Un instante, tan sólo unos minutos en el primer piso del Palacio Legislativo bastan para darse cuenta de que el despacho de Andrés «El Cuervo» Larroque está ahí. El trajín de las dos oficinas que ocupa el diputado están con el ritmo habitual del trabajo legislativo. El ir y venir de gente es incesante.
El Cuervo, como lo llaman casi todos, le imprime a su tarea perfil ejecutivo: va de oficina en oficina, habla y recibe informes de la gente que trabaja en su despacho, en el camino revisa su teléfono, se reúne, arma reuniones, vuelve a cruzar el pasillo y saluda a cuenta persona se le cruza y con todos intercambia algunas palabras. La rutina se repite todos los días, salvo cuando las reuniones o las actividades lo requieren fuera del Palacio Legislativo.
El despacho en el que Larroque suele llevar adelante este trajín tiene su impronta. El escritorio rebalsa de papeles y las paredes lucen desbordantes de peronismo. Una decena de pequeños cuadros, en los que conviven una tapa de la revista El Ciclón que muestra a Héctor Cámpora abrazado con un grupo de jugadores, fotos, y algún recorte de diario que recuerda el paso del Cuervo por la vida política de los centros de estudiantes, le dan vida a la pared más cercana al escritorio.
Hoy, a diferencia de hace tres años, cuando asumió como diputado, La Cámpora gestiona, comunica y trabaja en el territorio. Larroque, como Secretario General de la organización, asume el crecimiento y plantea a futuro «la continuidad del proyecto nacional y popular». Sin embargo asegura que la clave es no «obsesionarse con las presidenciales», y advierte: este no es «el momento» de La Cámpora.
–El escenario político cambió el último año, introdujo un nuevo niño mimado en la oposición y se comenzó a hablar de fin de ciclo. ¿Le parece parte del proceso lógico después de diez años de gobierno?
–Había una idea de un festejo anticipado de aquellos sectores que quieren terminar con un ciclo, que no es un ciclo de un gobierno ni de un proyecto político, sino que quieren terminar con el ciclo que tiene que ver con la recuperación de la política en la Argentina. Hay ciertos sectores económicos, porque no hay que decir que son todos, que lo viven como una tragedia porque estaban acostumbrados a definir todo de una manera absolutamente egoísta. Creo que de alguna manera, con el escenario que se había generado en las PASO pretendían que la Argentina viviera un momento de cierre de esta etapa en la cual las decisiones se toman en la casa de gobierno y tiene que ver con representar al conjunto del pueblo. Se envalentonaron y pensaron que podían de alguna manera a través de esa combinación a veces perversa entre lo mediático, lo vacío, el marketing político y figuras que aparecen para las coyunturas electorales –sobre todo en las elecciones legislativas – cumplir ese sueño que es el sueño permanente de la derecha que tiene que ver con interrumpir este ciclo histórico. En ese marco se lidia una compleja batalla cultural que no es nueva y tiene que ver con que los distintos sectores sociales deben identificarse culturalmente con sus intereses objetivos y reales. Muchas veces los sectores mayoritarios son arrastrados por sectores minoritarios a defender intereses que no tienen que ver con sus verdaderos objetivos. Entonces se generan escenarios confusos, como ocurrió en las elecciones de medio término, que desdibujan los resultados.
–¿Cómo ve al gobierno nacional y las medidas que se han tomado desde las elecciones legislativas del 27 de octubre hasta hoy?
–El Frente para la Victoria volvió a ratificar su condición de primera fuerza política después de diez años de gobierno, más allá de que en algunos distritos se hubiera querido tener otros resultados. El FPV se consolidó como primera fuerza a nivel nacional y lo que desde los medios se quiso montar fue una cosa muy distinta. Sin embargo lo que demostraron nuestro gobierno y la presidenta, en una coyuntura difícil para ella porque estaba pasando una situación compleja a nivel de salud, es tener una gran determinación y una gran iniciativa. El gobierno rápidamente recuperó la iniciativa, se puso a la ofensiva. Tal es así que eso fue castigado con las escenas bizarras que vimos a fin de año. Sobre todo en los días de diciembre cuando cumpliéndose los aniversarios de la recuperación de la democracia el pueblo argentino no pudo disfrutar esa fecha como lo merecía porque intereses siempre subterráneos intentaron teñir ese momento con operaciones que buscan bajo cualquier excusa generar escenarios de desestabilización para hacerle daño a la democracia, a la política y a todo aquello que pueda generar cualquier tipo de límite al poder económico. Esa recuperación de la iniciativa fue leída por algunos editorialistas como que «Cristina enterraba el modelo para salvar el gobierno».
