América Latina busca encajar sus piezas de cara a 2012. La incertidumbre reina en la economía mundial y hacia adelante, tampoco pasará desapercibida en los países regionales. A la hora de armar el rompecabezas latinoamericano, los datos acompañan esta tendencia.
Este año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticó que la región crecería menos, y rebajó su previsión en tres décimas, al 4,4%. Señal que, de la mano de una caída en el precio de las commodities y la baja en el consumo mundial, pone en alerta a la región.
«Se ve una ralentización, pero no una recesión en el sentido de caída del nivel de producto. En general, América Latina no está endeudada y no tiene los problemas financieros de los países desarrollados», resume Luis Felipe Jiménez, economista experto de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Aunque la Argentina finalizaría 2011 con un crecimiento del 7,3%, según Consensus Economics, la previsión bajaría al 4,2% para el año que viene.
Para Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein & Asociados, la capacidad de amortiguar el ciclo para la Argentina «es menor que la que se ve en las economías vecinas. Mientras que empiezan a bajar la tasa de interés y aprovechan la salida de capitales para deslizar sus monedas y ganar competitividad, la Argentina va al revés». Y destaca: «El país intenta mantener el tipo de cambio fijo y hace el ajuste por el intento de manejar las medidas cambiarias».
A su vez, la especialista prevé un crecimiento de un 3,8% en 2012, pero advierte que el número final dependerá de cómo evolucione el ciclo y cómo avanza la economía brasileña. Aunque como economía latinoamericana su performance se destaca en un mundo en crisis, se genera una «nueva incertidumbre para 2012», según Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis. ¿El motivo? «La saga del dólar y las recientes medidas de contención. Si no se atiende a la presión cambiaria se amenaza al crecimiento». De ahí que Cohan advierte que de no ser controlado, peligra un escenario estanflacionario en puerta.
Al igual que en la región, Brasil es uno de los países que pensó que su PBI iba a crecer más -en torno al 4,5%-, pero que luego disminuyó sus proyecciones y terminará 2011 con un 3 ó 3,2%. Si bien el informe Focus del Banco Central de Brasil estima que la economía crecerá un 3,5% en 2012, la buena noticia para la nación verdeamarela viene de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI). La entidad internacional estima que en 2012 la economía brasileña se convertirá en la sexta más importante del mundo, superando a la de Gran Bretaña.
«Hoy están igual, es posible que a comienzos de año la pase. En ocho años, Brasil pasó de ser deudor a acreedor internacional. Cuando Lula asume en 2003, el país tenía u$s 37.000 millones en reservas internacionales, hoy tiene u$s 260.000 millones», afirma Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group Argentina y Brasil.
Además de mejorar su performance mundial, para 2012 se puede esperar que el país vecino continúe con su política fiscal expansiva. En función del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, Brasil motivará el gasto público, que hoy equivale al 19% del PBI. No obstante, deberá apostar fuerte en la inversión en infraestructura, que hoy es menor al 2% del producto. Desde afuera, las inversiones privadas cruzan las fronteras brasileñas de la mano de la hotelería y la privatización de los aeropuertos.
Lo dijo Sebastián Piñera, presidente de Chile: «La crisis ya nos está afectando». Aunque el Gobierno proyecta que la economía crecerá un 6,5% en 2011, el mandatario relacionó la crisis financiera con el precio del cobre, que en octubre de este año cayó casi un dólar y perdió un 25% de su valor. El primer productor mundial de cobre hoy tiene la libra a u$s 3,5, con un valor de producción promedio de u$s 1,5. «Es una realidad, y (Piñera) la está transparentando para no crear falsas expectativas. Pero hasta u$s 3 la libra es un muy buen precio para el cobre», aclara Jiménez, de Cepal.
