No se reunieron ni se reunirán en los próximos días, señal de divorcio en puerta. La relación entre Ricardo Alfonsín y el gobernador socialista de Santa Fe, Hermes Binner, transita por su momento más difícil y nadie apuesta un céntimo a que compartan una fórmula presidencial para competir en las próximas elecciones, como ambos imaginaban.
El candidato presidencial de la UCR ya le confirmó a Francisco de Narváez, candidato a gobernador bonaerense del PJ Federal, que pasado mañana lo acompañará en el plenario que su agrupación Celeste y Blanco celebrará en Mar del Plata. Tal como anticipó ayer LA NACION, será el primer acto público que mostrará juntos a Alfonsín y a De Narváez; la foto que ambos compartirán implicará todo un mensaje al socialismo, que ayer insistió en que no tolerará un acuerdo con el candidato del Peronismo Federal.
El encuentro entre Alfonsín y De Narváez será el corolario de varios días de trabajo que, de manera reservada, mantuvieron sendos equipos técnicos con la coordinación de los diputados Ricardo Gil Lavedra (UCR) y Gustavo Ferrari (PF). «Hemos llegado a importantes coincidencias», deslizan en el entorno de De Narváez. Los puntos sobre los que se trabajó son seguridad, educación, salud y desarrollo social.
La carta del candidato
Alfonsín hizo ayer un nuevo intento de convencer a sus otrora aliados de no hacer de De Narváez el obstáculo para un acuerdo.
«Para llegar al Gobierno desde un frente programático progresista es necesario que podamos representar no sólo a quienes comparten nuestra identidad, sino a todo el bloque social que se identifica con una visión antihegemónica y republicana -enfatizó Alfonsín en una carta que difundió por la red social Twitter-. Si para ello es necesario incorporar, en niveles provinciales y municipales, sin sacrificar nuestro programa nacional, a fuerzas sociales y políticas que no necesariamente poseen identidades como las nuestras, no debemos vacilar en hacerlo. Con este espíritu debe entenderse la propuesta de la UCR de Buenos Aires.»
Sin embargo, la figura de De Narváez resulta demasiado indigerible para el gusto socialista.
«La UCR insiste en la idea de De Narváez y la necesidad de incorporar votos en la provincia -replicó Juan Carlos Zabalza, operador de confianza de Binner-. Nosotros planteamos la vivencia de Santa Fe, donde existe un frente que requiere un programa común y de coherencia de quienes lo integran para poder avanzar en una acción transformadora.»
De mantener esta intransigencia, difícilmente el socialismo y la UCR compartan un frente progresista nacional. «Las posibilidades de acuerdo se debilitaron tremendamente», confesó el propio Angel Rozas, presidente del radicalismo. De oficializarse el divorcio, Alfonsín se verá obligado a buscar un nuevo compañero de fórmula. «Lo ideal sería que fuese un extrapartidario», enfatizan en las usinas radicales, donde aún no hay nombres concretos.
El socialismo definirá su estrategia en los próximos días. «Nuestro partido presentará una propuesta a nivel nacional», deslizan cerca de Binner, aunque nadie garantiza que éste encarne una aventura presidencial.
El candidato presidencial de la UCR ya le confirmó a Francisco de Narváez, candidato a gobernador bonaerense del PJ Federal, que pasado mañana lo acompañará en el plenario que su agrupación Celeste y Blanco celebrará en Mar del Plata. Tal como anticipó ayer LA NACION, será el primer acto público que mostrará juntos a Alfonsín y a De Narváez; la foto que ambos compartirán implicará todo un mensaje al socialismo, que ayer insistió en que no tolerará un acuerdo con el candidato del Peronismo Federal.
El encuentro entre Alfonsín y De Narváez será el corolario de varios días de trabajo que, de manera reservada, mantuvieron sendos equipos técnicos con la coordinación de los diputados Ricardo Gil Lavedra (UCR) y Gustavo Ferrari (PF). «Hemos llegado a importantes coincidencias», deslizan en el entorno de De Narváez. Los puntos sobre los que se trabajó son seguridad, educación, salud y desarrollo social.
La carta del candidato
Alfonsín hizo ayer un nuevo intento de convencer a sus otrora aliados de no hacer de De Narváez el obstáculo para un acuerdo.
«Para llegar al Gobierno desde un frente programático progresista es necesario que podamos representar no sólo a quienes comparten nuestra identidad, sino a todo el bloque social que se identifica con una visión antihegemónica y republicana -enfatizó Alfonsín en una carta que difundió por la red social Twitter-. Si para ello es necesario incorporar, en niveles provinciales y municipales, sin sacrificar nuestro programa nacional, a fuerzas sociales y políticas que no necesariamente poseen identidades como las nuestras, no debemos vacilar en hacerlo. Con este espíritu debe entenderse la propuesta de la UCR de Buenos Aires.»
Sin embargo, la figura de De Narváez resulta demasiado indigerible para el gusto socialista.
«La UCR insiste en la idea de De Narváez y la necesidad de incorporar votos en la provincia -replicó Juan Carlos Zabalza, operador de confianza de Binner-. Nosotros planteamos la vivencia de Santa Fe, donde existe un frente que requiere un programa común y de coherencia de quienes lo integran para poder avanzar en una acción transformadora.»
De mantener esta intransigencia, difícilmente el socialismo y la UCR compartan un frente progresista nacional. «Las posibilidades de acuerdo se debilitaron tremendamente», confesó el propio Angel Rozas, presidente del radicalismo. De oficializarse el divorcio, Alfonsín se verá obligado a buscar un nuevo compañero de fórmula. «Lo ideal sería que fuese un extrapartidario», enfatizan en las usinas radicales, donde aún no hay nombres concretos.
El socialismo definirá su estrategia en los próximos días. «Nuestro partido presentará una propuesta a nivel nacional», deslizan cerca de Binner, aunque nadie garantiza que éste encarne una aventura presidencial.