–¿Qué piensa de los cambios en el gabinete y de las medidas que se tomaron desde noviembre de 2013 hasta hoy?
–Primero que llega (Jorge) Capitanich junto con Axel Kicillof con otra serie de planteos que tienen que ver con profundizar. Creo que este gobierno y este proyecto político han demostrado que siempre profundizan y que siempre perforan hacia adelante todas las situaciones complejas que se le han planteado. Este gobierno es permanentemente atacado porque tiene una vocación de servir a los intereses populares. Por eso es acechado por las corporaciones y por los poderes. Ante esa situación debe resolver esa coyuntura con osadía y creatividad. En ese sentido la presidenta tuvo que tomar decisiones importantes ante quienes desde enfrente intentan horadar la épica y la mística de este proyecto político. Si vos te fijás esa idea de que se entierra el modelo o que se dejan de lado los principios del proyecto es recurrente a lo largo de estos años. En todo momento se intenta atacar la moral de quienes son el corazón de este proyecto político que son los militantes. Porque este proyecto es político, toda decisión económica de este proyecto está basada en una concepción política. Este proyecto no lo dirigen economistas, lo dirige un cuadro político que es Cristina Fernández de Kirchner. Entonces las definiciones surgen de una cabeza y de un corazón político que piensa y siente en función de las necesidades del pueblo. Nosotros encontramos en el «Coqui» y en Axel una respuesta que a ellos los crispó. Por eso vinieron como vinieron a fin del año pasado. Si lo de Coqui y lo de Axel no hubiera tenido potencia y creatividad hubiéramos tenido un fin de año tranquilo y fue un fin de año picante, por algo habrá sido.
–La Cámpora ha ido superando etapas. Pasaron del trabajo en el territorio a ocupar lugares importantes en las listas. Ahora uno encuentra a los dirigentes de la organización en lugares centrales de la gestión. ¿Cómo ve ese proceso?
–Son etapas que se van dando, que son de necesaria consolidación y de lógica maduración. Siempre hay que profundizar y ensanchar. Siempre uno tiene que abarcar y tiene que ser siempre más profundo en lo conceptual. Son desafíos que nos permiten seguir consolidando, mejorando, aprendiendo y equivocarnos sin soberbia. Porque hay algo que está instalado que es el tema de la soberbia, y que algún día tendremos que discutir. Porque puede haber un compañero o una compañera que se equivoque, yo puedo tener una actitud equivocada que puede ser tildada de soberbia, pero hay que salir de ese concepto, en todo caso somos compañeros que hacemos un esfuerzo muy grande, que damos todo por nuestro país y nuestro pueblo y que tenemos una vocación muy profunda. Nosotros empezamos desde la nada hace muchos años, y día a día vamos aportando nuestro granito de arena para seguir consolidando esa construcción. Todo el mundo sabe que por donde va o donde recorre se encuentra un compañero de La Cámpora, no solamente en los despachos de la administración pública sino que desde Ushuaia a La Quiaca y desde Mendoza a Buenos Aires se van a cruzar un compañero de La Cámpora. Eso nos obliga a nosotros a estar abiertos a escuchar a los que saben más o a los que tienen otra mirada y a mejorar todos los días. También tenemos que escuchar a los que no militan, porque hay muchos que no militan encuadrados en una organización pero que también tienen el saber del que patea la calle todos los días y tienen una militancia distinta. Queremos escuchar y que nos escuchen, salir de esa cerrazón, de algunos que piensan distinto y que estigmatizan a La Cámpora. Creo que tienen que empezar a ver que los de La Cámpora no somos tan malos y nosotros que ellos tampoco lo son. Creo que vivimos un momento en Argentina en el que el enemigo no está en la política sino que el problema está en otro lugar y siempre se ha querido demonizar a la política. Nosotros apostamos a reivindicar a los que hacen política, equivocados o no, siempre es reivindicable. Lo importante es que esté abierto a debatir.