Como sucede en Brasil, el gobierno del país andino establece sus propias metas de inflación, que hoy se ubican en torno al 4%. Pero las dudas recaen por el lado de su origen. «Hay una gran discusión acerca de si la suba de precios se da por una economía que está operando a plena capacidad o por las presiones de costo que provienen del exterior. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cree que las presiones inflacionarias se dan por los precios internacionales», asevera Luis Eduardo Escobar, ex asesor del Ministerio de Hacienda durante la Presidencia de Ricardo Lagos.
El futuro económico de Chile hoy no se puede proyectar sin considerar las protestas estudiantiles que se desataron en abril de este año, en rechazo de un sistema educativo en el que el Estado sólo financia un 25%. «Si la propuesta de los estudiantes gana, la reforma educacional tiene consecuencias económicas, porque requeriría un aumento del gasto público de entre u$s 3000 y u$s 4000 millones, o sea 4% del PBI adicional», especifica Escobar. Para ello, se necesitaría hacer una reforma tributaria, que trajo resquemores en el empresariado. Sin embargo, el especialista considera que un escenario ganador para los estudiantes «es poco probable, tal como está planteado ahora».
Crecimiento e inversión
Una baja del PBI es una premisa que parece replicarse en las economías regionales. Así, la recesión en los países desarrollados va a reducir la tasa de crecimiento de Uruguay. Gustavo Michelín-Salomón, ex vicepresidente del Banco República de Uruguay, dice que «el crecimiento de este año es del 5,7% y para 2012 se prevé un 2,5%», y agrega que «se viene una baja en el precio de las commodities, o por lo menos, un estancamiento». Según explica el economista, el crecimiento de 2011 «se sostiene por el consumo interno, ya que las exportaciones en términos reales no crecen tanto, como sucede con la carne». En el primer semestre de 2011, el consumo privado aumentó un 9,5% con respecto al mismo periodo del año anterior. Para Uruguay, la principal preocupación se centra en el ajuste que pueden hacer Brasil y la Argentina por la crisis financiera. «Hay un nivel proteccionista muy alto de estos dos países, y eso impacta en nuestra economía porque es pequeña», reconoce Michelín-Salomón.
Por su parte, Perú es una de las economías que más progresa en América Latina, con un crecimiento del PBI del 7%. Según JP Morgan, ese país tiene herramientas suficientes para superar una segunda recesión mundial, y crecería un 5,5% en 2012, manteniéndose en el primer puesto regional. Una pobreza del 31% -que llega al 54% en zonas rurales- es la materia que Perú sigue reprobando hasta hoy.
«Dado que el gobierno de Ollanta Humala aparecía como más de izquierda en la campaña electoral, se produjo inicialmente un problema de expectativas empresariales. Conforme han pasado los meses, se ha ido normalizando», aclara Jorge Chávez Álvarez, socio director Ejecutivo de Macroconsult. El manejo fiscal y monetario no ha variado con respecto al de su antecesor Alan García, aunque el «discurso del Gobierno no es muy claro en relación al manejo de los conflictos entre las comunidades campesinas y las empresas mineras».
Al igual que muchos países emergentes, las oportunidades para el refugio de capitales extranjeros encuentran su lugar en Perú. «La crisis europea está impulsando a sus empresas a salir, porque saben que invirtiendo ahí dentro no podrán subsistir. Esta segunda generación está entrando en sectores de la ingeniería, construcción, arquitectura, sector inmobiliario y desarrollo de hoteles», enumera Chávez Álvarez.
Un 2012 electoral
Con dos meses de diferencia, tanto México como Venezuela elegirán el año próximo a su nuevo presidente. Juan Carlos Moreno, director Adjunto de Cepal México, anticipa que el país «crecerá un 3,8% en 2011, con una inflación del 3%, y un déficit fiscal del 0,5%. Crecimos más en 2010, pero no hay síntomas de crisis en el horizonte lejano», dice. Con todo, se sincera: «Sabemos que mucho de lo que va a pasar en México depende de la economía norteamericana». En la actualidad, el 80% de las exportaciones mexicanas se dirigen hacia los Estados Unidos.
