Lunes, 11 de Noviembre de 2013 – 19:00 h.
Por Silvio Cascione y Walter Brandimarte
SAO PAULO/RIO DE JANEIRO, 11 nov (Reuters) – La economía brasileña tiene problemas con la inflación y el bajo crecimiento, pero Brasil continuaría siendo atractivo para los inversores de bonos en el 2014 gracias a una de las mayores tasas de interés del mundo.
Los inversores compraron deuda brasileña por 6.000 millones de dólares mensuales desde que las autoridades quitaron algunos controles de capital en junio y la Reserva Federal sugirió que demoraría más que lo previsto en recortar su programa de compra de bonos del Tesoro, que desde hace años estimula la demanda por los activos de mercados emergentes.
Ese apetito debería moderarse en los próximos meses, pero continuará a un ritmo sólido pese al reciente debilitamiento de la moneda, al deterioro de las cuentas fiscales, y a los riesgos de que las agencias calificadoras rebajen la nota de la deuda soberana de Brasil.
Cortando una tendencia de los últimos años, en los que el ministro de Hacienda Guido Mantega creó controles de capital para evitar que el flujo de ingreso de dinero creara distorsiones en la economía, las autoridades están ahora dando la bienvenida al capital extranjero para suavizar el debilitamiento del real.
E incluso cuando la Fed comience a recortar su programa de estímulos, analistas e inversores piensan que Brasil podría evitar una reversión de flujos de capital puesto que ofrece uno de los mayores retornos entre los emisores de deuda con grado de inversión.
«No estoy particularmente preocupado por tener una posición en Brasil. Los rendimientos de los bonos son altos, tanto en términos históricos como en comparación con otros países en mercados emergentes», dijo Jan Dehn, jefe de investigaciones de Ashmore, que administra una cartera de unos 78.500 millones de dólares en mercados emergentes.
Mientras otras naciones emergentes como México han estado aflojando su política monetaria, Brasil subió su tasa referencial Selic en 2,25 puntos porcentuales desde abril hasta su nivel actual de 9,5 por ciento.
La tasa podría llegar a los dos dígitos a fines de este mes, como parte de los esfuerzos del banco central por contener una inflación que está cerca del techo de la meta de un 6,5 por ciento.
Las recientes caídas de los valores en los mercados brasileños, dijo Dehn, generalmente causadas por las ventas de fondos de cobertura e inversores locales pesimistas, suelen ser una oportunidad para que compren los inversores institucionales.
En la última de esas caídas, los rendimientos pagados por los contratos de largo plazo sobre los futuros de tasas de interés se dispararon luego de que Brasil reportó el 31 de octubre una brecha presupuestal primaria de 9.000 millones de reales (3.850 millones de dólares) en septiembre, la mayor en casi cinco años.
«Si comparas Brasil con muchos otros países, es realmente menos negativo que lo que la gente piensa. Yo en realidad incluso tengo una postura un poco positiva», dijo Dehn, argumentando que la presidenta Dilma Rousseff se asegurará de que la economía continúe estable antes de las elecciones presidenciales de octubre.
FUERTE DEMANDA
Uno de los recientes cambios de política que volvió más optimista a operadores como Dehn fue la decisión del Gobierno de eliminar en junio el impuesto IOF aplicado a la compra de deuda local por parte de extranjeros.
El impuesto fue la principal barrera de Brasil contra los flujos de capital, erigida en medio de lo que Mantega bautizó como la «guerra cambiaria» que perjudicó hace unos años a las industrias locales.
Desde que fue eliminada, los flujos hacia bonos brasileños y otros instrumentos de renta fija se dispararon a 6.000 millones de dólares mensuales, desde apenas 800 millones de dólares en los primeros cinco meses de este año.
Los extranjeros compraron un monto neto récord de 7.200 millones de dólares en activos brasileños sólo en septiembre, lo que llevó el volumen de deuda soberana brasileña en manos extranjeras a un 17,2 por ciento del total de deuda en circulación, desde un 14,4 por ciento en mayo.
