Cristina Kirchner está atrapada en la operación Ciccone. Irritada con su vicepresidente, no puede condenarlo.
Cuando lo eligió, se ufanó de haber consultado sólo con su hijo, quien, según dicen, trató de disuadirla. Amado Boudou es un error suyo.
La Presidenta no admite contratar a Boldt para los impresos oficiales. Sospecha que detrás de esa compañía se mueve Duhalde. Más: como Boldt fabricaba los padrones, imagina que tuvo algo que ver con la derrota de su esposo en 2009. Fue el argumento que le dieron para «salvar» a Ciccone.
Sin embargo, en las entrañas del Gobierno se analiza una estrategia para zafar de la encerrona. Casa de Moneda podría aprovechar el clima estatizante y comprar Ciccone. La tasación la haría el Congreso, para evitar malentendidos.
De este modo, la fuente de trabajo quedaría asegurada. Los que ayudaron a los allegados de Boudou recuperarían sus aportes. Y el Estado reivindicaría su soberanía sobre billetes y papelería. Nada que no haya sido anunciado: (con el dinero de los contribuyentes) «vamos por todo»..
Cuando lo eligió, se ufanó de haber consultado sólo con su hijo, quien, según dicen, trató de disuadirla. Amado Boudou es un error suyo.
La Presidenta no admite contratar a Boldt para los impresos oficiales. Sospecha que detrás de esa compañía se mueve Duhalde. Más: como Boldt fabricaba los padrones, imagina que tuvo algo que ver con la derrota de su esposo en 2009. Fue el argumento que le dieron para «salvar» a Ciccone.
Sin embargo, en las entrañas del Gobierno se analiza una estrategia para zafar de la encerrona. Casa de Moneda podría aprovechar el clima estatizante y comprar Ciccone. La tasación la haría el Congreso, para evitar malentendidos.
De este modo, la fuente de trabajo quedaría asegurada. Los que ayudaron a los allegados de Boudou recuperarían sus aportes. Y el Estado reivindicaría su soberanía sobre billetes y papelería. Nada que no haya sido anunciado: (con el dinero de los contribuyentes) «vamos por todo»..