«Tendríamos que generar 1,2 millones de empleos al año, y no lo estamos haciendo. Tendríamos que estar creciendo al 5% de manera sistemática, y no lo estamos haciendo», se queja Moreno. La crisis reflejó, para el economista, «las debilidades de nuestro modelo de crecimiento de largo plazo, en el cual hemos apostado tanto al mercado norteamericano y con finanzas públicas petrolizadas sin haber hecho una reforma fiscal profunda. Eso dificulta tener una política contracíclica como la chilena».
En territorio mexicano, las elecciones presidenciales parecen no generar incertidumbre económica. Pero no se puede decir lo mismo de Venezuela. «En los próximos 12 meses, no veo a empresas yéndose del país, pero tampoco agresivas en inversiones y planes de expansión», aclara Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
Lo que sí arrastrará consigo la marea electoral es una erogación muy fuerte en el gasto público, el principal motor de la economía venezolana. En 2012, este gasto podría llegar al 27% del producto. A este porcentaje, Oliveros le suma los fondos paralelos venezolanos, que hoy se encuentran en el orden del 13% del producto y se dirigen a gastos de inversión, infraestructura, obra pública y programas sociales.
En 2012, los esfuerzos chavistas estarán centrados en la escasez, que se da principalmente en productos como la leche, el aceite de maíz y el pollo. «La política de control de cambio y de precios ha hecho que el índice de escasez sea muy elevado. Es un impacto negativo en la popularidad del Presidente, y para Chávez es vital su control en un año electoral», dice el economista venezolano.
Con todo, las piezas del rompecabezas latinoamericano encajarán en tanto las proyecciones de las economías desarrolladas de Europa y los EE.UU. no empeoren para el próximo año. En un contexto en el que la crisis internacional condiciona el crecimiento de la región, «mucho va a depender de las capacidades de gestión de los gobiernos regionales, porque los recursos de gestión pública corresponden a ellos. En el corto plazo, es poco lo que un gobierno central puede hacer para mejorar esa capacidad de gestión», concluye Chávez Álvarez. z we
Este año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticó que la región crecería menos, y rebajó su previsión en tres décimas, al 4,4%. Señal que, de la mano de una caída en el precio de las commodities y la baja en el consumo mundial, pone en alerta a la región.
«Se ve una ralentización, pero no una recesión en el sentido de caída del nivel de producto. En general, América Latina no está endeudada y no tiene los problemas financieros de los países desarrollados», resume Luis Felipe Jiménez, economista experto de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Aunque la Argentina finalizaría 2011 con un crecimiento del 7,3%, según Consensus Economics, la previsión bajaría al 4,2% para el año que viene.
Para Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein & Asociados, la capacidad de amortiguar el ciclo para la Argentina «es menor que la que se ve en las economías vecinas. Mientras que empiezan a bajar la tasa de interés y aprovechan la salida de capitales para deslizar sus monedas y ganar competitividad, la Argentina va al revés». Y destaca: «El país intenta mantener el tipo de cambio fijo y hace el ajuste por el intento de manejar las medidas cambiarias».
A su vez, la especialista prevé un crecimiento de un 3,8% en 2012, pero advierte que el número final dependerá de cómo evolucione el ciclo y cómo avanza la economía brasileña. Aunque como economía latinoamericana su performance se destaca en un mundo en crisis, se genera una «nueva incertidumbre para 2012», según Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis. ¿El motivo? «La saga del dólar y las recientes medidas de contención. Si no se atiende a la presión cambiaria se amenaza al crecimiento». De ahí que Cohan advierte que de no ser controlado, peligra un escenario estanflacionario en puerta.
Al igual que en la región, Brasil es uno de los países que pensó que su PBI iba a crecer más -en torno al 4,5%-, pero que luego disminuyó sus proyecciones y terminará 2011 con un 3 ó 3,2%. Si bien el informe Focus del Banco Central de Brasil estima que la economía crecerá un 3,5% en 2012, la buena noticia para la nación verdeamarela viene de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI). La entidad internacional estima que en 2012 la economía brasileña se convertirá en la sexta más importante del mundo, superando a la de Gran Bretaña.