La fuerte demanda de parte de los inversores que rehusaban pagar hasta ahora el 6 por ciento de IOF sobre sus compras de bonos explica en parte el aumento, y sugiere que el ritmo de la entrada de capitales podría moderarse pronto.
Aún así, la inversión extranjera neta en deuda brasileña podría llegar a 20.000 millones de dólares en el 2014, uno de los montos más altos desde que el real fue introducido en 1994, dijo Carlos Kawall, economista jefe de J. Safra y ex secretario del Tesoro brasileño.
«Las tenencias extranjeras en deuda brasileña pueden subir hasta un 20 por ciento el próximo año», dijo.
El principal riesgo para ese escenario sería un aumento de la volatilidad en la tasa de cambio o en la curva de las tasas de interés locales.
La inestabilidad ya ha sido un obstáculo para el «carry trade», una estrategia arriesgada en la que los inversores toman dinero prestado en países con monedas de bajo rendimiento para compensar sus ganancias en monedas de alto rendimiento como la brasileña.
Los inversores en «carry trade» necesitan cierta estabilidad en las monedas que usan pues cubrir esas operaciones es a menudo demasiado caro.
Y si el deterioro de las políticas fiscales de Brasil lleva a oscilaciones todavía más fuertes en el mercado, también los inversores institucionales podrían comenzar a pensárselo dos veces.
Pero por el momento, inversores y economistas entrevistados por Reuters consideran que las preocupaciones por el deterioro fiscal fueron incorporadas en las primas de riesgo de Brasil, así como el temor a una rebaja en la calificación de la deuda por al menos una agencia el próximo año.
De ser así, más dólares deberían entrar a Brasil otra vez tan pronto como las tasas de interés alcancen su máximo, según Siobhan Morden, jefa de estrategia para América Latina de Jefferies en Nueva York.
«El hecho de que las tenencias extranjeras de renta fija local estén subiendo significa que existe la convicción de que estamos al final del ciclo (de ajustes monetarios)», dijo. «Una vez que el banco central señale que ha concluido, eso podría ser un catalizador para más flujos de ingreso», agregó la analista. (Editado en español por Esteban Israel)
Por Silvio Cascione y Walter Brandimarte
SAO PAULO/RIO DE JANEIRO, 11 nov (Reuters) – La economía brasileña tiene problemas con la inflación y el bajo crecimiento, pero Brasil continuaría siendo atractivo para los inversores de bonos en el 2014 gracias a una de las mayores tasas de interés del mundo.
Los inversores compraron deuda brasileña por 6.000 millones de dólares mensuales desde que las autoridades quitaron algunos controles de capital en junio y la Reserva Federal sugirió que demoraría más que lo previsto en recortar su programa de compra de bonos del Tesoro, que desde hace años estimula la demanda por los activos de mercados emergentes.
Ese apetito debería moderarse en los próximos meses, pero continuará a un ritmo sólido pese al reciente debilitamiento de la moneda, al deterioro de las cuentas fiscales, y a los riesgos de que las agencias calificadoras rebajen la nota de la deuda soberana de Brasil.
Cortando una tendencia de los últimos años, en los que el ministro de Hacienda Guido Mantega creó controles de capital para evitar que el flujo de ingreso de dinero creara distorsiones en la economía, las autoridades están ahora dando la bienvenida al capital extranjero para suavizar el debilitamiento del real.
E incluso cuando la Fed comience a recortar su programa de estímulos, analistas e inversores piensan que Brasil podría evitar una reversión de flujos de capital puesto que ofrece uno de los mayores retornos entre los emisores de deuda con grado de inversión.
«No estoy particularmente preocupado por tener una posición en Brasil. Los rendimientos de los bonos son altos, tanto en términos históricos como en comparación con otros países en mercados emergentes», dijo Jan Dehn, jefe de investigaciones de Ashmore, que administra una cartera de unos 78.500 millones de dólares en mercados emergentes.
Mientras otras naciones emergentes como México han estado aflojando su política monetaria, Brasil subió su tasa referencial Selic en 2,25 puntos porcentuales desde abril hasta su nivel actual de 9,5 por ciento.
