Competencia, que se pone en funcionamiento en una semana. Y va a ser clave para regular, para que no haya cartelización ni monopolios. Yo estuve recibiendo a las cooperativas y están muy entusiasmadas con lo que viene. Saben que si les damos posibilidades pueden ser actores del sistema, en los pueblos más chicos.
—¿Pero estaría de acuerdo con que Clarín y Telecom en un futuro se fusionen?
—No creo. Me parece que eso no pasa por Defensa de la Competencia. Sería una concentración inadecuada.
—El magnate mexicano David Martínez presentó un pedido de reconsideración para quedarse con Telecom, ¿qué postura van a tener?
—Lo estamos estudiando. El mismo criterio que tenemos para todos. Si sus papeles están en orden y todas sus acciones están de acuerdo con lo que fija la ley, y Defensa de la Competencia aprueba, será aprobado el pedido. Vamos a reconsiderar todos los pedidos. También está el de Perfil. Va a estar el de Nextel.
—¿Cómo está la situación con Sabbatella?
—Para mi es un tema que pasó. Nunca nos detuvimos, porque no se puede perder tiempo. Nunca interfirió en la marcha del ministerio.
—Pero sigue judicializado.
—Sí, y terminará en algun momento. Me preguntaban el otro día por qué hicimos los cambios por DNU. Seguiremos usando herramientas constitucionales pero excepcionales para que el país vuelva a la normalidad. La ley de medios le costó mucha plata y perdida de tiempo al país. Salir de eso era necesario.
—¿Quién define qué es lo normal en el tema medios?
—El mercado. Actualmente la gente no puede acceder a la comunicación por la mala calidad, consecuencia de un mercado mal regulado. Por lo menos esa es la conclusión que sacamos nosotros. La falta de incentivos para los prestadores produjo el colapso comunicacional. Hoy las comunicaciones son pésimas. No hay tiempo que perder.
—Durante muchos años se dijo que el peso de los grandes medios eran dificultosos para cualquier Gobierno. ¿No teme que Clarín, con estos cambios, vuelva a tener un peso mediático e influya sobre la política?
—La influencia que tenían los medios en el ‘83 no tiene absolutamente nada que ver a la que tienen hoy. Hoy la gente puede acceder a la información que quiera en el momento que quiera. Internet se convirtió en una herramienta extraordinaria y la influencia de los medios disminuye absolutamente.
En diálogo con PERFIL, el radical dice que Clarín “es un actor de segunda” en las telecomunicaciones, critica el servicio que brindan las telefónicas y anuncia que crearán un mercado mayorista para el espectro. Además, dice que Arsat fue “un acierto” y sostiene que la telefonía móvil e internet “deben ser considerados como un servicio público”.
—Las primeras medidas fueron calificadas de beneficiosas para el Grupo Clarín.
—No. Todas las primeras medidas han sido dirigidas a una apertura del mercado y a lograr que haya una mejora en los servicios. La competencia no es lo que más se destaca y como consecuencia de eso la calidad del servicio es mala. Clarín, al lado de las telefónicas, es un actor de segunda categoría. Necesitamos calidad y otro sistema tarifario. Y también buscamos conectividad en todo el país.
—Clarín sería de segunda categoría en telecomunicaciones, pero deja de lado los medios audiovisuales.
—Cuando las telefónicas se metan en ese terreno Clarín va a ser un jugador de segunda categoría. Por las inversiones que hay que realizar, frente a las multinacionales es un actor pequeño. Pero estamos ideando mecanismos para que en el futuro los pequeños actores, donde Clarín probablemente sea el más grande, también puedan brindar el servicio y competir. El espectro que tiene Arsat lo podemos alquilar, concesionar, pero también podemos crear un mercado mayorista.
—¿Qué opinión tiene de la compra de Nextel por Clarín?
—En las telecomunicaciones hay tres actores principales, que son las telefónicas. Si podemos conseguir que grupos más pequeños compitan en ese mercado sería ideal. Por eso estamos pensando lo del mercado mayorista.
—Hay rumores de que podría darse una fusión entre Clarín/Nextel y Telecom.
—Por eso tiene que funcionar la Comisión de Defensa de la Competencia, que se pone en funcionamiento en una semana. Y va a ser clave para regular, para que no haya cartelización ni monopolios. Yo estuve recibiendo a las cooperativas y están muy entusiasmadas con lo que viene. Saben que si les damos posibilidades pueden ser actores del sistema, en los pueblos más chicos.
—¿Pero estaría de acuerdo con que Clarín y Telecom en un futuro se fusionen?
—No creo. Me parece que eso no pasa por Defensa de la Competencia. Sería una concentración inadecuada.
—El magnate mexicano David Martínez presentó un pedido de reconsideración para quedarse con Telecom, ¿qué postura van a tener?
—Lo estamos estudiando. El mismo criterio que tenemos para todos. Si sus papeles están en orden y todas sus acciones están de acuerdo con lo que fija la ley, y Defensa de la Competencia aprueba, será aprobado el pedido. Vamos a reconsiderar todos los pedidos. También está el de Perfil. Va a estar el de Nextel.
—¿Cómo está la situación con Sabbatella?
—Para mi es un tema que pasó. Nunca nos detuvimos, porque no se puede perder tiempo. Nunca interfirió en la marcha del ministerio.
—Pero sigue judicializado.
—Sí, y terminará en algun momento. Me preguntaban el otro día por qué hicimos los cambios por DNU. Seguiremos usando herramientas constitucionales pero excepcionales para que el país vuelva a la normalidad. La ley de medios le costó mucha plata y perdida de tiempo al país. Salir de eso era necesario.
—¿Quién define qué es lo normal en el tema medios?
—El mercado. Actualmente la gente no puede acceder a la comunicación por la mala calidad, consecuencia de un mercado mal regulado. Por lo menos esa es la conclusión que sacamos nosotros. La falta de incentivos para los prestadores produjo el colapso comunicacional. Hoy las comunicaciones son pésimas. No hay tiempo que perder.
—Durante muchos años se dijo que el peso de los grandes medios eran dificultosos para cualquier Gobierno. ¿No teme que Clarín, con estos cambios, vuelva a tener un peso mediático e influya sobre la política?
—La influencia que tenían los medios en el ‘83 no tiene absolutamente nada que ver a la que tienen hoy. Hoy la gente puede acceder a la información que quiera en el momento que quiera. Internet se convirtió en una herramienta extraordinaria y la influencia de los medios disminuye absolutamente.