«Hoy están igual, es posible que a comienzos de año la pase. En ocho años, Brasil pasó de ser deudor a acreedor internacional. Cuando Lula asume en 2003, el país tenía u$s 37.000 millones en reservas internacionales, hoy tiene u$s 260.000 millones», afirma Gustavo Segré, CEO de la consultora Center Group Argentina y Brasil.
Además de mejorar su performance mundial, para 2012 se puede esperar que el país vecino continúe con su política fiscal expansiva. En función del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016, Brasil motivará el gasto público, que hoy equivale al 19% del PBI. No obstante, deberá apostar fuerte en la inversión en infraestructura, que hoy es menor al 2% del producto. Desde afuera, las inversiones privadas cruzan las fronteras brasileñas de la mano de la hotelería y la privatización de los aeropuertos.
Lo dijo Sebastián Piñera, presidente de Chile: «La crisis ya nos está afectando». Aunque el Gobierno proyecta que la economía crecerá un 6,5% en 2011, el mandatario relacionó la crisis financiera con el precio del cobre, que en octubre de este año cayó casi un dólar y perdió un 25% de su valor. El primer productor mundial de cobre hoy tiene la libra a u$s 3,5, con un valor de producción promedio de u$s 1,5. «Es una realidad, y (Piñera) la está transparentando para no crear falsas expectativas. Pero hasta u$s 3 la libra es un muy buen precio para el cobre», aclara Jiménez, de Cepal.
Como sucede en Brasil, el gobierno del país andino establece sus propias metas de inflación, que hoy se ubican en torno al 4%. Pero las dudas recaen por el lado de su origen. «Hay una gran discusión acerca de si la suba de precios se da por una economía que está operando a plena capacidad o por las presiones de costo que provienen del exterior. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cree que las presiones inflacionarias se dan por los precios internacionales», asevera Luis Eduardo Escobar, ex asesor del Ministerio de Hacienda durante la Presidencia de Ricardo Lagos.
El futuro económico de Chile hoy no se puede proyectar sin considerar las protestas estudiantiles que se desataron en abril de este año, en rechazo de un sistema educativo en el que el Estado sólo financia un 25%. «Si la propuesta de los estudiantes gana, la reforma educacional tiene consecuencias económicas, porque requeriría un aumento del gasto público de entre u$s 3000 y u$s 4000 millones, o sea 4% del PBI adicional», especifica Escobar. Para ello, se necesitaría hacer una reforma tributaria, que trajo resquemores en el empresariado. Sin embargo, el especialista considera que un escenario ganador para los estudiantes «es poco probable, tal como está planteado ahora».
Crecimiento e inversión
Una baja del PBI es una premisa que parece replicarse en las economías regionales. Así, la recesión en los países desarrollados va a reducir la tasa de crecimiento de Uruguay. Gustavo Michelín-Salomón, ex vicepresidente del Banco República de Uruguay, dice que «el crecimiento de este año es del 5,7% y para 2012 se prevé un 2,5%», y agrega que «se viene una baja en el precio de las commodities, o por lo menos, un estancamiento». Según explica el economista, el crecimiento de 2011 «se sostiene por el consumo interno, ya que las exportaciones en términos reales no crecen tanto, como sucede con la carne». En el primer semestre de 2011, el consumo privado aumentó un 9,5% con respecto al mismo periodo del año anterior. Para Uruguay, la principal preocupación se centra en el ajuste que pueden hacer Brasil y la Argentina por la crisis financiera. «Hay un nivel proteccionista muy alto de estos dos países, y eso impacta en nuestra economía porque es pequeña», reconoce Michelín-Salomón.
