La postergada reactivación económica y el impacto del sostenido ingreso de importaciones son los factores claves que explican la tendencia a la precarización del mercado laboral del último año. En efecto, los datos publicados recientemente por el Ministerio de Trabajo (correspondientes a enero de 2017) muestran el deterioro de las condiciones laborales, la destrucción de puestos de trabajo a nivel federal y una sostenida pérdida de empleo del sector industrial.
Para empezar, desde noviembre de 2015, el sector privado destruyó empleo asalariado (-69.455) al mismo tiempo que creció la masa de monotributistas y autónomos (+74.049). Esto es un reflejo de la precarización en el mercado de trabajo ya que esta modalidad ocupacional refleja regímenes tributarios que suelen esconder formas de contratación informales, con menores niveles de protección social.
La dinámica de los últimos meses del sector asalariado privado es similar a lo que se observa en términos de actividad económica. Si bien se detuvo la destrucción de puestos de trabajo asalariados, aún no se evidencia una recuperación del mercado laboral. De los 82.000 empleos perdidos entre noviembre de 2015 y junio 2016, se recuperaron en términos desestacionalizados tan sólo 11.965 en el segundo semestre (inlcuyendo enero 2017). De hecho, en este último mes se sumaron apenas 1.800 puestos de trabajo al sector asalariado. Por lo tanto, de seguir este ritmo recién en mayo de 2018 se recuperaría el nivel previo.
Otro elemento a destacar es el impacto federal que muestra esta situación del mercado laboral. Entre noviembre de 2015 y enero de 2017, 19 de las 24 provincias destruyeron empleo privado asalariado registrado. Chubut, Santiago del Estero, Río Negro, Misiones, Catamarca, Formosa, San Luis, Santa Cruz y Tierra del Fuego exhiben la mayor caída desde 2002. Este problema se ve acentuado por la delicada situación que enfrenta la industria manufacturera en particular, fuente principal de empleo privado registrado en varias de las provincias más afectadas.
Este fenómeno territorial se ve opacado en provincias con mayor densidad poblacional y productiva, como Santa Fe, Buenos Aires o Córdoba, ya que en los cálculos agregados se pierde de vista que determinadas plantas productivas son la principal fuente de empleo en localidades al interior de dichas provincias. Se encuentran ejemplos en el sector del calzado en Las Flores, Chivilcoy, Coronel Suárez en Buenos Aires, o Acebal en Santa Fe; o para el complejo de la metalmecánica, en localidades como Villa Gobernador Gálvez, Las Parejas, Firmat, Luque, entre otras).
Por último, una característica fundamental es la distribución sectorial de la pérdida de puestos de trabajo. Los sectores que más destruyeron empleo fueron construcción (-25.000) e industria (-51.000). En la construcción, cierta recuperación de la obra pública generó que se haya dejado de destruir empleo y se recupere, tan sólo parte, del terreno perdido durante los últimos meses. En cambio, en la industria la pérdida de puestos de trabajo no se detiene y acumula 14 meses de caída consecutiva. Este dinámica contractiva del empleo se observa no sólo en los sectores mano de obra intensivos, sino también en el complejo automotor-autopartista, en el siderúrgico-metalmecánico e incluso en el rubro de alimentos y bebidas. A esta situación en la industria se debe sumar el efecto multiplicador en otros sectores, ya que un trabajador en el ámbito manufacturero suele generar otros 2 o 3 empleos en el resto de la economía.
En síntesis, la dinámica en el mercado de trabajo aquí descripta es un reflejo más de un modelo económico que parece no tener a la producción y el empleo en su radar, y cuyos resultados comienzan a estar a la vista.
* Directora de Radar Consultora.
Ex subsecretaria de Comercio Exterior.
Para empezar, desde noviembre de 2015, el sector privado destruyó empleo asalariado (-69.455) al mismo tiempo que creció la masa de monotributistas y autónomos (+74.049). Esto es un reflejo de la precarización en el mercado de trabajo ya que esta modalidad ocupacional refleja regímenes tributarios que suelen esconder formas de contratación informales, con menores niveles de protección social.
La dinámica de los últimos meses del sector asalariado privado es similar a lo que se observa en términos de actividad económica. Si bien se detuvo la destrucción de puestos de trabajo asalariados, aún no se evidencia una recuperación del mercado laboral. De los 82.000 empleos perdidos entre noviembre de 2015 y junio 2016, se recuperaron en términos desestacionalizados tan sólo 11.965 en el segundo semestre (inlcuyendo enero 2017). De hecho, en este último mes se sumaron apenas 1.800 puestos de trabajo al sector asalariado. Por lo tanto, de seguir este ritmo recién en mayo de 2018 se recuperaría el nivel previo.
Otro elemento a destacar es el impacto federal que muestra esta situación del mercado laboral. Entre noviembre de 2015 y enero de 2017, 19 de las 24 provincias destruyeron empleo privado asalariado registrado. Chubut, Santiago del Estero, Río Negro, Misiones, Catamarca, Formosa, San Luis, Santa Cruz y Tierra del Fuego exhiben la mayor caída desde 2002. Este problema se ve acentuado por la delicada situación que enfrenta la industria manufacturera en particular, fuente principal de empleo privado registrado en varias de las provincias más afectadas.
Este fenómeno territorial se ve opacado en provincias con mayor densidad poblacional y productiva, como Santa Fe, Buenos Aires o Córdoba, ya que en los cálculos agregados se pierde de vista que determinadas plantas productivas son la principal fuente de empleo en localidades al interior de dichas provincias. Se encuentran ejemplos en el sector del calzado en Las Flores, Chivilcoy, Coronel Suárez en Buenos Aires, o Acebal en Santa Fe; o para el complejo de la metalmecánica, en localidades como Villa Gobernador Gálvez, Las Parejas, Firmat, Luque, entre otras).
Por último, una característica fundamental es la distribución sectorial de la pérdida de puestos de trabajo. Los sectores que más destruyeron empleo fueron construcción (-25.000) e industria (-51.000). En la construcción, cierta recuperación de la obra pública generó que se haya dejado de destruir empleo y se recupere, tan sólo parte, del terreno perdido durante los últimos meses. En cambio, en la industria la pérdida de puestos de trabajo no se detiene y acumula 14 meses de caída consecutiva. Este dinámica contractiva del empleo se observa no sólo en los sectores mano de obra intensivos, sino también en el complejo automotor-autopartista, en el siderúrgico-metalmecánico e incluso en el rubro de alimentos y bebidas. A esta situación en la industria se debe sumar el efecto multiplicador en otros sectores, ya que un trabajador en el ámbito manufacturero suele generar otros 2 o 3 empleos en el resto de la economía.
En síntesis, la dinámica en el mercado de trabajo aquí descripta es un reflejo más de un modelo económico que parece no tener a la producción y el empleo en su radar, y cuyos resultados comienzan a estar a la vista.
* Directora de Radar Consultora.
Ex subsecretaria de Comercio Exterior.