–Hablaba de recuperación de la política. Las estructuras partidarias parecen haber quedado por fuera de esa recuperación. Hoy La Cámpora ha decidido participar de la estructura del Partido Justicialista. ¿Cree que es central la recuperación de los partidos como estructuras centrales de la política en este proceso?
–Yo creo que hay que darse a todas las estrategias. Nosotros decidimos participar en el Partido Justicialista porque entendemos que hay que participar por todos los canales posibles. Es muy variopinta la participación hoy y entendemos que el Partido Justicialista es una expresión más que para nosotros es reivindicable. Creemos, desde nuestro movimiento, que la política no se termina ahí. Es una expresión más. Hay otros partidos que hoy forman parte del movimiento que conduce la presidenta y también hay sectores que se agrupan por fuera de los partidos que también tienen su peso. Hay espacios que inclusive se organizan a través de las redes sociales, que es un fenómeno muy de esta época, que también hay que tenerlos en cuenta. Todo lo que sea voluntad de participar y de organizarse nosotros tenemos que adaptarnos. El que quiere conducir tiene que ser inteligente, tiene que darle cabida y darle un espacio. No nos podemos cerrar en una sola estructura. Pero nosotros entendimos que era importante que hubiese compañeros que acompañen esta experiencia hoy en el Partido en la Ciudad, en la Provincia de Buenos Aires y en el resto de las provincias para darle vitalidad al partido y como siempre quiso Néstor (Kirchner) tener un partido dinámico de cara al pueblo, que se meta en los barrios y que tome contacto con los problemas. Esa es la idea. Pero nunca hay que cerrarse a creer que la política se resuelve en una institución determinada, porque más allá de los partidos siempre van a estar los clubes de barrio, las sociedades de fomento, las asociaciones civiles y las organizaciones libres del pueblo. Nuestro país es maravillosamente rico y frondoso en todas las posibilidades que tiene en cuanto a organización popular.
–El kirchnerismo no ha generado una figura descollante que se imponga por propio peso en una lista de sucesión de cara a 2015. ¿Piensa que eso es una falencia o que es parte de la decisión de que el proyecto colectivo esté por encima de los individuos?
–Yo creo que es una fortaleza. Es la fortaleza que es la política misma, que es el proyecto. Por supuesto que después discutiremos con los compañeros, los compañeros plantearán quiénes son los candidatos, y seguramente muchos querrán, ya algunos lo están haciendo, expresarse con todo derecho como opción. Pero, yo lo decía esta semana en un plenario, nuestro candidato va a ser el mercado interno, la Asignación Universal por Hijo, la producción nacional, las netbooks, el 6,5% de PBI para educación, las paritarias, los convenios colectivos de trabajo, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Unasur y la integración regional. Donde uno pone la mirada tiene una política que se ha generado durante estos diez años. Vos tenés una infinidad de políticas para decir en 2015 yo voy a las urnas a defender esto. Esos son los candidatos que uno tiene en la cabeza, por supuesto que después quien quiera ser tendrá que expresar el conjunto de los logros y la garantía de proyectar eso en una profundización, siempre respetando que la conductora de ese espacio es la compañera Cristina Fernández de Kirchner. Creo que todos los compañeros que hoy se han planteado la posibilidad de proyectarse hacia 2015 respetan claramente ese concepto.
–Más allá del derecho de cada uno de expresarse a proyectarse públicamente para 2015. ¿Piensa que el momento en que se dan esas expresiones es lógico o hubiese sido mejor esperar hasta el año que viene?
–Nosotros no opinamos de eso. No nos preocupa tanto el tema de las presidenciales. Cuando nosotros decimos que el nuestro es un trabajo a largo plazo es porque entendemos que por ahí hay muchos lugares desde donde se puede hacer y a veces sólo se habla de la presidencial. Yo creo que se puede ayudar desde un club, desde una sociedad de fomento, o una organización que ayuda a los pibes con problemas con las drogas. Nosotros tenemos que ser inteligentes en no obsesionarnos con el corto plazo. La política se murió cuando la mercantilizaron y cuando la rifaron en los 30 segundos de fama. Cuando nosotros hablamos de largo plazo hablamos de eso, de jerarquizar la política y volver a darle contenido. Nuestro tiempo es otro y los que tienen que hacer otras cosas ahora que las hagan.