Por su parte, Perú es una de las economías que más progresa en América Latina, con un crecimiento del PBI del 7%. Según JP Morgan, ese país tiene herramientas suficientes para superar una segunda recesión mundial, y crecería un 5,5% en 2012, manteniéndose en el primer puesto regional. Una pobreza del 31% -que llega al 54% en zonas rurales- es la materia que Perú sigue reprobando hasta hoy.
«Dado que el gobierno de Ollanta Humala aparecía como más de izquierda en la campaña electoral, se produjo inicialmente un problema de expectativas empresariales. Conforme han pasado los meses, se ha ido normalizando», aclara Jorge Chávez Álvarez, socio director Ejecutivo de Macroconsult. El manejo fiscal y monetario no ha variado con respecto al de su antecesor Alan García, aunque el «discurso del Gobierno no es muy claro en relación al manejo de los conflictos entre las comunidades campesinas y las empresas mineras».
Al igual que muchos países emergentes, las oportunidades para el refugio de capitales extranjeros encuentran su lugar en Perú. «La crisis europea está impulsando a sus empresas a salir, porque saben que invirtiendo ahí dentro no podrán subsistir. Esta segunda generación está entrando en sectores de la ingeniería, construcción, arquitectura, sector inmobiliario y desarrollo de hoteles», enumera Chávez Álvarez.
Un 2012 electoral
Con dos meses de diferencia, tanto México como Venezuela elegirán el año próximo a su nuevo presidente. Juan Carlos Moreno, director Adjunto de Cepal México, anticipa que el país «crecerá un 3,8% en 2011, con una inflación del 3%, y un déficit fiscal del 0,5%. Crecimos más en 2010, pero no hay síntomas de crisis en el horizonte lejano», dice. Con todo, se sincera: «Sabemos que mucho de lo que va a pasar en México depende de la economía norteamericana». En la actualidad, el 80% de las exportaciones mexicanas se dirigen hacia los Estados Unidos.
«Tendríamos que generar 1,2 millones de empleos al año, y no lo estamos haciendo. Tendríamos que estar creciendo al 5% de manera sistemática, y no lo estamos haciendo», se queja Moreno. La crisis reflejó, para el economista, «las debilidades de nuestro modelo de crecimiento de largo plazo, en el cual hemos apostado tanto al mercado norteamericano y con finanzas públicas petrolizadas sin haber hecho una reforma fiscal profunda. Eso dificulta tener una política contracíclica como la chilena».
En territorio mexicano, las elecciones presidenciales parecen no generar incertidumbre económica. Pero no se puede decir lo mismo de Venezuela. «En los próximos 12 meses, no veo a empresas yéndose del país, pero tampoco agresivas en inversiones y planes de expansión», aclara Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
Lo que sí arrastrará consigo la marea electoral es una erogación muy fuerte en el gasto público, el principal motor de la economía venezolana. En 2012, este gasto podría llegar al 27% del producto. A este porcentaje, Oliveros le suma los fondos paralelos venezolanos, que hoy se encuentran en el orden del 13% del producto y se dirigen a gastos de inversión, infraestructura, obra pública y programas sociales.
En 2012, los esfuerzos chavistas estarán centrados en la escasez, que se da principalmente en productos como la leche, el aceite de maíz y el pollo. «La política de control de cambio y de precios ha hecho que el índice de escasez sea muy elevado. Es un impacto negativo en la popularidad del Presidente, y para Chávez es vital su control en un año electoral», dice el economista venezolano.
Con todo, las piezas del rompecabezas latinoamericano encajarán en tanto las proyecciones de las economías desarrolladas de Europa y los EE.UU. no empeoren para el próximo año. En un contexto en el que la crisis internacional condiciona el crecimiento de la región, «mucho va a depender de las capacidades de gestión de los gobiernos regionales, porque los recursos de gestión pública corresponden a ellos. En el corto plazo, es poco lo que un gobierno central puede hacer para mejorar esa capacidad de gestión», concluye Chávez Álvarez. z we