El Banco Mundial (BM) sigue confiando en un “modesto” repunte de la actividad económica global este 2016, hasta el 2,9% del producto interior bruto. Es medio punto porcentual más que el pasado año, pero la nueva proyección supone una revisión a la baja de cuatro décimas respecto a lo que anticipó hace seis meses por el lastre de los grandes países emergentes.
En América Latina el crecimiento será “nulo” tras contraerse un 0,9% en 2015. La anterior proyección era de una expansión del 1,5% para 2016. El organismo habla de una recuperación “moderada” a medio plazo para la región, del 2,3% en 2017. Brasil, que se contrajo un 3,7% en 2015, volverá a crecer un 1,4% en 2017. México repuntará del 2,5% a una media 3% entre 2016 y 2018 por las reformas estructurales y el impulso del crecimiento en EE. UU.
El organismo que vela por el desarrollo de los países más retrasados pasa la tijera a sus previsiones dos semanas antes de que el Fondo Monetario Internacional publique sus proyecciones. Como dijo hace días la directora gerente, Christine Lagarde, se espera que 2016 sea decepcionante: el crecimiento en 2015 ya fue inferior al que anticipó el BM y el FMI por el impacto del desplome de la energía y de las materias primas.
Recesión en Rusia
La debilidad del crecimiento mundial tuvo un efecto en los flujos comerciales y la anticipación de la subida de tipos en Estados Unidos, junto a la fortaleza del dólar, afectó también a la inversión en esos países. Los episodios de inestabilidad en el sistema financiero contribuyeron a socavar la actividad económica, a lo que se le suman ahora las tensiones geopolíticas.
El pronóstico es que las economías en desarrollo crezcan un 4,8% en 2016, mejor que el 4,3% de 2015 aunque cuatro décimas por debajo de lo previsto el pasado junio. Rusia y Brasil seguirán atrapadas en la recesión, con una contracción que se estima del 2,5% para la potencia latinoamericana, mientras que en China el crecimiento se desacelerará al 6,7% este año, dos décimas menos que en 2015.
El alza de tipos de interés por parte de la Reserva Federal podría jugar en contra de la región. Además de la desaceleración prolongada de Brasil se cita la crisis en Venezuela, que se contraerá otro 4,8% en 2016. Y junto a la drástica caída de los productos básicos y de la energía, que deterioran los ingresos mediante las exportaciones, se menciona como riesgo mayor el efecto del fenómeno meteorológico de El Niño
El Banco Mundial teme que la moderación del crecimiento en los grandes países emergentes restrinja la expansión de los países en desarrollo, por eso la prioridad en este momento de incertidumbre pasa por proteger a las economías más vulnerables. Lo que más preocupa es que este proceso de desaceleración sea desordenado por las divergencias cada vez mayores en el rendimiento de los países.
En América Latina el crecimiento será “nulo” tras contraerse un 0,9% en 2015. La anterior proyección era de una expansión del 1,5% para 2016. El organismo habla de una recuperación “moderada” a medio plazo para la región, del 2,3% en 2017. Brasil, que se contrajo un 3,7% en 2015, volverá a crecer un 1,4% en 2017. México repuntará del 2,5% a una media 3% entre 2016 y 2018 por las reformas estructurales y el impulso del crecimiento en EE. UU.
El organismo que vela por el desarrollo de los países más retrasados pasa la tijera a sus previsiones dos semanas antes de que el Fondo Monetario Internacional publique sus proyecciones. Como dijo hace días la directora gerente, Christine Lagarde, se espera que 2016 sea decepcionante: el crecimiento en 2015 ya fue inferior al que anticipó el BM y el FMI por el impacto del desplome de la energía y de las materias primas.
Recesión en Rusia
La debilidad del crecimiento mundial tuvo un efecto en los flujos comerciales y la anticipación de la subida de tipos en Estados Unidos, junto a la fortaleza del dólar, afectó también a la inversión en esos países. Los episodios de inestabilidad en el sistema financiero contribuyeron a socavar la actividad económica, a lo que se le suman ahora las tensiones geopolíticas.
El pronóstico es que las economías en desarrollo crezcan un 4,8% en 2016, mejor que el 4,3% de 2015 aunque cuatro décimas por debajo de lo previsto el pasado junio. Rusia y Brasil seguirán atrapadas en la recesión, con una contracción que se estima del 2,5% para la potencia latinoamericana, mientras que en China el crecimiento se desacelerará al 6,7% este año, dos décimas menos que en 2015.
El alza de tipos de interés por parte de la Reserva Federal podría jugar en contra de la región. Además de la desaceleración prolongada de Brasil se cita la crisis en Venezuela, que se contraerá otro 4,8% en 2016. Y junto a la drástica caída de los productos básicos y de la energía, que deterioran los ingresos mediante las exportaciones, se menciona como riesgo mayor el efecto del fenómeno meteorológico de El Niño
El Banco Mundial teme que la moderación del crecimiento en los grandes países emergentes restrinja la expansión de los países en desarrollo, por eso la prioridad en este momento de incertidumbre pasa por proteger a las economías más vulnerables. Lo que más preocupa es que este proceso de desaceleración sea desordenado por las divergencias cada vez mayores en el rendimiento de los países.