La tasa podría llegar a los dos dígitos a fines de este mes, como parte de los esfuerzos del banco central por contener una inflación que está cerca del techo de la meta de un 6,5 por ciento.
Las recientes caídas de los valores en los mercados brasileños, dijo Dehn, generalmente causadas por las ventas de fondos de cobertura e inversores locales pesimistas, suelen ser una oportunidad para que compren los inversores institucionales.
En la última de esas caídas, los rendimientos pagados por los contratos de largo plazo sobre los futuros de tasas de interés se dispararon luego de que Brasil reportó el 31 de octubre una brecha presupuestal primaria de 9.000 millones de reales (3.850 millones de dólares) en septiembre, la mayor en casi cinco años.
«Si comparas Brasil con muchos otros países, es realmente menos negativo que lo que la gente piensa. Yo en realidad incluso tengo una postura un poco positiva», dijo Dehn, argumentando que la presidenta Dilma Rousseff se asegurará de que la economía continúe estable antes de las elecciones presidenciales de octubre.
FUERTE DEMANDA
Uno de los recientes cambios de política que volvió más optimista a operadores como Dehn fue la decisión del Gobierno de eliminar en junio el impuesto IOF aplicado a la compra de deuda local por parte de extranjeros.
El impuesto fue la principal barrera de Brasil contra los flujos de capital, erigida en medio de lo que Mantega bautizó como la «guerra cambiaria» que perjudicó hace unos años a las industrias locales.
Desde que fue eliminada, los flujos hacia bonos brasileños y otros instrumentos de renta fija se dispararon a 6.000 millones de dólares mensuales, desde apenas 800 millones de dólares en los primeros cinco meses de este año.
Los extranjeros compraron un monto neto récord de 7.200 millones de dólares en activos brasileños sólo en septiembre, lo que llevó el volumen de deuda soberana brasileña en manos extranjeras a un 17,2 por ciento del total de deuda en circulación, desde un 14,4 por ciento en mayo.
La fuerte demanda de parte de los inversores que rehusaban pagar hasta ahora el 6 por ciento de IOF sobre sus compras de bonos explica en parte el aumento, y sugiere que el ritmo de la entrada de capitales podría moderarse pronto.
Aún así, la inversión extranjera neta en deuda brasileña podría llegar a 20.000 millones de dólares en el 2014, uno de los montos más altos desde que el real fue introducido en 1994, dijo Carlos Kawall, economista jefe de J. Safra y ex secretario del Tesoro brasileño.
«Las tenencias extranjeras en deuda brasileña pueden subir hasta un 20 por ciento el próximo año», dijo.
El principal riesgo para ese escenario sería un aumento de la volatilidad en la tasa de cambio o en la curva de las tasas de interés locales.
La inestabilidad ya ha sido un obstáculo para el «carry trade», una estrategia arriesgada en la que los inversores toman dinero prestado en países con monedas de bajo rendimiento para compensar sus ganancias en monedas de alto rendimiento como la brasileña.
Los inversores en «carry trade» necesitan cierta estabilidad en las monedas que usan pues cubrir esas operaciones es a menudo demasiado caro.
Y si el deterioro de las políticas fiscales de Brasil lleva a oscilaciones todavía más fuertes en el mercado, también los inversores institucionales podrían comenzar a pensárselo dos veces.
Pero por el momento, inversores y economistas entrevistados por Reuters consideran que las preocupaciones por el deterioro fiscal fueron incorporadas en las primas de riesgo de Brasil, así como el temor a una rebaja en la calificación de la deuda por al menos una agencia el próximo año.
De ser así, más dólares deberían entrar a Brasil otra vez tan pronto como las tasas de interés alcancen su máximo, según Siobhan Morden, jefa de estrategia para América Latina de Jefferies en Nueva York.
«El hecho de que las tenencias extranjeras de renta fija local estén subiendo significa que existe la convicción de que estamos al final del ciclo (de ajustes monetarios)», dijo. «Una vez que el banco central señale que ha concluido, eso podría ser un catalizador para más flujos de ingreso», agregó la analista. (Editado en español por Esteban Israel)