–Muchos dirigentes comienzan a hablar de la supervivencia del kirchnerismo más allá de los resultados de 2015. ¿Es esa la línea con la que se está trabajando?
–Nosotros somos el movimiento nacional y popular que Néstor refundó el 25 de mayo de 2003 porque lo habían condenado a la ciénaga del neoliberalismo. Néstor vino a refundar el peronismo que es la continuidad del yrigoyenismo, y a su vez éste la continuidad del federalismo. Ese federalismo es la lógica herencia de los patriotas fundadores de este pueblo, y ellos, continuidad de Túpac Amaru. Y de ahí venimos, de nuestros pueblos originarios. Lógicamente nos sentimos continuidad de todo eso y esa es la impronta que vamos a tener como proyecto político donde nos toque estar.
Donde hay un militante, hay una solución
«El objetivo nuestro tiene que ser la reivindicación de la militancia. Frente a tanta demonización nosotros tenemos que profundizar nuestro trabajo para que cuando un vecino vea llegar a un militante de La Cámpora vea una solución. Ese tiene que ser nuestro objetivo general, que los vecinos se pongan contentos cuando llega un militante de La Campora, o de cualquier organización, porque piensen que llegó una solución, porque llegó el compañero que va tender el brazo solidario, que va escuchar, que si no te puede resolver va poner el hombro o el oído para abrirse a lo que el vecino necesite. Esa es nuestra visión de la vida y de la política. Estar al lado del vecino, ser un puente o una solución hacia el estado o a la organización de la comunidad de una sociedad integrada. Meternos en todas las problemáticas, no esquivar ningún problema. Eso en términos generales, y después nuestra idea tiene que ver con seguir consolidando nuestro entramado. Queremos que nuestros compañeros sean cada vez más representativos pero que se ganen los lugares por representativos. Nosotros, por ejemplo, en el Partido Justicialista de Capital Federal hemos logrado un entendimiento que tiene que ver con respetar historias y respetar presentes. Eso es lo que queremos hacer en todos los lugares, que se respeten historias pero también el volumen del presente. Y que los compañeros nuestros, por el trabajo que vienen desarrollando día a día, se ganen los lugares que merecen ganarse, porque la verdad es que trabajan. Y donde hay uno que no trabaje que vengan y me digan, que nos avisen, porque nosotros somos muy duros con aquellos que no hacen las cosas como las tienen que hacer y no tenemos problema en reconocerlo. Donde hay uno que no haga las cosas como las tiene que hacer lo vamos a ordenar. Nosotros queremos una organización comprometida que pelee la representación en los 2228 municipios que creo que tiene este país. Queremos estar en los lugares, no por estar sino para ir a resolverle los problemas a la gente. Queremos romper esta idea de demonización que han trazado sobre La Cámpora y la militancia en general, porque creemos que lo mejor que le ha pasado al país es haber recuperado la política y, dentro de eso, lo mejor que ha pasado es que se ha recuperado la militancia».
El debate sobre las drogas
«Como organización estamos discutiendo el tema de la despenalización. Tenemos distintas posturas, nos pasa también con otros temas. Nosotros tenemos que respetar las posturas de todos los compañeros, a veces por distintas procedencias tenemos posturas variadas. Nos es lo mismo la postura de un barrio del centro de la Capital que de uno del conurbano profundo, o de algunas provincias del interior del país. Hemos detectado que hay un debate. Queremos terminar de debatir eso con todos los compañeros, porque cada uno tiene su matiz, y más allá de la postura personal, lo importante es profundizar la discusión. Resolver esa discusión, generar una síntesis, esa será nuestra postura. Porque de lo contrario estaríamos tensionando a un sector u a otro. Todas las posturas son válidas tienen que ver con historias familiares, con las propias realidades sociales. Somos una organización nacional que tiene que terminar de generar esa síntesis y eso lo queremos tratar de volcar en uno de los próximos plenarios nacionales que vamos a tener. Nos pasa algo similar con el aborto y con varias discusiones en las cuales tenemos que escuchar a todos, más allá de que haya una mayoría que tenga una postura hacia un lado».
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